Si Jesús Gil hizo un busto a Milinko Pantic en reconocimiento a la cabeza con la que marcó el gol que dio
su novena Copa del Rey al Atlético de Madrid frente al Barcelona
(1996), su hijo, Gil Marín, debería hacer una estatua de cuerpo
entero a Diego Costa si el brasileño mantiene en la Final contra el
Real Madrid el extraordinario nivel que ha mostrado en esta
competición y, con un gol suyo, los rojiblancos consiguen levantar
el título.
El delantero carioca ha sido, sin duda,
el hombre de la eliminatoria y de este torneo del KO. Es el Pichichi
de este trofeo, con siete goles, y ha marcado en todas y cada una de
las eliminatorias.
Abrió el camino en los dieciseisavos marcando el 0-1 en Jaén (0-3). Volvió a hacer lo propio en octavos
contra el Getafe firmando dos de los tres goles (3-0). En cuartos,
sentenció la eliminatoria en el Villamarín con el 0-1 gracias al
“regalo” de Amaya (1-1), mientras que en la ida de estas semifinales marcó los dos tantos rojiblancos de penalti (2-1), el
primero provocado por él mismo.
Anoche, en el último paso hacia esta
Final, en un Sánchez Pizjuán con un ambiente impetuoso, abarrotado
por 44.000 sevillistas (y mil atléticos), Diego Costa protagonizó
su última exhibición marcando un gol y dando el otro a Radamel
Falcao.
NECESITÓ CINCO MINUTOS
Cinco minutos le bastaron a Costa para
enmudecer a Nervión. Control con la derecha en la frontal entre los
dos centrales, recorte con la zurda, y derechazo cruzado junto al
palo derecho de Beto. 0-1 y la semifinal encarrilada.
Los nervios y la tensión que provocan
un partido de esta enjundia, se disiparon en un instante.
El Sevilla necesitaba tres tantos, y
dos para forzar la prórroga. Pero, eso sí, un segundo gol
rojiblanco sería mortal. Y llegó.
Entre medias, el Sevilla lo intentaba
con un sorprendente Alberto por la izquierda, lateral del filial con
un desparpajo brutal, y con Navas por la derecha. El de los Palacios
dejó atrás a Arda (extramotivado) y Filipe y centró templado desde
línea de fondo. En el segundo palo apareció Gary Medel, que cabeceó
fuera por poco.
El chileno, que terminó en la calle,
ya había lesionado minutos antes a Tiago por una patada en el
cúbito. El portugués, que sintió más que muchos la derrota de
2010 en la Final de Copa ante los sevillistas, aguantó en el campo
casi cuarto de hora con el cúbito roto. Pero en el 24, tras
intentarlo casi con el brazo en cabestrillo, tuvo que ser sustituido
por Mario.
El canterano vio cómo su equipo
sentenciaba la contienda sólo cinco minutos después.
EL SEGUNDO, DE MANUAL
Falcao recibe en medio campo, abre la
bola a la izquierda para Diego Costa, el brasileño galopa por banda
y la pone raso al primer palo. Cuando realiza el envío, pienso que
es un mal pase, porque Falcao había iniciado el desmarque hacia el
segundo. Pero el colombiano, killer total, corre hacia el primero, se
adelanta a Botía y remata con la zurda a la red. 0-2. La Final ya
era un derbi.
El Sevilla quedó noqueado durante
algunos minutos, consciente de que la remontada era una quimera, pero
una nueva aparición de las bandas sevillistas dio sus frutos.
Alberto puso un centro raso desde la izquierda y Navas, a banda
cambiada, controló solo dentro del área y la puso junto al palo
largo de Courtois. 1-2. Quedaba un mundo. Pero hacer tres goles al
Atleti es también otro mundo. Antes del descanso, sin embargo,
Rakitic tuvo en su cabeza el empate, pero remató fatal un buen
centro de Medel. Con el 1-2 pues, y el billete a la Final en el
bolsillo, el Atleti llegó al intermedio.
La segunda parte comenzó convertida en
un correcalles que beneficiaba al Atlético, al que el intercambio de
golpes acercaba a la Final salvo descalabro mayúsculo. Pero nadie
acertó.
Primero Manu del Moral (que sustituyó
a un Reyes que volvió a destacar sólo por sus protestas) reventó
el balón contra los guantes de Courtois; después fue Diego Costa el
que, solo, cruzó en exceso un rechace de Fazio; y más tarde fue
Rakitic el que volvía a cabecear fuera en el segundo poste.
Más tarde, Falcao remató con la testa
fuera un gran centro de Raúl García, y después fue Negredo
(desacertado toda la noche) el que cabeceó desviado un
servicio de Navas.
INTERCAMBIO DE GOLPES LITERAL
Y con el marcador inamovible las agujas
marcaron el minuto 70. Y el Sevilla convirtió el intercambio de
golpes futbolístico en una pelea literal con Diego Costa como
principal objetivo.
Fue un recién entrado Cicinho el que
propinó un par de empujones a su compatriota y después le pisó en
el suelo. Después, Coke le dio otra patadita y un recado en los
riñones.
En esos momentos, pedía tanquilidad a
los colchoneros, ya que en esa refriega era el único que tenía algo
que perder. El Atleti tenía una Final en el horizonte; el Sevilla,
una rabieta.
Por fortuna, Costa supo ser buen
cristiano y poner la otra mejilla. Y se convirtió en el blanco de
las iras sevillistas. Medel tumbó al brasileño, lo que le valió la
amarilla y, con el árbitro a un metro, le soltó otra patadita con
Diego Costa en el suelo. Expulsión para el Pit Bull.
Mientras tanto, el 19 rojiblanco seguía
a lo suyo y a punto estuvo de poner el tercero en una gran internada,
caño incluido en el área.
Y en el descuento, Kondogbia se marchó
a la calle por lo mismo. Cazar a Diego Costa y pisarle en el
enganchón entre ambos.
ME HUBIERA GUSTADO GANAR
Antes, Rakitic se encargó de empatar
el partido tras disparar, solo, desde la frontal del área (2-2).
El tanto me dejó mal sabor de boca, ya
que me hubiera gustado eliminar a los hispalenses ganándoles en su
propio estadio. Algo que, como dije en la previa, sólo ha ocurrido una vez en los últimos 20 años.
En cualquier caso, el Atleti ya está
en la Final. En su Final. La cuarta en las últimas cuatro temporadas
(UEFA y Copa en 2010; UEFA 2012 y Copa 2013). Ha dejado en la cuneta
a un pseudo eterno rival y en la Final ya espera el verdadero Eterno
Rival, con mayúsculas.
¿EL CAMPO? CUALQUIERA MENOS EL CALDERÓN...
¿El escenario? Cualquiera menos el
Vicente Calderón. Se lo digo en serio. La última fue en el Santiago
Bernabéu. Y han pasado 21 años, pero aún la recuerdo con nitidez.
Por cierto, en breve tendrán un post-crónica de aquella noche.
Tengo el vídeo, y pienso verlo de nuevo pronto. En mayo, espero
renovar la videoteca. En una noche, se pueden vengar trece años de
humillaciones. Atleti, vence por nosotros.