martes, 28 de mayo de 2013

Ser campeón; ser de Champions; ser de Segunda...

SER CAMPEÓN
“Ser campeón no es una meta, es una actitud” rezaba la camiseta conmemorativa del triunfo ante el Real Madrid que lucía la plantilla del Atlético de Madrid tras vencer en la Final de Copa del Rey.
El conjunto rojiblanco es campeón, y por ello la afición colchonera estaba llamada al Vicente Calderón media hora antes del comienzo del partido. Mi padre se tomó muy en serio el que llegásemos a las 19:30 para poder ver cómo nos ofrecían esa preciosa Copa obtenida gracias al tan anhelado triunfo frente al que ya parecía olvidado como eterno rival.
La décima apenas la vimos, pero valió la pena llegar antes para presenciar las otras nueve, traídas de manos de algunos de los jugadores que formaron parte de aquellos títulos.
Enrique Collar portó la Copa de 1960 (ganada al Real Madrid); Adelardo Rodríguez, la de 1961 (Real Madrid); Armando Ufarte, la de 1965 (Zaragoza); Isacio Calleja, la de 1972 (Valencia); José Eulogio Gárate, la de 1976 (Zaragoza); Quique Ramos, la de 1985 (Athletic); Alfredo Santaelena, la de 1991 (Mallorca); Tomás Reñones, la de 1992 (Real Madrid); y Roberto Solozábal, la de 1996 (Barcelona).
“¡Qué preciosa foto!”, le comenté a mi padre. Y aquí os adjunto la instantánea de varias generaciones de atléticos campeones. Lástima que el Atleti no ganara su primera Copa hasta 1960 (el torneo del KO nació en 1903...). Pero gracias a esa tardanza también se pudo juntar a un representante de cada título.
SER DE SEGUNDA
El pasillo por ser campeón se lo hizo el Real Mallorca al Atlético de Madrid. Sin embargo, durante el partido demostró ser de Segunda.
Su salida fue un espejismo, y durante los diez primeros minutos hizo creer que pudiera ser de Primera. Así, Javi Márquez probó fortuna por dos veces. En la primera encontró a un Courtois (el Zamora de la Liga, recuerden: 28 goles en 36 partidos: 0,77) en el mismo tono que acabó en el Bernabéu; y en la segunda disparó alto.
Eso fue todo lo que dio de sí el Mallorca y sus ambiciones por mantener la categoría en el Manzanares. Como dijo mi padre “pierden tiempo como si les valiera el empate”. Así que los gestos de desolación de algunos de ellos al finalizar el partido, tirándose al césped, me parecieron incoherentes con la apatía mostrada durante los 90 minutos. Salieron colistas del Calderón, y sólo un milagro desmesurado podría salvarles.
Mientras tanto, al encuentro sólo le ponía algo de pimienta el de siempre: Diego Costa. El brasileño se picó con Tissone, pero encontró un enemigo poco recomendable: Teixeira Vitienes.
Le sacó una amarilla al cuarto de hora y desde entonces cada choque de Diego Costa era señalado como falta del delantero carioca, mientras que si era él quien caía, dejaba seguir el juego.
Incluso le anuló un bonito gol de cabeza tras un buen centro de Filipe Luis. Visto lo visto, lo extraño fue que terminase el partido sin ver la segunda tarjeta...

SER DE CHAMPIONS
Además de ser campeón de Copa del Rey y de la Supercopa de Europa lograda en agosto, el Atlético de Madrid ha demostrado con creces este año ser de Champions. Segundo hasta el último tercio de campeonato, finalmente el mejor tercero en cuanto a puntuación desde que existe la Liga de tres puntos, jugará el año que viene la máxima competición continental sin necesidad de jugar la previa.

Si alguien de la actual plantilla colchonera es también de Champions es Radamel Falcao García.
El sentimiento de incredulidad en las gradas del Vicente Calderón anoche era unánime: ¿Al Mónaco...?
Comentaba con mi padre que por desgracia en los últimos años nos estamos acostumbrando a que nuestros ídolos emigren en busca de un lugar mejor.
Lo pude entender en cierto modo con Fernando Torres (2007). En seis temporadas completas el mejor resultado fueron dos séptimos puestos, jamás jugó en Europa y de títulos ni hablamos...
Su progresión estaba muy por encima de la del Atlético de Madrid. Torres era de Champions, y buscando disputarla y para luchar por la Premier se marchó al Liverpool.
Pude comprender de forma similar al Kun Agüero años después (2011). En primer lugar, al argentino no le unían los lazos de sangre rojiblanca con el club. Sí jugó la Champions (dos años) y probó las mieles del triunfo (UEFA Europa League y Supercopa de Europa en 2010). Pero tras ello, se vio estancado en un Atlético que parecía condenado a una trayectoria errática e irregular, y que tras estos triunfos volvió a ser séptimo en 2011 y quedar lejos de disputar cualquier trofeo.
Agüero era de Champions, y el Manchester City le ofreció la oportunidad de disputarla y de ganar una Liga con la que en España no podía soñar.
Pero no entiendo a Radamel Falcao (2013). Falcao es de Champions, y se privó de la oportunidad de disputarla al abandonar el Oporto, a cambio de un club con más historia y una Liga mejor como es la española. Aquí ha ganado tres títulos en sólo dos años y tendría la ocasión de jugar la máxima competición continental el año próximo.
Sin embargo, decide cambiar estos innegables éxitos deportivos por una liga menor como es la francesa y un recién ascendido como el Mónaco, cuyo único aliciente son los petrodólares rusos.
Con sólo 27 años y en pleno apogeo de su carrera, no puedo asimilar que renuncie a un proyecto deportivo ilusionante por un equipo que aspira a crecer a golpe de talonario y que habrá que ver si es capaz de competir con otro “nuevo rico” como el PSG del jeque Al Thani.
Su salida sólo puede comprenderse desde el  punto de vista de que el fondo de inversión con el que se le compró obliga a traspasarlo para hacer negocio...
Presumiblemente en su despedida del Vicente Calderón, Falcao se marchó sin marcar en un partido en el que le fue anulado un gol por fuera de juego, al remachar en la línea un remate de Koke que iba dentro; y falló un claro mano a mano tras un pase interior de Diego Costa. Ni el colombiano pudo cambiar el triste 0-0.

SER DE SEGUNDA
Para nuestra eterna desgracia, quien vuelve a demostrar ser de Segunda es nuestra directiva.
Ni volviendo a la Champions de forma directa (siempre se hablaba de esto como requisito para mantener a los grandes jugadores); ni ganando títulos al mismísimo Real Madrid en su estadio, Gil Marín y Enrique Cerezo son capaces de mantener a un futbolista que, recordémoslo, sólo lleva dos años en el club. Sólo dos.
La excusa es la necesidad de dinero para afrontar las deudas con Hacienda. Pero hay que recordar también que por Agüero se ingresaron 45 millones de euros y por Falcao (con Micael en el paquete) se desembolsó idéntica cantidad. Fondos de inversión aparte (o no, porque todo apunta a que la presencia de este "ente" es decisiva en la marcha del colombiano) se terminó por invertir lo comido por lo servido.

