viernes, 24 de abril de 2015

Un cumpleaños con final amargo

CUARTOS DE CHAMPIONS- REAL MADRID 1-0 ATLÉTICO
Este 22 de abril, el Real Madrid eliminó con justicia al Atlético de Madrid de la Champions. Transcurridas más de 24 horas y digerida la dolorosa derrota, revisadas las jugadas principales, y soportadas las mil y una mofas de los madridistas (que obviamente nos tenían muchas ganas) es honesto y coherente decir que perdimos con justicia.
No hubo el juego fluido, la presión asfixiante arriba y el ímpetu incontenible del día del 4-0; ni las contras fulminantes y sencillamente perfectas del 2-2 en Copa; ni jugadas trenzadas de la belleza del 1-2 en Liga.
Nada de eso. Hubo garra, intensidad, competitividad (eso en el Atleti del Cholo ya jamás faltará), pero carecimos de acierto en las entregas, de chispa, y el equipo se echó demasiado atrás.

ENCERRADOS
Este 22 de abril se jugó en el Bernabéu como visitantes, donde se puede admitir retrasar más las líneas, pero la foto que les adjunto debajo la hice hace una semana en el Vicente Calderón y refleja cómo Mandzukic y Griezmann, los dos delanteros, trabajan encerrados junto al resto del bloque a escasísimos metros de la frontal del área. Me gustaría decirles que el Real Madrid acababa de sacar un córner o una falta ofensiva. Pero no. Era un ataque estático de los blancos. Y ésa fue también la tónica general del partido de este 22 de abril.
Pero este 22 de abril, sobre todas las cosas, era mi cumpleaños. Ése fue uno de los motivos por los que, por segunda vez en toda mi vida, decidí comprar una entrada para asistir en directo al derbi del Bernabéu. Y no me pregunten por qué, pero entre que era mi aniversario y el hecho de que la única vez que había visto al Atleti in situ en Chamartín fue en la final de Copa del Rey de 2013 (victoria en un derbi casi catorce años después) estaba convencido de que íbamos a pasar. Es irracional, lo sé, pero así me sentía.

LA PREVIA Y LOS CONTROLES
En la previa, mi amigo Santi Riesco tuvo el detalle de invitarse a una botella de Chivas para conmemorar tan señalada fecha. E hicimos el brindis de la victoria, convencidos de que esta vez nada podía fallar. En este viaje nos acompañó también su amigo Alberto, gran atlético tan seguro como yo del triunfo en los prolegómenos.
Acompañamos al grupo de hinchas rojiblancos escoltados por la Policía desde una distancia prudencial, ante el asombro de los vecinos de la zona por el colorido, los cánticos, y por semejante dispositivo de agentes.
Un dispositivo exagerado en la entrada al estadio. Si no pasamos por seis controles en los que si no te cacheaban, te pedían el DNI, la entrada, te miraban la bufanda o te preguntaban de qué era el bocata… no pasamos por ninguno.
Una vez ya dentro del Bernabéu, ya en la grada, mi asombro no cesaba cuando uno de los Steward de la UEFA volvió a pedirme el DNI. “Pero si ya he pasado tantos controles que hasta me habéis hecho el antidoping”, le dije con ironía.

EL SUFRIMIENTO EN EL CAMPO
Y comenzado el partido, empezó el sufrimiento. El meritorio Chicharito se mostró súper participativo desde los primeros compases, y ya amenazó en los primeros minutos con un disparo al lateral de la red y con un cabezazo buscando la escuadra.
El Atleti apenas pasaba de medio campo y su ocasión más peligrosa fue un disparo desde fuera del área que blocó Casillas realizado por ¡Jesús Gámez!
Incapaces de hilvanar más de tres o cuatro pases, Saúl se mostró especialmente nervioso e impreciso, y una pérdida suya cerca de nuestro área provocó un disparo de Cristiano Ronaldo buscando el palo corto que salvó Oblak con una gran parada.
Entre la afición colchonera el descanso llegó como un bálsamo, aunque el optimismo se mantenía intacto, ya que el Real Madrid tampoco estaba provocando un agobio excesivo.
Pero las ocasiones blancas siguieron llegando. Un genial pase interior de Isco terminó con un disparo cruzado de Chicharito que lamió el palo y que yo, sinceramente, vi dentro.
Lo mismo me ocurrió más tarde con otro tiro del mexicano, tras ganar la posición a Miranda, que volvió a desviar Oblak por centímetros.

