dejando a un lado la
Por varias razones. Primero, las estrictamente deportivas: y es que al Atleti el punto del derbi le vale para mantener sus opciones de Champions inmaculadas, sigue a tres puntos del Real Madrid y del Valencia (tras el empate de éste en el último segundo ante el pseudo descendido Nástic). Además, le sirve para mantener el goal average empatado con el Madrid (tras el también 1-1 de la primera vuelta), algo que se antojaba fundamental tras tirar por tierra los posibles empates a puntos con Valencia y Sevilla en los feudos de ambos (3-1 tanto en Mestalla como en el Sánchez Pizjuan).
Segundo, las concernientes a la eterna guerra de rivalidad regional. Una batalla labrada desde siempre frente a los blancos y tan pocas veces ganada por los rojiblancos en los últimos años. Vaya por delante que pocas personas podrían acumular más ansias que yo de derrotar al Real Madrid. En mis 25 años de vida, descontando los nueve primeros en los que todavía no era plenamente consciente de la pasión que mueve el fútbol, puedo contar con los dedos de una mano las veces que el Atleti derrotó al Real Madrid (y para más inri, aún me sobra un dedo). Para mayor escarnio, en las últimas cuatro visitas del Real Madrid al Vicente Calderón se llevaron la victoria. Es por ello, que el hecho de que en esta ocasión no se perdiera ya supone un paso adelante.
Pero dejando a un lado la frialdad de los resultados, el Atlético primero, y Fernando Torres después, salen enormemente reforzados de este derbi.
El equipo porque por primera vez en muchos años jugó de verdad de tú a tú a los madridistas, desterrando los fantasmas que habitualmente se presentaban junto a las camisetas blancas y que atenazaban a los jugadores colchoneros. El Atleti pudo golear, como en otras ocasiones, pero esta vez, al menos no se perdió.
Capítulo aparte, y destacado, merece la figura de nuestro emblema, Fernando Torres. 'El Niño' por fin se hizo mayor frente al Real Madrid. Por fin pudo cantar a pleno pulmón un gol ante Casillas y junto a él, las 57.000 gargantas que ebullían en el Calderón.
Tan sólo se llevaban nueve minutos de juego. El propio Fernando robaba un balón en línea de tres cuartos que recibía Galletti en banda derecha. El argentino progresa por el flanco, la pone atrás, y allí aparece de nuevo el 'Niño'. Control perfecto y disparo que se va abriendo, inalcanzable, hasta colarse junto al poste derecho de Casillas.
El éxtasis. El partido no podía tener mejor comienzo. Por primera vez Casillas muerde el polvo. Tendido sobre el césped maldice su suerte. El 'Niño', a escasos metros, corre y lo celebra como se merece. Mostrando la camiseta del equipo de sus amores.
Pero dejando a un lado la frialdad de los resultados, el Atlético primero, y Fernando Torres después, salen enormemente reforzados de este derbi.
El equipo porque por primera vez en muchos años jugó de verdad de tú a tú a los madridistas, desterrando los fantasmas que habitualmente se presentaban junto a las camisetas blancas y que atenazaban a los jugadores colchoneros. El Atleti pudo golear, como en otras ocasiones, pero esta vez, al menos no se perdió.
Capítulo aparte, y destacado, merece la figura de nuestro emblema, Fernando Torres. 'El Niño' por fin se hizo mayor frente al Real Madrid. Por fin pudo cantar a pleno pulmón un gol ante Casillas y junto a él, las 57.000 gargantas que ebullían en el Calderón.
Tan sólo se llevaban nueve minutos de juego. El propio Fernando robaba un balón en línea de tres cuartos que recibía Galletti en banda derecha. El argentino progresa por el flanco, la pone atrás, y allí aparece de nuevo el 'Niño'. Control perfecto y disparo que se va abriendo, inalcanzable, hasta colarse junto al poste derecho de Casillas.
El éxtasis. El partido no podía tener mejor comienzo. Por primera vez Casillas muerde el polvo. Tendido sobre el césped maldice su suerte. El 'Niño', a escasos metros, corre y lo celebra como se merece. Mostrando la camiseta del equipo de sus amores.