lunes, 26 de octubre de 2015

Victoria para creer

JORNADA 9- ATLÉTICO 2-1 VALENCIA
Goles: Jackson Martínez, Yannick Carrasco. 
Coincidían en los mentideros de tono rojiblanco en que el Atlético tenía la mejor plantilla en años. Se hablaba de que Jackson era superior a Mandzukic; que el desborde de Carrasco era endiablado; que Correa tenía magia en sus botas; o que Oliver podía hacer las veces de Arda.
Sin embargo, las jornadas pasaban y muchas de esas afirmaciones estaban lejos de cumplirse o apenas se atisbaban con cuentagotas.

Especialmente se había comenzado a generar cierto runrún en torno a Jackson Martínez y había quien se acordaba de su predecesor croata (a estas alturas el año pasado Mandzukic sumaba seis goles: cuatro en Liga y dos en Copa). En cuanto a Yannick Ferreira Carrasco algunos empezaban a considerarlo como un champán barato: muy efectista y ruidoso al inicio, pero vacío de contenido.
Respecto al equipo en su globalidad, era innegable que tenía más alternativas (especialmente en el ataque), pero el inicio no había sido el mejor. Cada vez que se había medido con un equipo fuerte (a excepción del Sevilla) no había sido capaz de ganar (Barcelona 1-2; Villarreal 1-0; Benfica 1-2; Real Madrid 1-1), y parecía haber perdido algunas de sus señas de identidad de los últimos años, como una presión asfixiante, una enorme intensidad y una defensa sin fisuras.

NO SE PODÍA VOLVER A PINCHAR CON UN GRANDE
Por ello, el partido contra el Valencia se me antojaba fundamental para, primero, seguir la estela de Madrid y Barça y, segundo y primordial, no volver a sumar un revés contra un conjunto puntero.
Y se cumplieron los objetivos, con los mentados Jackson y Carrasco enarbolando la bandera de la victoria.

EL VALENCIA PERDIÓ TIEMPO DESDE EL MINUTO CINCO
Con sólo cinco minutos disputados, el reaparecido (y tan necesario) Koke puso en apuros a Jaume tras una buena combinación con el propio Jackson. Esa jugada ya marcó las intenciones de uno y otro contendiente: mientras el Atleti buscaba la meta rival con determinación, el portero ché ya se cambiaba de esquina del área pequeña en los saques de puerta para perder unos segundos más en cada uno de sus parsimoniosos saques. Jaume se ganó ya la amarilla en la primera media hora, aunque, por supuesto, Gil Manzano no se la mostró.

CARRASCO, JUANFRAN, TIAGO, GABI... ENTONADOS
Pero sólo se jugaba en un campo. Carrasco y Juanfran desbordaban con fluidez por la derecha; Gabi y Tiago (especialmente el segundo, al que echaremos mucho de menos cuando su físico no dé para más) cercenaban cualquier intento de contra valencianista; y Griezmann y Jackson eran los primeros en presionar la salida del rival.
Sin embargo, las ocasiones rojiblancas sólo llegaban con disparos desde fuera del área (de Griezmann o de Carrasco). Hasta que llegó Jackson. En un error garrafal de Santos (partido pésimo el suyo) dio una patada al aire que permitió al colombiano plantarse solo ante Jaume y lo que otras veces habían sido imprecisiones o torpezas, esta vez se transformó en un sutil disparo ajustado a la cepa del palo con la frialdad propia del depredador del área que es (1-0).

UN CUARTO DE HORA BRILLANTE
El gol envalentonó al Atleti y dejó totalmente noqueado a un Valencia que ya nunca se levantó.
En menos de cinco minutos una mano salvadora de Jaume evitó el doblete de Jackson, y Gayá sacó en la línea un cabezazo cruzado de Godín que ya se colaba (ya le toca volver a marcar al uruguayo).
"Hay que rematar al Valencia ahora. Está muerto", le exhortaba a mi padre, como si él pudiera hacer llegar mi deseo al césped. Y él no podía. Pero Yannick Carrasco sí.

