martes, 19 de abril de 2011

A ras de césped: la soledad del Kun Agüero

El domingo en Cornellá-El Prat viví mi primer partido de la temporada “in situ” como visitante. Como ya me ocurrió en El Molinón (por la falta de entradas) o en El Sardinero, pude comprobar que el Espanyol también tiene destinado para la afición visitante un cubículo en la esquina de uno de sus fondos.
A fuerza de ver más fútbol a ras de césped, más me reafirmo en mi convicción de que este deporte hay que contemplarlo desde cierta altura para captar su esencia (qué complicada es la labor del entrenador desde el banquillo). Pero es cierto que a ras de césped, a sólo unos metros de los futbolistas, uno ve el encuentro de otra manera. Más fútbol, más deporte, menos espectáculo.
EL FÚTBOL EN PRIMER PLANO
Pudiendo prácticamente oler el sudor del Kun, escuchar los gritos de De Gea ordenando su defensa o distinguir la vena hinchada en la frente de Ujfalusi cuando protesta al árbitro, uno percibe otro concepto del fútbol, que le retrotrae a esa época en la que uno hacía sus pinitos como futbolista sobre los campos de tierra. Esa época en la que el entrenador te insistía en la importancia del control, en la que te enseñaban a hacer la cobertura al lateral cuando subía la banda, y había que andarse con ojo de no quedarse atrás cuando se tiraba el fuera de juego.
A la altura del césped, uno percibe más claramente cómo se hartan a correr Tiago o Mario Suárez en la lucha encarnizada que supone hacerse con un medio campo; o cómo Diego Costa se hace fuerte en el juego aéreo y los zagueros rivales caen cómo bolos cuando van al choque con el brasileño; o el respeto que infunde el Kun Agüero a los contrarios, que prefieren darle dos metros antes de entrarle y que se la líe, o pegarle una patada rápida según suelta la bola, para evitar que se dé la vuelta.

UN JUEGO DE EQUIPO
Desde esos pocos metros, uno es más consciente de que el fútbol es un juego de equipo. Pero un juego de equipo que en muchas fases consiste en tener confianza en tus compañeros y esperar. Tener paciencia en tu parcela mientras esperas que la presión de Tiago y Mario surta efecto y se recupere una bola; o cruzar los dedos para que Perea no pifie el despeje y conceda una ocasión al rival; o que Filipe no descuide la retaguardia en una subida alocada; o que Godín no se coma el bote y permita un remate del adversario.
Algo parecido a esto es el partido a partido del Kun Agüero quien, desde que hace tres jornadas no está acompañado de Diego Forlán, tiene como compañero de batallas a un delantero más fajador, pero del que se pueden esperar menos fogonazos.
Viéndole más de cerca, uno se hace aún más consciente de lo muchísimo que el Kun Agüero supone para este equipo. Y en lo poco que se quedaría sin él para seguir ganando combates en Primera.

EL ESPANYOL REGALÓ EL 0-1
El partido empezó muy bien para los intereses rojiblancos. La joven zaga espanyolista (han traspasado este invierno a Victor Ruiz -Nápoles- y Didac Vila -Milán-) regaló el 0-1 a Koke en un despeje cortó y al centro del lateral Galán para cortar un pase de Reyes. Como desde nuestra zona era imposible distinguir quién había marcado, la gente empezó a corear el Kun, Kun, Kun (éramos como 200 atléticos). Al fin y al cabo, el argentino andaba por ahí, y atribuyéndole a él la autoría de un tanto, se sabe que no se puede ir muy desencaminado.
A punto estuve de perderme el gol, ya que en los tornos me sometieron al control más exhaustivo que he pasado nunca (ni en las finales de UEFA y Copa). Cacheo completo y te hacen sacar todo lo que llevas en la mochila sobre una mesa. Sólo faltaba pasarlo por los rayos X...
El Atleti aprovechó los minutos de desconcierto espanyolista tras el mazazo para dominar en los primeros compases. Sin la perspectiva del segundo anfiteatro del Calderón, ni la tranquilidad de la tele, uno ve como cada lance se salva por décimas de segundo y cómo, tras cada pase, es habitual que el que la toca se lleve alguna tarascada.

