lunes, 28 de abril de 2014

De cabeza a por la Liga

Hace tres semanas (con tanta final, parece que ha pasado muchísimo más tiempo) titulé mi crónica “Un último empujón”, cuando un empujón precisamente de Raúl García a Mario Gaspar nos valió para ganar 1-0 al Villarreal con un gol precisamente de cabeza.
Ayer, el navarro sumó su noveno gol en Liga (17 en todas las competiciones) y ni más ni menos que el sexto con la cabeza, lo que creía que le situaba Pichichi de la Liga en esta faceta, pero Aritz Aduriz lleva siete con la testa (16 en total). Ojito con la temporada de ambos, que igual se merecían más ir al Mundial que muchas “vacas sagradas”.

UNA VICTORIA CINCO ESTRELLAS
Estuve sopesando muy mucho ir a Mestalla a vivir el encuentro in situ, pero las entradas (a 20 euros) se agotaron la mañana del miércoles en menos de cuatro horas (mientras curraba) lo que me ayudó a despejar dudas. Ese mismo día, me llegaba un mail de Mahou para invitarme al palco VIP del Vicente Calderón para ver el Valencia-Atleti en pantalla gigante dentro de uno de los actos para Atléticos Cinco Estrellas, así que ya tenía plan para ver el partido.
La experiencia no me decepcionó, y nos juntamos en el salón donde cada partido se realiza el catering para los ocupantes del palco (que también utilizan para hacer las grandes presentaciones) unas 200 personas, muchos de ellos componentes de diferentes peñas atléticas de la Comunidad de Madrid.

PRIMERA PARTE ANODINA
El partido comenzó con susto, con un disparo cerca del poste de Paco Alcácer, al que respondió minutos después David Villa con un precioso disparo con rosca a la media vuelta, que se perdió rozando la escuadra.
El choque transcurrió después anodino, y de no ser por la tensión de lo que hay en juego, muchos podrían haberse echado una cabezada. Una primera parte más fuera de casa typical Atleti, de ésas en las que parece esperar a que el rival se canse para asestarle el golpe mortal en el segundo acto.

RÉCORD DE VICTORIAS DESDE 1941
No en vano, echaba cuentas de que de las últimas ocho victorias consecutivas (nueve con la de ayer, récord histórico, igualando al Atlético Aviación campeón de Liga de la 1940-41, que ganó las últimas cuatro jornadas consecutivas y la temporada siguiente, 1941-42, comenzó ganando las cinco primeras fechas) en cinco de ellas se llegó al descanso con 0-0.
Y a punto estuvo de volver a ocurrir por sexta vez en Mestalla. Sólo Koke, en una volea que pegó mordida y tras votar en el césped salió alta, intentó evitarlo tras una buena internada de Diego Costa. Hasta que llegó Raúl García...

Y OTRA VEZ LA CABEZA DE RAÚL GARCÍA
Le daban como suplente en algunos periódicos (en favor del Cebolla Rodríguez), pero por fortuna el navarro (fijo en los partidos grandes) apareció de nuevo en una cita grande. Y de forma decisiva.
Corría el crono por el minuto 43, cuando Gabi pone un centro templado al área, Guaita (que ya se comió un gol de cabeza del 8 atlético en Copa) salió a por uvas y aire fue lo que encontró cuando la bendecida testa de Raúl García se le anticipó y la pelota, con suspense, besó las mallas (0-1).
“Éste gol vale oro”, me dije. Y es que el Atleti ha encajado sólo un gol en las últimas nueve jornadas. Digna de estudio la labor de la zaga y de un Courtois que va camino de su segundo Zamora (algo que nadie ha logrado en la historia del Atlético de Madrid).
El palco VIP del Calderón saltó al unísono y se coreó el “¡Atleti, Atleti!” como si el partido se jugase en el césped que podíamos contemplar sólo unos metros más adelante.

DIEGO COSTA NO SENTENCIÓ...
Con el gol de ventaja, la segunda parte se preveía más tranquila, sin el pasar de los minutos como una condena que te aproxima a un precipicio que te haga caer del sueño. Pero este Atleti sigue soñando a toda máquina, y más tranquilo aún podría haberlo hecho si a los cinco minutos de la reanudación Diego Costa no hubiera tirado a los pies de Guaita un balón con el que Koke le había dejado solo.
“Cuando Diego falla una tan clara, o un penalti, luego acaba marcando”, le aseguré a mi novia. Y apunto estuvo de haberlo logrado ya al final del partido, cuando en esta ocasión fue Sosa el que le dejó solo. Pero esta vez no fue fallo del hispano-brasileño, sino acierto de Guaita, que se tiró perfecto a sus pies y le tapó todo hueco posible. “Cuando se quedó solo pensé que ibas a acertar”, me dijo ella después.

