viernes, 28 de diciembre de 2007

LA ENTREVISTA: Alfredo Santaelena: "Gil bajó al vestuario del Getafe, me sacó de la ducha y me dijo: mañana fichas por el Atleti"

Era un 29 de junio de 1991. Yo apenas tenía diez años recién cumplidos y empezaba a saber lo que era el Atlético de Madrid. Futre o Abel se habían convertido en mis primeros ídolos. A decir verdad, con un padre y un abuelo del Athletic, comencé a aficionarme al Atleti porque me hacía gracia la imitación que ‘Cruz y Raya’ hacían a un tal Jesús Gil con su “y tal y tal” y “el Atlietiii va a ganar la Liguíaaa”.
Era ‘mi’ primera final. Me senté en el patio frente al televisor, con mi padre y un amigo atlético. El Atleti se medía al Mallorca, y un joven de Vicálvaro, Alfredo Santaelena Aguado (Madrid, 13-10-1967), daba el primer título de la era Gil con un gol en la prórr
oga. “Vizcaino la roba, pasa para Manolo y éste envía en profundidad para Sabitas. Su tiro lo despeja el portero y al rechace llegábamos Schuster y yo. Y marco con la izquierda”, según lo cuenta, lo estoy viendo. Lo relata como si fuera hoy. ‘Apenas’ han pasado 16 años.
Alfredo estuvo en el Atleti entre 1989 y 1993. Dos Copas del Rey, un subcampeonato de Liga, un tercer puesto y dos cuartos lugares, su bagaje. Todos puestos de Champions con el sistema actual. “La verdad es que no nos podíamos quejar. Fue una época muy bonita”.


FICHAJE 'MADE IN GIL'
Alfredo recuerda la particular manera en la que llegó al Atleti: “Esta
ba en el Getafe. Jugamos un amistoso en Las Margaritas con el Atleti. Al acabar, Gil baja al vestuario y pregunta por mí. Yo estaba en la ducha y me dicen “te busca Gil”. Entonces salí, con la toalla y Gil me dijo “Joder, pero si en el campo pareces más grande. Pásate mañana por las oficinas del club que te vamos a fichar para el Atleti”. Y dicho y hecho.
Un fichaje imposible en el fútbol actual: “Ahora hay demasiados intereses en el fútbol…demasiado intermediarioLa Ley Bosman ha hecho mucho daño a las canteras. Antes los extranjeros eran pocos, pero de mucha calidad: Futre, Baltaza
r, Donato, Schuster…y el resto nacionales”.
Y es que en su época, eran muchos los futbolistas de cantera. Y de Madrid. Tomás, Toni, Solozabal, Sabas, Alfaro, López, Aguilera… Y hoy, sólo un canterano: Antonio López. Y ningún madrileño. “Es muy difícil recuperar un generación como esa en el fútbol de hoy”. Y el cambio se nota. A peor: “En el vestuario éramos muchos jóvenes. Nos íbamos de cena juntos después de los partidos. Íbamos juntos de vacaciones: a Andorra, a Acapulco… Había muchísima unión y eso se notaba en el campo. Te sacrificabas más por el compañero y vivíamos mucho más el sentimiento atlético. El sentimiento que teníamos antes en el vestuario era muy diferente. El que no venía con el sentimiento atlético se encargaban los veteranos de inculcárselo. En cambio ahora, Antonio López es
el único canterano”.
SIN COMPLEJO ANTE LO BLANCO
Y eso también se refleja en los derbis. Desde su época, el Atleti sólo ha ganado dos derbis al Real Madrid ¡en 15 años!: “Creo que no hay ningún complejo de inferioridad con el Madrid y menos este año. Pero el Madrid tiene futbolistas como Casillas, Raúl, Guti, que llevan muchos años y que defienden el escudo a muerte. Y que le inculcan a los nuevos que es el partido más importante del año. Pero esperemos que algún a
ño se cambien los papeles”.
Y es que en su época esa inferioridad con los blancos no existía. Para muestra, la Copa en el Bernabéu en el año 92. 0-2, con golazos de Futre y Schuster: “Es la máxima ilusión de cualquier atlético: ganar al Madrid en su campo. Se disfrutó muchísimo. Fue muy bonito. Tenían un grandísimo equipo: Míchel, Hierro, Sanchís, Buyo. Hicimos un partido muy serio, no les dejamos sentirse cómodos y el partido se encarriló con los golazos de Futre y Schuster”.
Pero llega el verano del 93 y Alfredo debe marcharse del Atleti. P
ara recalar en el Súper Depor: “Estaba de vacaciones y me llaman para decirme que Lendoiro nos quería fichar a Donato y a mí. Yo no me quería ir. Pero finalmente me voy y no me arrepiento”.
Y es que dos años después, Alfredo repite la machada de la final ante el Mallorca. De nuevo en el Bernabéu. El partido se suspende por una enorme granizada, con 1-1
entre Valencia y Depor. Los diez minutos restantes se reanudan tres días después. Todos esperan la prórroga. Pero aparece Alfredo: “Claudio Barragán y Adolfo Aldana cada vez que me veían me decían: Alfredito, vas a ser tú”. Y fue Alfredito. Otra vez: “Habíamos ensayado esa jugada a la espalda de la defensa. Sólo veía el balón. Zubi me dio un puñetazo. Pero fue una alegría inmensa”.
EL GOL DE TARDELLI EN EL 82
Pero si uno mira la estadística la pregunta es obligada: Con sólo siete goles en Primera en más de 200 partidos, cómo pudo marcar el gol decisivo en dos finales. Y Alfredo se sabe la respuesta: “Me mentalizaba mucho para ese tipo de partidos. De pequeño, se me quedó grabado el famoso gol de Tardelli en el Mundial 82 contra Alemania en el Bernabéu y yo soñaba con lograr eso: “Yo algún día llegaré y marcaré en una final”. Y lo logró. Dos veces.
Aunque eso sí, Alfredo recuerda entre risas “que en infantiles o juveniles sí que era goleador”.
Hoy, Alfredo es entrenador, tiene al Ciempozuelos en fase de ascenso a Segunda B, y sueña con repetir éxitos de rojiblanco, ahora desde el banquillo: “Hace un par de temporadas hubo acercamientos para que dirigiera al Atlético de Madrid C, pero no se concretó. Hay que ir paso a paso. Paso a paso se llega muchas veces más rápido que corriendo”.
¡Suerte, Alfredo!


