viernes, 27 de noviembre de 2015

La sobriedad marca el camino

JORNADA 5- ATLÉTICO 2-0 GALATASARAY
Goles: Griezmann (2).
Se dice que un equipo se empieza a construir desde la defensa y es el claro ejemplo del Atlético de Madrid. Con prácticamente la misma zaga del año en el que fue campeón de Liga (sólo cambia Giménez por Miranda) y con un Obi Oblak haciendo honor a su canción ("Cada día te quiero más". Haciendo olvidar a Courtois) el equipo colchonero es con diferencia el menos goleado en la Liga (sólo seis goles en doce jornadas; por nueve del Valencia, once del Madrid o doce del Barça) y es también el segundo que menos goles ha encajado de los 32 equipos de Champions: sólo dos goles, por los tres de potencias como Barça y Bayern y sólo por detrás del único gol que ha recibido el PSG.
Gracias a esta tremenda fortaleza defensiva, el equipo podrá jugar mejor o peor, pero si marca, normalmente gana. Así ocurrió ante el Betis con el gol de Koke (0-1) y de nuevo se repitió anoche frente al Galatasaray.

UN GALATASARAY MUY MEDIOCRE
En este caso, contra los turcos se jugó bien. Aunque no nos engañemos, los de Estambul tienen un nivel que equiparado a nuestra Liga sería el del Eibar, el Depor, el Betis o el Espanyol. Mitad de tabla. Como mucho.
A sus 31 años (creía que era mayor), Sneijder sigue siendo el mejor del conjunto otomano, y un disparo ligeramente cruzado fuera por su zurda pudo haber adelantado a los visitantes. No fue así, y sólo un minuto después Griezmann cabeceó solo un perfecto centro de Gabi (1-0). El capitán estuvo imperial, y también en la segunda parte dio en bandeja el segundo al delantero francés, tras tirarle un sutil caño a Hakan Balta (2-0).

GABI Y TIAGO, SOBRESALIENTES
El rendimiento del 14 este inicio de temporada está recordando al mejor Gabi, y sólo se está viendo eclipsado por un Tiago que a sus 34 años ofrece cada tarde un recital de fútbol en el medio campo. La ovación que le tributó el Calderón al ser sustituido creo que fue el reconocimiento a una enorme trayectoria con la rojiblanca, no siempre bien ponderada.
El partido no dio para mucho más. El primer cuarto de hora fue bueno, pero hasta el descanso apenas pasó nada. Un dominio tan aplastante como infructuoso por parte de los colchoneros, que amasaban la bola en banda izquierda en rondos entre Koke, Filipe y Carrasco sin que ninguno se atreviera a arriesgar.

TORRES PELEA EL GOL CIEN
La segunda parte sí fue más animada, con un Fernando Torres más participativo, pero al que todavía se le atraganta el gol cien. Lo rozó en un par de ocasiones, en una de ellas con una buena mano de Muslera de por medio. El Niño no está fino de cara al gol y ya ha llovido mucho desde su mejor versión, pero, como dijo Giménez al final del partido, lejos de obsesionarse con ser centenario, lucha y se sacrifica por el grupo, y siempre busca al mejor compañero antes que ser egoísta. Ejemplo de ello se produjo en la contra más clara del partido, donde con metros por delante asistió a Vietto en vez de jugársela él, y el argentino perdonó el mano a mano con Muslera.

LA LIGA DE CAMPEONES ES MI OBSESIÓN...
Al final, nueva victoria, nuevo partido con la puerta a cero, nueve partidos sin perder, y clasificado por tercer año consecutivo para los octavos de la Champions antes de la última jornada. Sólo la derrota ante el Benfica (que tuvo mucha suerte y nos mató a la contra) nos aparta ahora mismo del primer puesto. En Lisboa se puede lograr. En un estadio que nos debe infinitas alegrías por castigarnos con una tristeza eterna. El sueño de la Champions se renueva otro año. Y como dicen Godín o Juanfran: "Este grupo va a volver a una final de la Champions y la vamos a ganar". Seguimos trabajando en ello.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Salto de fe

JORNADA 11- ATLÉTICO 1-0 SPORTING
Goles: Griezmann.

