jueves, 24 de mayo de 2012

Se cumple un año de la despedida del Kun; y cinco sin Torres

Ayer justo hizo un año. El 23 de mayo de 2011, a las 23:30 horas, Agüero confirmaba en su Twitter la noticia que se venía barruntando con fuerza en los últimos días: “Le expresé al Atleti mi decisión de salir. Le pedí que reciban, sin condicionamientos, las ofertas que lleguen de otros clubes”.
Esa tarde la viví desde la redacción de Marca TV, y cada diez minutos pulsaba el F5 en el Twitter del argentino desde que supe, a las cinco y media, que había estado en las oficinas del Vicente Calderón.

A este primer anuncio el Kun le añadía una carta de despedida en su página web. Bajo el título, “La hora de partir”, un texto tibio, fundamentalmente hacia la afición que le trató como un Dios durante cinco años. Recalcando que, de no haber renovado, “la institución no hubiera percibido dinero alguno por mi traspaso”, asegurando que “ustedes (la afición) ya son parte de mi identidad” y apenas un recuerdo sobre los éxitos logrados: “Nunca olvidaré el festejo en Neptuno y aquella noche en Barcelona cuando no pudimos conquistar la Copa del Rey. Bien valió la pena, ¿no?”.
Ni una referencia si quiera a los cánticos que inundaron el Calderón durante un lustro. Ese “Kun, Kun, Kun” que supongo que alguna vez llegaría a emocionarle.
Y un mensaje claro por encima del resto: las razones eran “estrictamente deportivas” y lo que buscaba era “competir, ganar y estar entre los mejores”.
Luego vinieron sus flirteos con el Real Madrid (él deseaba fervientemente vestir de blanco) y sus constantes mensajes ninguneando al club que le hizo alguien en Europa y dejándose querer por el eterno rival.
Una salida dolorosa que me hizo plantearme seriamente darme de baja como abonado.

AGÜERO HA CUMPLIDO SUS OBJETIVOS
Ha pasado un año. Kun finalmente no vistió de blanco y se marchó rumbo a Manchester. Al City. Ha pasado un año, pero, mal que nos pese a muchos, Agüero ha conseguido lo que se fue a buscar. Ha ganado una Premier League, se ha proclamado campeón de la liga inglesa, y lo ha hecho además con un gol suyo en el minuto 93 que valió un título. Su 23º tanto, en lo que ha supuesto su mejor marca como profesional (superando en tres su último año como rojiblanco).
Muchos se alegraron de que se quedara fuera en la liguilla de la Champions. Algunos celebraron su eliminación ante el Sporting de Lisboa en la UEFA (podíamos habernos cruzado con él), pero, finalmente, Agüero ha triunfado plenamente en su primer año fuera del Atlético de Madrid.

CINCO AÑOS SIN FERNANDO TORRES
El próximo 4 de julio se cumplirán ya cinco años, cinco, de la rueda de prensa de despedida de Fernando Torres. Aquel día el Niño se hizo mayor. Aseguró que nunca había mentido a la afición, que dijo que cuando quisiera marcharse lo diría, y que aquí estaba. No explicó dónde quedaba su sueño de jugar la Champions con el Atleti o de ganar títulos “donde de verdad los sienta”, ni qué fue lo que le había motivado a cambiar de opinión tras años de promesas de amor eterno.
Simplemente señaló que había llegado una oferta importante y que la propuesta del Liverpool era “difícil de rechazar”.

HUYÓ DE LIVERPOOL POR LA AUSENCIA DE TÍTULOS
Fernando Torres encontró en su primer año gran parte de las cosas que había ido a buscar: mayor reconocimiento (fue el debutante más goleador en la historia de la Premier: 24 goles, sólo detrás de Cristiano), competir hasta el final en las máximas competiciones continentales (llegó a las semifinales de Champions), figurar en la lista de los grandes galardones(obtuvo el Balón de Bronce)...

Pero tras un subcampeonato en 2009, en la temporada siguiente la cosa se torció. Un año 2009-2010 plagado de lesiones, se borró en las semifinales de UEFA ante el Atleti para operarse, y un Mundial muy gris lejos de forma.

Al año siguiente, el Liverpool está fuera de cualquier objetivo ambicioso en Navidades y Fernando Torres decide marcharse. Me resulta gracioso oír a periodistas y aficionados Reds hablar de traición, cuando tres años antes todos vieron bien que abandonara “su casa” para firmar por el Liverpool.

