lunes, 9 de mayo de 2016

Y esta vez va en serio: adiós

JORNADA 37- LEVANTE 2-1 ATLÉTICO
Goles: Fernando Torres.
El pasado jueves tuve la suerte de acudir a la primera jornada de Cultura en rojo y blanco, donde tuve la oportunidad en una charla de conocer facetas muy interesantes de Filipe Luis (es cinéfilo, apasionado por las series y la lectura, y un tipo culto. Los medios hacemos algo mal cuando somos incapaces de dar a conocer a la persona, más allá del futbolista. Y más cuando sobresale) y de disfrutar de una noche sabinera con Pancho Varona.

Lo hice en muy buena compañía, rodeado de buena gente atlética. Entre ellas, un chico al que he conocido gracias a mi libro de Godín, y que se declara seguidor de mi blog, me comentaba acerca de nuestras posibilidades de ganar la Liga: "Y eso que te pasaste un montón de partidos diciendo: adiós a la Liga. Después de pinchar con el Sevilla, el Barça, el Sporting... Escribías: la Liga está perdida...". Y era verdad.

¿CUÁNTAS VECES DIJIMOS ADIÓS?
Lo pensé durante unos segundos y me dije: tiene toda la razón del mundo. Soy de los que vio la Liga totalmente perdida en múltiples ocasiones, porque jamás imaginé que el Barça fuera a fallar tantísimo. Y repasando mis titulares, uno constata que me dejé llevar por el pesimismo (justificado): "Miedo", titulé tras el 0-0 con el Sevilla; "El orgullo intacto, la Liga perdida", tras caer en el Camp Nou; o "Decir adiós", tras la inesperada derrota en El Molinón. En muchas de esas crónicas, incluso en posteriores cuando la cosa parecía más cerca (en "Mantener viva la ilusión", tras golear 5-1 al Betis) mi diagnóstico era claro: la Liga era un im-po-si-ble. Y es mejor no empeñarse cuando algo es imposible. Sin embargo, un atlético jamás se rinde, y el lema del "Nunca dejes de creer" es el que nos ha llevado a llegar tan lejos.

NO SE PUEDE JUGAR A DOS BANDAS...
La Liga es el día a día, esa ilusión que te lleva a levantarte con fuerza cada mañana y con un objetivo que perseguir. Es la gasolina que te da vida. El Atleti ha estado luchando por esa ilusión durante más de ocho meses. Pero no se puede jugar a dos bandas. Eso está al alcance de muy pocos, y este Atleti, al fin y a la postre, ha perdido la Liga contra dos equipos que el año que viene estarán en Segunda, el Sporting y el Levante, porque venía cansado física y mentalmente de haber estado peleando por su otro amor sólo tres días antes: visitó El Molinón la semana después de la prorroga y la interminable tanda de penaltis con el PSV, y este domingo cayó en Levante tras la maratón futbolística vivida en Múnich.

COMO SI HUBIERAN JUGADO CON NOSOTROS
Y esta vez ya es de verdad. El adiós es definitivo. Las matemáticas no engañan y la puerta de la Liga está cerrada. En cierto modo, es como si el FC Barcelona hubiera jugado con nosotros. Falló de forma consecutiva cuando nadie lo esperaba. Empató en Villarreal y perdió de forma encadenada con Real Madrid, Real Sociedad y Valencia. Se acercó a nosotros hasta el máximo límite que pudo hacerlo (empatado a puntos, sólo salvado por el goal average), nos puso la miel en los labios, pero cuando ya no podía permitirse ni un fallo más... volvió a alejarse. Desde entonces, 21 goles a favor y cero en contra (0-8 al Depor, 6-0 al Sporting, 0-2 al Betis y 5-0 al Espanyol) son números más que contundentes que hablan a las claras de que, aunque lo pareció durante algún tiempo, este Barça no quería regalarnos la Liga. Tuvo sus dudas (muchas), nos hizo ilusionarnos, pero a la hora de la verdad, se marchó. Y la Liga, pues, se va con otro, ya que, pese a que el Madrid sigue por medio, los culés no van a pinchar ante un Granada que goleó en Sevilla (partido amañado, por cierto) y se ha salvado matemáticamente.


EL GOL TEMPRANERO NO AYUDÓ
Y eso que el Atleti marcó en el minuto uno en el Ciutat de Valencia. De nuevo funcionó la conexión Koke-Torres. El vallecano asiste en profundidad y el fuenlabreño se la pica a Mariño en la salida (0-1). Y durante seis minutos, soñé con un Atleti campeón. Lo que tardó Messi en sacarnos del sueño con un golazo de falta en el Camp Nou. Pero en realidad el Atleti no despertó. El Atleti siguió durmiendo. El tempranero tanto hizo a los rojiblancos confiarse, dando la victoria por segura. Pero el Levante no se rindió. Y no puede ser que un equipo descendido a Segunda también acumule más posesión que tú (55%-45%).

UN LEVANTE MUY "PROFESIONAL"
No es cuestión de llorar ahora, pero el Atleti ya estuvo a punto de perder la Liga hace dos temporadas ante un Levante que no se jugaba nada (acabó décimo) y este domingo la perdió definitivamente. Lo que algunos aplauden como comportamiento profesional a mí me huele a otra cosa...
A la media hora de juego, en una gran internada del colombiano Cuero, Casadesús cabeceó inapelable a la red (1-1). No reaccionaron los colchoneros antes del descanso, a excepción hecha de una colada de Correa que cerca estuvo de introducirse en propia puerta David Navarro. Pero menos aún despertaron en el segundo acto.

INOPERANCIA Y SUICIDIO
Simeone sacó a Griezmann y a Carrasco por Correa y Augusto, y todos esperábamos un efecto similar al del partido con el Rayo (Griezmann marcó según entró). Pero no ocurrió. Los minutos iban pasando y la inoperancia del Atleti crecía. Las piernas estaban pesadas y las ideas eran nulas.
Sólo en el último cuarto de hora los rojiblancos tocaron a rebato, pero apenas les sirvió para que Mariño se luciera ante Griezmann, tras una buena contra conducida por Carrasco.
Y el Atleti se suicidó. Volcado, cada contra del Levante se producía en superioridad y parecía mortal... Hasta que nos mató. En el 89, dos para uno de Morales y Rossi contra Savic (lento) y el italiano define para poner el 2-1 y, para más inri, quitar el récord de Zamora menos goleado de la historia a Oblak (ahora con 18 goles está igualado con los números de Liaño en la temporada 1993-94).

CAMPANA Y SE ACABÓ
Así que se acabó. Ahora sí. Como Simeone (sancionado) desde una ventana por la que presencias ese cumpleaños al que no te han invitado y no te dejan pasar, el Atleti dijo adiós a la Liga.
Fue bonito mientras duró. Muy bonito. Llegar con opciones hasta la penúltima jornada ha sido algo que hace dos meses nadie habría imaginado. Pero toca despertarse. Hay que levantarse y afrontar nuevos retos. Porque, por fortuna, este Atlético que nunca deja de creer siempre tiene un nuevo reto al que agarrarse. Una nueva meta por la que pelear para levantarse de una decepción. Y, como ya dije la semana pasada, si la vida es justa (y a veces lo es) el Atleti conseguirá su premio dentro de tres semanas. Porque, a veces, cada uno recibe lo que merece. Y ahora más que nunca, en esto, no quiero dejar de creer.    

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