COPA DEL REY- OCTAVOS
Atlético 3-3 Girona
Goles: Kalinic, Correa y Griezmann
Hace unos meses vi la película de “Noche de juegos”. Una
pareja se reúne con su grupo de amigos todos los fines de semana como cita
obligada para jugar a diferentes juegos de mesa. Y son muy, muy competitivos. Ganar
esos juegos es su vida.
La historia también presenta una curiosa rivalidad entre el
protagonista (Jason Bateman) y su hermano (Kyle Chandler) que viene marcada
desde su infancia.
EL MIÉRCOLES LLEVÉ A MI HERMANO POR PRIMERA VEZ AL
METROPOLITANO
Este miércoles llevé a mi hermano, Víctor, y a su novia por
primera vez al Metropolitano. Mi hermanito pequeño, al que cuando yo tenía unos
once o doce años, y él sólo cinco o seis, le hacía memorizarse los nombres de
los jugadores de la foto oficial del Atlético de Madrid (los Futre, Schuster,
Abel, Manolo… campeones de la Copa del Rey de 1991 y de 1992); le “obligaba” a
jugar al fútbol contra mí, pidiéndonos cada uno un equipo, al que recibíamos a
nuestra salida al patio con pitos o con aplausos según quién fuera el local y
el visitante, y luego me dedicaba a narrar el partido (ahí nació mi vocación
por el periodismo deportivo); y también le hacía aprenderse el mal llamado
“valor doble” de los goles fuera de casa para dilucidar quién pasaba de ronda
en una eliminatoria…
Ya de adultos, mi hermano ha salido del Atleti por mí,
aunque realmente a él el fútbol le preocupa y le ocupa bastante poco. Él se
inclina más por facetas artístico-literarias como el teatro (es actor) o
escribir (en eso nos parecemos algo más).
Pero ha tenido la suerte de echarse una novia del Atleti, de
buena familia, así que decidí regalarles por Reyes dos entradas para el
Atleti-Girona, que ya hacía tiempo que venían recordándome que querían conocer
el Metropolitano.
LA COPA DEL REY, EL TORNEO DEL KO, EL JUEGO POR EXCELENCIA
La Copa del Rey, el torneo del KO, donde el fútbol se
convierte en la máxima expresión del juego: ganar o perder en 90 minutos;
seguir jugando o irte para casa; pasar de pantalla o recibir un “Game over”.
Como una noche de juegos…
Precisamente mi hermano es la persona en esta vida con la
que más he jugado. Lógicamente en la infancia nos hemos pasado horas y horas
jugando juntos a la videoconsola o al ordenador; y ya de adultos,
principalmente en reuniones familiares, también nos “enfrentamos” en múltiples
juegos de mesa. El Party, el Dixit o el Timeline son algunos de los juegos que
he conocido por mi hermano en los últimos años, amén de los clásicos
Pictionary, Tabú o Scattergories.
Y como de jugar se trataba, la semana antes le dije que para
la ida sería un buen resultado en Girona un 1-1 o un 2-2, “para que el Atleti
tenga que ganar en la vuelta y veamos un partido emocionante”. 1-1 quedaron. Y
emoción tuve… Demasiada…
Quiso la casualidad que el domingo mi vecino de butaca me
dejara sus dos abonos para el miércoles, así que me llevé también a mi amigo
Chechu y a Marcos, el hijo de Bely… Vamos, que nos juntamos seis para ir al
fútbol y compartir fila. Un poco más y fundamos una peña.
ADMIRABAN ENTUSIASMADOS CADA DETALLE DEL NUEVO ESTADIO
Mi hermano y Patricia (su novia) estaban emocionados con su
"debut" en el Metropolitano, y entraron con los ojos como platos
cuando, tras subir el vomitorio, vieron aparecer ante sí el imponente óvalo de
la cubierta, los focos y las coloridas gradas. Aunque en esos momentos el más
entusiasmado era Marcos, madridista de cuna para el que también era la primera
vez en el Metropolitano, que incluso grabó un vídeo de su entrada a la grada y
no disimuló un efusivo "¡wow!". Como estaba previsto, mandé poner el
himno justo a nuestra llegada al graderío, lo que hizo el momento aún más
impresionante.
En ese ambiente de euforia, nos sentamos a ver el
espectáculo. Mi hermano estaba como un niño pequeño. Le encantaba "el
dron", que le expliqué que estaba conectado por cables en las cuatro esquinas
del estadio; le entusiasmaban las canciones del Frente, que yo le iba cantando
a la par para que se aprendiera la letra (como de niño); le enseñé cómo
anudarse la bufanda en la muñeca para hacerla ondear al viento; y la figura del
VAR le hizo bastante gracia, aunque no nos benefició para nada.
EL ATLETI SE ADELANTÓ PRONTO
Y la cosa empezó genial. A los once minutos, un pase largo
de Godín fue aprovechado por Kalinic para batir a Iraizoz de zapatazo con la
diestra (1-0). El croata nunca me ha gustado (no en vano no ha aguantado como
titular ni sin Costa) y en la jugada del gol tuvo tiempo para controlar con el pecho
(lo intentó y no lo hizo), pararla, pensar... y al final al menos remató bien.
El Atleti había salido bien. Acumulaba un par de córners,
Kalinic estaba muy activo, Juanfran y Arias entraban por las bandas, y probaba
suerte desde fuera del área. Pero a los 25 minutos, la cosa empezó a cambiar.
"Ya está el Cholo como siempre, ya nos metemos atrás", masculló
enfadado Chechu.