PERO TORRES HA CUMPLIDO SUS OBJETIVOS
Con su fichaje por el Chelsea, queda patente la ansiedad de Torres por lograr lo que buscaba cuando salió del Atlético: títulos. Cerca de cumplir 27 años, el “Niño” ve que su equipo de toda la vida ha logrado una UEFA y una Supercopa de Europa, mientras él aún no se ha estrenado.
El pasado 19 de mayo, Fernando Torres logró lo que nunca habría podido con el Atleti: levantar una Champions League.
Sin embargo, es indiscutible que ese título ha estado muy muy lejos de “los que de verdad sienta”... No sólo por no haberlo conseguido con la rojiblanca, sino porque Fernando ha jugado un papel secundario en este Chelsea, muy lejos de sus pretensiones, como reconoció en una entrevista posterior, y del rol que le “prometieron” cuando fue contratado por 58 millones de euros.
En cualquier caso, la Copa de Inglaterra y esta Copa de Europa adornan ya el palmarés de Torres. Y eso fue lo que se marchó a buscar.

AGÜERO+TORRES= EL ATLETI DE HOY
Agüero y Torres, Torres y Agüero. Ambos tienen ya los títulos con los que aquí no se podría ni soñar (una Liga y una Champions). Sus salidas, por separado, pero con más fuerza juntas, nos recuerdan en lo que se ha convertido este club.
Un club vendedor. Un club pequeño. Un club cuyo techo son las dos Copas de la UEFA que ha conseguido en dos años. Muy meritorias, sí, pero no hay más allá.

FALCAO SERÁ EL SIGUIENTE; UN ATLETI SIN ÍDOLOS
Falcao será el siguiente. El colombiano está dejando clara su intención de quedarse y quizá no sea este año, ni el siguiente. Pero venir a un nuevo equipo, ser campeón de la UEFA el primer año, y que todos hablen ya de su salida, dice mucho de lo que es el Club Atlético de Madrid a día de hoy.
Un club que desembolsa 40 millones de euros por su nueva “estrella”, y ya no es capaz ni de conservarla más de una temporada.
Por eso, mientras que con Fernando Torres iba cada domingo al Calderón con la ilusión de verle a él, mientras que con el Kun Agüero cantaba cada gol del Atleti con más fuerza si era él quien lo anotaba, con Radamel Falcao no siento nada...

Como un corazón que de tantas veces roto se niega a enamorarse. Como un novio despechado que, tras un duro abandono, ya no cree que pueda volver a confiar en nadie más. Así siento yo al Atleti de hoy. Un Atleti sin ídolos. Porque a los ídolos los forja el tiempo y la ilusión. Y aquí nos han robado ambos. Porque sólo hay dos figuras que se perpetúan. Y el reloj se paró hace 25 años.

viernes, 11 de mayo de 2012

Y la Copa la levantó Falcao (VIDEO: El 3-0 de Diego in situ en las gradas de Bucarest)

Lo cuestionaba en la previa ¿Quién levantaría la Copa si el Atleti obtenía su segunda UEFA Europa League? Con Antonio López y Perea en la calle, el elegido parecía ser Gabi. Y así fue. El 14 tuvo el honor compartido con Antonio López de alzar el trofeo. El de Benidorm entró finalmente en la convocatoria, aunque no entiendo por qué no salió algún minuto.
Muy a su derecha, Luis Amaranto Perea. El colombiano no tuvo en este caso la suerte de poder subir una Copa que también le pertenece y quedó relegado en la foto.

Este privilegio lo tuvo Radamel Falcao. A la izquierda de los dos capitanes, fue el primero en recibir el trofeo. También es justo. Es suyo. El colombiano marcó la diferencia con dos goles soberbios en el primer acto. A lo largo de una temporada ha rentabilizado con creces los 40 millones de euros que costó. Es ya el máximo goleador en la historia del club en una misma temporada con 35 goles (23 en Liga y 12 en UEFA) alcanzando a Forlán (08-09) y a Baltazar (88-89).
LOS TÍTULOS HAN VUELTO, PERO...
A continuación pasaré a narrarles la historia de mi aventura en Bucarest. Un año más, me lié la manta a la cabeza y tuve el placer de vivir in situ un Atleti campeón de Europa.
Pero no sin antes expresarles un pesar: el mismo día que el Atlético de Madrid se proclamaba campeón del segundo trofeo continental, nuestro entrenador, y los propios protagonistas, recibían preguntas sobre si nuestras estrellas, Falcao y Diego, seguirán el año que viene. Los títulos han vuelto. La grandeza, no. Triste, muy triste.