LA EXPULSIÓN DE ARDA
Para esta segunda ocasión el Atleti ya estaba con diez. Arda Turan, que ya tenía una tarjeta por una falta clara a Kroos, llegó tarde y con la planta muy levantada a un balón dividido con Sergio Ramos. Segunda amarilla y expulsión. “¡Así, así, así gana el Madrid!”, gritó la afición atlética. Pero la roja fue justa. Como dijo el propio Ramos, “cuando tienes una amarilla hay que echar el freno”.
Una roja que fue como una condena de muerte. Con nuestro jugador más capaz para aguantar la pelota y crear expulsado, con Griezmann sustituido hacía diez minutos, con Torres en el banquillo, y con Mandzukic como único argumento ofensivo (su mejor jugada en todo el partido fue un balón que aguantó en la banda en medio campo yéndose de dos...) sólo faltaba por ver cuánto tardaría en marcar el Madrid.
Y mejor que fuera en el 87, porque una prórroga habría sido muy larga y, quizá, demasiado dolorosa.
Simeone dio entrada a Giménez por Tiago en el 85 y fue precisamente el uruguayo quien no tapó el disparo de Chicharito tras una gran internada de Cristiano (1-0).
Entonces el Bernabéu, cuyo mayor nivel de sonoridad lo había alcanzado con la megafonía que animó la salida de los jugadores al campo, estalló.

UN FINAL DURO DE SOPORTAR
Fue duro soportar dentro del estadio los constantes cortes de manga de la afición de alrededor, los recordatorios con los diez dedos extendidos de las Champions que atesoran, y los insultos. Supongo que del lado contrario es exactamente igual. Y especialmente triste fue ver una tangana importante entre un par de grupos de seguidores de ambos bandos en el Metro.
La vida sigue y, al fin y al cabo, esto es sólo fútbol. Nuestra Champions sigue esperando en un lugar en el tiempo no muy lejano. Mientras tanto, ver los gestos de rabia y las celebraciones eufóricas de los jugadores blancos, que saltaron una segunda vez al campo para celebrar el pase con los suyos, indican que hace tiempo que hemos dejado de ser un rival más para ellos. Y eso ya es algo. Como siempre fue, por cierto. Como siempre debió ser.   

jueves, 16 de abril de 2015

El mejor de los peores resultados

CUARTOS DE CHAMPIONS- ATLÉTICO 0-0 REAL MADRID
El martes, en la rueda de prensa posterior al partido, no sin cierta dificultad Carlo Ancelotti terminó manifestando que el 0-0 había sido para su equipo “el mejor de los peores resultados”.
Creo que esa calificación podría otorgársela más bien el Atlético de Madrid, ya que no supuso una victoria, pero dentro de los empates, sin duda, el 0-0 en casa es el mejor.
Para el Real Madrid quizá una derrota por 4-3 o por 3-2 sería “el mejor de los peores resultados”. Porque, aunque considerasen un empate en el elenco de peores resultados, el 0-0 en cualquier caso sería, para ellos, el peor de los empates. No el mejor de los peores. Ustedes me entienden ¿verdad?

RAZONES PARA EL OPTIMISMO
Creo que hay muchas razones para ser optimistas de cara a poder ver al Atlético de Madrid en las semifinales de la Champions (ojo, quizá con Juventus y Oporto como posibles rivales. Asequibles) por segundo año consecutivo. No quise decir nada en los días precedentes por si se gafaba, pero el Real Madrid esta temporada había sido incapaz de hacer un solo gol en el Vicente Calderón (1-0; 2-0; y 4-0) y se marchó por cuarto partido consecutivo sin marcar en el Manzanares (algo que nunca había ocurrido en la historia de los Atleti-Madrid).