Se dice que un salto de fe es el acto de creer o aceptar algo intangible, improbable o sin evidencia empírica. Una acción asociada incluso con la creencia religiosa.
El domingo en el Vicente Calderón Diego Godín dio evidencia empírica a su salto de fe en el minuto 93, cuando hizo tangible y probable algo que había estado buscando (y liderando) durante toda la segunda parte, pero que parecía una quimera ante el mal partido del Atlético: dar los tres puntos a su equipo.
El uruguayo se erigió en el auténtico referente del conjunto rojiblanco para lograr la victoria pese a su condición de defensa. Se sumó al ataque en cada acción en la que tuvo la más mínima posibilidad, se colocó como delantero centro incluso en jugadas a pelota corrida y remató o prolongó cada córner o cada falta lateral.
En el último suspiro tuvo su premio, y en ese salto de fe ganó la partida a Bernardo en el clásico balón de urgencia colgado al área por Tiago, y su prolongación de cabeza permitió a Griezmann adelantarse a Cuellar y tocar lo justo para poner el 1-0.

EL CALDERÓN COREÓ EL NOMBRE DE GODÍN
Esa fue la última acción del partido y el Calderón terminó coreando el nombre del que consideraba como principal artífice del triunfo: "¡Diego Godín, Diego Godín, Diego Godín!".
"Es curioso que coreen el nombre de alguien que no es el que ha marcado el gol", comentaba una primeriza en la grada. Con su fe, Godín permitió que los aficionados rojiblancos se marcharan con una sonrisa en la cara en el Día de las peñas. Para algunos, se trataba de su primera visita al coliseo colchonero. "Está totalmente lleno", se sorprendían al entrar, se maravillaban al poder conocer de cerca la leyenda del ramo de Pantic y se afanaban en inmortalizar con imágenes el colorido de las gradas del Manzanares.

HOMBRES DE LEYENDA: MIGUEL SAN ROMÁN
A veces, las mayores leyendas no se forjan en torno a los personajes más principales, sino alrededor
de personas que con sus valores, su capacidad para transmitir, y su fe contribuyen a darle esencia a los logros. Y es que al fin y al cabo ¿qué es una gesta sin unos rasgos diferenciados en torno a los que identificarse?
Una de esas figuras emblemáticas que perdurarán en el recuerdo ha sido Miguel "el Pechuga" San Román. Un hombre que incluso se hizo merecedor de un libro ("Blanco ni el orujo", de José Antonio Martín Petón), pese a haber disputado apenas 70 partidos en diez temporadas como portero rojiblanco. Casi siempre a la sombra del guardameta argentino Edgardo Madinabeyitia, su identificación con la causa rojiblanca y su defensa a ultranza del escudo del oso y el madroño (tanto en su etapa como futbolista como ya después de retirado) le han valido para que algunos medios le hayan catalogado en su despedida como "una leyenda del Atlético de Madrid" o que jugadores como Fernando Torres no hayan dudado en aseverar: "Se nos acaba de ir un trocito de nuestro escudo".

SU PERSEVERANCIA TUVO RECOMPENSA
"Yo no entiendo mi vida sin haber sido del Atlético de Madrid", manifestaba el "Pechuga" a todo aquel que quisiera escucharle. Claro ejemplo de alguien que convirtió en religión su fe en este equipo. El "Pechuga" San Román nos dejó ayer a los 77 años, pero estoy convencido de que en uno de sus últimos alientos ayudó a propulsar ese balón que prolongó Godín para dar el triunfo al equipo de su corazón.
Tras doce años en el primer equipo (incluidas dos cesiones al Rayo y al Murcia), su perseverancia y su tenacidad por seguir en el club colchonero le valieron para jugar la mayoría de sus partidos en las últimas temporadas (alternando en la portería con Rodri).

PORQUE SI SE CREE EN ALGO...
Esa fe inquebrantable fue la que el domingo le hizo al Atlético de Madrid lograr los tres puntos pese a que, visto el partido, nada apuntaba a ello. Y esa convicción es la que, aunque no se está protagonizando una buena temporada, mantiene a los rojiblancos en la lucha por la Liga.
Porque en la vida, en muchas ocasiones, aunque las condiciones sean adversas, creer en algo con todas tus fuerzas permite alcanzar todo aquello que se desee. Pero lo primero, es confiar realmente en ello. Dar un salto de fe.  

jueves, 5 de noviembre de 2015

El libro de "Diego Godín: Coraje, corazón y cabeza", ya está en España

"Yo siempre digo que detrás de cada jugador hay una historia... y hay historia. Y Diego pasó una historia bastante fea en el fútbol". Con estas palabras de Julio, el padre de Diego Godín, comienza la biografía de un hombre cuyos comienzos en el mundo del fútbol no fueron precisamente sencillos.
La historia de Diego Godín escrita por un servidor ya está en las principales librerías de España. ¡Por fin! Han pasado cinco meses desde que el libro saliera en Uruguay (intentando aprovechar el tirón de la Copa América) y ya había muchas, muchas ganas de que viera la luz en nuestro país.
Unos meses en los que, como era de prever, Diego se ha encargado de dejarnos algo obsoleto el libro con un par de nuevos goles, ambos con Uruguay (ante Bolivia y ante Colombia en la fase de clasificación para el Mundial), y ambos, cómo no, con la cabeza.