7:30 HORAS #DESTINOBUCAREST
A las 7:30 de la mañana llegó al aeropuerto de Barajas. Mi colega de profesión y de sentimiento colchonero, Santi Riesco, lleva esperándome un rato con su sobrino Álvaro en la cola del mostrador 136. “Corre, que ya estamos en la cinta”; “Vamos, que sólo quedan 15 por delante”. Sus whatsapp me apremian a comenzar la mañana corriendo. Será un día largo y plagado de emociones.
Embarcamos los primeros por la puerta B23, lo que nos posibilita un bonito viaje en primera clase. La primera vez para la mayoría. La cosa promete.

AVIÓN RÁPIDO; BUS LENTO
Llegamos a Bucarest a las 14:00 horas. El vuelo ha sido algo más corto de lo esperado. Pero el tiempo ganado, lo vamos a perder después. Un primer autobús nos lleva hasta el estadio. A la salida del aeropuerto nos encontramos envueltos de una fortísima presencia policial. “Tranquilo Robocop, que esto lo controlo yo”, le espeta uno de los “líderes” de nuestra expedición a uno de los agentes rumanos.
Para llegar al estadio damos un rodeo impresionante. Recorremos un par de veces la misma avenida. La capital de Rumanía cumple un mismo patrón estético. Altos edificios descoloridos y grises, amplias calles, un cielo lleno de cables y un viejo tranvía atravesando la ciudad.
“Es una ciudad puramente soviética”, me repite Santi.
Una vez en el Estadio Nacional de Bucarest, nos espera otro autobús que nos llevará hasta la fan zone. Otro largo recorrido entre un monumental atasco. Ni la Gran Vía en hora punta. El calor y los nervios se acrecientan. Empezamos a ver más y más rojiblancos en las calles. La fan zone está a escasos metros. Pero el conductor continúa su camino impasible, cuando la gente lo que quiere es bajar ya, respirar aire y coger una cerveza. “Abre la puerta, Dimitri abre la puerta”, corea el autobús.

UNA FAN ZONE POBRE
Por fin en la fan zone la primera impresión es de decepción. Mucho más pequeña que la de Hamburgo hace dos años. Menos gente, menos ambiente, menos puestos... y en los que hay el único alcohol que venden es cerveza (que a mí no me gusta). Nos echamos un futbolín Santi y Álvaro por un lado y yo con un lugareño. La falta de comunicación nos hace perder, y Santi se lesiona un hombro en el fragor de la batalla. Un café en el Hilton, un par de copas por 32 leis en un pub de la zona, y pronto ponemos camino al estadio.
En las inmediaciones la cosa no cambia demasiado. Poco ambiente, poco alcohol, pero tengo la suerte de encontrarme un ídolo de niñez, Manuel Sánchez Delgado Manolo, con el que me fotografío. Una hora antes del partido, estamos ya dentro del estadio.
Allí se nota el predominio bilbaíno. Las cifras oficiales hablaban de 13.00 vascos frente a 10.000 madrileños. En los cánticos también ganan. Se nota su euforia. La misma que le falta a la afición atlética, mucho más emocionada en Hamburgo hace dos años. A todo se acostumbra uno, por desgracia, aunque se trate de una final europea.

EL ATLETI DEMUESTRA QUIÉN ES EL GRANDE
Pero el partido comienza y la cosa cambia. El Atlético de Madrid demuestra quién es el grande desde el primer minuto. Quién está acostumbrado a jugar finales europeas (aunque en el once sólo estuviera Falcao), quién sabe lo que es levantar títulos en la historia reciente.
Y en el primer minuto Arda Turan roba un balón en campo ajeno, recorre la banda con caño incluido, y su centro lo remata cruzado Adrián. Los “Atleeeeeti, Atleeeeti” tienen acento castizo. El miedo atenaza a los leones. En el césped, y en la grada.
El Atleti ha salido mejor, presiona arriba y Diego, imperial toda la noche, también lo intenta. “Hay que marcar primero”, le digo a Santi. En una final igualada, un gol tempranero puede marcar al campeón. Como ya pasó con el Sevilla. Y así fue.

Minuto 7 de partido. Falcao recibe un balón largo en el flanco derecho y entra en el área. Aguanta la pelota, hace un amago, dos, espera la llegada de los compañeros. Pero entonces se inventa un zurdazo con una rosca perfecta a la escuadra derecha de Iraizoz (1-0). El fondo opuesto estalla de júbilo. Incluso veo alguna lágrima prematura. Un gol así vale su peso en oro. Y el de Falcao fue un golazo.