Se pudo volver a Primera tras dos añitos en el Infierno (2000-2002); se pudo volver a Europa tras siete años de destierro (2000-2007); se pudo volver a la Champions tras once temporadas sin pisarla (1997-2008); se pudo volver a levantar un título tras 14 años de sinsabores (1996-2010); e incluso tras casi otros 14 años, se pudo volver a derrotar al Real Madrid (30 de octubre de 1999-17 de mayo de 2013) en el momento más idóneo.
Sin embargo, nunca nos podremos volver a identificar con un ídolo mientras que Gil Marín y Enrique Cerezo continúen en la directiva del club. Ser de Champions no es una meta, es una actitud. Y hay quien lleva años condenando a este equipo a una actitud de Segunda...

martes, 21 de mayo de 2013

“¡Legen-dary!”: el Atlético de Madrid gana la décima Copa del Rey al Real Madrid y en el Bernabéu

Durante años he visto la serie “How i met your mother” (Cómo conocí a vuestra madre) en la que uno de sus carismáticos protagonistas, Barney Stinson, anticipa cada noche de fiesta o actividad reseñable en la que va a participar con la frase “It wil be... legen-dary” (Va a ser legen-dario).
La noche del 17 de mayo de 2013 quedará grabada por siempre con letras de oro en la Historia del Atlético de Madrid y en la memoria de sus miles de aficionados por ser “legen-dary”.
Para estas ocasiones especiales, el bueno de Barney suele decir a su amigo Ted: “¡Ponte traje!”.
Espero que se pusieran traje para tan insigne cita, porque la ocasión lo merecía. Aunque mucho mejor presenciar esta Final vestido de corto con la rojiblanca y en la grada, como tuve la oportunidad de hacer con mi padre. Les dejo mi crónica de aquella noche LEGEN-DARIA.
EL CALENTAMIENTO, CON FUTRE
La Final empieza desde que uno se levanta por la mañana. De hecho, desde el día anterior, cuando uno vuelve a tener el honor de entrevistar a Paulo Futre, el gran héroe de la última Copa en el Bernabéu, y te cuenta cómo Luis hace 21 años le levantó de la cama para decirle: “Usted esta noche va a vengar a Pizo. Usted esta noche va a convertirse en el ídolo de Míchel y compañía. No puede fallarme".

CÓMO CONVENCÍ A MI PADRE
Quedas con tu padre para comer, al que incluso has tenido que convencer para que esa noche te acompañe al Bernabéu, después del cabreo por el último ridículo en Liga. “Si pierden hasta con los suplentes, no voy a gastarme 75 euros (al final fueron 50 porque no había entradas) para ver cómo le meten cuatro en la Final, y encima para no ver nada ahí arriba. Para eso me pego una mariscada”, me decía el 27 de abril entre un enfado monumental. Menos de una semana después, cuando vio la entrada ya comprada, con su propio nombre, no pudo negarse. Del “Cómo conocí a vuestra madre”, al cómo convencí a mi padre. Aunque en ningún momento tuvo mucha fe en la victoria.
CREER HASTA VENCER
Yo sí la tuve. No voy a decir que estuviera convencido de ello. Pero a los hechos me remito con mis últimos posts o mis últimas publicaciones en Twitter o Facebook previas al gran partido.
Una de mis mayores razones para creer era el hecho de que la afición llegaba a este encuentro más descorazonada que nunca. Varios amigos míos colchoneros me dijeron que no iban ni a intentar conseguir entrada para la Final, desilusionados después del último varapalo liguero...
Pero cuando menos se confía en él... “el Atleti te hace fuerte”. El Atleti “te mata, y te da la vida”. El Atleti te hace creer. Creer hasta vencer.
Y creí. En los aledaños del Bernabéu coincido en un bar con Salva Ballesta. Los asistentes, enloquecidos, no paraban de cantar canciones sobre el ex delantero rojiblanco, como un “Es español, Salva Ballesta es español”... Me extrañó tantísimo ardor patriótico precisamente en un territorio como el Bernabéu... Hasta que descubrí que el propio Salva estaba dentro del bar y era la causa de los cánticos.

COINCIDENCIAS HALAGÜEÑAS
Cuando salgo del bar, me encuentro a Aitor. Es un antiguo compañero de sufrimientos en la grada del Calderón. Durante muchos años fuimos vecinos de butaca, hasta que hace como tres temporadas se dio de baja. Justo cuando ha comenzado lo mejor... Llevaba sin verle desde entonces...
Otra persona a la que llevaba tres años sin ver es Sergio Medina. La última vez fue curiosamente en la Final de Hamburgo, donde quedamos para tomar algo en la fan zone. Entre una marea de colchoneros, veo a su hermano aparecer, y a su lado está Sergio. “Voy a saludar a un amigo”, le digo a mi padre.
“Sergio. No nos veíamos desde Hamburgo. Esto es una señal. Esta noche ganamos seguro”, le digo. “Ganamos seguro, ganamos seguro”, me dice más convencido que cualquier otro atlético con el que me hubiera topado esa tarde-noche.
Y durante toda la previa, estuve acompañado de mi amigo Santi Riesco. Con el que ya compartí viaje a Bucarest e instantes antes de la Final de la UEFA Europa League hicimos el brindis de la victoria. “Una copa por otra Copa”, titulé hace un año al colgar la foto en Facebook. “En Bucarest salió bien. Ojalá hoy también”. Y vaya si salió bien...
Tras ver a Sergio le digo a mi padre. “Nos encontramos a Aitor... me encuentro a Sergio... Papá, creo que esta noche vamos a ganar”... No me dio la razón, pero por momentos empezó a creer.

LA ENTRADA AL BERNABÉU
Entramos al Bernabéu como cerdos a un camión de granja... Quizá sea la costumbre allí... pero entre empujones y exhaustivos cacheos policiales nos comprimen entre dos vallas en un acceso al estadio por la torre D caótico y desordenado...
Cuando subimos las interminables escaleras hasta llegar al cuarto anfiteatro, y asomamos la cabeza tímidamente por el vomitorio, nos encontramos de frente con el enorme tifo madridista, en el que un caballero medieval señala la Copa del Rey bajo el lema “Una ciudad... Una conquista”...
Ambos coincidimos en el diagnóstico: “La verdad es que el escenario impresiona...”. 

EL MADRID SE ADELANTA
Pero el balón echa a rodar y esa noche el Atleti no ha venido al Bernabéu a amedrentarse. Los rojiblancos intentan presionar arriba, con un 4-1-4-1 con Mario Suárez como pivote, intentando barrer todo lo que no cortan Gabi y Koke, y Falcao en punta, también ayudando en defensa, con la función de molestar a Xabi Alonso en la salida del balón. Arda en la izquierda, y Diego Costa, más retrasado de lo habitual, en la derecha, completan el dibujo rojiblanco.
Sin embargo es el Real Madrid el que domina, y tras un primer aviso de Cristiano en un disparo lejano, llega el primero.
Corner botado por Modric (novedad en el once) y Cristiano Ronaldo se adelanta de cabeza a un poco acertado Godín y hace el 1-0. Minuto 14. Quien más, quien menos, se teme lo de siempre...