EL PEOR DERBI DEL ATLETI ESTA TEMPORADA
Dejar la portería a cero en casa en Europa era uno de los grandes objetivos y creo que es para felicitarse porque, posiblemente, el del martes fue el peor de los siete derbis protagonizados por el Atlético de Madrid esta temporada. Quizá a la altura de la ida de la Supercopa (1-1 en un partido en el que el Atlético sólo atacó cuando marcó James, en el minuto 81).
Durante toda la primera mitad, sólo Griezmann probó a Casillas, y gracias a un error en la salida defensiva del Real Madrid. Por el contrario, Jan Oblak tuvo que hacer cuatro paradas de mérito, con las que complica su vuelta a Miguel Ángel Moyá (titular inesperado a principio de temporada y ahora, quizá, las cosas vuelvan a ser como estaban previstas).

UN GILICORNER MORTAL
Le sacó dos a Bale, la primera en un mano a mano a los tres minutos, y otras dos a James. Especialmente desesperante para mí fue la segunda, ya que vino originada por un gilicorner (¡Me ponen enfermo! Nunca los he entendido, y menos ahora con el potencial que tenemos a balón parado). Un saque en corto entre Arda y Koke que terminó con un pase a la frontal… para el Real Madrid. Varane protagonizó una galopada prodigiosa, su centro se paseó en primera instancia y después, Juanfran primero, cortando un pase de la muerte de Benzema a Cristiano, y Oblak a continuación, rechazando un tiro de James, evitaron el 0-1.
En esa primera parte estuvo algo gris Koke, fallando un par de pases claros en dos contragolpes con los que podríamos haber hecho daño.

¿Y EL CAMBIO DE MANDZUKIC?
En el segundo acto la cosa se igualó, pero gran parte de los 55.000 del Calderón nos pasamos más de media hora reclamando al Cholo un cambio que nunca llegó: la salida de Mandzukic. Un codazo de Ramos al croata al inicio de la segunda mitad hizo desaparecer al delantero, que después se pasó todo el choque peleando con el sevillano, con Carvajal, con el árbitro serbio…
Aparte de todo esto, no aportó nada en ataque. Por fortuna, el Madrid casi no llegó en el segundo acto, sólo Marcelo creó peligro (una buena noticia su baja en la vuelta) y las más claras las tuvieron los de rojiblanco. Arda se fue de cuatro, pero su pase filtrado para Raúl García lo cortó Carvajal; Torres cayó en el área cuando intentó encarar a Ramos; y Casillas hizo un par de intervenciones.
En ambas la jugada comenzó con un balón aéreo ganado por Godín. En la primera, Casillas canta en la salida ante un salto de Torres, pero Varane conjura el peligro desde el suelo; y en la segunda, en un córner que cabecea en el segundo palo Godín, una media chilena de Mario fue salvada abajo por Casillas abajo ante la inquietante presencia de Raúl García.

EN EL BERNABÉU A BUSCAR SUERTE
En el peor de los mejores derbis protagonizados por el Atlético de Madrid en los últimos años salió vivo, muy vivo, de cara a la vuelta en el Bernabéu. Allí, como dije, seré uno de los 4.000 colchoneros afortunados que podremos alentar al equipo. Será el día de mi cumpleaños. Y los precedentes son halagüeños. Así que confío en el pase. Berlín, sólo queda a tres pasos de Chamartín.

lunes, 13 de abril de 2015

Por todos los minutos 93

Este martes, ninguno de los 55.020 del Vicente Calderón (los 55.000 de la grada, los 18 de la lista de rojiblanco, el Cholo y el Mono Burgos) debe pensar en la Supercopa de España ganada en agosto gracias a los goles de Raúl García y Mandzukic (1-1 y 1-0); ni en la eliminatoria de Copa del Rey del mes de enero brillantemente superada con ese doblete de Fernando Torres en el Bernabéu (2-0 y 2-2); ni en las dos grandes victorias en Liga, con ese golazo de Arda mientras Raúl García miraba al tendido de Chamartín (1-2) y esa preciosa chilena de Saúl que dejó petrificado a Casillas en el Manzanares (4-0).
No, para nada. Eso es pasado. Ya no cuenta. Su único pensamiento debe centrarse en vengar ese gol de Sergio Ramos anotado el 24 de mayo en el minuto 93 de Lisboa. Ese minuto 93 que todo buen aficionado colchonero lleva un largo año escuchando de su vecino rico, especialmente utilizado después de todas y cada una de las victorias citadas anteriormente.
Un minuto 93 con el que zanjaban cualquier tipo de debate postderbi:
-¿Qué, os hemos ganado la Supercopa, eh?
Ya, pero la que contaba era la final de la Champions.
-Bueno, os hemos eliminado de la Copa del Rey. ¡Vaya doblete del Niño! Ya son cinco partidos sin ganarnos...
Sí, pero el partido importante nos lo llevamos nosotros.
-¿Ahora qué? ¡Repasito! Un 4-0 en Liga...
Esto... ¡Minuto 93!