...Y LOS CORAZONES ATLÉTICOS SUFREN
Pero si el Atleti estuviera ganando los partidos de calle para acercarse a un objetivo tan anhelado como un título de Liga, no sería el Atleti. Su última goleada en Liga (3-0 al Valladolid) data de mediados de febrero. Desde que la cosa está realmente candente, siempre gana apretado.
Y esas apreturas hicieron que el corazón de los Atléticos Cinco Estrellas del palco del Calderón se encogiera cuando un cabezazo de Jonas lo sacó un Filipe providencial; o cuando una volea cruzada de Feghouli hizo que durante un largo segundo enmudeciera un salón que en el transcurso de la tarde estuvo repleto de buen ambiente y algarabía.
Al final, los nervios hicieron que Juanfran cazara a Piatti para cortar una contra en el descuento. Pero su roja no empañó una nueva victoria que convierte a este equipo en el Atleti con más puntos de toda su historia (88, uno más que el del Doblete con 42 jornadas). 
Y la cerveza, Mahou, claro, fluyó como la espuma por el Calderón. Yo no la probé porque siempre he sido más de copas para brindar. Y la de Liga, la veo muy cerca. Quién sabe si el miércoles en Stanford Bridge sacamos un flyer para tener un 2x1 y poder hacer chin-chin.

sábado, 19 de abril de 2014

Nadie merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar

La frase es de Gabriel García Márquez, que nos dejó este jueves a los 87 años. Uno de los mejores nos deja entre su enorme legado el realismo mágico de Macondo, ese lugar inventado por Gabo en “Cien años de soledad” (probablemente el mejor libro que haya leído jamás) y que ya pertenece al imaginario colectivo.
escritores de la historia se ha marchado y
Realismo mágico es lo que están consiguiendo el Cholo Simeone y sus futbolistas esta temporada en el Atlético de Madrid.
Atrapados en la vorágine del “partido a partido” los aficionados del Atlético de Madrid encaramos cada cita con la “obligación” de ganar, y más aún contra un Elche que lucha por la permanencia (15º a tres del descenso). “No se puede fallar contra el Elche”, sentenciaba la gente cuando los minutos corrían y corrían con el 0-0 inamovible. Pero si miramos con un poco de perspectiva, lo que está haciendo este Atleti es absolutamente mágico. No son los tres puntos de anoche contra el conjunto ilicitano, al que en condiciones normales se debe ganar cada año, sino que con esta victoria son ocho consecutivas (la mejor racha de la temporada junto con el inicio del campeonato, hasta que se perdió en la jornada nueve con el Espanyol) con un bagaje inmaculado de trece goles a favor y sólo uno en contra (en San Mamés).
El Atlético de Madrid suma 85 puntos y si la semana que viene gana en Mestalla superará los 87 puntos de la Liga del Doblete. Ese año tuvo cuatro jornadas más... (42).
A principio/mitad de campaña estaba convencido de que si esta Liga era de 100 puntos (como las dos últimas) el Atleti no estaría en disposición de ganarla. Pero los rojiblancos aún pueden sumar 97, y si terminan ganando este título probablemente alcanzarán al menos los 94.

NO HABÍA ENTRADAS...
La ola de optimismo que genera este equipo hizo que anoche mi amigo Jorge (madridista, pero amante del buen fútbol, que este año es sinónimo de Atlético de Madrid) no pudiera presenciar in situ el encuentro conmigo, ya que no quedaba una sola entrada ni en el primer ni en el segundo anfiteatro... (ni fondos, ni lateral). Por la mañana vi en la web que ya se habían agotado las más baratas, pero me confié pensando en que encontraría sin problemas en taquillas de las de 45 euros (35 con el descuento a abonados). Cuando llegué al estadio, no había localidades por menos de 65 euros... para un Atlético de Madrid-Elche.
Así que le tocó verlo en un bar esperando la posterior celebración, mientras que yo me dispuse a encarar con mi padre 90 minutos de sufrimiento... especialmente los 71 primeros...

CONFIABA EN UNA VICTORIA FÁCIL
No pensaba ni por asomo que al Atleti le fuera a costar tantísimo esta victoria. Los rojiblancos encaraban el partido con una larga semana de descanso por tercera vez en todo lo que va de 2014. Esta circunstancia sólo se había repetido antes en el 2-2 con el Madrid (una semana después del 3-0 en Pamplona); y el 0-2 al Betis (el día que recuperamos el liderato) tras el 1-0 al Espanyol siete días antes.
Con lo cual, confiaba en que el Atleti pudiera dejar atrás los apretados resultados precedentes y, “frescos”, conseguir un triunfo holgado. Y así creía el Calderón que ocurriría cuando en los diez primeros minutos Diego Costa estrellaba un zurdazo en el lateral de la red; obligaba a Manu Herrera a salir valiente a sus pies; y no encontraba rematador en un pase de la muerte, tras un recorte, después de una preciosa triangulación colchonera con pared entre Koke y Tiago y un exquisito taconazo de Filipe Luis para habilitar a su compatriota.

UN ELCHE VALIENTE
Sin embargo, esas primeras tentativas dejaron paso a un Elche (que salió muy valiente al Calderón, presionando arriba y buscando el gol) que acumuló tres clarísimas ocasiones.
A los 25, Courtois sacó a corner un zurdazo lejano de Javi Márquez; en el saque de esquina, el meta belga repelió en dos tiempos un cabezazo picado de Sapunaru; y cinco minutos más tarde, Carles Gil remató alta una ocasión franca.
El Atleti sólo fue capaz de responder con un centro de Juanfran que cabeceó mal Diego Costa y que no acertó a remachar Villa en boca de gol. Era el minuto 42. Y llegó el descanso. Y la desazón.
Un día más, el estómago, cerrado, me impidió comerme todo el bocata en el intermedio...