EL ATLETI RESPONDE
Pero el Atleti intenta responder rápido y tras una presión arriba de Filipe, Gabi, que actuó en la final como un todocampista total, se saca un derechazo por encima del larguero.
Los del Cholo tienen ahora un mayor dominio de la pelota y crean especial peligro por la banda derecha, donde Diego Costa pone en auténticos apuros a Coentrao, que se ve obligado a pararle en falta en varias ocasiones.
Y en el minuto 35, Mario Suárez roba el balón a Cristiano Ronaldo en una jugada en la que acude a la ayuda de Juanfran. La bola llega a Falcao, al que Albiol intenta anticiparse en campo ajeno. Pero el colombiano se revuelve de lujo, la protege ante Khedira, hace uno, dos recortes, y saca un gran envío cruzado para Diego Costa, que la deja correr, gana la espalda a Ramos y la cruza con la zurda fuera del alcance de Diego López (1-1). ¡Golazo!
La grada rojiblanca estalla. El fondo norte es un hervidero. Los abrazos se reparten por doquier a hermanos, amigos o desconocidos.
A mi lado, un chico más joven que yo, también me abraza. Antes de empezar el choque, me presenté y le dije. “Bueno, soy Jose. ¿Tu nombre? Siempre me gusta saber con quién voy a tener el gusto de compartir un título...”. “Fernando”, me respondió mientras me daba la mano. Al final, quedé como Dios. :D
Sin embargo, aún quedaba muchísimo partido y el Madrid replica pronto. Tras una pared de Coentrao con Benzema (desaparecido, una noche más, el galo) la pelota llega a Ozil, que conecta una perfecta volea desde la frontal y el balón lo escupe el poste izquierdo de Courtois. Sería el primero de tres...
Con el susto en el cuerpo, llega el descanso.
El optimismo predomina. “Aún queda el gol de Falcao”; “Ahora les toca marcar en nuestra portería”, son algunos de los comentarios que le lanzo a mi padre.

LOS POSTES SE SUCEDEN...
Y el segundo acto comienza. El Madrid intenta tenerla, con Modric como hombre más participativo, pero el partido es trabado y el Atleti genera sensación de peligro a la contra. En un buen balón largo, Coentrao vuelve a parar en falta a Diego Costa y esta vez ve la amarilla.
Pero el Madrid sigue creando muchísimo peligro en las oportunidades en las que llega. En el minuto 60, Cristiano desborda a Miranda por línea de fondo y su pase atrás es rematado por Benzema... contra la madera. El Atleti ha vuelto a salvarse. Pero el rechace cae a pies de Ozil. El genio alemán, con una enorme sangre fría, hace un quiebro con el que rompe a Courtois... “Se acabó”, pienso... pero el disparo del germano, sin portero, es repelido por la pierna izquierda de Juanfran en una estirada providencial.
El Madrid seguía sin marcar. Y uno empezaba a creer...

PERO LA SUERTE HOY HA CAMBIADO
Los blancos aprietan. Y el Bernabéu también. Falta en la frontal del área a Benzema. Al lanzamiento, como siempre, Cristiano Ronaldo. Consumado especialista en la materia y que ya nos ha hecho varios goles de esta guisa en las últimas temporadas. Por la escuadra, por el palo de Courtois, de cerca, o desde su casa...
Esta vez, decide probar fortuna por raso. La barrera salta, pero la pelota vuelve a ser escupida por el poste derecho de Courtois. Cristiano se desespera. Quedan sólo 20 minutos. “Papá, creo que va a ser hoy”, le suelto casi emocionado. Y es que tres postes salvadores en apenas media hora son demasiados para no acabar en un final feliz.
Y por tu cabeza se suceden los años sin ver puerta de Fernando Torres; las manoplas salvadoras de Casillas; el gol anulado a Perea los penaltis no pitados al Kun Agüero; el penalti en el último minuto de Heitinga; la mano de Xabi Alonso; el fallo de Pablo Ibáñez ante Robinho; el gol a los 30 segundos de Van Nistelrooy; las manoplas salvadoras de Casillas (no, no me he confundido al repetirlo...) Y entonces repites: “Papá, va a ser hoy...”.

LA AFICIÓN SE CRECE; EL MADRID, DESESPERA
Y la afición se enardece. Y el “¡Atleti, Atleti!” ensordece a todo Madrid. Y el “porque luchan como hermanos” cobra más sentido que nunca. Y el “¡Jugadores, jugadores, hemos venido a ganar! ¡Que se enteren los vikingos, quien manda en la capital!”, convertido en tonadilla para esta Final, empieza a tomar tinte de Ley.
El Madrid empieza a perder los nervios. Ozil y Ramos ven amarilla por acciones absurdas y Mourinho es expulsado por Clos Gómez por protestar. Quedan diez minutos y esto empieza a tener un color: rojiblanco...

El tiempo corre y ya no hay ocasiones. Entonces, Juanfran se lesiona por una fea acción con Cristiano Ronaldo. El alicantino está cojo y parece que no va a poder seguir. El Cata se prepara en la banda para salir, y el miedo cunde en la parroquia rojiblanca. No puede ser. Hoy no puede estropearse...
Pero Juanfran, todo coraje y corazón, vuelve al campo. Para morir en él. Y el Atleti muere en área del Madrid. “Aquí va a llegar, papá. Aquí se acaba”, le digo. Pero no hay tal suerte. Y los puños de Diego López y la zaga blanca conjuran el peligro.
Queda la prórroga. 30 minutos suplementarios de infarto.
“Bueno, no está estando tal mal ¿no? Ha valido la pena venir”, le apunto a mi padre. Y lo mejor está por llegar...

LA ÚLTIMA MEDIA HORA DE TENSIÓN...
La prórroga comienza con el Atleti perdonando. Koke deja solo a Diego Costa, que gana la espalda a Arbeloa, pero Diego López le para el mano a mano y el rechace posterior.
El Madrid, por cierto, introduce al citado Arbeloa, Higuaín y Di María, por Coentrao, Benzema y Modric. Simeone, mantiene a sus once valientes, con Juanfran recuperado.

Y entonces, en el minuto 98, un corner botado por Koke es despejado por la zaga blanca. La bola cae de nuevo a pies de Koke, que la pone perfecta al primer palo. Y allí, aparece Miranda. Un héroe inesperado. Dos goles en todo el año, y marca un tanto que pasará a la historia del Atlético de Madrid al adelantarse de cabeza a la zaga blanca y superar a Diego López (1-2).
¡La locura es total! Me abrazo a cada camiseta rojiblanca que me rodea. Especialmente a mi padre, al que dejo casi sin respiración y le doy un beso. “¡Te lo dije, papá, te lo dije!”, le grito. Y ni yo mismo aún me creo lo que estoy viviendo.

EL CRONO SE PARA... Y COURTOIS LO ACTIVA
El Madrid está aturdido. Pero el crono del Bernabéu se para. “¿Todavía estamos en la primera parte de la prórroga?”, preguntan unos chicos unos metros a mi izquierda. Y pienso que siento lo mismo. Parece que hace un mundo que marcó Miranda... y los segundos no corren.
En el último lance de la primera mitad de la prórroga, un pelotazo largo al área atlética no es despejado bien por Godín. La pelota baja del cielo bombeada y llega a Higuaín, quien saca una volea que encuentra el paradón a bocajarro de Courtois. Como dijo el meta belga en la celebración: “En esos momentos sientes que nadie te va a meter otro gol”.
Y eso mismo sentía toda la hinchada rojiblanca.