CEDE UNOS METROS, PERO DE NUEVO FALCAO
Por desgracia, como en otros muchos encuentros, el Atleti cede unos metros al rival al ponerse en ventaja. El Athletic coge la bola, pero apenas genera peligro. Godín, muy atento toda la noche, se anticipa en cada lance a Llorente. Sin embargo, en el minuto 19 dan el primer susto, en un centro de Ander Herrera que el riojano remata fuera en el primer palo. Y sólo cinco minutos después, Íker Muniaín, prueba a Courtois con un derechazo lejano. La gran personalidad mostrada por el chico para liderar a su equipo, contrasta luego con su incontenible manantial de lágrimas, que nos recuerdan que sólo es un niño de 19 años.
El Atleti para el partido. Un Mario Suárez desconocido se agiganta en medio campo. Corta y la juega con criterio, la aguanta, la pisa, controla el juego con sangre fría y encuentra siempre al compañero. Gabi y Diego le ayudan en la faceta de dar aire al equipo. Pero si hay alguien que hincha los pulmones rojiblancos es Falcao.
Amorebieta regala un balón en su propia área para Miranda, Arda se interna y encuentra a Falcao. El colombiano la pisa en el área y en la grada ya se canta el gol. Rompe a Aurtenetxe con su amago y, de nuevo con la zurda, la pega arriba, donde Iraizoz no puede alcanzarla.
2-0, una renta casi insalvable en una final. El descanso se presenta como una tabla de salvación que garantiza más de medio título y el público colchonero silba la última jugada bilbaína como si se tratara de un 1-0 en el minuto 94.

EL ATHLETIC ASFIXIA A UN ATLETI SIN CAMBIOS
En el segundo acto Bielsa da entrada a Ibai Gómez e Iñigo Pérez por Aurtenetxe e Iturraspe, y aunque ambos dan más mordiente, no es suficiente.
Los minutos van pasando, pero las ocasiones no llegan. El minuto 60 se alcanzan con tranquilidad. Pero el Athletic ofrece sus últimos coletazos antes de morir. Los zagueros rojiblancos llegan a cada balón, pero precisamente por dejar alguno de ellos muerto el Athletic encuentra sus mejores oportunidades. La mejor, en una jugada que rodeó toda el área, un disparo de Susaeta que encuentra a un enorme Courtois.
El partido se acaba, pero el Atlético necesita oxígeno. Le ruego al Cholo que introduzca algún cambio en el equipo. Pero Simeone quiere aguantar con sus once hasta el final.
En una contra, Falcao protagoniza una jugada brillante. Rompe a un primer defensa con un autopase picado, recorta a un tercero, pero cuando ya canto el gol se encuentra con la madera. “¡Qué bueno es! ¡Qué bueno es!”, grita Santi.

Y LA PUNTILLA DE DIEGO
Cuento cada minuto para que la final acabe. Hay la lógica tensión, aunque el 2-0 es un gran colchón. Sin embargo, miro a mi alrededor y aún la gente resopla o se echa las manos a la cabeza. Pero en la contra definitiva, Diego se marcha por velocidad, rompe a Amorebieta con su recorte y la cruza suave, pero junto a la cepa del poste de Iraizoz. “¡Se acabó! ¡Se acabó!”, grito alborozado mientras grabo con mi cámara. La jugada del tercer gol la inmortalicé para la posteridad, y nuestra alegría infinita también. Aquí os la dejo para compartirla con vosotros.
Por segunda vez en dos años, el Atlético de Madrid vuelve a proclamarse campeón de Europa. El vigésimocuarto título de nuestra historia. Y ya tenemos un motivo para ver la final de la Champions: elegir rival para la Supercopa de Europa.
Uno se acostumbra a lo bueno. Y ganar esta segunda UEFA Europa League no tiene el mismo valor emotivo y sentimental que la primera. Aunque se ha ganado con mucha más brillantez y autoridad, batiendo el récord de victorias de cualquier equipo en Europa (12), el título no es celebrado entre la hinchada con la misma euforia insondable de hace dos años.
En cualquier caso, nuestra historia sigue creciendo, las vitrinas han vuelto a abrirse y el nombre del Atlético de Madrid se ha inscrito de nuevo en lo más alto de Europa.
Pero hace falta algo más. Para que el enfermo recupere definitivamente su memoria hay que cambiar un par de tuercas en su cerebro. Para que una gran actuación como la de Falcao no sea “una oportunidad” para venderlo. Para que los grandes futbolistas cuando vean al Atleti desde casa piensen, yo quiero jugar ahí algún día. Por mi parte sí les puedo asegurar, que seguiré en el Atleti la próxima temporada.

martes, 8 de mayo de 2012

¿Quién levantará la Copa?