jueves, 1 de noviembre de 2007

Primera noche de Champions

El Atleti ataca mejor que defiende.
A cualquiera que lea esto, le parecerá una verdad de perogrullo. Pero a lo que me refiero es a que nuestros jugadores ofensivos atacan mejor que lo mal que defiende nuestra zaga. Hace una semana, nuestros atacantes lo hicieron igual de bien que mal lo hizo nuestra retaguardia. El resultado, un empate a tres en Moscú.
Por el contrario, ayer, la desbordante calidad de nuestra vanguardia acabó por dejar en evidencia a Zé Castro, pese a que se empeñó en meterse autogoles o comerse balones en defensa para mantener en vilo al respetable hasta el minuto 95.
Al minuto uno el Atleti ya ganaba. Maxi lucha un balón perdido en línea de fondo, la picardía de Forlán provoca sin ángulo un rechace de Palop, y el propio Maxi, de nuevo en la brega, provoca un penalti del portero sevillista, que no es necesario porque Maniche envía el rechace a la red.

PROHIBIDO LEVANTARSE
Iban noventa segundos. Se tarda más en contarlo que en presenciarlo. Así se lo perdió mi novia, a la que insté a no dejar de ver este partidazo, pero guardaba cola en el baño. Cómo se nota que este Atleti va para arriba. Casi 50.000 personas un miércoles a las diez de la noche y casi rondando los cero grados.
Pero el Sevilla no tenía en Zé Castro a su mejor atacante. También estaba Luis Fabiano (seis goles en cuatro partidos) y pronto se dio cuenta el Calderón. En el fatídico minuto trece, emprendió un eslalon en el que fue salvando contrarios, hasta ser derribado por Seitaridis en la frontal. Sorprendentemente, el árbitro no sacó ni tarjeta.
Yo no sabía que Luis Fabiano también tiraba faltas. Tampoco debía saberlo la barrera, que se abrió de forma esperpéntica para desviar el balón a las mallas. 1-1.