EL PIQUE CON LA AFICIÓN PERICA
El Espanyol no despertó hasta el minuto 20, cuando un disparo lejano de Callejón lamió el lateral de la red de De Gea, lo que provocó que el fondo junto a nuestro “cubículo” cantara gol. Se ve que andan mal de dioptrías en el Gol Norte de Cornellá. El lapsus provocó las risas de nuestro sector y que se cantara más de un “huy” en un par de saques de banda “cercanos” a nuestra portería.
Separados por una valla transparente similar a la que rodeaba el Calderón el año del Doblete, nuestras risas se tradujeron en que hiciéramos algunos amigos, especialmente un tipo con gorra y pinta de skin que se citó en la calle para arreglar cuentas con prácticamente los 200 de rojiblanco.
Su punto álgido llegó en el minuto 37, cuando Osvaldo ganó la espalda a Ujfalusi y Perea en un pelotazo largo de Verdú, y su zurdazo lo envenenó Perea a la red (1-1). Entonces algunos de los aficionados pericos devolvieron el gesto de ponerse “gafas”. Ahora sí que había entrado...

AGÜERO SIEMPRE CUMPLE SU PARTE
Cuando uno va a campo enemigo y hace tantos amigos, ansía con más ganas el triunfo de su equipo. Y éste volvió a acercarse recién reanudado el choque. El pase en profundidad que no fueron capaces de darle sus compañeros, se lo dio Callejón al Kun para evitar un saque de banda. El argentino se plantó ante Kameni y el corazón me dio un bote. El mismo que Agüero impulsó al balón para que la pelota se picara ante la salida del camerunés en una perfecta vaselina (1-2). En la labor que cada compañero debe desempeñar en el campo para que, sumando cada parte, se consiga el objetivo de la victoria, hace mucho que el Kun cumple con creces la suya.
Por desgracia, esta vez la ventaja apenas duró y, diez minutos más tarde, Osvaldo volvió a ganar la espalda a nuestra zaga para cruzar un perfecto cabezazo fuera del alcance de De Gea.
Dicen que vino el hermano de Ferguson a ver al portero madrileño. Se debió ir igual que vino, porque no paró una.
Quién sí paró fue Kameni, que metió una mano espectacular en el 67 a cabezazo de Tiago. Tremenda la parada del camerunés, que pude ver en primer plano. Capaz de lo mejor y de lo peor, el discípulo de N'kono fue jaleado por su hinchada.

GRAN HINCHADA LA DEL ESPANYOL
Una hinchada, por cierto, de la que me llevé una gratísima impresión. Animó todo el choque, especialmente la segunda parte, creando un ambiente excepcional en su nuevo y coqueto estadio, que cuenta con una sonoridad extraordinaria.
Escuchando sus cánticos (muchos de ellos idénticos a los nuestros) y su aliento sin descanso uno se pregunta ¿realmente somos nosotros la mejor afición? ¿qué nos diferencia de la del Espanyol? ¿que somos más?
Por cierto, en los aledaños pude escuchar una bonita canción que le dedican a nuestro equipo y que termina de la siguiente manera (deberían actualizarse un poco):
“...Y este año sí que sí, a jugar la promoción;
y con suerte a Segunda División... Puta Atleti, oé...”.

¿QUIÉN ES EL MEJOR...?
Ya de camino al Metro, un grupo de niños era fotografiado por sus padres. Uno de ellos se me acercó y al verme con la sudadera del Atleti me señaló su camiseta y me dijo: “El Espanyol es el mejor”.
“Hoy hemos empatado”, le contesté. “Ya, pero en la primera vuelta os ganamos 2-3”, replicó rápido de reflejos. Entonces, uno de sus amigos, se abrió el abrigo y me enseño la camiseta que llevaba debajo: del Atlético de Madrid. “No, el Atleti es el mejor”, me dijo.
“Claro que sí”, le contesté. Me pregunto qué pensará el Kun Agüero de todo esto...

1 comentarios :

amin dijo...

Debimos ganar, ir dos veces x delante y que se nos escape no tiene perdón...efectivamente los cánticos son iguales...y la afición del atleti es mejor xk con todo lo que tenemos que aguantar hasta un premio deberían darnos... Xcierto, muy acogedor el zulillo donde nos metieron jeje, me gusto verlo de cerca xo efectivamente el futbol pierde calidad, y menudo cacheo a la entrada...excesivo, un besoo