Sólo quedan 15 minutos para la gloria. Y aún habrá la última heroicidad de Courtois. Di María gana por velocidad a Juanfran y pone un perfecto pase al segundo palo para Ozil. El alemán lo tiene todo para lograr el empate, pero Courtois se lanza con todo y hace valer su 1,99 para evitarlo y sacarla a corner. Ya nada podía salir mal esa noche.

El partido se acaba y la impotencia madridista la personifica Cristiano Ronaldo, que tras ser parado en falta por Gabi, suelta una patada mientras cae, intentando rematar de chilena la cara del capitán colchonero. La tangana está servida, y ambos banquillos se enzarzan en una trapisonda. Esto sólo beneficia al Atleti. Dos goles y un enorme Courtois han finiquitado un título histórico.

¡EL ATLETI CAMPEÓN!
Los pulmones de Clos Gómez expiran los tres silbidos que proclaman al Atlético de Madrid como campéon de la décima, la décima Copa del Rey en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid.
Unas filas más adelante, un niño de unos once o doce años llora. Nunca había visto a su Atleti ganar al Real Madrid. Me vuelvo, y en la fila de atrás veo un matrimonio con más de 65. Su euforia no es la de los más jóvenes. Ya han visto gestas como ésta a lo largo de su vida. Pero su cara de felicidad, el brillo de sus ojos, delata la ilusión producida por tantos años de espera. Me miran con una sonrisa sincera, y me sale natural tenderles la mano y darles la enhorabuena. A mi lado, unos chavales de veintipico podrán emborracharse por primera vez porque el Atleti ha ganado un derbi. Yo también podré hacerlo. Y podré compartirlo con mi padre. La última vez que ganamos al Madrid una Final de Copa sólo era un niño. La última vez que ganamos al Madrid, no sabía que era la última. He estado catorce años preparándome para esta noche. Es mi noche. Es nuestra noche. 

GRACIAS DIOS, POR HACERME DEL ATLETI
Los mensajes de felicitación empiezan a inundar mi móvil. Un móvil que he decidido no tocar en los 120 minutos. Y el “We are the Champions” comienza a sonar en el Bernabéu... por el Atlético de Madrid. Entonces cierro los puños y grito al cielo del coliseo blanco. “¡Sí, sí, lo hemos conseguido! ¡Somos campeones!”. Y a cada grito, a cada latido, la rabia contenida de catorce años empieza a abandonar mi cuerpo. El no pasará, el no puede ser, el es imposible, se desvanecen... Las maldiciones, los complejos, las frustraciones, dan paso a una sensación de enorme bienestar. Una felicidad que parecía que nunca llegaría. Las estadísticas, por fin, dan un giro. El Atlético de Madrid ha ganado cuatro de cinco Finales de Copa al Real Madrid. El Atlético ha ganado todas las Finales de Copa que ha jugado en el Bernabéu contra el Real Madrid. El Atlético lleva tres días sin ganar al Real Madrid... 
Y doy las gracias a Dios por hacerme del Atleti, porque lo que viví  la noche del 17 de mayo de 2013 en el estadio Santiago Bernabéu, otros ni lo podrán soñar... ¡Te quiero Atleti!

viernes, 17 de mayo de 2013

El Atlético de Madrid gana la Copa del Rey al Real Madrid en el Santiago Bernabéu (1992)

Podría ser el titular de los periódicos de mañana. Podría. Ojalá...
“¡Qué gran campeón!”, tituló el diario Marca el 28 de junio de 1992 (día después de la gran Final, en un ejemplar que aún tengo guardado)
“El Atlético de Madrid revalidó con todo merecimiento su título de campeón de Copa (también lo ganó en 1991) apabullando al Real Madrid”, completaba la portada...


“Fue el único equipo que existió en el campo... No hubo color. El Atlético fue mejor. Mucho mejor. Aplastantemente mejor”, resumía en las primeras líneas de su crónica José Vicente Hernández, subdirector del diario por entonces...
YO SÓLO ERA UN NIÑO
Eran principios de los 90 y yo sólo era un niño que se pegaba con sus compañeros del cole, mayoría madridista, por supuesto, por defender al Atleti.
Nunca olvidaré aquella noche por lo especial de ese triunfo. Un título, en el estadio del eterno rival. Con Futre, Shuster y Abel, mis ídolos, demostrando su superioridad en territorio enemigo.
Pero jamás pensé que 21 años después sólo volveríamos a derrotarles en dos ocasiones (3-1- 1998-99; y 1-3- 1999-2000) y que ese recuerdo sería, con diferencia, mi experiencia más feliz contra los blancos.
Por entonces, ganarles no es que fuera lo normal, pero sí era algo que ocurría con asiduidad. Sólo cinco meses antes, de hecho, el Atleti había vencido al Real Madrid en Liga 2-0. Y la temporada anterior, les eliminaron en los octavos de final de la Copa del Rey (1-1 y 1-0) y les ganaron en Liga en el Bernabéu por 0-3. Citando al ínclito Jorge Manrique: “Cómo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado, fue mejor”. En este caso concreto, cuenta con toda la razón.

Muchos años después, me hice con el vídeo de aquel partido, y hoy, convertido en hombre, quiero compartir con vosotros mi crónica de aquella noche. 21 años después...

REAL MADRID-ATLÉTICO DE MADRID= 0-2- SCHUSTER (6'), FUTRE (28')

REAL MADRID: 1 Buyo; 2 Chendo, 4 Tendillo, 5 Sanchis, 3 Villarroya (Paco Llorente, 46'); 8 Michel, 6 Milla, 9 Hierro, 10 Hagi (16 Alfonso, 12'); 9 Luis Enrique, 7 Butragueño.

Entrenador: Leo Beenhakker


ATLÉTICO DE MADRID: 1 Abel; 2 Tomás, 5 López, 6 Donato, 4 Solozabal, 3 Soler; 9 Vizcaino, 8 Schuster; 7 Manolo (Toni, 77'); 11 Moya (Alfredo, 59'), 10 Futre.

Entrenador: Luis Aragonés
LA CRÓNICA DE AQUELLA NOCHE MÁGICA
Santiago Bernabéu a reventar. Mitad blanco, mitad rojiblanco. Camisetas anchas de manga corta, pantalones estrechos, y esas gorrillas típicas, de escasa visera, con los colores de tu equipo, predominaban en las gradas de aquella noche de verano de 1992.

En el campo dos equipos, Real Madrid y Atlético, segundo y tercero de la Liga, a sólo uno y dos puntos del campeón, el FC Barcelona, que arrebató el título al equipo blanco en la última jornada, tras una primera tarde aciaga en Tenerife. Ahí comenzó la leyenda maldita del madridismo en la isla.
El Atlético de Madrid defiende título copero y es el primero en sacar. Los gritos de “¡Atleti, Atleti!” atronan desde la grada desde el primer suspiro.
En sólo tres minutos, hasta cinco jugadores rojiblancos van al suelo a la disputa de un balón. Vizcaino se la roba a Villarroya en la banda; Moya hace falta a Milla en medio campo; Tomás, Solozabal y López, van con todo en la lucha por cada pelota dividida. Ahí se empezó a ganar la Final.
Un hombre destaca por encima de todos en los primeros compases. Bernd Schuster. A sus 32 años, ya lo ha ganado todo con Real Madrid y Barcelona. Ahora viste de rojiblanco. Pero lo hace para seguir ganando títulos. El alemán desplaza en corto y en largo, saca cada falta, aunque sea en su propia área, y demuestra su jerarquía cuando Juan Vizcaino, su escudero, literalmente se aparta ante la llegada del germano para que éste saque la bola desde atrás. Ni la toca. Directamente la deja en el suelo para que el 8 colchonero distribuya. Es suya. Dirija la orquesta, maestro.