Pero el de ayer no era un partido para ausentarse a por coca cola. A los dos minutos, Luis García saca un zurdazo envenenado que Palop despeja para dentro (error del tan bueno como arrogante portero sevillista) y Agüero vuelve a usar la cabeza para marcar. Seis goles en Liga, tres de cabeza. Con 1,70. El argentino va camino de romper muchos récords.

DE RÉCORD
Un récord es el que ha batido el Atlético con este inicio de temporada. Con los cuatro tantos de anoche, ya son veinte en diez partidos. Cifras que no se veían en el Calderón ni en la época de Segunda. Desde la 97-98 de los Juninho, Vieri, Kiko o Caminero no disfrutábamos a orillas del Manzanares de un Atleti con tantos goles. Ni con tantos puntos.

DR. JEKYLL Y MR. HYDE
Aguirre debe estar debatiéndose, cual doctor Jekyll y mister Hyde. El entrenador mexicano es de los del 1-0 antes que un 5-4. Con partidos como el de ayer lo tiene que pasar mal. Pero si luego mira la clasificación creo que debe recompensarle. Tras hacer historia con Osasuna, la cosa aquí comienza a pintar muy bien. Meter al Atleti en Champions, tras años en el purgatorio que empezaban a hacerse eternos, no es cualquier cosa. 'El Vasco' puede coronarse.

SUEÑOS Y PESADILLAS
El Calderón en noches como las de ayer es un escenario para soñar. Pero el inicio de la segunda parte nos deparó el autogol de Zé Castro, lo que reavivó a muchos de los fantasmas que llevan de ‘okupas’ en el Manzanares tanto tiempo.
El partido se puso feo. Un Sevilla, que había sido desbordado, dominaba y el juego se endurecía sin motivo. Las trapisondas se sucedían y los andaluces comenzaban a recordar al abrupto equipo de Caparrós de los Javi Navarro y Pablo Alfaro.
Y en éstas estábamos cuando volvió la magia. Agüero volvió a usar el exterior de su bota derecha para poner un buen balón al segundo palo. Y allí apareció Maxi como un gigante para convertirlo en magnífico. Su volea en el aire puso el balón en la escuadra de Palop y al Calderón de nuevo en los cielos. Su tanto me recordó en algo al de Torres ante el Betis. Me acuerdo mucho últimamente del Niño, y no es porque le eche de menos, sino porque los que se han quedado se están encargando de evocarlo.
El partido acababa y la fiesta se instalaba en las gradas. Jurado aparecía en la banda con el único cometido de perder tiempo. Pero decidió que el también quería sumarse a la celebración y marcó un gol de bandera aprovechando una jugada de Simao. Sin responsabilidad y en una dinámica positiva, el mediapunta gaditano está creciendo. Que espere, que el Madrid aún anda detrás.
El partido acabó como empezó, con un gol (tras otro error de Zé Castro). Pero el tanto ya no podía estropear la fiesta.
En la salida, vi a una afición feliz como nunca. Los cánticos y la algarabía inundaban las calles aledañas del estadio. Mañana era fiesta. Que dure. Por favor, que dure.

martes, 25 de septiembre de 2007

LA ENTREVISTA: Caminero: "¿Un entrenador? Uno de pequeño, que me obligaba a ir a entrenar cuando no me gustaba"

Entre 1993 y 1998, el Atlético de Madrid tuvo la fortuna de poder exhibir en su plantilla a dos de los mejores futbolistas de España: José Luis Pérez Caminero y Kiko Narváez. Yo era de Caminero. Ambos consiguieron escribir las páginas más brillantes de la historia reciente del club rojiblanco: el Doblete, unos cuartos en la Champions del 97, unas semifinales de UEFA… en esa época yo sólo era un crío (14 años en el Doblete) y aún conservo una sudadera con la imagen de Caminero cuando estaba en la selección.
Hoy, he tenido la inmensa suerte y el mayor placer de poder entrevistarlo. A sus casi 40 años (Madrid, 8-11-1967), Caminero sigue de actualidad. Es el director deportivo del Real Valladolid y reconoce que sigue prefiriendo que hablen de él, “aunque sea mal”, a que no hablen: “En este mundo del fútbol, si no hablan de ti no existes”.
Comenzamos la entrevista hablando del partido del domingo ante el Madrid y lamenta las dos o tres jugadas conflictivas en el área blanca: “A los árbitros les cuesta mucho pitar en contra del grande”.
Pero de lo que quiero hablar es del Atleti. Manifiesta estar “muy contento” en su nuevo cargo en el equipo pucel
ano, pero, aunque asegura que nunca ha habido ningún contacto, no descarta volver al Atleti: “Ir a un equipo grande sería un reconocimiento a mi trabajo”.