QUINCE GOLES CONSECUTIVOS CON LA CABEZA
Con la cabeza marcó el gol que quedará por siempre en la retina de los aficionados colchoneros porque valió nuestra décima Liga, y con la cabeza ha marcado sus últimos quince goles de forma consecutiva. Si no me dice alguien lo contrario (y de momento no lo han hecho y he consultado con eminencias de la estadística como Pedro Martín), es el jugador en activo con más goles consecutivos marcados de esta suerte (Fazio, ex del Sevilla, lleva doce). Y estuvo a punto de marcar su gol 16 con la testa ante el Valencia (lo sacó en la línea Gayá) o contra el Deportivo (la pelota dio en el poste).
Pero no siempre la carrera de Godín estuvo tan bien encauzada. Más bien al contrario. Cuando sólo tenía 16 años recibió un duro golpe y estuvo muy cerca de abandonar el fútbol. Sin embargo, no se rindió en una etapa de la vida, la adolescencia, en la que otros futbolistas ya eran estrellas mimadas por sus clubes, con todas las facilidades para triunfar a su disposición. La biografía de Diego Godín es el relato sobre un chaval de 16 años, entonces frustrado y abatido porque alguien le dijo que no servía para el fútbol, y que es hoy temido y respetado por algunas de esas estrellas prematuras a las que marca de cerca.

DESCUBRIR AL DIEGO PERSONA
La tarea de escribir este libro ha sido una aventura apasionante, pero si hay algo que me ha llenado por encima de todo es el poder descubrir (y dar a conocer) el lado humano del Diego persona, más allá del Godín futbolista que muchos conocen.
El poder compartir una tarde en su casa de Boadilla junto a sus padres, que habían venido a visitarle, y ver cómo Diego se emocionaba hasta las lágrimas cuando recordaba el apoyo que le brindaron sus progenitores cuando no tenía ni para comprarse una muda de repuesto para entrenar, son experiencias que no olvidaré en toda mi vida... 

ENTRENAR SIN AGUA CALIENTE
El agradecimiento que Diego profesa a Julio e Iris lo tiene presente en cada partido que juega en la élite. Y cuando ha pisado el césped de los mejores estadios del mundo, donde ha jugado una final de la Champions o una semifinal de un Mundial, no olvida que todavía con 17 años entrenaba en canteros, entre dos autopistas, con picas haciendo de porterías, los focos de la autopista como iluminación, y sin ni siquiera agua caliente para ducharse. 

"DIEGO ANDABA PELADO"
Eran tiempos en los que sus padres, mecánico y cosmetóloga de profesión, trabajaban para sacar lo suficiente para que Diego y su hermana (estudiante de economía por entonces) pudieran pagarse comida y alojamiento en la capital, en Montevideo, mientras ellos vivían en el pequeño Rosario.
"En esa época Diego andaba pelado, con poca plata. Y recuerdo cómo en esos días juntaba los envases, las botellas… e iba al almacén a cambiarlos por ojitos, unos bizcochitos que tienen en medio membrillo y que a él le encantaban”, recuerda su amigo Esteban Bertinat en el libro, en una anécdota que define muy bien la situación que atravesaba Diego.

MÁS DE 40 PROTAGONISTAS
Además de sus padres, su hermana Lucía, los amigos de su barra (la cuadrilla), el libro también cuenta con los testimonios de personajes de la talla de Diego Forlán (autor del epílogo), Luis Suárez, Óscar Washington Tabárez, Diego Lugano, el Cebolla Rodríguez, José María Giménez, Koke, Juanfran, Gabi, Gonzalo Rodríguez, Griezmann, Santi Cazorla, y un largo etcétera compuesto por más de 40 protagonistas que, junto al relato del propio Godín, componen una obra con cientos de anécdotas inéditas.

LA EMOCIÓN DE VER TU LIBRO
La infinita emoción que sentí ayer cuando pude ver mi libro en las estanterías de la Fnac de Callao o en las del Corte Inglés de Preciados no hay palabras que puedan describirla en este blog.
Espero que os interese leerlo porque de verdad que vale la pena. Conoceréis a una persona luchadora que ha peleado por conseguir sus sueños y que lo ha logrado, ni más ni menos que en el Atlético de Madrid, el club de nuestros (y ahora también suyos) amores.
Ojalá os guste y aquí estaré para comentarlo con vosotros.