Lo siento, pero no puedo. Cada vez puedo menos. Cada día, me resulta más y más difícil identificarme con este Atlético de Madrid. Y eso que lo intento. Se lo aseguro.
Leer la noticia de que ni un solo jugador repetirá en el once del Atlético respecto al campeón de la UEFA Europa League de hace sólo dos años, me crea tristeza... y vergüenza.
Es, por otra parte, algo previsible. Sólo cuatro podrían hacerlo: Perea, Domínguez, Antonio López y Assunçao.
Pero a dos ya les han dado el pasaporte de cara al año que viene. Perea y Antonio López. Curiosamente los dos hombres que aparecían en el centro de la imagen en el momento más importante de la historia reciente del Atlético de Madrid. El hombre que levantó nuestra primera UEFA Europa League, el capitán, y quien le secundaba a su derecha, Luis Amaranto Perea.

SIEMPRE DEFENDÍ A ANTONIO LÓPEZ Y PEREA
Quien me conoce y lleva tiempo leyendo este blog sabe que siempre he defendido a ambos.
Antonio López, canterano desde las categorías más tempranas en el Atlético de Madrid. Diez temporadas en la primera plantilla colchonera. Debutó en el primer añito en el infierno (2000-01), participó en el ascenso, y emigró un par de temporadas rumbo a Pamplona, ya que la llegada de un veterano Sergi Barjuan le cerró el paso.
Su vuelta, en la 2004-05, coincidió con el fichaje de Luis Amaranto Perea, que junto a Pablo Ibáñez (pese a que muchos lo hayan olvidado) formó la pareja de centrales de moda del fútbol español durante un par de temporadas.
Ambos son historia reciente del Atlético de Madrid. Han pasado por sus peores momentos, ayudaron en el lento resurgir de este club, padecieron las largas temporadas de mediocridad e Intertotos, pero ambos llegaron como titulares para saborear las mieles de un título.
Ahora, sólo dos años después, ninguno de los dos vale.
Puedo entender más el caso de Perea, con 33 años ya cumplidos. ¿Pero y Antonio López? Apenas rebasada la treintena y tras un año en el que no ha jugado por culpa de constantes lesiones musculares y problemas en su rodilla izquierda.

ANTONIO SUCEDIÓ A TONI, LÓPEZ, KIKO...
Antonio López llegó al Atlético de Madrid precisamente en el momento en el que se iban nuestros últimos grandes ídolos. Compartió vestuario con gente como Kiko Narváez, Toni Muñoz o Juanma López. ¿Les suenan? Algunos de ellos estaban antes de que yo “llegara” al Atlético de Madrid. Y es que en 1990, cuando siendo un niño empecé a amar a este club, gente como Tomás, Toni, Solozabal, López, Vizcaino, Manolo... llevaban toda la vida en el Atlético de Madrid... y toda la vida se quedarían...

NO ERAN NI EL MEJOR LATERAL, NI EL MEJOR CENTRAL
Puede que Antonio López no fuera el lateral más rápido del mundo, ni el que mejor iba al cruce, ni el mejor marcador... Pero era un tío con clase, que sabía ponerla (que pena que no haya enseñado a Filipe Luis), que pegaba las faltas de vicio y que encima metía goles de cabeza...
Puede que Luis Amaranto Perea no fuera el tío con más soltura sacando la bola desde atrás. “A veces me lío solo”, reconocía en una entrevista hace un par de años. Pero el colombiano era el más rápido de la zaga. Siempre atento al cruce, siempre sostuve y seguiré sosteniendo que ha salvado muchos muchos más goles en nuestro equipo de los que ha provocado.

LAS EMOTIVAS PALABRAS DE PEREA
Ambos han grabado unas palabras de despedida en la web del club. En las que no les ha quedado otro remedio que dar las gracias por el trato que les ha dispensado el Atlético de Madrid, aunque considero que finalmente les han dado la patada.
Pero especialmente llamativa y emotiva me ha parecido una frase de Luis Amaranto Perea:
“Seré el hincha número uno. Tengo tres cosas en la vida que para mí son muy importantes: Dios, mi familia y el Atlético. Son tres cosas a las que realmente amo con el corazón...”.
¿A cuántos jugadores de la plantilla actual se imaginan diciendo algo similar a esto?

