miércoles, 2 de octubre de 2013

Camino a la Perdición

Cuando alguno de ustedes haya leído el título de mi crónica puede que se haya asustado al pensar a qué diantres de perdición me refiero, cuando el Atlético de Madrid del Cholo Simeone está protagonizando un inicio del camino (el mejor de su historia) que ahora mismo le llevaría a la gloria.
El título responde a la película homónima en la que Michael Sullivan (Tom Hanks) se ve obligado a huir con su hijo mayor para escapar de la muerte, después de que éste fuera testigo accidental de un asesinato. Sullivan es un asesino a sueldo que ha hipotecado toda su vida al servicio del gánster John Rooney (Paul Newman), y que tras este incidente se ve abocado a ir vengándose de todos aquellos que le han llevado a esa situación y que pueden poner en peligro su vida.
UN ATLETI VENGADOR
Cual Tom Hanks en Camino a la Perdición, el Atlético de Madrid se ha convertido en un vengador implacable que va ajusticiando a aquellos que en los últimos años más le han hecho sufrir.
En sólo cuatro días ha finiquitado, en su propia casa, a dos de los verdugos que más le han castigado en la historia reciente. El sábado fue el Real Madrid (0-1), de quien no hace falta volver a recordar los casi 14 años de afrentas; y este martes ha sido el Oporto, equipo que nos dejó fuera de la Champions en nuestras dos últimas participaciones (2008-09- Octavos- 2-2 y 0-0; y 2009-10- Fase de grupos- 2-0 y 0-3).
Por este motivo, cuando en los minutos finales del choque de O Dragao observaba por TVE las caras desangeladas de los aficionados lusos, sentía una especial satisfacción por las veces que han sido ellos los que nos dejaron con ese gesto de desolación.

O DRAGAO, UN FORTÍN
Y eso que la tarea no fue nada sencilla, ya que en los primeros minutos del encuentro el Oporto fue un vendaval. No en vano, el conjunto portugués (doble campeón de Europa en el 87, con Futre, y en el 2004, con Mourinho) no había perdido ni un solo partido de la Champions en casa en las dos últimas temporadas. Lo ganó todo en la 2012-13: 3-2 al Dynamo de Kiev; 3-0 al Dinamo de Zagrev; y 1-0 al PSG, en la primera fase; y 1-0 al Málaga, en octavos, que luego le remontaría en La Rosaleda (2-0); y peores resultados, pero invicto, en la 2011-12: 2-1 al Shakhtar Donestsk, y empates con el Zenit Sant Petersburgo (0-0) y el APOEL (1-1), que sería la sorpresa del grupo pasando a octavos empatado a puntos con el Zenit (9) y dejando al Oporto tercero con 8.
El año anterior, la 2010-11, hay que recordar que fue campeón de la UEFA Europa League de la mano de Falcao, entre medias de nuestros dos títulos.
A ello hay que añadirle que el Oporto lleva más de 70 partidos sin perder en su estadio en la liga portuguesa, lo cual tiene un gran mérito, pese a ser una liga menor.

EL OPORTO EMPEZÓ ARROLLANDO
Espoleado por ese carácter ganador como local, en los primeros compases eran los lusos los que acorralaban al Atleti en su área. La zaga rojiblanca achicaba balones como podía, pero no era capaz de llegar a medio campo, donde el Oporto, muy fuerte físicamente, cortaba todo posible avance.
Fruto de este dominio llegó el 1-0, en una falta lateral en la que el goleador de los lusos, el colombiano Jackson Martínez, ganó la posición a Godín y cabeceó a la red.
Lejos de reaccionar, el Oporto siguió asfixiando al Atleti y Lucho González y Danilo remataron por encima del larguero, mientras que Tiago desvió un disparo duro de Varela.

