JORNADA 12- ATLÉTICO 0-3 REAL MADRID
Dicen en los medios que el sábado se disputó el último derbi
madrileño en el Vicente Calderón. Si el siempre caprichoso bombo de la
Champions, la Copa, o algún retraso en las obras de La Peineta y sus aledaños
no lo impiden, así será. Y la despedida de los Atleti-Madrid en el añejo
estadio del Manzanares no pudo ser más amarga.
Fue, por desgracia, un buen resumen de lo que han sido los
derbis en esta cancha en los últimos quince años, donde el Real Madrid (con
ésta) se ha impuesto en once ocasiones.
Fue también un triste epílogo del poderío demostrado por
Cristiano Ronaldo en el coliseo rojiblanco, donde, con los del sábado, ha hecho
diez goles.
CRISTIANO YA NO ES "THE ANIMAL", PERO SUMÓ OTRO HAT TRICK
Sus cifras en el Calderón no eran mareantes hasta el sábado:
diez derbis (cinco de Liga, tres de Copa, uno de Supercopa y uno de Champions)
y siete goles (tres de ellos de penalti).
Sin embargo, su hat trick recordó, aunque sólo en los
guarismos, al que logró en un 1-4 un lustro atrás. Entonces, titulé mi crónica
“Moros y Cristianos”, comparando al portugués con Don Pelayo y reconociendo que
él solito conquistó el Vicente Calderón. La foto con la que ilustré el post fue
una pancarta con la imagen del luso y el lema “Ronaldo, The animal”. Ese día,
su voracidad, potencia y contundencia arrollaron a un Atlético que, Cristiano
aparte, sí plantó cara a los blancos.
Esta vez poco tuvo que ver con aquel choque impresionante
del portugués (en el que marcó dos golazos de tremendos cañonazos. El tercero
fue de penalti, que nunca puede faltar), pero le sirve para marcharse del
Manzanares con una decena de goles en su haber. Repito, cuatro, casi la mitad,
desde los once metros. No voy a molestarme en buscar el dato, pero es posible
que Cristiano no haya marcado más goles de penalti que en el Calderón en ningún
estadio, exceptuando el Bernabéu, claro.
EL MADRID FUE MEJOR
El Madrid no ganó el derbi del Calderón por Cristiano,
aunque firmase todos los goles. Lo ganó porque fue mejor. O, en este caso,
porque el Atleti fue peor, algo que, aunque parezcan axiomas que deberían ir
unidos, tiene sus matices relevantes.
El Atleti sólo plantó cara al Madrid en los primeros minutos
de cada parte. En los iniciales hubo un intercambio de golpes con una volea
fuera de Saúl y un paradón de Oblak a Cristiano como ocasiones más claras por
cada bando. El partido era disputado e incierto. Hasta que lo durmió Cristiano
mediado el primer acto. De falta directa.
CRISTIANO LO ROMPIÓ DE REBOTE
No lo hizo con el zapatazo de efecto endiablado de hace
cinco años, sino con un lanzamiento que no levantó un metro del suelo, pero que
acabó en el mismo sitio que aquel después de que la barrera se abriese y, tras
rebotar en Savic, cambiase totalmente la trayectoria del balón (0-1). Fue un gol en
la línea del Cristiano de los últimos meses, pero lo celebró con la misma
vehemencia de los que anotaba entonces.
De ahí al descanso no existió el Atleti, dominado por un
Real Madrid con Isco erigido como director de orquesta. El malacitano ganó la
partida en la franja ancha a los Gabi, Koke y Saúl. Se echa de menos a Tiago.
Mucho. Pero, a sus 35 años, quizá ya nunca volverá.
EL ATLETI LO INTENTÓ EN LA REANUDACIÓN
Sí lo intentaron los colchoneros en la reanudación. En
apenas cinco minutos se llegó más que en el primer acto, con un disparo de
Carrasco lamiendo la escuadra (estuvo flojo el belga) y un par de oportunidades
de Griezmann (tampoco estuvo fino) con un disparo centrado, tras error de
Modric, y un centro chut que terminó en la banda.
Al Atleti le duró el arreón cinco minutos más y los cambios
del Cholo, a priori acertados -Gameiro por Torres (desaparecido) y Correa por
Gabi (desbordado)-, no surtieron efecto alguno.