EL VAR NO AYUDÓ, Y EL GIRONA EMPATÓ
Sin embargo, el Atleti volvería a marcar. Aunque lo anuló el
VAR. En una triangulación con espacios, Saúl la pone al punto de penalti, el
remate de Correa sale rechazado, y Kalinic la mete a la red en posición
ligerísimamente adelantada. "¿Ves? ¡Ésas son las que no puede fallar
Correa!", criticaba Chechu.
Y entonces empató el Girona. En un centro desde la derecha
despejado por Giménez, la pelota le cae al 34, a Valery, que sin dejarla caer
controla con el pecho y se saca una volea impresionante con la diestra al palo
largo. 1-1. "La cosa se complica", expliqué a mi hermano y a
Patricia. "Sí, porque ahora un 2-2 ya no nos valdría", respondió mi
hermano con la lección bien aprendida. Pero quedaba por delante toda una
segunda parte en la que confiábamos en el Atleti. Así que nos hicimos fotos con
el estadio de fondo, selfies desde todos los ángulos y fuimos felices mientras
pudimos.
A los cuatro de la reanudación, un disparo raso de Correa se
le escapaba a Iraizoz, pero tenía la fortuna de que la pelota pegaba en el palo.
Y en el minuto 58, el 1-2. En una falta lateral, Stuani, precisamente Stuani,
remataba de cabeza totalmente solo y fusilaba a Adán. Godín protestaba como un
loco (posteriormente vimos que hubo un posible agarrón), pero el VAR no
rectificó nada. 1-2.
"Ahora sí que estamos jodidos", dije. Pero para mi
hermano, que veía el partido como cualquier otro juego o videojuego, no había
nada jodido. "Queda más de media hora para meter dos goles. Hay tiempo de
sobra", me dijo con una sonrisa. Mientras que yo, viéndome eliminado, les
explicaba que igual que al Atleti cuesta mucho meterle goles, también a él le
cuesta marcar.
CORREA IGUALÓ PRONTO...
"Bueno, si metemos gol antes del minuto 75", me
autoconvencía... "Hay que marcar antes del 80", decía Chechu. Y mucho
antes, en el 65, Correa hacía bueno un pase de Griezmann (recién entrado) que
se colaba entre una maraña de piernas (incluidas la de Kalinic) y ahora sí
superaba a Iraizoz en el mano a mano. 2-2 y todos nos abrazamos porque todavía
quedaba juego por delante.
...Y GRIEZMANN DESATÓ LA LOCURA CON UN GOLAZO
Thomas lo intentó desde lejos, Griezmann desde cerca,
Iraizoz sacaba al larguero un remate de Godín, y Arias marcó... pero lo volvió
a anular el VAR... otra vez por un más que ligerísimo fuera de juego. Y
entonces apareció el héroe del que el Cholo había tenido que tirar apenas 20
minutos antes. En el 83, Lemar pica la pelota por encima de la zaga gerundense,
y sin ángulo Griezmann se saca un tremendo zurdazo que se cuela cerca de la
escuadra del palo corto (3-2). ¡Golazo! ¡La locura! Entonces sí que me abrazo
con tremenda alegría a mi hermano, a Patricia, a Chechu, a mi padre... a
Marcos, al que con el 1-2 se le escapó alguna sonrisilla y al que confieso
gritando "¡Joder, me veía eliminado!".
ERA UN GUIÓN PRECIOSO PARA UNA PRIMERA VEZ, PERO...
"¿Ves cómo podemos jugar si se sueltan?", preguntaba
retóricamente Chechu. Y el estadio era una fiesta. "Te quiero
Atleti", "Jamás, jamás, te dejará esta hinchada"... No se podía
diseñar partido más emocionante y final más eufórico para una primera vez en el
Metropolitano. Pero, como pasa tantas veces, el guión no lo había escrito uno
del Atleti...
Cuando todavía nos estábamos terminando de colocar los
gorros y las bufandas tras los apretones con el gol de Griezmann, en una rápida
contra (que pudo parar Thomas en falta en medio campo) la pelota llega a la
frontal, Borja García, solo, se sacaba un disparo raso que desvía levemente
Doumbia y el balón se cuela entre las piernas de Arias y entra en la red. 3-3.
Increíble. Imposible. No podía ser verdad. El Atleti, que apenas había encajado
13 goles en 19 partidos de Liga (0,68 de media) acababa de recibir tres goles
del Girona en su propio estadio. "¡Después de hacer lo más difícil!",
maldecía. Eso sí que no estaba en ningún guión.
SALIÓ "GAME OVER" EN LA COPA
Mi hermano vio que el juego aún no había acabado, y que nos
dieron de "bonus" seis minutos de tiempo extra, por aquello del VAR y
tal. Así que todavía albergaba esperanzas de que pasáramos de pantalla. Pero ya
nada cambió. Me quedé realmente jodido. La Copa del Rey es una competición que
me encanta. Y, aunque queda mucha Liga, cinco puntos con el Barça no es pecata
minuta. Y en la anhelada Champions espera la Juve. Estaba hundido.
Pero mi hermano no. "Muchas gracias Josi, ha sido muy
emocionante".
Y recordando sus ojos de felicidad, ahora uno intenta mirar
las cosas con otra perspectiva. Aunque en el torneo del KO nos haya salido el
"Game over", todavía nos quedan otros niveles por pasarnos. Al fin y
al cabo, esto es un juego ¿no? Así que sigamos jugando. Como cuando éramos niños.