SUS GRANDES MOMENTOS
Como ya comentó en As, nos desvela que escribir un libro del Atlético de Madrid “es un as que me guardo en la manga”. Y tendría mucho éxito, seguro. Tiene claro que los mejores momentos fueron en la temporada del Doblete y también cuál ha sido el partido que jamás olvidará: “La Copa
fue el torneo que me marcó. La final de Zaragoza. A partido único… medio estadio para cada equipo… multitud de colores…ese partido me marcó como jugador. Fue muy bonito”.
Si tiene que quedarse con un gol, le cuesta más, pero destaca el primero y el último: “
Me quedo con mi primer gol con el Atlético de Madrid, en el Villa de Madrid, antes de empezar mi primera temporada. También recuerdo mi último gol, con el Barcelona, a Vitor Baia y de vaselina”. Y así, hasta 48 goles oficiales de rojiblanco.
Si hablamos de una
jugada, no hay dudas, el mítico regate a Miguel Ángel Nadal en el Camp Nou (1-3): “Mucha gente me la sigue recordando con el paso de los años. Aunque yo siempre digo que ha quedado en la memoria porque acabó en gol, si no, quizá hubiera caído en el olvido”. Roberto Frenesdoso la metió para dentro. Pero ese año entraba todo. Y la clave, para ‘Cami’, que eran “como una familia”. “En los cinco años que estuve, me llevaba bien con todos, pero quizá te llevas mejor con quien duermes: Pirri en mi primera época, Juanma (López) o Lubo Penev. Con quien tienes más roce. Había un ambiente muy bueno, muy bueno y así las cosas son mucho más fáciles”.
De esa gran familia, Caminero sigue teniendo contacto con muchos de ellos, “sobre todo con los
que siguen ligados al mundo del fútbol, ya sea de manera personal o de forma profesional”.
 
SU SALIDA DEL ATLETI
Caminero salió del Atlético
sin homenajes ni estridencias, pero asegura que él lo “eligió” así: “Yo prefiero entrar y salir de los sitios sin hacer ruido. Creía que ya lo había dado todo en el Atleti y decidí que debía marcarme unas nuevas metas de superación y nunca me he arrepentido. Además jugué muchos años en el Valladolid”.
Aunque deja caer que sí hubiera agradecido “más reconocimiento” en su etapa de jugador,
"más cuando has estado tantos años y lo has dado todo por un club”.
 
LA AFICIÓN, TORRES Y EL CALDERÓN
Defiende la venta del Calderón con el lema “renovarse o morir” y cree que la salida de Fernando Torres fue “lo mejor para los dos”: “Se venía masticando hace tiempo. Estaba llamado a jugar competiciones europeas. Y
la gente en España se cansa de ver siempre la misma cara y cada vez te exigen más”.
Y hablando de la afición, Caminero mejor que nadie conoció las iras y las bondades de la hinchada colchonera. Le enaltecieron durante años como ídolo, pero le silbaron en su última etapa: “Yo me lo tomaba trabajando mucho más fuerte para transformar los silbidos en aplausos, pero esto va
en la idiosincrasia del español. A ningún aficionado en Inglaterra se le pasa por la cabeza silbar a ninguno de sus jugadores”.
En el campo, de todos los futbolistas con los que ha coincidido, se queda con la calidad de Kiko, Penev, Juninho o Vieri en el Atleti, y destaca a Hierro, Guardiola o Raúl en la selección nacional.
 
