El Atlético de Madrid echó anoche una
manita al liderato. 5-0 al Betis para olvidar la derrota de Cornellá,
seguir protagonizando unos extraordinarios números (tiene
al Pichichi, Diego Costa con once goles, y al Zamora, Courtois con
siete) y echar una mano al liderato, que se mantiene a un punto de
distancia.
El Atleti no es líder, aunque lleva
toda la temporada mereciendo tal posición, porque su vecino más
enconado, el otrora eterno rival (ahora venido a menos), no le echó
la manita que le hacía falta puntuando en el Camp Nou.
Por primera vez en mi vida, presencié
un partido del Real Madrid queriendo que puntuara. Quería un empate
para poder haber visto hoy al Atleti líder de la tabla. Una victoria
blanca también nos valía para tal fin. Pero querer que gane el
Madrid ya sí que está feo.
Así que como el Madrid no ayudó
(tantos años “ganándoles” nosotros al Barça...), la manita se
la echó el Atleti a sí mismo... y al cuello del Betis.
Llegué con mi padre a la grada justo
cuando el de megafonía anunciaba el minuto de silencio en memoria de
María de Villota. Fue sentarnos, y el Atleti sacó de centro.
EL 1-0, A LOS TRECE SEGUNDOS
Sacó Oliver (por primera vez titular
en Liga) para que Koke retrasase la bola hacia Tiago. Diego Costa y
Villa salen disparados como flechas y el portugués pega el pelotazo
arriba (tres segundos).
Despeja un zaguero bético, pero la
pelota cae a pies de Koke (seis segundos), que combina con Diego
Costa. El brasileño intenta un recorte, pero Jordi corta (ocho
segundos). El rechace vuelve a Koke, que intenta conectar con Costa,
pero es Jordi el que le devuelve la pared (once segundos) y ya dentro
del área, asiste al segundo palo para que llegue Óliver Torres,
libre de marca, y haga el 1-0 a placer.
La jugada duró tan sólo trece
segundos, el gol más rápido en la historia del Atlético de Madrid.
Leer su evolución, paso a paso, ha
debido llevarles en torno a 25 segundos... Al menos es lo que a mí
me ha llevado (me he cronometrado).
La celebración del tanto demostró la
alegría efusiva de todos por ver cumplido el sueño de un niño, en
su debut como titular.
HOMBRES CONTRA NIÑOS
El primer cuarto de hora del Atleti fue
notable. Presionó arriba haciendo parecer a los futbolistas del
Betis niños, a los que la pelota les duraba menos tiempo que lo que
tardó el equipo rojiblanco en hacer el primero. El más niño sobre
el campo, Óliver, se gustaba dibujando pases a lo Laudrup, y en uno
de ellos, la puso con una sutileza embriagadora en la cabeza de
Godín. Pero el uruguayo la mandó fuera. Si metiera todo lo que
remata, le quitaba el Pichichi a Diego Costa.
El asedio rojiblanco bajó en
intensidad en los minutos posteriores y el segundo sólo rondó la
portería bética en varios corners consecutivos de Milinko Koke, que
esta vez no hizo honor a este apodo y no la levantó un metro. Pese a
ello, en uno de los intentos Sara tuvo que evitar un gol olímpico.
UN ÚNICO EQUIPO
Con corners o sin ellos, el único
equipo en el campo era el rojiblanco. El Betis pareció tan poco
Chuli como el nombre de su delantero centro (que ni la olió) y el
más participativo era el nigeriano Nosa, que parecía un tercer
central y que cada vez que la cogía intentaba ir de área a área.
Aunque su acción más destacada fue una entrada brutal a Diego Costa
en la que casi le parte el tobillo.
Antes del intermedio, el Atleti sí
buscó el 2-0 con más ahinco. Primero fue Villa con un cabezazo que
parecía blando, pero que iba a la escuadra y obligó a la estirada
de Sara. Y después Diego Costa. Dos veces. En la primera rompió a
Jordi por velocidad, pero luego lanzó al lateral de la red; y en la
segunda culminó un contragolpe magistralmente llevado por Óliver
con un toque picado que se encontró con la manopla acertada de Sara.
Y así llegó el descanso, como una tabla de salvación para el
Betis. Sólo fue un oasis.
VILLA REVIENTA SU MALA RACHA
Fue un oasis porque el Atleti le negó
nuevamente el agua al Betis en el segundo acto y David Villa
finiquitó el partido y su mala racha (siete encuentros sin marcar)
en cinco minutos.
En el 52, Filipe Luis (da gusto verle
pisar más el área ajena que la propia) la cuelga al primer palo, y
Villa se tira en plancha para cabecear cruzado el 2-0.
Y en el 57, rápida contra, Koke busca
a Diego Costa, pero una vez más la defensa bética vuelve a ser el
mejor pasador rojiblanco y asiste para que Villa aparezca en el
flanco derecho, siente a Cedric con un recorte y la reviente con la
zurda (3-0). Con ese trallazo el asturiano estaba estallando todas
las dudas, propias y extrañas, generadas en torno a su figura en el
último mes (no marcaba desde el 14 de septiembre frente al Almería).
Nuevamente, las caras de felicidad en
la celebración eran unánimes, esta vez sabedores de que el Guaje
necesitaba estos tantos.
EL GOL DE DIEGO COSTA
“Falta el gol de Diego Costa”, le
anuncié a mi padre. Y el gol del hispano brasileño llegó. Nueva
contra, control exquisito de David Villa en el que la defensa bética
reclamó mano, no me extraña, porque la pinchó con un guante, y la
pone a la espalda de la zaga para que Diego Costa la cruce firmando
su undécimo gol en diez jornadas (4-0). Le saca tres goles a Messi y
a Cristiano. Casi nada. Y la familia atlética que vuelve a abrazarse
de nuevo en torno a su nuevo ídolo.
Y, POR FIN, EL GOL DEL CAPITÁN
Pudo llegar antes el tercero. Pudo
firmar Villa su hat trick. Pudo hacerlo Adrián. Pero lo hizo sin
duda quien más se lo merecía. El capitán, el gran capitán, Gabi,
negado con el gol más de un año, recogió un rechace en el área y
por fin su volea encontró las mallas (5-0).
Y aunque era el minuto 92 y suponía un
abultado 5-0, el equipo del Atlético de Madrid volvió a apiñarse
en torno a su capitán, porque conocían de lo especial para Gabi de
ese tanto.
UNA FAMILIA...
Y es que en la celebración de cada
tanto, en los gestos de complicidad y de alegría sincera cuando un
niño cumple un sueño; cuando un veterano corta una mala racha;
cuando un nuevo ídolo se afianza en el Pichichi; o cuando un capitán
salda una cuenta pendiente, se ve que el Atlético de Madrid se ha
convertido en algo más que en un equipo de fútbol. Es una familia
bien avenida que se echan “una manita” los unos a los otros según
sea necesario. Un grupo con un cabeza de familia, el Cholo Simeone,
que es el responsable de este milagro. Y eso, vale más que cualquier
fichaje multimillonario. Porque eso, no se consigue a través de
ningún crédito de Bankia.