NOS QUEJAMOS DE FALTA DE IDENTIDAD
Llevamos una década quejándonos de la pérdida de identidad de nuestro club. De que no hay cantera, de que no hay veteranos que hayan mamado lo que es el Atlético de Madrid y se lo hayan trasmitido a las nuevas generaciones. Que nuestra directiva pisotea la que ha sido nuestra idiosincrasia y ha convertido al club en una agencia de compra-venta de futbolistas.
Sin embargo, cuando tenemos un futbolista como Perea, con un sentimiento como éste, le largamos a la primera posibilidad.
En cuanto a Antonio López, tras el durísimo año que ha pasado, un hombre que se va “con el orgullo de haber vestido los colores que siempre quiso vestir” y que siempre dijo que “no quería retirarme de este club sin haber levantado un título”, se marcha cuando todavía le quedaban varias temporadas de fútbol.

EL AMOR DE DIEGO, FALCAO, COURTOIS
El fútbol es un negocio. Y por desgracia hay que encomendarse a jugadores como Courtois, Diego o Falcao, que probablemente en un año no estarán ninguno de ellos, para intentar levantar la Copa de este miércoles. Ninguno sentirá ese título como un éxito del Atlético de Madrid, sino como un triunfo propio que, quién sabe, le ayude a dar el salto a un equipo más grande.

EL TÍTULO SERÁ DE LOS NUEVE MIL DE LA GRADA
Los que lo sentirán como suyo serán los nueve mil atléticos de la grada de Bucarest (Y los millones desde sus casas). Ésos que verterán lágrimas tanto si el equipo gana como si pierde; que se abrazarán al de al lado como si fuera su hermano; que se esforzarán porque sus gritos de ánimo sean el aliento que empuje al triunfo a los once del campo. Independientemente de quiénes sean. Porque lo importante son las rayas rojas y blancas. El oso y el madroño. Las siete estrellas. Y entre esos nueve mil, habrá dos hinchas más. Antonio López y Perea. Que sentirán este título como suyo. Aunque no jueguen un solo minuto.
Y yo me pregunto ¿quién levantará la Copa? Los únicos que repetirán en la foto, serán los de siempre...

viernes, 4 de mayo de 2012

¿El Atleti merecía jugar en Champions...?

Ya se lo pregunté en la encuesta que tienen arriba a su derecha hace algo más de un mes. Cuando Hannover y Valencia aún estaban en el camino les cuestioné qué preferían: ¿un equipo centrado en levantar su segunda UEFA Europa League o que luchara por entrar en la Champions vía Liga?
Yo elegí lo primero. Lo tenía claro: no hay pólvora para la caza mayor.

Sin embargo, fueron muchos los que me criticaron y recordaron que “somos el Atlético de Madrid”, “hay que luchar por todo”... Pero eso era antes. En un club en el que de una final a otra no quedarían sólo en la plantilla cuatro titulares (Assunçao, Domínguez, Perea y Antonio López) y tres tienen las maletas en la puerta... En un club en el que ya se pregunta si la estrella, recién llegada y con un título a tiro, se va a marchar este verano...

LA AFICIÓN NO VE LA REALIDAD
Los resultados de la encuesta son concluyentes y me demuestran que tenemos una afición que se niega a darse cuenta de nuestra realidad:
-Un 62% cree que debemos luchar por los dos objetivos: entrar en la Champions y ganar la UEFA.
-Un 29% (menos de la mitad) se “conforma” con levantar el título europeo.
-Mientras que apenas un 8% firma que prefiere entrar en la Champions (¿Quizá Gil Marín?)

¿EL ATLETI MERECE JUGAR EN CHAMPIONS?
¿De verdad creen que un equipo que sólo ha ganado fuera más que Osasuna (2) y Racing (1) merece jugar la Champions?
¿De verdad creen que un equipo que ha sumado un punto ante Real Madrid, Barcelona y Valencia debe jugar la máxima competición continental?
¿Realmente piensan que una plantilla que ha tenido a tiro meterse entre los cuatro primeros ganando a Sporting o a Racing (y no lo ha hecho) tiene que estar entre los mejores de Europa?
La temporada del Atlético de Madrid en Liga ha sido de lo más mediocre. Tampoco ha sido capaz de ganar al pobre Sevilla, por ejemplo, ha sido goleado en Bilbao, Cornellá o Levante; ha perdido puntos en casa con el Betis, el Mallorca u Osasuna...
Aunque hubiera ganado a la Real, y los dos encuentros que restan, habría acabado con 58 puntos...
El primer año de Aguirre se terminó con 60 (empatados con el Zaragoza, que fue 6º) y se jugó la Intertoto...