EL RITUAL DEL PENALTI...
Un intermedio que dejó en el vestuario a Adrián, sustituto de Arda (ojalá llegue con el Chelsea), al que ya se le pasó el subidón del día del Barça.
El que por fortuna no se baja de la cresta de la ola es Raúl García. Su estado de confianza también se prolonga en una picaresca que le permitió meter el decisivo gol ante el Villarreal saltándose la ley, y también es capaz de forzar penaltis o faltas como el de anoche. Sólo iban cuatro minutos de la reanudación cuando se anticipó a Sapunaru en un centro pasado y ante un leve empujón se dejó caer en el área.
El penalti fue en mi fondo, y abrí bien los ojos para asistir al ritual de quién lo tiraría, ante el debate de si debe hacerlo Villa o Diego Costa, que lo reabrió la pasada jornada al fallar su cuarto penalti de ocho.
Según señaló el punto fatídico Clos Gómez, Villa se fue decidido a por el balón. Sin embargo, Gabi fue más rápido, y se dio una carrera (este chico no descansa ni en los penaltis) para coger la bola y dársela a Diego Costa. “Tómalo, es tuyo”, debió decirle. Sin embargo, los fallos de Costa alimentan el hambre de Villa, que se acercó al hispano-brasileño y le pidió lanzarlo. No puso muchos reparos un Diego Costa que debió pensar que así se ahorraba el “marrón” de arriesgarse a fallar otro penalti, y éste tan decisivo. Así que lo tiró Villa... y lo falló Villa.
Desde que se originó este debate (Villa ya marcó un penalti en Granada después de que Diego Costa hubiera fallado el primero ante el Celta) siempre he sido partidario de que los tire el Guaje. Pero lo tiró muy centrado y se lo sacó Manu Herrera, ante mi desesperación. Haber metido esta temporada cinco penaltis de diez (sin contar el que después sí metería Costa) es para preocuparse...
El asturiano intentó resarcirse cinco minutos después con un remate en plancha que acabó en gol, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego. Cinco minutos más tarde estaba fuera del campo. Diego y Sosa entraron por él y Koke en unos cambios muy tempraneros.

MIRANDA NOS HIZO RESPIRAR
El reloj avanzaba a ritmo de vértigo y lo único que se movían eran las tarjetas por varias patadas a Diego Costa. Hasta que en el minuto 71, 50.000 corazones rojiblancos latieron aliviados cuando Miranda conectó un perfecto cabezazo cruzado en el segundo palo a corner de Sosa (1-0). El chio desde luego sabe cuándo meter los goles (además del gol de la Final de Copa, este año marcó el primer gol del Atleti en Champions).
Así que de ahí al final, pese a que el Elche volvió a hacerse con la manija del juego durante algunos minutos, las ocasiones más claras fueron dos cabalgadas de Diego Costa, que aún extenuado fue capaz de obligar a Manu Herrera a sacarle un mano a mano y a Sapunaru a provocarle un penalti.
“Como también falle éste verás”, me dijo mi padre. Pero yo sabía que no lo fallaba. Y posiblemente tiró su mejor penalti del año para engañar al meta ilicitano y poner el 2-0.

RESERVEN SUS LÁGRIMAS
Y el Calderón cantó, y bailó, y mi padre me dijo lo bonito que era salir de esa forma cada día del estadio, “después de tantos años saliendo con caras largas”.
En el bar, le dejé a un amigo mi abono para que pueda conseguir una entrada para ir a Stamford Bridge. “El partido contra el Barça fue para mí el mejor día de mi vida como rojiblanco, estuve a punto de llorar. ¿Tú no?”, me decía. Y la verdad es que no. Ya que la última vez que lloré por el Atleti fue cuando por fin, catorce años después, volvimos a levantar un título en aquella noche de UEFA en Hamburgo. Algo me dice que este año habrá que contener las lágrimas.
“Nadie merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar”. Pero sí están justificadas si son de alegría, Gabo.

lunes, 14 de abril de 2014

Corte a la Liga

Como bien saben, la pierna que aparece en la imagen, escenificando el corte a la Liga que el Atlético ha dado respecto a Madrid y Barça, es la pierna de Diego Costa. Una maltrecha pierna izquierda que ya lucía un vendaje debajo de la rodilla por las molestias que padece desde el partido de Liga en San Mamés y que anoche se partió, casi de forma literal, al lanzarse con todo para rematar una asistencia algo pasada de Adrián y estrellarse contra el poste al marcar el 0-2.
La nueva estrella rojiblanca tuvo que retirarse en camilla, con lo que al terminar el partido todos los periodistas, Antonio Ruiz (COPE), Hugo Condés (SER), Javi Amaro (Radio Marca)... (he coincidido con todos ellos en alguna ocasión) se agolpaban en la puerta cero para conocer de primera mano el alcance de la lesión. Me los encontré a todos a la salida del estadio porque tuve la oportunidad de vivir la experiencia de ver el partido desde el palco y pudieron confirmarme que todo se quedaba en el susto del golpe.

DESDE EL PALCO DEL COLISEUM
La Liga se acaba y el Atleti la tiene más cerca que nunca, por lo que pedí al Ayuntamiento de Getafe (cubro su información para EFE y COPE) si podían conseguirme un pase para este partido. Tenía que verlo in situ como fuera. Y cuál fue mi sorpresa cuando me comunican que la entrada que me han conseguido es ni más ni menos que de palco...
Ya había visto en otras dos ocasiones precedentes un Getafe-Atleti casi desde la misma posición, ya que tras cinco filas de palco comienzan los asientos de la prensa escrita, pero la ventaja que tiene verlo desde esta localidad es que cuentas con una tele delante que te aclara las jugadas claves.