LA FALTA DE SCHUSTER
En el minuto seis, Tendillo derriba a Manolo, Pichichi de ese año (28 goles, los mismos que Falcao este año. Entonces no jugaban Messi y Cristiano...) en una peligrosa falta cerca del área.
La distancia es de 30 metros. Y allí que va Schuster, especialista consumado en la suerte de los golpes francos. La mima, la coloca en el césped. Mira al portal de Buyo. Sabe donde va a ponerla. Y allí la coloca. En una parábola perfecta que supera la barrera formada por Michel, Hierro y compañía, aloja la pelota en la escuadra derecha de Buyo, cuya plástica estirada sólo sirve para la foto. 0-1. Locura en la hinchada rojiblanca. La parroquia local, reacciona al grito de “¡Madrid, Madrid!”. Pero la Final ya está desnivelada.

HAGI SE LESIONA; ENTRA ALFONSO
Un joven Alfonso Pérez, de sólo 19 años, sale a calentar a la banda. El motivo no es sólo el gol en contra. Gica Hagi, una de las estrellas de ese Real Madrid, se ha lesionado por una contusión en la región lumbar. Un choque con Juanma López le manda a la caseta disputados sólo doce minutos.
Mientras, es el Atleti el que vuelve a llegar. En una rápida contra, Manolo deja sólo a Gabi Moya (novedad en el once) con un gran pase picado. Pero el delantero alcalaíno la pega con el empeine contra el lateral de la red de Buyo. Mano a mano malogrado.

El Madrid también pega, y una fuerte entrada de Manolo Sanchís sobre Juan Vízcaino le vale la primera amarilla del choque. El central blanco, de los pocos con la camiseta por fuera, parece que juega incluso sin pantalón, que de tan corto se tapa con la elástica blanca.
Y el Atleti a lo suyo. Miquel Soler (otra novedad sentando en el banquillo a Toni) roba en línea de tres cuartos, entra en el área, pero Manolo se le cruza y su instinto goleador le hace finalizar la jugada, mal, en peor posición.

El Madrid intenta despertarse. Villarroya, que minutos antes se pica con López por una entrada del central rojiblanco, pone un centro desde la izquierda que despeja Solozabal.
Desde la esquina, Michel pone un centro que bloca arriba con seguridad Abel Resino. El portero de Velada cae al suelo dolorido porque ha recibido un codazo. ¿De quién? Fernando Hierro. Hay quien desde “pequeño” (24 años) ya apuntaba maneras...

BUTRAGUEÑO NO ESTÁ FINO
El Bernabéu tiene motivos para preocuparse. Su gran estrella, Emilio Butragueño, no está nada fino. Vizcaino o Schuster le roban la cartera con facilidad. Y cuando consigue controlarla, se destapa con sendas piedras buscando a Michel y a Luis Enrique, que se pierden por línea de fondo.
Las cámaras enfocan al presidente blanco, Ramón Mendoza, cuyo gesto preocupado lo dice todo. Jesús Gil, mientras tanto, muestra una tensión contenida.
Mendoza o Butragueño no son los únicos que no tiene el día. Miguel González Michel, el más voluntarioso sin duda de aquella noche por el lado madridista, pierde un balón ante Tomás y reclama una falta, desesperado. Díaz Vega no permite alharacas y le saca la tarjeta.
Sólo van 20 minutos, pero la actitud de uno y otro comienzan a hacerse muy patentes.
Con una línea de tres centrales (López, Donato y Solozabal), Tomás y Soler casi de extremos, Vizcaino y Schuster en medio campo, y Manolo con libertad absoluta para enlazar con Futre y Moya, el Atleti toca fácil despertando los primeros olés del público colchonero. Milla corta la osadía con una entrada a Solozabal.
Entonces Futre avisa. Con una galopada eléctrica por banda derecha apura línea de fondo y su centro logra desviarlo Chendo (que le cubre al hombre). “¡Paulo, Paulo, Futre!”, grita la hinchada rojiblanca. Lo mejor está por llegar.

Una nueva contra. Donato roba, Manolo sale, Futre galopa y recorta en la banda, se viene al centro, en un eslalon de esos que hoy protagoniza Messi, y en su carrera aparece Schuster, que literalmente le roba la bola y se mete hasta dentro. Encara a Buyo, y el meta de Betanzos le derriba. “Penalti, para mí es penalti”, dice sin dudas José Ángel de la Casa tras ver la repetición. Schuster se desespera. Díaz Vega le niega con el índice. No hizo falta...

EL GOLAZO DE FUTRE: "EL ÉXTASIS"
Minuto 28. El Madrid hilvana su mejor jugada. Michel la pone en profundidad para Butragueño, el Buitre centra desde línea de fondo y Alfonso no remata de cabeza por centímetros.
La zaga rojiblanca despeja el peligro. Schuster la controla, con calma recorre la frontal y se la da a Soler, éste conecta con Manolo, y el cacereño mete un gran pase en profundidad para Paulo Futre. Y ahí comienza la leyenda. El portugués inicia una vertiginosa carrera en la que deja atrás a su inseparable Miguel Portland Chendo, pisa área, y suelta un tremendo latigazo que se cuela por la escuadra derecha de Buyo. 0-2. La Final empieza a desnivelarse.
En una entrevista que tuve la oportunidad de realizar ayer mismo al propio Futre, me define su reacción tras su golazo: "Cuando vi el balón en la escuadra fue el éxtasis. Las venas del cuello se me hincharon. Comencé a correr hacia el banquillo y me abracé con todos mis compañeros. Fue un momento único. Nunca sentí nada igual".


EL ATLETI SE CRECE
El Atleti está crecido. El Madrid, desarbolado. En un balón cortado por López, Futre, enardecido, emprende una carrera en solitario de casi 60 metros. Nadie se la roba, pero acaba con un disparo a las nubes con la zurda. En ese momento, el portugués se siente inmortal.
Sólo dos minutos más tarde, Moya la pone para Futre, que amaga un disparo en la frontal y cede para Schuster, al que deja solo, pero el alemán la cruza en exceso. El Atleti apisonaba al Real Madrid...

La primera parte se acaba. El Madrid, impreciso, equivoca cada pase en profundidad. El Atleti presiona como si tuviera superioridad numérica, y sale en fulgurantes contras lanzadas en balones largos y milimétricos de Schuster.

Butragueño sólo deja un detalle de su clase, y tras marcharse en un palmo de Donato, saca un disparo al palo corto que rechaza Abel. Era el primer tiro del Real Madrid... (minuto 35)
En el último minuto antes del descanso, una falta peligrosísima es pegada abajo por Michel, pero Abel Resino responde con un paradón despejando a corner.
El descanso llega, y el resultado es claro: 0-2.