SELECCIÓN
Y hablando de la selección, repasa su trayectoria como internacional. Para el de
Leganés vestir la camiseta nacional fue “una de las mejores cosas de mi vida”. Y nos pone un ejemplo de lo que significó defender a España: “No tiene nada que ver con jugar en cualquier equipo por grande que sea. Es una responsabilidad enorme porque toda España está pendiente de 22 jugadores”.
Caminero advierte de que la selección del Mundial de USA 94, con Javi Clemente al mando, fue “de las que más cerca tuvo las semifinales”. Con un gol suyo, tuvieron contra las cuerdas a Italia en los cuartos de final, pero no se pudo pasar la barrera. El mítico ‘21’ rojiblanco cuenta una anécdota de la cita mundialista: “En el partido con Corea, me cambian en el descanso por Julen Guerrero y en el videomarcador, inmenso, aparece Camionero en vez de Caminero. Supongo que sería cuestión del idioma pero te llama bastante la atención”.
 
ENTRENADORES, PRESENTE Y FUTURO
Recordamos como en su época, con apenas cuatro fichajes (Penev, Pantic, Santi y Molina) se pasa de luchar por no descender a ganar Liga y Copa. Caminero lo atribuye a “lo atípico” de este club: “Es único en el mundo”. Y se muestra “ilusionado” con el proyecto rojiblanco actual: “Hay que tener paciencia, pero confío en que estén entre los cuatro primeros”.
Caminero reconoce que el puesto de director deportivo pucelano le ha ayudado “muchísimo” a sobrellevar su retirada de los campos de fútbol, pero no se plantea ser entrenador en un futuro: “No me llama la atención, aunque alguna vez he pensado en entrenar a los niños porque te trasmiten su ilusión”.
Y hablando de entrenadores y de niños me sorprende. Si se tiene que quedar con un entrenador en su carrera, ni Antic ni Clemente: “Me quedo con uno que me obligaba a ir a entrenar cuando era pequeño y no me gustaba”. Le damos las gracias.
 

jueves, 5 de julio de 2007

El 'Niño' se hizo mayor

Fernando Torres se marchó ayer del Atlético de Madrid. Aunque tanto él como el presidente dejaron la puerta abierta a una futura vuelta, en mi corazón, y creo que en el de muchos atléticos, Torres ya no será él mismo.
Desde que supe que su marcha estaba confirmada, mucho antes de que se hiciera oficial, decidí que quería asistir a esa rueda de prensa. Decidí que quería preguntarle todo aquello que muchos de los periodistas no harían. Primero, por no preguntar lo políticamente incorrecto y, segundo, porque la mayoría ven su salida como “normal” (Llevan años postulándola, aunque me pregunto de qué hablarán ahora este verano…).
Me pasé hasta las dos de la mañana haciendo la recopilación de sus últimas entrevistas, datos, declaraciones… que podéis ver en el post anterior y hasta casi las tres escribiendo las preguntas. Sabía que probablemente no podría hacerle más que dos, pero tenía una decena preparadas.
En su salida, Torres sonrió al centenar de focos que le apuntaban. Era una sonrisa ‘ad hoc’, mecánica para mostrar ante la prensa, pero para mí, no era día para ningún tipo de sonrisas.
La rueda de prensa comenzó con la lectura de un comunicado por parte de Cerezo, y allí me llevé la primera sorpresa: “Ahora que quieres dar un paso en busca de nuevos retos, queremos desearte lo mejor…el Atlético te comprende y te deja partir con la esperanza de que vuelvas. Él quiere cumplir sus objetivos y nosotros tenemos que seguir luchando sin él. Respetamos su nuevo deseo y le deseamos un futuro lleno de éxitos”. Cerezo cargaba toda la responsabilidad de la salida a Torres y hasta por tres veces recalcaba que la decisión era suya.


"LA DECISIÓN HA SIDO MÍA"
Después, Fernando lo confirmaba: “La decisión que he tomado ha sido difícil. La propuesta del Liverpool era difícil de rechazar. Es bueno para todos…Yo pedí al club que se escuchara la oferta, la decisión ha sido mía. Ellos escucharon mi petición y hablaron con ellos y de la mano hemos decidido que esto era lo mejor para todos. La oferta llegó y yo pedí que se escuchara”.
Es decir, que Fernando Torres, el ídolo de todos, el ‘Niño’ que siempre se mantuvo firme asegurando que su futuro sería rojiblanco, que nos llevaría a Europa, a volver a ganar títulos… Ese Fernando Torres nos decía que la decisión había sido suya. Lejos del pensamiento que muchos sostenían, de que se marchaba obligado. Lejos de la idea de que, mientras el Atlético negociaba su salida, él se mantenía ajeno en la Polinesia. Y, sobre todo, lejos de la idea que yo tenía, de que dirían que ambas partes habían pensado que era lo mejor. Reparto de responsabilidades y aquí paz y después gloría. Al fin y al cabo, los únicos que íbamos a sufrir las consecuencias éramos los de siempre.
Torres cargaba el muerto a sus espaldas, y encima dejaba una coletilla que lo hacía más pesado: “Para mí esto no ha sido un club, ha sido mi familia, aún lo sigue siendo y espero que siempre lo sea”. No era el ejemplo más adecuado. Precisamente porque a una familia nunca, bajo ninguna circunstancia, se la abandona.