Desde el monitor pude confirmar que el penalti de Lafita a Miranda (ya muy claro en directo) fue clamoroso... y que fue doble, ya que Valera también tumbó a Diego Costa; que Villa y el propio Diego Costa se jugaron la expulsión por sendos empujones a Alexis y Juan Rodríguez que deberían evitar; y que no había fuego en la portería de Jordi Codina, en el momento del 0-1, para justificar su extemporánea media salida...

EL FÚTBOL, MÁS CERCA...
Pero lo bonito de ver el fútbol en el Coliseum (ya lo expliqué hace seis años en la crónica “El fútbol desde Getafe se ve mejor”) es su cercanía. Sus 17.500 localidades (menos de un tercio del Calderón) hacen que desde cualquier ubicación (y más desde el palco) los futbolistas se aprecien mucho más nítidos que desde mi segundo anfiteatro en el Manzanares.

Desde el Coliseum pude ver cómo el Cholo vive intensamente cada minuto. Cómo alecciona a cada segundo a sus futbolistas, especialmente a los más cercanos (ayer Koke y Filipe), cómo celebra cada gol, cómo da órdenes y gesticula sin descanso, y cómo incluso en ocasiones mueve sus piernas del mismo modo que quiere que lo hagan sus jugadores para disputar cada balón...

UN FÚTBOL MÁS "REAL"
El fútbol en Getafe se parece más al fútbol “de barrio” que uno ha podido jugar, y no al circo televisivo que uno percibe incluso desde la grada del Calderón. Los rondos parecen más rondos (y no un “tiki taka”); las entradas y los saltos para pelear un balón aéreo parecen más duras (y no el teatro que a veces nos llega); y uno percibe y siente el esfuerzo y el cansancio de los futbolistas, que resultan humanos, y no las máquinas que a veces les creemos.
Y quizá por encontrarnos más cerca de la “realidad”, pude valorar más el trabajo de un hombre habitualmente alejado de los grandes focos: Mario Suárez. Me gustó el trabajo del de Alcobendas, principalmente en la primera parte, barriendo cada balón dividido, ganando pelotas aéreas, repartiendo el juego siempre fácil, pero con criterio, y sabiendo amagar y moverse siempre de forma acertada.

A ESPERAR EL ERROR
Los rojiblancos hicieron una primera parte “comedida”, de ésas a las que nos acostumbra en tantos partidos a domicilio, lo que permitió que algunos concejales de Getafe comentaran que ya llevaban más de media hora aguantando al Atleti.
Pero en realidad el Atleti, aunque parece dormido, sólo espera, agazapado, el error del rival, el hueco en su engranaje, confiado en que su fortaleza defensiva no les dará ocasión (un gol en contra en las últimas siete jornadas...). Cuando ese hueco llega, Villa se cuela en el área, pero su centro se pasea por la portería; Godín conecta un cabezazo que se encuentra Codina (era un aviso); y Diego Costa rompe a dos zagueros con un quiebro seco, pero Juan Rodríguez se cruza, providencial.
Y entonces llega el error, el mecionado de Codina, que sale a por uvas en un centro de Juanfran tras el rechace de un corner, y permite a Godín que le supere por encima con la cabeza (0-1).
El uruguayo se marcha al fondo donde unos 500 aficionados colchoneros animaban al equipo y se agarra el escudo. "Me agarré el escudo porque me siento atlético y para agradecer tanto apoyo que recibimos. Hoy y todo el año”, aseguró después.

SENTIMIENTO DE PERTENENCIA
Y es que ésa es una de las claves de que este Atlético de Madrid esté a cinco finales (Simeone como
prometió cambió el “partido a partido” por el “final a final”) de ganar la Liga 18 años después: el sentimiento de pertenencia. El sentimiento de pertenencia de Godín (cuarta temporada); de Filipe Luis (cuarta temporada), que ayer se convirtió
en el brasileño con más partidos en la historia del Atleti; de Koke, de Gabi y de Mario (canteranos); de Juanfran (cuarta temporada); de Raúl García (sexta temporada); de Diego Costa (cuarta temporada, cesiones aparte...); y de un entrenador del que sobran los hechos para demostrar su colchonerismo...

YA QUEDA MENOS
Courtois metió una mano salvadora a cabezazo de Juan Rodríguez y Diego Costa falló el penalti narrado anteriormente (ha errado cuatro de los ocho que ha tirado esta temporada... -Celta,Valencia, Getafe y Austria- No debería tirarlos...) antes de dejarse la tibia para meter el 0-2. Pero sólo una cosa importa: cuando menos queda (cinco jornadas) el Atleti ha dado un "corte" a la Liga y adquiere su mayor ventaja de todo el campeonato (tres puntos al Madrid, más el goal average; y cuatro al Barça). Ganándolo todo, la última jornada en el Camp Nou tendría como único atractivo un pasillo del Barça a los rojiblancos. El sueño se aproxima. Ya queda menos...

jueves, 10 de abril de 2014

Y como no sabían que era imposible, lo hicieron...