LA AFICIÓN NO DIO ESE PLUS...
Se necesitaba algo más. Un plus que debió llegar desde la grada. Ese aliento del público que debe espolear a sus futbolistas, cuando el equipo no es capaz de ser quien enardezca el ánimo de sus seguidores. Hacía falta. Y más en un partido de esta índole. Pero no llegó. El Frente Atlético permaneció callado durante muchos minutos y, por ende, el resto del estadio.
Se necesitaba algo más. Un plus que debió llegar desde la grada. Ese aliento del público que debe espolear a sus futbolistas, cuando el equipo no es capaz de ser quien enardezca el ánimo de sus seguidores. Hacía falta. Y más en un partido de esta índole. Pero no llegó. El Frente Atlético permaneció callado durante muchos minutos y, por ende, el resto del estadio.
...EL PENALTI MATÓ EL PARTIDO...
Un estadio que enmudeció cuando en lo que aparentaba ser un
forcejeo en un balón dividido entre Savic y Cristiano (en el campo incluso
parece falta del portugués) termina en penalti. Ronaldo tropieza más en el montenegrino
que éste le traba, pero Savic yerra en el despeje con una patada al aire que le
sale muy cara.
El luso engaña a Oblak (0-2), hace el pintamonas frente a la
cámara (minutos antes había soltado un puñetazo a Koke… nada nuevo) y el
partido acaba. Sólo seis minutos más tarde, Cristiano empuja una veloz contra
llevada por Bale para mayor escarnio para los atléticos (0-3).
El Atleti perdió porque fue peor que el Madrid. No supo
imponer la intensidad y el ritmo frenético de otros derbis y los blancos, que
dominaron la franja ancha, tuvieron además la pizca de suerte (el rebote en la
falta y el “inoportuno” penalti) que decantó la balanza de su lado. Pero quiero
terminar esta crónica hablando de la afición.
...Y LA AFICIÓN "ANIMÓ" CON TODO PERDIDO
En el tramo final, ese público que compareció callado durante largos minutos cuando el resultado era de 0-1, y los ánimos aún podrían haber servido para
revertir la situación, levantó la voz para entonar el “Te quiero Atleti”, “Atleti
yo te amo, contigo hasta el final”, o para cantar el himno. Cuando ya nada había
que hacer, cuando la derrota era contundente y la humillación palpitaba,
proclamaron su eterno amor al equipo, del que nadie duda. Y a mí,
personalmente, las exaltaciones de amor por el escudo en la derrota más
rotunda, el concepto del perdedor carismático, la hinchada que más anima aún cuando los
suyos pierden, ya me cansa. Más aún si cuando se debió alentar para cambiar ese
signo, no se hizo.
Y EL ODIO Y LOS COMPLEJOS VOLVIERON A RELUCIR
A esto quiero añadir aún algo más triste. Durante todo el
segundo acto se repitieron por las gradas imágenes de peleas entre los
aficionados que debieron ser resueltas por el personal de seguridad, en algunos
casos sacando a algún individuo del campo. Reyertas entre hinchas del mismo
equipo, del Atlético de Madrid, que ante una nueva derrota ante el eterno rival
sacaron nuevamente a relucir una ira, una rabia, un odio y unos complejos que en los últimos
tiempos parecían olvidados. Pero no. Estaban sólo contenidos.
QUIZÁ NO SEA TAN MALO DEJAR EL CALDERÓN
Quiero cerrar esta reflexión con unos datos, que saben que
me apasionan. En 49 derbis ligueros disputados en el Vicente Calderón, los números
son ampliamente negativos: apenas 9 victorias rojiblancas; 17 empates; y 23
derrotas (once de ellas sólo en los últimos quince años).
Antes de trasladarnos al Manzanares, estos eran los números
en Liga en nuestro estadio: 15 triunfos atléticos; cinco empates; y once
derrotas.
Pese a estar en contra de abandonar el Calderón, desde este
prisma, quizá no sea tan malo el traslado a La Peineta. Para renovar aires y
empezar de nuevo. Toca poner el cartel de cerrado por derribo. Y si lo hacen
con alguno de los mencionados acomplejados dentro, tampoco se les echará de
menos.