CARRASCO EFERVESCENTE
Algún buen amigo colchonero, como es el caso de Borja (@Borja_Aranda_), llevan defendiendo el Carrasquismo como si fuera una religión casi desde el primer día. Yo, hasta ahora, era más cercano a los de la teoría del "champán". Contra el Astana el chico estuvo bien. Pero era el Astana. Sin embargo anoche, las burbujas del belga si efervescieron como el mejor anuncio de Freixenet.
En el minuto 40, Carrasco recogió un balón en medio campo, inició una veloz cabalgada con el apoyo de Griezmann por siniestra y el de Jackson por diestra, pero decidió jugársela él. Rompió a Danilo (de forma literal) con un quiebro con la pelota pegada al pie y se sacó un derechazo seco pegado al poste derecho de Jaume (2-0). Golazo. Y el Calderón enloquecía.
Hasta el descanso, el Atleti encerró en su área a un Valencia amilanado y completó su mejor primera parte de toda la temporada. Era tiempo de brindar en las gradas durante el intermedio. Pero la segunda parte no dio para más celebraciones.

EL ATLETI PUDO SENTENCIAR...
Y eso que empezó como terminó la primera. Con un cabezazo fuera de Godín (muy forzado) y con un disparo de Koke que desvió Jackson y que obligó a Jaume a hacer uso de su agilidad (ya estaba en el suelo).
Mientras tanto, Carrasco estaba en su noche. Primero se encontró la cabeza de Santos cuando buscaba el palo largo, y después asistió a Griezmann tras robar un balón en ataque, pero el disparo del galo se perdió en el lateral de la red. El Calderón era una fiesta. Y Carrasco salió por la puerta grande con un público enfervorecido que pidió las dos orejas y el rabo.
Pero la fiesta no pudo ser completa.

...PERO UN PENALTI DIO SUSPENSE AL FINAL
A 20 minutos del final, Godín encimó demasiado a un Mustafi que se habría ahogado en la orilla del área, y terminó cayendo sobre el defensa alemán y derribándole. El Valencia, que no había disparado a puerta en 70 minutos (tampoco lo haría después) se encontró con un penalti que Paco Alcácer aprovechó para meterles (artificialmente) en el partido.
Pero no fue real. Juanfran pudo sentenciar poco después para coronar su gran partido, pero Jaume volvió a evitarlo, y los ché sólo agobiaron con un par de faltas laterales y con un córner (apenas sacó dos en todo el encuentro).

TERMINAR LA PRIMERA VUELTA EN LO MÁS ALTO
Al final, el Atleti puede felicitarse. Volvió a ganar a un grande, recuperó rasgos definitorios, Jackson se liberó y Carrasco se consagró, y, disputadas nueve jornadas, y habiéndose enfrentado ya a Real Madrid, Barcelona, Villarreal, Valencia y Sevilla, el equipo es tercero a sólo dos puntos de los dos transatlánticos. Si recorrido lo recorrido está donde está, mirando el calendario que queda por delante sueño con poder terminar la primera vuelta en la cima de la tabla. Motivos hay para creer.  

lunes, 19 de octubre de 2015

El Bilardismo de Simeone

JORNADA 8- REAL SOCIEDAD 0-2 ATLÉTICO
Goles: Griezmann, Yannick Carrasco.
Seguro que en alguna ocasión habrán oído hablar en el mundo del fútbol de dos términos que, en última instancia, son contrapuestos: el Menottismo contra el Bilardismo.
Hablamos del estilo de juego (que se convirtió casi en religión) de dos entrenadores que consiguieron un mismo objetivo: convertir a Argentina en campeona del mundo. César Luis Menotti lo hizo en 1978 con un juego lindo y vistoso; mientras que Carlos Bilardo lo logró en 1986 con un estilo más pragmático y pétreo.
Hay muchas frases pronunciadas por estos protagonistas que podrían definirlos, pero me voy a quedar con dos:
Menotti: “No me interesa ganar 1-0 de tiro libre. Quiero ganar por haber sido superior al rival, profundizar la idea”. 
Bilardo: “El fútbol profesional es ganar y sólo ganar. Yo soy como Muhammad Alí: durante la competencia no tengo amigos, y a los contrarios, si puedo, los mato y los piso”.
A estas alturas supongo que no hará falta que les explique con cuál de estas dos ideas está más próximo su compatriota Diego Pablo 'Cholo' Simeone. Su pragmatismo en ocasiones recibe críticas por algún sector de la afición colchonera, pero, señores, si se logran los tres puntos, yo no necesito profundizar en ninguna idea.