GIL, LA IMAGEN DEL ATLETI
Una imagen de Jesús Gil en el palco, henchido de felicidad y quitándose el sudor de la frente con un pañuelo, resume el sentir rojiblanco.
Leo Beenhakker introduce a Paco Llorente por Villarroya para intentar dotar a su equipo de mayor potencial ofensivo. Ya ha agotado sus cambios (por entonces sólo había dos sustituciones). Pero nada cambia.

FUTRE LES VUELVE LOCOS
A los cinco minutos de la reanudación, Paulo Futre vuelve a sembrar el terror. Se marcha de Milla y de Tendillo por velocidad, Chendo se cruza y se la roba en el área, pero en la pelea, Futre vuelve a recuperar la bola, tira un exquisito caño a Chendo y da el pase de la muerte a Moya. El alcalaíno, a puerta vacía, la manda por encima del larguero. Tampoco hacía falta. “¡Espléndido el partido de Paulo Futre!”, exclama De la Casa maravillado. El público vuelve a estallar en un atronador “Paulo, Paulo, Futre” que silencia la mitad blanca...
El portugués sigue haciendo diabluras, y Hierro (que ve amarilla) y Chendo, le paran de la única forma posible. En falta.
Ya es el minuto 60. Luis Aragonés da entrada a Alfredo Santaelena por Gabi Moya y el equipo da un paso atrás. Gran partido del delantero madrileño en la presión, aunque desafortunado de cara al gol.

Y ABEL PARA UN PENALTI A MICHEL
El partido parece dormido. El Atleti ya no quiere jugar la bola, y el Madrid no sabe. Pero en una jugada extraña, un mal saque de puerta de Donato (otra moda de entonces, que sacaran de portería los centrales) Michel gana la bola con el pecho, tira una pared y la pone para Butragueño, que se queda solo ante Abel, se hace un autopase con un toque sutil y Abel le toca abajo con la mano y le derriba. “Igual que el de Schuster en la primera parte”, comenta De la Casa. Pero éste sí lo pita Diaz Vega.
Michel, el hombre que más lo había intentado toda la noche, se coloca en los once metros. Frente a él Abel Resino, récord de imbatibilidad de toda Europa la temporada pasada. Michel la pega fuerte a su izquierda, pero Abel vuelve a lucirse con una gran parada. Es la guinda a una noche perfecta.
Mendoza resopla. El partido acaba ahí. La afición rojiblanca lo sabe, y, por primera vez en la noche, comienza a escucharse en el cielo de Chamartín el “¡Campeones, campeones!”. Afortunados aquellos aficionados colchoneros. Hoy, no nos atreveríamos a entonar el alirón ante el Madrid ni en el minuto 95 con 3-0...

La Copa tiene dueño. El Atleti aún se permite algunos lujos. Schuster la saca, Futre tira una pared, de tacón, con Manolo, y su enésima internada hasta línea de fondo termina con un disparo desviado de Vizcaino en gran posición. ¡Recital de Futre!

La pelota muere en los pies del Atlético de Madrid ante los olés de su parroquia. Y el Madrid intenta cobrarse su impotencia con una fea entrada de Fernando Hierro a Tomás.

SCHUSTER, FUTRE, LUIS, HÉROES...
Diaz Vega pita el final. El Madrid rojiblanco estalla de júbilo. Bernd Schuster llora como el niño que dejó de ser hace años y se abraza con Futre. “Soy el hombre más feliz del mundo. Es tal y como lo había soñado”, asegura el alemán. “Ahora nos toca a nosotros ganar títulos. Hemos sido muchísimo mejores. Debimos golear”, sentencia el portugués.
Y mientras, lejos de los focos y del césped, en la bocana de vestuarios, tapado, espera otro de los héroes de la victoria, Luis Aragonés. Con su camiseta verde, sus grandes gafas y un claro aire a Clint Eastwood. “Estoy alegre, pero llevo muchos años en esto del fútbol y no quiero exajerar mi euforia. Eso es para los jóvenes. Eso sí, hoy ha ganado el mejor. Hemos sido infinitamente superiores al Real Madrid”, proclama el Sabio de Hortaleza orgulloso.

HÁGANLO POR LOS NIÑOS
Han pasado 21 años. Y esa noche jamás será olvidada. Como también me dijo Paulo Futre en la entrevista: “Una victoria como ésa, es una historia que pasa de generación en generación”.
Hoy, hay muchos niños de diez, doce, trece, catorce años, que jamás han visto ganar a su Atleti contra el Real Madrid. “Los compañeros de colegio de mi hijo se ríen de él”, confesaba Miranda ante los periodistas esta semana.
Si no lo hacen por ustedes, si no lo hacen por la afición, háganlo por los niños. Pero el Atlético de Madrid se merece este título. Y tiene que ser ante el Real Madrid.

viernes, 10 de mayo de 2013

El Atleti vuelve al podio de España 17 años después

El Atlético de Madrid de los récords no es tan bueno como la Liga “de Mourinho” de los 100 puntos. Pero tampoco está mal.
El conjunto rojiblanco se llevó la victoria en el campo de un equipo que se está jugando el pan para no bajar a Segunda, ganó con autoridad y a falta de tres jornadas es matemáticamente tercero.
Entrar al podio de la Liga española es algo que por desgracia no ocurría desde principios de la década de los 90, cuando acabó 1º (1995-96); 3º (1991-92); y 2º (1990-91). Fueron mis primeros años como aficionado colchonero, y mi amor por las rayas rojas y blancas creció con celeridad a golpe de títulos: tres Copas del Rey y una Liga en cinco años.
Desde entonces no hace falta que repase el peregrinar por Segunda y los tristes años de mediocridad agarrados a Fernando Torres como única esperanza. Con Agüero y Forlán volvieron los títulos europeos y la Champions, pero todavía se miraba con envidia cómo el Valencia, sin nada del otro mundo, quedaba tercero durante años a un amplio margen del resto.
Este año ese tercero holgado, aunque aún lejos de Madrid y Barça, es el Atleti. Hay que valorarlo. El mejor tercero desde que la Liga es de tres puntos (precisamente el año del Doblete). Pero sabe a poco. Sabe a poco porque el equipo estuvo “peleando” la Liga al Barça hasta casi el finalde la primera vuelta, y porque ha estado segundo todo el año. Hasta la definitiva recta final...

EL ATLETI DE LOS RÉCORDS
Pero es el Atleti de las 20 victorias consecutivas en Europa (hasta que llegó el Rubin Kazan); el Atleti de los 14 partidos seguidos ganando en el Vicente Calderón (hasta que llegó la Real Sociedad); el Atleti del Zamora de la Liga, Thibaut Courtois (0,76 goles por partido), nuevo récord man en minutos consecutivos sin recibir un gol en el Manzanares (820 minutos y más de ocho partidos con la puerta a cero); y, desde ayer, también lejos de él (680 minutos y más de seis encuentros), superando en ambos casos caprichosamente al entrenador del rival de ayer, Abel Resino, quien, eso sí, sigue manteniendo el récord absoluto de 1.275 minutos sin recibir un tanto).
Y, desde ahora, es el Atleti de la vuelta a la Champions de forma automática; el Atleti que regresa al podio de la Liga, escalón que nunca debió abandonar por su Historia. De ahí, para arriba. Siempre.