SE COLARON EN NUESTRA FIESTA
Los que salten este martes a defender el escudo del oso y el madroño no pueden olvidar que nos aguaron nuestra fiesta en Lisboa. Era nuestra final. 40 años después. La venganza a la afrenta de Schwarzenbeck. El homenaje que tanto merecía Don Luis Aragonés, además en el año de su muerte, después de que se fuera a la tumba con el pesar de no haber podido levantar aquella Copa de Europa (“Debí ir yo a aguantar ese último córner en vez de Gárate. Él era demasiado buena gente”, se reprochaba el 'Sabio de Hortaleza' después de esa final). El rival debía haber sido el propio Bayer Munich. Pero se coló el Madrid. Sin que nadie le invitara.
Y durante una hora de juego estuvieron por debajo. Y durante casi 60 minutos el Atleti fue, otra vez, campeón de Europa. Y la cabeza de un Godín que nos acababa de dar la Liga propició que, desde el fondo sur del estadio Da Luz, llegara un cántico de la afición madridista que nos provocó una sonrisa incrédula, entre la sorpresa y lo cómico: “Si se puede, sí se puede”. La afición del club más poderoso del mundo, el más multimillonario, el de las nueve Copas de Europa, estaba cantando el sí se puede ante un equipo al que casi quintuplicaba en presupuesto y que luchaba por alcanzar la mayor gesta de su historia.
SE PAGÓ EL ESFUERZO DEL CAMP NOU
Y el Madrid al final pudo. El esfuerzo casi sobrehumano protagonizado sólo una semana antes en el Camp Nou provocó que Arda Turan no pudiera estar, que Diego Costa se rompiera antes del minuto diez, que Filipe Luis tuviera que retirarse con calambres en el 80, y que jugadores como Juanfran, Adrián o Villa terminaran el encuentro sin poder dar ni un paso más.
También, como en 1974, hubo un gol del rival en el minuto 120. Aunque esta vez un 4-1, de penalti, con todo decidido, y cuando muchos niños colchoneros (y no tan niños) lloraban la cruel derrota hacía varios minutos, el autor del tanto se quitó la camiseta y enseñó a toda Europa su cerebro, gritando a pulmón abierto su 17º tanto en el torneo, cuando estuvo “muy cansado” para celebrar el decisivo 1-1 de Sergio Ramos o el 2-1 de Bale.

NO OLVIDEN EL MINUTO 93
Pero esta vez no habrá cansancios, y todo esto es lo que deben recordar los once guerreros del Cholo cuando salten al Manzanares este martes. Porque si pierden, los madridistas nos harán creer que los seis partidos precedentes, la Supercopa, la eliminación en Copa del Rey, la goleada en Liga… no existieron, y que la Champions es lo único que importa. Y como la Champions es lo único que importa, y nos quitaron la nuestra hace once meses, ahora nos toca reír a los de rojiblanco. Así, lo de Lisboa seguirá doliendo, pero un poquito menos. Y al fondo habrá una cita con Berlín. Entre medias, habrá otra parada en el Bernabéu. Y yo ya he comprado mi entrada para ese día. El día de mi cumpleaños, por cierto. Y les adelanto que sólo he visto un Madrid-Atleti en Chamartín en toda mi vida. El 17 de mayo de 2013... ¿Les suena la fecha?
Pero nada de eso cuenta. Eso es pasado. Sólo cuenta una cosa. Por todos los minutos 93 del mundo.