¿QUÉ ES EL FÚTBOL?
El propio Simeone ha ensalzado en alguna ocasión que el fútbol es un deporte donde, por fortuna, se puede llegar al objetivo (que no es otro que ganar) por diferentes vías.
El sábado se cumplió un clásico de los últimos años: el Rayo Vallecano de Paco Jémez jugó mejor que el Barcelona, lo dominó en el propio Camp Nou (45%-55% en posesión); tiró más a puerta (9/14-8/22); sacó más córners (7-10)... pero perdió. 5-2, además.
En el caso contrario, el paradigma de que ganar no es suficiente lo vimos en España en enero de 1992, cuando Ramón Mendoza destituyóa Radomir Antic como entrenador del Real Madrid cuando era líder con tres puntos de ventaja respecto al FC Barcelona... El nivel de exigencia, por supuesto, era otro. El Madrid de la Quinta del Buitre había levantado cinco Ligas consecutivas (de 1986 a 1990) y no le bastaba con ganar. La temporada anterior el Barça de Johan Cruyff había ganado su primera Liga del Dream Team y ese año, cómo no, se la volvió a levantar al Real Madrid...
¿Qué es el fútbol entonces? ¿Jugar bien? ¿Ganar? ¿Aunar ambas cosas?
Me parece que, obviamente, hay casos y casos. En ocasiones en la vida puede tener mucho más valor un suficiente raspado del alumno más esforzado que un sobresaliente de la mente más privilegiada de la clase.

EL ATLETI VIVIÓ DEL GOLAZO DE GRIEZMANN
Ayer en Anoeta Antoine Griezmann marcó un golazo (ya lleva cuatro en Liga) cuando todavía estaba pidiéndome un pacharán en el bar de turno. Allí nadie lo celebró. Ni el propio Griezmann. Y entre que en el bar tampoco había ningún atlético y apenas acababa de sentarme, sólo acerté a decir "menudo golazo", todavía un tanto incrédulo de que el galo se hubiera colado entre toda la defensa con esa autoridad incontestable (entró entre los dos centrales) y todavía le hubiera dado para definir con un sutil toque picado (0-1).

Ante tamaña obra de arte, el Atleti decidió que podía (o debía) vivir de ella durante un largo trecho. En concreto 90 minutos. Pudo haber matado apenas unos minutos después, tras un gran pase de Gabi que remató Jackson Martínez de forma acrobática. Pero la pelota se estrelló en el larguero, y el linier además levantó la bandera. No tiene suerte el colombiano, al que sigo teniéndole fe. Pero falla en momentos clave y en algunas ocasiones se está mostrando incluso torpe, lo que está haciendo que algunos (entre los que no me incluyo) ya echen de menos a Mandzukic.

LA REAL: TOQUE SIN LLEGADA
La Real tiene mucha clase de medio campo para arriba (Illarramendi, Canales, Zurutuza, Vela...), pero su dominio fue estéril durante todo el choque. Sólo en el segundo acto inquietó algo más la meta de Oblak, con un córner que Jackson no cabeceó en propia puerta por poco, y con un barullo en el área con un remate de Íñigo Martínez contra un defensa, y un pase atrás de Zurutuza en el segundo palo que acertó a conjurar Tiago.