Había leído la frase en algún lugar y anoche vino a mi cabeza cuando el Vicente Calderón explotó de júbilo para celebrar el pase a las semifinales de la Champions (40 años después) eliminando al todopoderoso Barça. Un Barça que había llegado a su cita con las semifinales de la Copa de Europa de forma puntual durante los últimos seis años, sin fallar uno solo. En dos, la ganó (2009 y 2011, al Manchester en ambos casos), y en cuatro fue derrotado por, ojo al dato, el equipo que luego resultaría campeón: el Manchester de Cristiano en 2008; el Inter de Mourinho en 2010; el Chelsea de Torres en 2012; y el Bayern de Ribery en 2013.
Pese a que los analistas hablaban de que el Atleti-Barça era la eliminatoria más igualada de los cuartos de Champions, todo el mundo nos daba como víctimas. Una gran parte de los atléticos (entre los que me incluyo) firmábamos llegar vivos del Camp Nou. Y bien vivos que regresamos, con un meritorio 1-1.
Para la vuelta, quien más quien menos se agarraba al 0-0 para pasar la ronda.
-Es imposible dejar sin marcar al Barça.
-Ya hemos quedado 0-0 dos veces este año (replicaba yo).
-Ya, pero el Barcelona no estaba tan necesitado como en este partido.
-El Barça no va a estar cinco partidos contra un mismo rival sin que le salga “su partido”...
-Messi no va a pasarse cinco partidos sin marcar al Atleti...
-En la ida, si no es por Courtois, habríais perdido...
-Sin Diego Costa no tenéis a nadie para atacar...
-Os van a robar. Veréis cuando os piten un penalti en contra que no sea... (deseaban los madridistas)

EL ATLETI DEL CHOLO HABLA EN EL CAMPO
Éstas son algunas de las frases más repetidas que he escuchado esta semana entre amigos, tertulianos y muchos madridistas de los que no me ha acabado de quedar muy claro si querían nuestro pase o, por el contrario, deseaban que cayéramos a la lona contra los culés, como les ha ocurrido a ellos este año o como les pasó en las semis de Champions de 2011.
Pero como dice el tópico, en el fútbol donde se debe hablar es en el campo, y el Atlético de Madrid del Cholo Simeone habló tanto y tan fuerte, sobre todo en los primeros 20 minutos, que a muchos se les debieron romper los tímpanos.
MI "AMIGA" DEL BARÇA...
#Alas8enelCalderón era el lema de la previa y a las 20:25 estaba ya dentro del estadio con mi padre y con mi amigo Ger, que quiso apuntarse para vivir in situ esta noche histórica. Cual fue mi sorpresa cuando me encuentro sentada justo detrás de mí a una chica con la camiseta del Barça que me resultaba familiar... A mis más viejos seguidores les sonará la crónica “De la amargura al éxtasis en 45 minutos” (les recomiendo que la lean), en la que contaba como una “simpática” chica ataviada con la camiseta del Barça me amargó hasta límites insospechados un Atleti-Barcelona de hace cinco años con comentarios del tipo “sois un equipo de Segunda”; “pero animad al Barça, qué queréis, ¿ir a Cibeles con los vikingos?”; o llamando al Kun Agüero “enano” y “gitano”; además de celebrar con grandilocuencia cada gol blaugrana, lo que todo unido terminó por hacerme estallar y poner en su sitio a tan agradable muchachita. No abrió la boca en la segunda mitad... y el Atleti ganó 4-3 tras una remontada épica.

Por entonces no conocía a su novio (socio atlético desde hacía poco), pero ahora sí. Así que cuando vi a la chica me temí lo peor. El comienzo del partido me confirmó pronto que era ella, al llamar “cerdos” a los jugadores del Atleti cuando hacían una falta, o incluso contestándome en una jugada en la que pedí tarjeta para Cesc por tirarse en el área. “¿Y la anterior qué?”, replicó refiriéndose a una acción en la que fue Adrián el que cayó. Por fortuna, ni de lejos la situación fue la de entonces. Supongo que ella también me recordaba... y el Atleti le calló la boca.

20 MINUTOS APOTEÓSICOS
Al primer minuto de juego, Gabi ya acosaba como un poseso a Busquets en la frontal de su propia área... Era sólo un aviso de lo que se les venía encima.
A los cinco minutos, Raúl García prolonga un balón aéreo (las gano todas por arriba), Adrián gana la espalda a Mascherano y hace temblar el poste con un tremendo trallazo. La jugada continúa, Villa centra desde la izquierda, Adrián la pone de cabeza y Koke marca en el segundo palo (1-0). El estadio llevaba lleno varios minutos, con lo que no se lo perdió nadie. Abrazo con locura a Ger y a mi padre, que se sentó rápido para evitar “palizas” precedentes. La grada es una piña, mientras que mi “amiga” culé se hace pequeña entre tanto rojiblanco en pie.
En el minuto doce, Gabi roba la cartera a Busquets, de nuevo en la frontal, Koke habilita a Villa y su zurdazo también se encuentra la madera.
Y en el 19, otra vez de cabeza Raúl García la pone para Villa, que gana a Bartra adelantándose la bola con la testa y su derechazo en parábola vuelve a toparse con el larguero.
20 minutos, un gol, y tres postes... y el Barça apenas había pasado de medio campo.
Eso sí, quien más quien menos, se maldecía ante tanto palo, porque el que perdona...