ADRIÁN AMAGA...
Ese Atleti salió dominando en Balaidos, con Koke mandando y con un Adrián, rápido y encarando, que amenaza con volver a ser el del año pasado. Pero se queda en eso, amenazas.
Ejemplo de ello fue una contra a la media hora de juego en la que Falcao, tras un buen recorte, la pone al punto de penalti para la llegada de Adrián quien, solo, no conecta el remate con la derecha y la manda casi a la banda. Los números del asturiano respecto al año pasado lo dicen todo: 2011-12: 57 partidos-19 goles; 2012-13: 43 partidos- 4 goles...

Pese a este dominio inicial, fue el Celta el que pegó primero, con un trallazo de Krohn-Dehli que sacó Courtois poniendo la manopla izquierda dura.
Al borde del descanso, los vigueses estuvieron cerca de adelantarse, con un par de balones cruzados por alto que no sacó la defensa rojiblanca. En el primero, remate de Oubiña que salva Gabi, providencial, en la línea. En el segundo, Augusto Fernández disparó al lateral de la red tras recortar, escorado, a Filipe Luis.

PEGADA DE EQUIPO GRANDE
Pero el Celta no marcó. Y el Atleti exhibió la pegada de clásico equipo grande que sí ha sabido ser este año, y al minuto de la reanudación, Diego Costa se come a Augusto Fernández en el segundo palo y remacha de cabeza un corner peinado por Miranda (0-1). Octavo gol del brasileño en Liga que los marca todos con mensaje. Espero que tenga guardado alguno para la Final de Copa.
A partir de entonces, el Celta empezó a dejar demasiados espacios para la contra. Un pase de la muerte de Gabi para Falcao lo salvó in extremis Johny; y un par de internadas por la izquierda de Costa las sacaron Javi Varas y la zaga.
Por su parte, el mayor riesgo vigués se tradujo tan sólo en un trallazo a la media vuelta de Augusto Fernández, que volvió a encontrar los guantes duros de Courtois, y en el rechace Krohn Dehli cabeceó muy desviado.

JUANFRAN SE ESTRENÓ COMO GOLEADOR
Y así, llegó el segundo. Centro desde la izquierda, dejada de Diego Costa y zapatazo de Juanfran que se cuela en la red tras rebotar en Roberto Lago (0-2).
Segundo gol en Liga del alicantino desde que es rojiblanco. El primero lo hizo en la última jornada de la 2010-11 en Mallorca.
El choque parecía totalmente sentenciado, ya que, pese a faltar 25 minutos, el Celta se hundió. Sin embargo, a siete del final, Courtois volvió a rechazar un disparo de De Lucas, pero no pudo hacer lo propio en el remate posterior de Augusto Fernández (que estuvo en todas) y se le coló por debajo del cuerpo (1-2). Lo dicho, 680 minutos de récord y el Zamora en el bolsillo.

Poco le duró la esperanza a los vigueses, ya que tres minutos después Falcao se sacó un derechazo arriba tras un buen recorte (1-3).

CANTAR EN LA DERROTA
Ahí murió el Celta, que aún pudo recibir el cuarto en dos llegadas de Falcao, y en una jugada exquisita de Arda Turan. El turco es tan bueno que a veces falla por eso. Y tras un precioso caño, la quiso ajustar tanto que la mandó al poste.
El Atleti es de Champions y el Celta huele a Segunda. Sin embargo, su afición, que animó incansable a los suyos una vez terminado el encuentro, es sin duda de Primera.
Esperemos que en una semana nuestra hinchada no vuelva a ser protagonista, como hace tres años en la Final de Barcelona, por su encomiable ánimo en la derrota. Esta vez, quiero cantar, pero por ser el campeón.

martes, 7 de mayo de 2013

Hay que saber poner punto final

El Atlético de Madrid sacó un triste empate a cero de Riazor el pasado sábado en un partido gris, dentro de una temporada que está empezando a hacérsele muy larga con el tercer puesto casi asegurado hace meses, la segunda plaza malograda la semana pasada ante el Real Madrid, y fuera de Europa y con la clasificación para la Final de la Copa del Rey obtenida desde febrero.

Y es que, como todo en la vida, hay que saber poner fin a las cosas a tiempo. De lo contrario, alargarlo de manera innecesaria acaba por ensuciarlas y lo que podría ser un recuerdo bonito se empaña y se estropea.
Esto es algo que también pasa con las relaciones. En ocasiones, hay que saber dónde terminarlas cuando éstas decaen o los problemas las hacen insostenibles, ya que de lo contrario, sin intención, podemos hacer que su final sea más doloroso.
Tengo un amigo, poeta para más señas, que un día me hablaba del valor de una retirada a tiempo. “Hay un momento en una relación en la que, si le pones punto final en ese instante, siempre dejarás abierta la posibilidad de que, en un futuro, la chica pueda volver. Sin embargo, si pasas una línea en la que por estirarlo demasiado tensas la cuerda, puedes provocar que la chica te coja tírria y nunca más quiera saber de ti”, me explicaba. Un poeta sabio.
En este sentido, hay otro refrán que dice que “una relación es como un cristal. Si se rompe e intentamos reconstruir los pedazos, puede que acabemos haciéndonos más daño”...

EL OBJETIVO LLEGÓ MUY PRONTO
El Atlético de Madrid, como el Barça con la Liga, ha conseguido su objetivo primigenio (la Champions) demasiado pronto, lo que puede provocar (como en Can Barça) que si no se logra el premio más anhelado (ganar al Real Madrid en la Final de Copa el 17 de mayo) la temporada parezca un fiasco, cuando un tercer puesto habría sido firmado por muchos a principio de campaña (no es mi caso, ya que valoro en gran medida el éxtasis y lo legendario de un título).

YA SON VARIAS SEMANAS DE ABULIA
No jugó el Atleti en Riazor mucho peor que en Getafe hace un mes. Ni fue un partido excesivamente más romo que el de Málaga hace dos meses. Simplemente fue uno más. Un triste partido más fuera de casa, en el que la buena noticia es que Courtois ya suma más de seis encuentros a domicilio sin encajar un tanto (0-3- Valladolid; 0-0- Málaga; 0-2- Osasuna; 0-0- Getafe; 0-1- Sevilla; 0-0- Deportivo), lo que le convierte, en el total, en el portero de la historia del Atlético de Madrid que más veces ha acabado con la portería a cero en una temporada (19 jornadas ya). Veremos si la racha se mantiene en Vigo y en Zaragoza, y ese cero en su puerta durase también en el Bernabéu... Pero no. Con el Madrid las únicas rachas que se mantienen son las negativas...

Así que sólo fue un partido más. Pero precisamente es eso, que es uno más, con el Valencia a 13 puntos (la Champions ya está matemáticamente atada, que no es poco) y la Real a 11 (acaba de perder en Getafe), con la meta tan cerca, y el final tan próximo, lo que genera una falta de motivación y hace que la intensidad no sea la adecuada. Y eso, en el fútbol como en la vida, mata. En ocasiones es necesario ver las cosas difíciles, o incluso perdidas, para luchar por ellas. Cuando tenemos un objetivo, aunque apetecible, muy a nuestro alcance, tendemos a descuidarlo y a no luchar por él. En ocasiones es recomendable verlo lejos para darnos cuenta de su importancia.