EL ATLÉTICO TAMBIÉN SE PASEÓ
Pero ni siquiera se ganó. Porque la Real Sociedad, con la salvación sellada la semana antes ante el Racing, vino a pasearse (con todo merecimiento) al Calderón. Y el Atlético pensó que ante un rival de paseo, con hacer lo propio le valdría para lograr los tres puntos.
Así, hasta el minuto 25 no disparó por primera vez con peligro, en un cabezazo desviado de Arda a centro de Filipe.
Fue el único tiro con peligro de todo el primer acto de los colchoneros.

En la segunda parte, los guipuzcoanos comenzaron avisando de que, si les daban facilidades, igual enganchaban una. Zurutuza ganó por velocidad a un lentísimo Miranda y la puso al segundo palo, donde Agirretxe remató fuera por muy poco.
El Atleti seguía dormido, y sólo Adrián parecía tener otra velocidad, mientras que Arda buscaba constantes pases en profundidad a la espalda de nadie.

EL NIÑO DEL "¡TIRA, TIRA!"
Sin embargo, a los diez de la segunda, Juanfran llegó a línea de tres cuartos. “¡Tira, tira!”, le gritó un niño unas filas atrás. El alicantino se escoró a línea de fondo. “¡Tira, tira!”, le insistía el niño. Entonces la puso atrás para Gabi. “¡Tira, tira!”, se desgañitaba el pequeño. Y cuando estaba a punto de decirle al chavaluco que cómo pretendía que tiraran casi desde el corner, va Gabi y se saca un derechazo de esos que pegaba sólo cuando era el líder del Zaragoza y ponía el 1-0 junto al palo. Golazo.
“Tenía razón el niño”, me dijo mi padre...

...PERO GABI SE CRECIÓ
El Atleti ya había hecho lo suyo casi sin buscarlo, y la Real se vino un poco arriba con un par de faltas un poco lejanas de Ifrán. En esas, Gabi, que estaba crecido, se puso a protestar por una de esas faltas y vio la amarilla. Y en el 73, no se le ocurrió otra cosa que dejar botar un rechace como si estuviera solo y levantar la pierna a la cara de Carlos Martínez. Segunda tarjeta. A sufrir.

...Y A SUFRIR ENCERRADOS
Me di cuenta de que el último cuarto de hora sería un sufrimiento total cuando Diego recuperó un balón en campo propio y pegó un pase en profundidad... a Simeone. Si el tío con más clase del equipo se dedica a dar pelotazos, qué se puede esperar...
Así que la Real sumó un corner tras otro. Hasta acumular una docena. Y el Atleti se colgaba del larguero. Y el Cholo dio entrada a Godín por Falcao para contribuir a ello.
Y la grada, consciente de que esa triste victoria nos llevaba a otra final, un Atlético-Málaga por la Champions en sábado por la noche, animó y animó en pos de un triunfo poco lucido, pero efectivo.

SIN FINAL POR LA CHAMPIONS
Pero de tanto corner, en el 91, como a la vieja usanza, tras sufrir hasta el final, un par de rebotes, Juanfran no despeja, a uno le pega en el codo, y le llega a Vela, que la empuja a la red. 1-1.
A ellos les daba igual. A nosotros, parecía que también. Nos han robado una final. Pero es que este equipo no da para dos finales. Espero que en la otra, en la de Bucarest, no fallen.

martes, 1 de mayo de 2012

Otro locurón...

La vida puede cambiar en un minuto. Una decisión, un gesto, una milésima de segundo... y puede cambiar el signo de un partido, o peor, decidir un viaje de miles de kilómetros... dar un giro a tu vida...

Minuto 78. 0-1. Falcao se planta solo ante Fabricio, le recorta, éste le trompica... Falcao decide mantenerse en pie, guardar la vertical... y la ocasión se pierde. Unos minutos más tarde, el Betis le da la vuelta al partido. Sólo con haberse dejado caer, habría sido el 0-2.

18:00 horas del 1 de mayo. Uno circula por la M-30. Un simple giro de volante a la derecha te sitúa en la Glorieta de Pirámides. Las taquillas del Vicente Calderón están a un paso. Sólo hay que hacer una pregunta: -¿Quedan entradas? Sí, si quedan. -¿De las de 25 euros, verdad? Sí, sólo de 25...
Ya sabías la respuesta. Pero quizá uno prefiera que le contesten que no, que ya se han agotado. Por eso renunció el día anterior, el día asignado por tu número de abono, a retirar su entrada. Porque es inmoral gastarse 600 euros en un viaje para un partido de fútbol con la que está cayendo, y más cuando tu propia casa no es uno de esos hogares que se salvan del chaparrón.