El Barça empezó entonces a tocar y tocar, y tanto Ger como mi padre avisaban de que no se podía intentar aguantar una hora con todos defendiendo en el área. “Tranquilos, que el Atleti volverá a salir”. Y así pasaba. Una y otra vez. Una y otra vez. Koke y Filipe corrían más que nadie (increíble su derroche); Tiago robaba cada balón suelto en medio campo; Gabi presionaba cada camiseta negra; Villa ponía la pausa; y Adrián la prisa... y el Barça no encontraba soluciones.

EN EL BARÇA, SÓLO NEYMAR
Mientras Messi la perdía cada vez que la tocaba, rodeado de rojiblancos, sólo Neymar realmente estuvo a la altura. En el primer acto, hizo una espectacular jugada en la que tumbó a Miranda, recortó a Adrián y tiró un precioso caño a Tiago; pero su pase lo remató fuera Messi.
En la segunda parte, recién iniciada, Xavi dejó solo al brasileño, pero Courtois le sacó el mano a mano. En el rechace, el Atleti tapó el posible tiro a Messi, y finalmente Xavi disparó arriba dentro del área chica, ante la oposición de un Cortouis que, desde el suelo, llegó a tocar con el pie...
¿Me he perdido algo?”, me preguntó Ger que tuvo que aguantar una cola “de partido grande” en el baño. “El Barça ha tenido una muy clara”, le contesté. Pero fue la única...
Sólo el propio Neymar rozó el gol a falta de diez minutos en un cabezazo fuera.

LA JUGADA DEL PARTIDO...
Para mí, la jugada que resume la resistencia atlética en la segunda parte fue la siguiente. El Atleti roba el balón en campo propio. Mientras futbolistas como Xavi o Messi ya no bajan, Gabi inicia una carrera imponente, tira una pared con Villa, recorre más de 60 metros y, exhausto, no acierta más que a sacar un disparo cruzado y flojo que Pinto salva con los pies. Se acaban los calificativos para elogiar al capitán colchonero. “Debería ir al Mundial en vez de Xabi Alonso”, asegura Ger. Y no es ninguna tontería...

NO HUBO NERVIOS
El tiempo se acaba y sólo en esos últimos minutos comienzo a notar algún nerviosismo, al verlo tan cerca. “¿Cómo podías estar tan tranquilo?”, me pregunta Ger. “Porque no vi peligrar la eliminatoria. Si el Barça hubiera empatado, aún estaba la prórroga. Y estábamos muy vivos. Sufrí mucho más con el Villarreal o el Granada, donde un empate sí te hacía perder la Liga”...
Y cuando Howard Webb pita (me gustó su arbitraje), el Calderón estalla. Pero nadie, ni uno solo, abandona su butaca. “Cuando entramos al vestuario, miramos la tele y vimos que toda la afición seguía en el campo. Así que decidimos salir a darles las gracias y dar una vuelta de homenaje”, explicaba hoy Koke.
Y las bufandas volaron; y las risas se contagiaban; y se coreó el nombre de alguien que vio el partido desde el tercer anfiteatro, y al que ya le queda menos (en el 40 aniversario) para ver cumplida la venganza de aquella Final de Copa de Europa que él quiso ganar para su Atleti, pero que evitó Schwarzenbeck.

UNA FIESTA DE VERDAD
Escribía Iñako Diaz-Guerra cuando el Atleti eliminó al Milán que la afición se merecía una fiesta de tal calibre en el Calderón, después de que las grandes celebraciones hubieran llegado lejos de casa: UEFA 2010 (Hamburgo); UEFA 2012 (Bucarest); Copa del Rey 2013 (Bernabéu). Lo del día del Milan fue una fiesta de galletitas de las niñas exploradoras en comparación con lo que se vivió anoche. Jamás vi al Calderón tan enardecido. Aunque uno quisiera marcharse, era imposible superar la fiesta que inundaba escaleras y vomitorios de la grada. ¿Y saben lo mejor? Que creo que no será la última...

*La frase “lo consiguieron porque no sabían que era imposible” la pronunció Jean Cocteau (1889-1963), poeta, novelista, dramaturgo, pintor, diseñador, crítico y cineasta frances.

domingo, 6 de abril de 2014

Un último empujón

Seis jornadas, sólo seis. Un mes y medio, 42 días en concreto (la Liga acaba el 18 de mayo) para que
el Atlético de Madrid pueda alcanzar un sueño que no materializa desde hace 18 años.
Queda el último empujón. Un empujón que ayer dio Raúl García (literalmente) al quitarse de encima a Mario Gaspar para rematar plácidamente de cabeza el 1-0 tras un corner de Koke. Es ya el Pichichi de toda la Liga en esta faceta. Ha marcado con la testa cinco de sus ocho goles, igualando a Griezmann, Aduriz y Javi Guerra, y suma 16 tantos en todas las competiciones (uno más que Villa).
En el estadio no pude ver el empujón, pero sí le adelanté a mi primo Diego que en ese corner venía el primero. Y no me equivoqué. 

