Goles: Saúl Ñíguez (¡Golazo!)
Hace más de diez años, cuando la Champions League se jugaba con dos hastiosas fases de grupos en las que el Real Madrid y el Barcelona goleaban a equipos mediocres como el Lokomotiv de Moscú, el Genk, el Galatasaray, el Anderlecht o el Fenerbahçe; o incluso el Valencia y el Deportivo (¡Qué tiempos aquellos!) jugaban finales o semifinales de la máxima competición continental, siempre surgía en mí una duda y un anhelo: ¿Hasta dónde podría llegar el Atleti en esta competición?
Viendo el
nivel de alguno de estos rivales, era inevitable pensar que, al menos,
podríamos llegar a octavos de final. Y así fue en nuestras primeras
participaciones, hace ya ocho temporadas (Oporto). Eso cuando no caíamos en la
fase de grupos como ocurrió en 2010 (lo que nos posibilitó ganar nuestra
primera UEFA Europa League, vía repesca).
¿CUÁNTAS
VECES SOÑÁBAMOS CON UN ATLETI-BAYERN?
¿Cuántas
veces no hemos fantaseado los colchoneros con qué podría ocurrir en un
Atleti-Bayern de Múnich, jugado de poder a poder, o en un Atleti-Milán... o un
Atleti-Liverpool...?
En el año
2016, ya no hay que hacer más ensoñaciones con esos partidos míticos. Los
rojiblancos se han medido a todos estos grandes rivales en los últimos años. Y
a todos los ha ganado. Ahora, el Atleti sueña despierto.
Este
miércoles llegó al Vicente Calderón uno de esos enormes partidos. Atlético de
Madrid-Bayern de Múnich. El cinco veces campeón de Europa, un conjunto que ha
llegado, al menos, a semifinales en seis de las últimas siete temporadas,
siendo finalista en tres de ellas, y campeón en 2013, visitaba el Manzanares
con futbolistas de la talla de Lewandowski, Ribery, Muller, Lahn o Neuer. Más
de 3.000 alemanes en el fondo norte completaban un ambiente espectacular en un
estadio lleno hasta la bandera (55.000 almas) y con un precioso tifo engalanando
las gradas, a la altura del lema que lo acompañaba: Atleti yo TE AMO contigo a
la final.
EL PRÓXIMO, EN MILÁN
Hubo brindis
de la victoria con mi amigo Santi Riesco (su efectividad sigue subiendo como la
espuma), hubo abrazos con Juanes, con Propan, con Javi Vélez, con Peris o con
Bernardo Salazar (hijo) que nos contó a mi padre y a mí algunas de las venturas
y desventuras que ha pasado su padre como historiador y coleccionista insigne
de todo lo que tiene que ver con el Atlético de Madrid. Y a todo el que me
quería escuchar, le lanzaba dos mensajes: "Hoy ganamos 1-0" y
"El próximo, nos vemos en Milán".
Y con esa
convicción encaré el partido, en un punto intermedio entre los optimistas que
apostaban por un 2-0 o un 3-0, y los amedrentados que firmaban el 0-0.
EL GOLAZO DE
SAÚL
Sin embargo,
Saúl Ñíguez me hizo convertirme al optimismo a los once minutos. El canterano
recogió un balón en el círculo central. Como perdido, sin saber muy bien si iba
o venía, dejó atrás a Thiago Alcántara. Y ahí supo que iba... Se marchó de
Bernat, rompió a Xabi Alonso con un recorte de vértigo digno del mejor Messi,
y, una vez en el área, tuvo la sangre fría de aguantar el pulso a Álaba, perfilarse
el balón para su pierna izquierda y colocarlo fuera del alcance de Neuer, junto
a la cepa de su poste derecho (1-0). El gol merece la pena ser narrado con
detalle, porque es historia y es arte.
El Bayern
tuvo un mayor dominio de la pelota durante todo el choque (juega como el Barça
de Guardiola), pero el Atleti pudo sentenciar antes del descanso en una colada
de Griezmann por velocidad, cuyo disparo salvó Neuer con la pierna izquierda.
ESE LARGUERO
QUE NOS HIZO TEMBLAR...
En el segundo
acto, el panorama cambió. Los de Múnich metieron dos marchas más,
intensificaron su dominio y adelantaron líneas. Antes del minuto diez, Álaba se
sacó un zapatazo desde 40 metros que hizo temblar al larguero de Oblak (y a
todo el Calderón) y sólo un minuto más tarde el meta esloveno tuvo que
estirarse abajo para atajar un cabezazo de Javi Martínez.
Ante este
dominio, se multiplicaron Giménez y Savic (muy bien los dos centrales) y
especialmente Augusto. El argentino no es de mi devoción, pero completó su
mejor partido como rojiblanco ante los alemanes. No dejó un solo balón sin
barrer en medio campo. Se hinchó a robar y cortar.
TORRES LES
DEVOLVIÓ EL SUSTO
Douglas, de
vaselina, o Vidal con un zapatazo que hizo lucirse a Oblak, siguieron
amenazando con el empate. Pero en un contragolpe Fernando Torres recordó que el
Atleti aún tenía ataque. El Niño hizo un perfecto recorte para superar a Alaba
y sacó un gran disparo con el exterior que se estrelló en el poste.
De algo
debió servir el susto, ya que los germanos no volvieron a inquietar con
verdadero peligro la portería de Oblak. El Atleti resistió, y el 1-0 es un
resultado que vale millones de cara a llegar a la final. Una vez más, un gol
del Atleti, vale oro.
Acerté el
1-0, igual que acerté el 2-0 ante el Barça, y con el mismo convencimiento les
insto a que vayan reservando viajes para Milán, porque, se sufrirá más o menos,
pero al Bayern de Múnich le eliminamos.
A MÍ NO ME
SORPRENDE ESTE ATLETI..
Y cuando
algunos se sorprenden o se asombran de la enorme temporada que está haciendo el
Atlético de Madrid, de que tumbara al campeón de Europa, de que haya dejado a
cero al todopoderoso Bayern... yo, salgo del Calderón con la sensación de que
lo que estamos haciendo es algo "normal". Y se lo explico. Mi Atleti,
es capaz de todo. Mi Atleti, es capaz de ganar a cualquiera. Sencillamente,
porque mi Atleti es el mejor equipo del mundo. Soñaba con ello hace más de diez
años; lo estoy viviendo ahora; y el próximo 28 de mayo, por fin, será una
realidad. Nunca dejes de creer.
PD: Les dejo
un vídeo de las entrañas del Vicente Calderón, después del partido, en el que
podrán comprobar la locura y la felicidad sin límites que este Atleti está
provocando entre su afición. ¡Atleti yo te amo, contigo hasta el final!