viernes, 18 de enero de 2019

Noche de juegos

COPA DEL REY- OCTAVOS
Atlético 3-3 Girona
Goles: Kalinic, Correa y Griezmann
Hace unos meses vi la película de “Noche de juegos”. Una pareja se reúne con su grupo de amigos todos los fines de semana como cita obligada para jugar a diferentes juegos de mesa. Y son muy, muy competitivos. Ganar esos juegos es su vida.
La historia también presenta una curiosa rivalidad entre el protagonista (Jason Bateman) y su hermano (Kyle Chandler) que viene marcada desde su infancia.

EL MIÉRCOLES LLEVÉ A MI HERMANO POR PRIMERA VEZ AL METROPOLITANO
Este miércoles llevé a mi hermano, Víctor, y a su novia por primera vez al Metropolitano. Mi hermanito pequeño, al que cuando yo tenía unos once o doce años, y él sólo cinco o seis, le hacía memorizarse los nombres de los jugadores de la foto oficial del Atlético de Madrid (los Futre, Schuster, Abel, Manolo… campeones de la Copa del Rey de 1991 y de 1992); le “obligaba” a jugar al fútbol contra mí, pidiéndonos cada uno un equipo, al que recibíamos a nuestra salida al patio con pitos o con aplausos según quién fuera el local y el visitante, y luego me dedicaba a narrar el partido (ahí nació mi vocación por el periodismo deportivo); y también le hacía aprenderse el mal llamado “valor doble” de los goles fuera de casa para dilucidar quién pasaba de ronda en una eliminatoria…

Ya de adultos, mi hermano ha salido del Atleti por mí, aunque realmente a él el fútbol le preocupa y le ocupa bastante poco. Él se inclina más por facetas artístico-literarias como el teatro (es actor) o escribir (en eso nos parecemos algo más).
Pero ha tenido la suerte de echarse una novia del Atleti, de buena familia, así que decidí regalarles por Reyes dos entradas para el Atleti-Girona, que ya hacía tiempo que venían recordándome que querían conocer el Metropolitano.

LA COPA DEL REY, EL TORNEO DEL KO, EL JUEGO POR EXCELENCIA
La Copa del Rey, el torneo del KO, donde el fútbol se convierte en la máxima expresión del juego: ganar o perder en 90 minutos; seguir jugando o irte para casa; pasar de pantalla o recibir un “Game over”. Como una noche de juegos…
Precisamente mi hermano es la persona en esta vida con la que más he jugado. Lógicamente en la infancia nos hemos pasado horas y horas jugando juntos a la videoconsola o al ordenador; y ya de adultos, principalmente en reuniones familiares, también nos “enfrentamos” en múltiples juegos de mesa. El Party, el Dixit o el Timeline son algunos de los juegos que he conocido por mi hermano en los últimos años, amén de los clásicos Pictionary, Tabú o Scattergories.

Y como de jugar se trataba, la semana antes le dije que para la ida sería un buen resultado en Girona un 1-1 o un 2-2, “para que el Atleti tenga que ganar en la vuelta y veamos un partido emocionante”. 1-1 quedaron. Y emoción tuve… Demasiada…

Quiso la casualidad que el domingo mi vecino de butaca me dejara sus dos abonos para el miércoles, así que me llevé también a mi amigo Chechu y a Marcos, el hijo de Bely… Vamos, que nos juntamos seis para ir al fútbol y compartir fila. Un poco más y fundamos una peña.

ADMIRABAN ENTUSIASMADOS CADA DETALLE DEL NUEVO ESTADIO
Mi hermano y Patricia (su novia) estaban emocionados con su "debut" en el Metropolitano, y entraron con los ojos como platos cuando, tras subir el vomitorio, vieron aparecer ante sí el imponente óvalo de la cubierta, los focos y las coloridas gradas. Aunque en esos momentos el más entusiasmado era Marcos, madridista de cuna para el que también era la primera vez en el Metropolitano, que incluso grabó un vídeo de su entrada a la grada y no disimuló un efusivo "¡wow!". Como estaba previsto, mandé poner el himno justo a nuestra llegada al graderío, lo que hizo el momento aún más impresionante.
En ese ambiente de euforia, nos sentamos a ver el espectáculo. Mi hermano estaba como un niño pequeño. Le encantaba "el dron", que le expliqué que estaba conectado por cables en las cuatro esquinas del estadio; le entusiasmaban las canciones del Frente, que yo le iba cantando a la par para que se aprendiera la letra (como de niño); le enseñé cómo anudarse la bufanda en la muñeca para hacerla ondear al viento; y la figura del VAR le hizo bastante gracia, aunque no nos benefició para nada.

EL ATLETI SE ADELANTÓ PRONTO
Y la cosa empezó genial. A los once minutos, un pase largo de Godín fue aprovechado por Kalinic para batir a Iraizoz de zapatazo con la diestra (1-0). El croata nunca me ha gustado (no en vano no ha aguantado como titular ni sin Costa) y en la jugada del gol tuvo tiempo para controlar con el pecho (lo intentó y no lo hizo), pararla, pensar... y al final al menos remató bien.
El Atleti había salido bien. Acumulaba un par de córners, Kalinic estaba muy activo, Juanfran y Arias entraban por las bandas, y probaba suerte desde fuera del área. Pero a los 25 minutos, la cosa empezó a cambiar. "Ya está el Cholo como siempre, ya nos metemos atrás", masculló enfadado Chechu.