CÓMO HEMOS CAMBIADO...
Llegando al estadio, repasaba con mi primo cuántos partidos le he llevado al Calderón en los últimos años. Nunca le ha gustado demasiado el fútbol, por lo que en las cuentas nos salían cuatro. Uno de ellos un Atleti-Rennes de la UEFA Europa League allá por diciembre de 2011 en el que se escuchó prácticamente por última vez el “¡Gil cabrón, fuera del Calderón!”. Fue el antepenúltimo partido de Gregorio Manzano en el banquillo rojiblanco y sólo unos días después el Cholo Simeone volvió a aterrizar a orillas del Manzanares.
Aquella noche, desencantado con la situación del club, le presentaba a mi primo el siguiente panorama: "Un equipo desmantelado y sin estrellas (sólo hacía unos meses que se habían marchado Agüero y De Gea), un entrenador, como cada año, en la picota y blanco fácil de las iras de la grada, y una directiva que durante 25 años es el único denominador común que no ha cambiado, pero cuya afición (principalmente el Frente) nunca señala, alimentados en la teoría de la prensa de que “es su casa, y sólo se irán cuando quieran”...".
Entonces, un chico al que no conocía, sentado en la fila de atrás, me comentó lo siguiente al escucharme: “Me han encantado tus razonamientos. Da gusto escuchar a alguien así. Hay demasiado borreguismo en la grada. Me gustaría que trajeran al banquillo a Luis Aragonés (DEP) o a Simeone, para ver hacia dónde se apuntaba esta vez cuando vengan mal dadas”.
Recordándolo con mi primo, todavía a día de hoy sigue convencido de que pagué a ese chico para que me dejara bien en su presencia.
Mucho, muchísimo, han cambiado las cosas desde entonces. Simeone se hizo con las riendas del equipo, consiguió esa misma Copa de la UEFA en la que Manzano, al menos, nos dejó primeros de grupo, y después sumaría la Supercopa de Europa y la Copa del Rey contra el Real Madrid. Y todos sabemos ya por lo que estamos luchando este año. Por lo que por el momento, y que dure, seguimos sin saber a dónde apuntarán cuando vengan mal dadas. Pero seguro que no es al Cholo.

UN ATLÉTICO MÁS
Este año ya había traído a mi primo al Atlético-Real Madrid de Copa (compré la entrada antes del 3-0 de la ida...) por lo que le debía un partido “en condiciones”. Y vaya si lo disfrutó. Animó y cantó como un atlético más; se rió de los cánticos en contra del Madrid; ondeó su bufanda, que le enseñé a anudarse en la muñeca, cuando marcó el Atleti; y sufrió en los instantes finales como los otros 50.000.
No fue un partido bueno, pero quedó muy conforme con el juego del Atleti en la primera parte.
No en vano, no es fácil jugar sin cerebro (Arda Turan), sin corazón (Gabi) y sin alma (Diego Costa), y más si lo haces después de la paliza que se pegaron cuatro días antes contra el Barça y contra un equipo que sabe tratar la bola como es el Villarreal. Pero se ganó. Y se marcó pronto para no alargar tanto la incertidumbre como ocurriera ante Granada y Espanyol.

OTRO DÍA DEL NIÑO FELIZ
Casi diez mil niños pudieron cantar el citado gol de Raúl García en la que es ya la undécima edición del día del niño en el Vicente Calderón (con ésta, hemos ganado en nueve), una cita que cada año logra más adeptos para los colores rojiblancos, ya que ahora tienen la suerte de disfrutar de un equipo campeón.
Y salió a ganar por ellos en los primeros compases, con una volea de Diego cerca del larguero en el minuto tres; el 1-0 en el trece; y otro corner bien puesto por Koke que despejó con la manopla Asenjo. Pero el Atleti no era capaz de crear peligro más allá del balón parado, con un Villarreal que dominó más el cuero.
En los rojiblancos sólo el Cebolla encaraba, pero con su habitual alocamiento, y Koke no acababa de hacerse con la manija en el mediocentro. Así que sin muchas variantes se llegó al descanso.

EL VILLARREAL APRETÓ
En el segundo acto, lejos de ser el Atleti el que buscase el segundo, fue el equipo amarillo el que dio un paso adelante.
El dominio de los castellonenses fue acrecentándose y tuvo su punto álgido en un tiro tocadito de Perbet, buscando la escuadra, que se perdió por la parte superior de la red. “Ahora sí lo estamos pasando mal”, me reconocía mi primo.
Pero la grada era consciente de que al equipo le fallaban las energías y con su constante aliento, reclamado de manera repetida y con grandes aspavientos por Simeone, consiguió sostenerlo.
La entrada de Tiago, Adrián y Sosa por el Cebolla (de nuevo no aportó nada), Villa (le falta chispa) y Diego (discreto) dio algo más en el ataque.
El argentino hizo un par de internadas por banda derecha que acabaron en sendos disparos de Raúl García, blandito, tras una buena dejada de Adrián; y de Tiago, muy desviado.
El delantero asturiano (que volvía tras seis partidos sin entrar ni en la convocatoria) estuvo mejor que en ocasiones precedentes, dejando detalles de su clase con algún regate o taconazo.
En el último minuto, Moi Gómez (prometedor centrocampista de sólo 19 años) rompió a Juanfran y su centro chut lo despejó, lamiendo el poste, un Alderweireld dado a meterse autogoles. En ese corner fue Tiago el que pidió con vehemencia a la hinchada su apoyo y fue el bramido del fondo sur del Vicente Calderón el que despejó ese último balón.