LA POLÉMICA: DEL 1-1, AL 0-2
Los minutos fueron consumiéndose y parecía que los tres puntos se irían del lado rojiblanco, hasta que en el 90, en una nueva melé, Giménez se tiró en el área a despejar un balón de cabeza (a ras de suelo) para evitar el remate de Jonathas. Sinceramente pienso que el uruguayo no toca el balón, aunque las ganas de caerse del brasileño me hacen dudar también muy mucho de que hubiera penalti.
El fútbol es caprichoso y en esa contra el Atleti (que sólo había tirado en el segundo tiempo en un latigazo de Saúl) encontró el segundo. Torres (que está cumpliendo siempre que sale) inició la contra y asistió bien a Yannick Carrasco, que en un primer momento pareció dejarse la bola un poco atrás, pero finalmente terminó definiendo con velocidad y habilidad, y celebrando el gol con rabia tras driblar a Rulli (0-2).

¿Y AL FINAL QUÉ?
Al final, el Atleti venció 0-2 en Anoeta, un estadio históricamente maldito en el que hemos ganado en cinco de nuestras últimas seis visitas; se sitúa cuarto en la tabla con 16 puntos, a sólo dos del trío de cabeza (Real Madrid, Celta y Barcelona); y la próxima semana recibimos al Valencia con la ilusión de seguir teniendo el liderato a tiro.
Con estos datos en la mano ¿a quién le importa cómo jugó el equipo? Cuando llevemos cinco Ligas consecutivas, ya habrá tiempo de exigir jogo bonito.

lunes, 5 de octubre de 2015

Los imponderables

JORNADA 7- ATLÉTICO 1-1 REAL MADRID
Goles: Vietto; Benzema


"Aquel que dijo más vale tener suerte que talento, conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas se escapan a nuestro control. En un partido (de tenis), hay momentos en que la pelota golpea el borde la red y, durante una fracción de segundo, puede seguir hacia adelante o caer hacia atrás. Con un poco de suerte, sigue adelante y ganas, o no lo hace y pierdes”. Con esta gran reflexión comienza la conspicua película "Macht Point", del incomparable Woody Allen. En esta crónica no quiero hablar exactamente de cómo la suerte puede influir para cambiar el signo de un partido (o incluso de un campeonato), sino más bien quiero hacerlo de los imponderables ("Circunstancia imprevisible o cuyas consecuencias no pueden estimarse", según la RAE). 
IMPONDERABLE UNO: LA LESIÓN DE CARVAJAL
Anoche, en el minuto 41, Carvajal se retiraba lesionado del césped del Vicente Calderón. Antes, en el minuto ocho, había superado como a un chiquillo con un autopase a Filipe Luis y había puesto un centro que Benzema cabeceó a la red (0-1) ante la apatía de Gabi y de Juanfran, que se limitaron a acompañar la jugada con la mirada. Ni siquiera quisieron estorbar.
En el minuto 83, Jackson Martínez iniciaba una galopada por el flanco izquierdo, dejaba atrás a Arbeloa (sustituto del lateral de Leganés) y sacaba un centro frisando la línea de fondo que, tras parada de Keylor Navas (a remate de Griezmann), Vietto embocaba en las mallas (1-1). ¿Se habría marchado Jackson de Carvajal como lo hizo del inefable Arbeloa? Yo pienso que no. ¿Habría empatado el Atleti de no ser por esta lesión? Nunca lo sabremos. Pero sí estoy convencido de que este imponderable (la lesión de Carvajal) influyó en el resultado final.

TAMBIÉN HUBO IMPONDERABLES CONTRA EL BARÇA
Como lo hizo tres semanas antes que Messi entrara en el Atleti-Barça en el minuto 59 de juego y en el 76 hiciera el 1-2 picando la bola por encima de la salida de Oblak.
Pero para que aquello fuera posible, también se dio la mala fortuna de que un despeje de Gabi rebotara en las piernas de Griezmann, que no acertó a controlar y de sus pies la pelota fue a los de Jordi Alba en la frontal del área, acabando en la zurda de Messi para definir el 1-2. Eso son imponderables.   