EL VAR NO AYUDÓ, Y EL GIRONA EMPATÓ
Sin embargo, el Atleti volvería a marcar. Aunque lo anuló el VAR. En una triangulación con espacios, Saúl la pone al punto de penalti, el remate de Correa sale rechazado, y Kalinic la mete a la red en posición ligerísimamente adelantada. "¿Ves? ¡Ésas son las que no puede fallar Correa!", criticaba Chechu.
Y entonces empató el Girona. En un centro desde la derecha despejado por Giménez, la pelota le cae al 34, a Valery, que sin dejarla caer controla con el pecho y se saca una volea impresionante con la diestra al palo largo. 1-1. "La cosa se complica", expliqué a mi hermano y a Patricia. "Sí, porque ahora un 2-2 ya no nos valdría", respondió mi hermano con la lección bien aprendida. Pero quedaba por delante toda una segunda parte en la que confiábamos en el Atleti. Así que nos hicimos fotos con el estadio de fondo, selfies desde todos los ángulos y fuimos felices mientras pudimos.
Nadie podía imaginar la montaña rusa que nos esperaba.
Y CON EL 1-2 ESTÁBAMOS JODIDOS... ¿O NO?
A los cuatro de la reanudación, un disparo raso de Correa se le escapaba a Iraizoz, pero tenía la fortuna de que la pelota pegaba en el palo. Y en el minuto 58, el 1-2. En una falta lateral, Stuani, precisamente Stuani, remataba de cabeza totalmente solo y fusilaba a Adán. Godín protestaba como un loco (posteriormente vimos que hubo un posible agarrón), pero el VAR no rectificó nada. 1-2.
"Ahora sí que estamos jodidos", dije. Pero para mi hermano, que veía el partido como cualquier otro juego o videojuego, no había nada jodido. "Queda más de media hora para meter dos goles. Hay tiempo de sobra", me dijo con una sonrisa. Mientras que yo, viéndome eliminado, les explicaba que igual que al Atleti cuesta mucho meterle goles, también a él le cuesta marcar.

CORREA IGUALÓ PRONTO...
"Bueno, si metemos gol antes del minuto 75", me autoconvencía... "Hay que marcar antes del 80", decía Chechu. Y mucho antes, en el 65, Correa hacía bueno un pase de Griezmann (recién entrado) que se colaba entre una maraña de piernas (incluidas la de Kalinic) y ahora sí superaba a Iraizoz en el mano a mano. 2-2 y todos nos abrazamos porque todavía quedaba juego por delante.

...Y GRIEZMANN DESATÓ LA LOCURA CON UN GOLAZO
Thomas lo intentó desde lejos, Griezmann desde cerca, Iraizoz sacaba al larguero un remate de Godín, y Arias marcó... pero lo volvió a anular el VAR... otra vez por un más que ligerísimo fuera de juego. Y entonces apareció el héroe del que el Cholo había tenido que tirar apenas 20 minutos antes. En el 83, Lemar pica la pelota por encima de la zaga gerundense, y sin ángulo Griezmann se saca un tremendo zurdazo que se cuela cerca de la escuadra del palo corto (3-2). ¡Golazo! ¡La locura! Entonces sí que me abrazo con tremenda alegría a mi hermano, a Patricia, a Chechu, a mi padre... a Marcos, al que con el 1-2 se le escapó alguna sonrisilla y al que confieso gritando "¡Joder, me veía eliminado!".

ERA UN GUIÓN PRECIOSO PARA UNA PRIMERA VEZ, PERO...
"¿Ves cómo podemos jugar si se sueltan?", preguntaba retóricamente Chechu. Y el estadio era una fiesta. "Te quiero Atleti", "Jamás, jamás, te dejará esta hinchada"... No se podía diseñar partido más emocionante y final más eufórico para una primera vez en el Metropolitano. Pero, como pasa tantas veces, el guión no lo había escrito uno del Atleti...
Cuando todavía nos estábamos terminando de colocar los gorros y las bufandas tras los apretones con el gol de Griezmann, en una rápida contra (que pudo parar Thomas en falta en medio campo) la pelota llega a la frontal, Borja García, solo, se sacaba un disparo raso que desvía levemente Doumbia y el balón se cuela entre las piernas de Arias y entra en la red. 3-3. Increíble. Imposible. No podía ser verdad. El Atleti, que apenas había encajado 13 goles en 19 partidos de Liga (0,68 de media) acababa de recibir tres goles del Girona en su propio estadio. "¡Después de hacer lo más difícil!", maldecía. Eso sí que no estaba en ningún guión.

SALIÓ "GAME OVER" EN LA COPA
Mi hermano vio que el juego aún no había acabado, y que nos dieron de "bonus" seis minutos de tiempo extra, por aquello del VAR y tal. Así que todavía albergaba esperanzas de que pasáramos de pantalla. Pero ya nada cambió. Me quedé realmente jodido. La Copa del Rey es una competición que me encanta. Y, aunque queda mucha Liga, cinco puntos con el Barça no es pecata minuta. Y en la anhelada Champions espera la Juve. Estaba hundido.

Pero mi hermano no. "Muchas gracias Josi, ha sido muy emocionante".
Y recordando sus ojos de felicidad, ahora uno intenta mirar las cosas con otra perspectiva. Aunque en el torneo del KO nos haya salido el "Game over", todavía nos quedan otros niveles por pasarnos. Al fin y al cabo, esto es un juego ¿no? Así que sigamos jugando. Como cuando éramos niños.