LA FUERZA DEL CALDERÓN
Al final, en el bar, mi primo y yo comentábamos las posibilidades del equipo para ganar la Liga y ya me preguntaba con entusiasmo qué partidos quedaban en casa para ver cuál es el próximo al que podía apuntarse. “Hombre, por ti, yo he sido del Atleti desde siempre. Así que no se puede decir que me haya subido ahora al carro. Pero mola mucho más verlo cuando se está jugando una Liga”, me aseguraba convencido.
Y me contaba una anécdota que habla bien a las claras de la grandeza de este equipo y de nuestra afición. “Hace poco, me preguntaba Patri (su novia) que si realmente había alguna diferencia entre jugar en casa o fuera. Desde luego, cuando se juega en el Calderón sí que se nota la diferencia, sí”, me afirmaba con una sonrisa. A veces, es difícil explicar con palabras qué significa ser del Atleti. Sólo sé que es algo muy muy grande.

jueves, 3 de abril de 2014

Llegamos a todo

“Llego a todo”. Ésta fue la frase que pronunció Diego Costa ayer al mediodía, al salir de la clínica FREMAP después de que las pruebas por su lesión en los isquiotibiales pronosticasen una baja de entre siete y diez días, cuando fue preguntado sobre si llegará al partido de vuelta contra el Barça (por cierto, durante toda la mañana la información en los medios sobre cuándo sería sometido a estas pruebas fue sencillamente inexistente… Igualito que con otros).

DIEGO COSTA NO DEBIÓ JUGAR
Y es que Diego Costa es el alma de este Atlético de Madrid que, también en Champions y en el mismísimo Camp Nou, demostró que llega a todo.
Eso sí, creo que el que quizá no debió llegar por sus dolencias en la rodilla (y deberían pensarse muy mucho lo de la vuelta con lo que hay en juego) fue el propio Diego Costa.
Tras un inicio arrollador de los rojiblancos (en los cinco primeros minutos Villa ya tuvo dos ocasiones, especialmente la segunda tras un fallo de Pinto, y salió presionando al Barça en su propio campo ¡y teniendo más posesión!) el que desentonaba era Diego Costa.
Que le daban un balón en la frontal: control largo que se pierde por línea de fondo; que se marcha a trompicones en carrera sacando la bola desde atrás: termina dando un pase… a fuera de banda; que debe aguantar el balón de espaldas con el equipo saliendo: la pierde en campo propio ante Xavi y genera la primera ocasión del Barça, en un zurdazo de Iniesta en el que Godín se cruza con todo, providencial, para repelerlo.
Sólo dos minutos después de esta acción, Diego Costa volvió a intentar salir en carrera y esta vez el pase a fuera de banda lo dio a propósito, al sentir un pinchazo en los isquiotibiales. La lesión no es la misma, pero cuando el cuerpo está débil de un lado, a veces se rompe de otro… por el sobreesfuerzo.
Así que en su sustitución entró Diego, con el que todos coincidimos en que debía aprovechar la oportunidad… y la aprovechó.
El Barça no tiró a puerta en el primer acto más que en un blando cabezazo de Messi, al que replicó de nuevo Villa, tras recortar a Bartra (que salió por el también lesionado Piqué), en un buen disparo que despejó abajo Pinto.

Y DIEGO LA APROVECHÓ
Sólo iban once minutos de la reanudación cuando Diego Ribas aprovechó la oportunidad. "¡Golazo! ¡Golazo!", era lo más que acertábamos a decir mi padre y yo cuando vimos alojarse ese derechazo desde 25 metros por la mismísima escuadra (0-1). “¿Qué cómo vi el gol de Diego? Con los ojos”, contestó después Pinto de forma bastante acertada.

JULIO SALINAS Y EL DINAMISMO...
Mientras tanto, Julio Salinas (ya conocemos su pasado, pero excesivo su barcelonismo en los comentarios) reivindicaba que si el árbitro paraba el juego con faltas lo hiciera sólo para mostrar tarjeta. "Así el partido sería más dinámico”, argumentaba. Claro, Julito, y si os pita dos penaltis, como contra el Madrid, así vemos más goles…

CRECIÓ EL CANSANCIO... E INIESTA
Pero el Barça es el Barça, y mientras en el Atleti crecía el cansancio y las tarjetas (Juanfran, Arda, Gabi, Koke, Diego…), en los culés crecía Iniesta. En el 71, dibujó un precioso pase entre líneas a la espalda de Juanfran que Neymar cruzó a gol (1-1). “Si Miranda se tira como Godín en la primera parte, saca esa pelota”, lamentaba mi padre. Y tenía razón. Pero no se puede ser perfectos.
El de Fuentealbilla lo intentó de nuevo tres minutos después con un derechazo ajustado al palo que salvó Courtois con un paradón. Lo mismo que hizo a cinco del final con una falta de Messi que buscaba la escuadra. Pero no hizo más. Que no les engañen, que por mucho que el Barça dominase al final y que Courtois hiciera dos grandes paradas, fueron dos paradas. Así que no lo pinten como el salvador de una posible goleada.

EL SALVADOR DEL ATLETI ES...
El único salvador de este Atlético de Madrid es el Atlético de Madrid. El bloque. Desde Courtois a Diego Costa, pasando por Juanfran, Miranda, Godín, Filipe, Arda, Gabi, Tiago, Koke y Villa… (sin olvidarnos de Mario, Diego y Raúl García). Porque este once está destinado a que grandes y pequeños nos lo aprendamos de memoria… y sea recordado… por algo grande.