Sin darse cuenta se ha pasado el desvío... la salida a Pirámides y Marqués de Vadillo se ha quedado atrás. Quizá es una señal... pero el problema es que tu cabeza está empeñada en lo mismo.
Da igual, por la siguiente: Puente de Segovia y Paseo Virgen del Puerto. Apenas es un rodeo y llegamos al mismo destino.

MI PADRE ME ACONSEJÓ QUE NO FUERA
Las palabras de tu padre resuenan en tu cabeza: “Si me pides consejo, yo no iría. No están las cosas para gastarte tanto dinero en esto. Además, ya fuiste hace dos años a Hamburgo. Entonces llevaban 25 años sin llegar. Ahora, a lo mejor vuelven en cuatro o cinco años, y ya estarán mejor las cosas. Además, este año no está nada claro que vayan a ganar”...

Y mientras, la chiquita de la Agrupación de Peñas, que debe de acabar de cumplir los 18, te explica que el aeropuerto de Bucarest es mucho más pequeño que el de Hamburgo, y que si la vuelta entonces fue un caos “esta vez será igual o peor. Mucho peor”...
Y recuerdas lo mal que lo pasaste esa larga noche de espera en Hamburgo, y eso que había ganado el Atleti. Pero tu cabeza sólo tiene una cosa en la mente: Si has llegado hasta aquí... ¿no la vas a comprar?

Y EL BETIS REMONTA AL ATLETI...
El Atleti va ganando 0-1 al Betis. Koke ha marcado un gran gol tras una perfecta dejada de cabeza de Falcao. El gol hace justicia a un partido claramente dominado por los rojiblancos, con ocasiones de Falcao que no entraron por poco, o un par de Adrián que salvó el portero bético (gol anulado aparte). La Champions parece a tiro con la visita del Málaga al Camp Nou.
Pero entonces llega la reseñada jugada de Falcao, y poco más de cinco minutos después Rubén Castro se cuela por el flanco izquierdo y encuentra solo a Pozuelo, que pone el 1-1.
Qué injusto es el fútbol. Todas las ocasiones habían sido del Atleti.
Pero sólo un minuto después, otra vuelta de tuerca. Una jugada rapidísima y perfectamente hilvanada por banda izquierda termina en los pies de Pereira, que dispara raso e incomprensiblemente Courtois se la come. 2-1. Adiós Champions, adiós UEFA...

...PERO UNO COMPRA LA ENTRADA
Finalmente uno vuelve a la taquilla. Al fin y al cabo, no se llega a una Final europea cada año... como mucho, cada dos :)
-Deme una entrada -¿Una o dos? -Una, una...
Y entonces uno sube al local de la agrupación de peñas y suelta la tarjeta de crédito, y se descubre haciendo la misma locura que dos años antes. Y pregunta si podrá viajar con su amigo Santi Riesco, que ha comprado el viaje aquí mismo. “Sí, sí, es el mismo jumbo. Y quedan justo diez plazas”.
Al menos esta vez no iré tan solo como hace dos temporadas, aunque terminé haciendo amigo en aquella ocasión.

...EN EL ÚLTIMO MINUTO
Minuto 94. Última jugada del encuentro. Incluso Courtois sube al remate. Corner que peina Godín en el primer palo y Falcao se tira en plancha para poner el empate (2-2). 23 goles del colombiano.
Es curioso salvar un punto en un partido que se debió ganar. Pero, aunque parezca poco, sirve para meter al Atlético sexto y para mantener vivo el hilo de la Champions...

...EN EL ÚLTIMO MINUTO
18:30 horas del martes. Menos de cien entradas en taquilla. Pese a dejar pasar el lunes, ver que todavía quedaban 542 entradas ha sido demasiada tentación tras dos días dándole vueltas y entrando cada hora a la página del club a ver cómo iba la venta de localidades, concienciándose de que no podía ser, de que no debía ser...
-¿La has comprado ahora mismo?, me pregunta el de la Agrupación.
-Sí, mi día era ayer. Pero en un primer momento no iba a ir. Es mucho dinero. Y he estado pensándolo hasta el último momento.
-Es para pensárselo, me contesta...
La locura ya está hecha, otra vez. Allí espero encontrarme con buenos atléticos como Sergio Medina, Borja de Matías o Ignacio Perucha.
Y, sobre todo, espero que ganemos. En cualquier caso, mi padre me va a matar... y encima es del Athletic.