MÁS IMPONDERABLES
Como lo es que, tras gran presión de Correa y Torres, el Niño se deje la pelota atrás, y cuando los atléticos nos tirábamos de los pelos, apareciese por detrás Tiago para arrebatar la pelota a Ramos (que a su vez se la había quitado a Torres) y el sevillano, que no lo había visto venir, arrollase al portugués dentro del área. Si Torres hubiese controlado bien esa contra quizá podría haber hecho el 1-1 (como contra el Barça) o haberla mandado al muñeco (como tantas veces) Pero su fallo propició un penalti con el que todos nos frotábamos las manos en la grada. Pero fueron las manos de Keylor Navas las que evitaron el empate con una tremenda estirada. ¿Se puede esquivar esa parada del portero costarricense? ¿Pudo haber lanzado mejor Griezmann ese penalti (lo hizo fuerte y a un lado)? Soy de los que piensan que los penaltis se fallan, independientemente del mérito que pueda tener un guardameta. Hay que meterlo. Sí o sí.
Pero todo lo citado son imponderables que se escapan al control de los 22 del campo y mucho más de los dos entrenadores que preparan el partido durante toda la semana, intentando medir cada detalle, pero incapaces de poder combatir estos imponderables. 

CORREA VOLVIÓ A SOBRESALIR
Como fue un imponderable el hecho de que Ángel Correa se plantara en el área tras una doble pared (la primera de ellas con Luka Modric...), pero su disparo finalmente se perdiera muy cruzado. El argentino es savia nueva que rejuvenece el ataque de este nuevo Atlético (algo oxidado en este inicio de temporada. Todo el peligro en la primera mitad lo hizo él. Se atreve con todo. Tira al mínimo resquicio, encara siempre, y hace ruletas ya esté enfrente el Getafe o el Real Madrid (anoche la volvió a hacer). Pero intuyo que le falta físico, ya que el Cholo le ha quitado en la segunda parte tanto contra el Benfica (desapareció en el segundo acto) como ayer, pese a haber sido el mejor hasta entonces.
Ese segundo acto fue un constante quiero y no puedo de los rojiblancos, frente a un conformismo acomodado del Madrid. Torres avisó con un derechazo cruzado al poco de la reanudación, pero el Atleti no volvió a chutar. Dominaba, llegaba con cierta facilidad al fondo por las bandas, tanto con Carrasco y Juanfran por derecha, como con Filipe por la izquierda, pero nadie centraba, lo cual hizo crecer y crecer mi desesperación con el paso de los minutos.
Cuando en el minuto 71 el Frente Atlético comenzó a entonar el "Échale huevos, Atleti échale huevos" (rara vez surte algún efecto positivo), yo ya casi no quería ni mirar. Tenía la cabeza cada vez más dentro del cuello de la rojiblanca cuando Vietto me la sacó disparada en el citado minuto 83. Fue una liberación. Pude volver a respirar tras 40 minutos sudando más que los jugadores...
En la previa, había comentado con mi padre que, para mí, una derrota suponía decir adiós a la Liga. Aunque sólo fuesen siete jornadas, ya tres derrotas, y dos de ellas en casa ante Madrid y Barcelona, ya nos dejaba lo suficientemente tocados, y descolgados (a cinco de los blancos) para decir adiós. "Entonces, que empiecen otra Liga", me dijo mi padre entre risas. Y casi me veía titulando de ese modo hasta que marcó Vietto.

EL MAYOR IMPONDERABLE
Con el tanto, el mayor imponderable que tiene este club (no por imprevisible, sino por las dos primeras acepciones de la palabra: "que no puede pesarse"; que excede a toda ponderación") estuvo a punto de declinar la balanza del lado local. La afición empujó tanto y con tal ímpetu en los minutos finales que Jackson estuvo a punto de materializarlo en victoria de no ser por otra enorme intervención de Keylor Navas.

AQUÍ NO SE GANA PASEANDO
Al final, el empate fue lo más justo y nos mantiene vivos. El Atleti suma tres temporadas sin perder en casa con el Madrid (algo que no pasaba desde hacía quince años: 1997-98- 1-1; 1998-99- 3-1; y 1999-2000- 1-1) y habiendo atravesado un inicio de campeonato durísimo (Sevilla, Barça, Villarreal, Madrid...) se mantiene sólo a dos puntos de los trasatlánticos y a tres del líder. Hay mucho que mejorar. Pero seguimos soñando y, lo más importante, aquí ya no ganan paseando.