UN PASEO POR LA PLAYA DE RIAZOR
Con ese objetivo tan próximo y el segundo puesto olvidado (digan lo que digan los jugadores, demuestran lo contrario) el Atlético se paseó por Riazor en la primera parte como si lo hiciera unos metros más abajo, en la playa...
Sólo un derechazo a las nubes del Cebolla tras un buen amago (sigue siendo intrascendente cuando sale de titular), una doble ocasión en el área para Godín y Miranda que finalizó en nada (no les podía caer a nadie peor) y un derechazo de Falcao por encima del travesaño, fueron los únicos tímidos acercamientos.
En el Depor, lo más peligroso fue una internada de Bruno Gama que cayó en el área derribado por Miranda. Pero el árbitro no vio nada.
Los coruñeses llegaron menos aún que los madrileños. Eso sí, sigue dando gusto ver revolverse sobre sí mismo en cada lance a Don Juan Carlos Valerón, doblándose y levantándose, como un junco, ante las acometidas del rival. Jamás perdiendo la pelota. Va a cumplir 38 años, pero habría que inventar una Ley que prohibiera la retirada de jugadores como éste.

SÓLO UN POQUITO AL FINAL
En la segunda mitad el Atleti salió con la misma intención de llevarse los tres puntos (escasa) y el Depor parecía decidido a firmar las tablas.
Pero en los últimos 20 minutos, el Cholo dio entrada a un par de futbolistas que no habían firmado nada, Arda Turan y Óliver Torres, que hicieron que en el tramo final pareciera que los rojiblancos sí querían. El dominio fue suyo, y se materializó en un trallazo de Gabi que sacó astillas a la misma escuadra (no está teniendo suerte este año con el gol el capitán. No ha marcado un solo tanto...) y un centro de Arda que se paseó por las botas de Miranda y de Godín y que terminó alojándose por el segundo palo de Aranzubía. Pero el árbitro anuló el tanto.
Por más repeticiones que he visto, yo creo que ninguno de los dos centrales toca (en el momento del centro un zaguero del Depor rompe el fuera de juego) por lo que creo que el gol debió ser legal.

PUDO SER MEJOR... Y PUDO SER PEOR
Pudo ser mejor, porque era el minuto 89. Pero pudo ser peor, porque en el 93 un “gili-corner” sacado por el Atleti (jamás entenderé esta suerte de estropear una jugada de ataque y convertirla en un tiro en el pie) terminó en una contra comandada por Riki en la que Evaldo sacó un disparo contra el brazo de Juanfran. Por fortuna, como en todo el choque, Ayza Gámez miró para otro lado.
Sin embargo, mirar para otro lado no suele tener consecuencias positivas y el Atlético de Madrid debería haber sellado antes su pasaporte para la Champions para evitar estos últimos coletazos en los que está manchando un gran año. Precisamente Barça y Atleti se verán las caras el próximo domingo en el Calderón y puede que los culés canten el alirón en nuestro estadio y que los colchoneros se queden sin fiesta alguna pese a haber logrado el premio con solvencia. 
El 17 de mayo puede producirse una explosión de júbilo que haga este año inolvidable. De lo contrario, puede que la campaña termine en el recuerdo como una más. Es lo que tienen los finales... que siempre marcan demasiado nuestra visión del trayecto...

jueves, 2 de mayo de 2013

Un multimillonario de Singapur quiere comprar parte del accionariado del Atlético de Madrid

La noticia se escuchó tímidamente hace algunos días por España, pero ahora el rumor llega también desde Italia. Un multimillonario de Singapur, Peter Lim, pretende comprar a Miguel Ángel Gil Marin y a Enrique Cerezo parte de las acciones del Atlético de Madrid.
La noticia sale en Italia porque no vendría solo. Junto a él, Andrea Berta (ex secretario técnico del Parma) se encargaría de realizar las labores de director deportivo, mientras que Peter Kenyon, ex dirigente del Chelsea, sería la voz cantante en materia financiera, además de asumir también una parte de las acciones.

Para aquellos que se estén frotando las manos, mejor sigan leyendo.

ENTRE LA FAMILIA GIL Y CEREZO, 90% DE LAS ACCIONES
En la actualidad, Miguel Ángel Gil Marín tiene aproximadamente un 58 por ciento de las acciones del Atlético de Madrid; Enrique Cerezo cuenta con un 25 por ciento (tras comprar entre ambos el 6 por ciento que tenía Fernando García Abasolo, que dejó el club en marzo de 2012 por “discrepancias sobre el modelo de gestión”); el resto de la familia Gil suma un 7 por ciento; mientras que el 10 por ciento restante lo completan accionistas minoritarios (de los que los socios del Atlético de Madrid que adquirieron aquella acción que se “regaló” en 2007 -entre los que me encuentro- apenas suponen un 1 por ciento).

GIL MARÍN QUIERE CONSERVAR EL PODER
Dentro de esta posible venta, Miguel Ángel Gil Marín ya ha dejado claro que su condición “sine qua non” para permitir a cualquier inversor formar parte de la Sociedad Anónima Deportiva Atlético de Madrid es que él continúe liderando “el modelo de gestión del club”. El mismo modelo que llevó a Abasolo a abandonar el barco...

¿DE DÓNDE SALE PETER LIM...?
Además, para aquellos que se pregunten de dónde sale éste Peter Lim, me temo que la respuesta tampoco les llenará de gozo y satisfacción. Fue el ínclito agente Jorge Mendes (en algún momento tenía que salir) quien puso en contacto a este magnate singapurense (de quien es asesor) con Miguel Ángel Gil Marín. Además de que Peter Kenyon es socio de Jorge Mendes en varias empresas y ya ha intentado hacerse con acciones del Atlético de Madrid en ocasiones precedentes, ya que forma parte de uno de los famosos “fondos de inversión” con los que se ha fichado, por ejemplo, a Radamel Falcao.

MUCHA DUDAS...
De confirmarse, no sabemos con cuántas acciones se haría Peter Lim, uno de los hombres más ricos del mundo (con una fortuna de unos 1.600 millones de dólares), ni qué peso tendría en el club a la sombra de Gil Marín, ni qué pintaría José Luis Pérez Caminero con la llegada de Andrea Berta (según el periodista de Sky Sport Gianluca Di Marzio, el madrileño debería dar su visto bueno a todas las operaciones deportivas)...

Si quieren saber algo más de Peter Lim, puedo decirles que es patrocinador del Comité Olímpico de Singapur y que ha firmado acuerdos comerciales con el Manchester United y el Liverpool para explotar la imagen de la Premier en Asia.

UNA CERTEZA SOBRE LA SAD ATLÉTICO DE MADRID
Si quieren que yo les dé un dato, les ofrezco uno bastante rotundo del que caí en la cuenta el otro día, tras nuestra enésima derrota en un derbi contra el Real Madrid.
Desde que el Atlético de Madrid es Sociedad Anónima Deportiva, el 1 de julio de 1992 (tres días después de haber ganado la Copa del Rey al Real Madrid en el Santiago Bernabéu 0-2), el club rojiblanco ha ganado sólo dos veces al Real Madrid (3-1, 1998-99; y 1-3, 1999-2000) en 21 años y tras disputar 38 derbis (sólo en Liga).
En los 64 años precedentes desde que la Liga existe (1928) le había derrotado en 35 ocasiones.
Echen sus cuentas sobre el valor de convertirse en Sociedad Anónima Deportiva. Yo las tengo claras...