Mientras tanto, en el Atleti Leo Baptistao ofrecía ímpetu y movilidad, pero imprecisión, y la única vez que se vio a Villa fue para ser objeto de un pseudo sombrero del intrépido Helton, paradigma de guardameta capaz de lo mejor y de lo peor (ya lo demostró comiéndose un gol de Forlán hace cuatro temporadas).

EL ATLETI SE SACUDE EL DOMINIO
La primera ocasión del equipo español llegó en un tiro de Raúl García a la parte superior de la red... desde medio campo. El navarro probó fortuna viendo a Helton adelantado y a punto estuvo de cantar bingo.
Seguramente no fue esa jugada la que cambió el rumbo del partido, pero desde entonces el Atleti se sacudió el dominio portugués. A los pocos minutos, el propio Raúl García deja pasar un centro de Juanfran y Arda, con tiempo para más, la pega arriba desde la frontal.
A sólo cinco del intermedio, una vez más Raúl García cabecea un corner de Gabi y la pelota se estrella en el larguero.
Esa acción daba pie a la esperanza, pero el Oporto quiso demostrar que su repertorio ofensivo no había acabado y antes del descanso un trallazo abajo de Varela lo sacó Courtois con la pierna izquierda.

GODÍN ENMIENDA SU ERROR
El segundo acto comenzó con un corner del Oporto, pero la tónica iba a ser similar a la de los minutos finales. Los rojiblancos tenían más posesión y fruto de ella Filipe Luis (que cada día se atreve con más cosas) llegó hasta la cocina y se sacó un zurriagazo lamiendo el poste.
El Atleti saltó al campo sin Villa (síntoma de que el asturiano no tiene el peso que debería. Y más sin Diego Costa anoche) y el Cebolla Rodríguez engordando el medio campo. A la primera que tuvo el uruguayo hizo uno de sus clásicos arranques de furia por la derecha y se marchó de dos, pero quiso animarse con un tercero y ya fue demasiado.
Fue un compatriota suyo, Diego Godín, el que encontró su premio. Falta lateral colgada al área por Gabi, mala salida de Helton (la de arena) y Godín cabecea a la red (1-1). Se lo merecía el central charrúa, tras fallar en el gol luso y porque ya han sido varios los remates este año que no han encontrado puerta por poco.

El partido entró entonces en una fase de pausa. El empate era positivo para el conjunto español, y más tras los estragos de los primeros compases, y el bando portugués parecía haber perdido la efervescencia del inicio.
El que dicen mejor jugador del Oporto, el colombiano Juan Quintero, entró en el minuto 70 y dio muestras de su peligro en una potente falta que mandó fuera por centímetros y que yo vi dentro.

EL ATLETI ECHÓ MANO AL REVÓLVER
Y entonces... entonces el Atleti echó agarró el revólver para terminar la labor que había venido a hacer a O Dragao.
mano a las cartucheras y
La primera bala fue para Raúl García, que tras una exquisited de Arda Turan (caño y pase entre líneas de mago para dejarle solo), la pegó con la zurda y se encontró con Helton, con tan mala fortuna de que encima se hizo un esguince al doblarse el pie de apoyo.
La segunda la tuvo Miranda. La misma que mandó a la jaula frente al Madrid en la final de Copa y en la jornada inaugural ante el Zenit esta vez no vio puerta.
Y la tercera... la tercera no fue una bala. Fue un obús.
Mientras debatía sobre si tiraría Gabi o Filipe, el capitán la adelanta rasa para Arda Turan, el turco, cual pillo de patio de colegio, abandonó el tumulto del punto de penalti para plantarse solo a la derecha de la barrera, y allí recibe y zapatazo a las mallas (1-2).
El gol fue tan bello, tan inesperado, y tan importante, que vale la pena obviar las dudas sobre su posición adelantada.
El Atleti ha tachado un nuevo objetivo en su lista de cuentas pendientes. Al final del papel, aparece una Copa de Europa perdida allá por 1974...

1 comentarios :

Jesús Martínez dijo...

La peli bestial, pero el final tristísimo...
Espero que el Atleti sea el hijo.