MI PREGUNTA
Tras una vida de negación
, Torres estaba aquí para decirnos que se iba. Entonces, llegó mi momento y le lancé la pregunta: ¿Qué tienes que decirle a aquellos aficionados que estén dolidos contigo porque consideran que les has mentido?
Entonces Torres saltó, se puso a la defensiva, el gesto se le torció y se justificó: “Bueno, yo creo que nunca he mentido. Siempre he dicho que mi idea era seguir aquí y que cuando tomara la decisión de marcharme lo diría y aquí estoy. La idea de quedarme siempre ha estado ahí, año tras año han llegado ofertas y nunca se han escuchado y en el momento que ha llegado una oferta que consideraba importante, tanto para el club como para mí, es cuando lo he dicho. Yo nunca me he escondido. Creo que no se me puede achacar nada, siempre lo he dado todo, me he dejado la vida por el club. Pero llega un momento en el que he decidido tomar otro camino. Pero quiero que quede claro que yo nunca he mentido a la gente. Siempre que se me ha desvinculado del club, siempre que se ha hablado de precontratos con otros clubs, yo no he sido el que lo ha dicho, yo no he sid
o el que he mentido. Nunca se ha engañado a la afición”.
Torres consideraba que nunca había mentido. Esperaba otra respuesta. Un “sé que siempre dije que me quedaría y comprendo que haya gente dolida, pero las cosas han cambiado…”. O un “lo siento, a mí también me duele dar este paso, pero necesitaba otra cosa…”. Pero no. Torres no ofreció una respuesta para los aficionados dolidos. Torres me vio como un periodista que le atacaba. Un periodista que le complicaba la vida en el día de su adiós. Pero creo que su respuesta no gustó a los aficionados rojiblancos y yo, en último término, le realizaba la pregunta como uno más de ellos. Pero él no lo vio así.
Al ver su reacción, al ver que contestaba con cierta vehemencia, desconecté por completo. Apenas atendí al final de su respuesta. Apenas asimilé el resto de la rueda de prensa, tampoco era muy necesario. Nadie le preguntó si el 0-6 le llevó a dar el paso. Nadie le pregunto si era consciente de que con su salida estaba dando la razón a todos aquellos que sostienen que el Atleti ya no es más que un equipo pequeño. Nadie le pregunto si entonces era cierto que le dijo a Luis que se iría este verano. Nadie le preguntó que dónde quedaba su sueño de jugar la Champions y ganar títulos con el Atleti…


TORRES HA DEJADO DE SER UN NIÑO
Cuando Torres me respondió, me di cuenta de que Torres había dejado de ser un "Niño". Me di cuenta de que Torres estaba ya muy lejos de aquel crío flacucho, que sólo era pecas, al que vi hablar por primera vez en un medio de comunicación en Telemadrid, después de haber marcado su primer gol con la camiseta rojiblanca en Albacete. Un niño risueño, con los ojos llenos de brillo, que le aseguraba al entrevistador que ascenderíamos a Primera.
Torres se va, y con él se va el último gran icono colchonero. Un icono que era además abanderado de la cantera. El mejor canterano que yo he visto en el Atleti en los últimos 20 años y que quizá nunca vuelva a ver a uno como él.
Torres se va, y su hueco no lo llenarán ni Forlán, ni Quaresma, ni Riquelme (si es que viene), porque no representarán ni la mitad de lo que él representaba.
Puede que Torres vuelva, “cuando el Atleti esté donde se merece”, como él mismo dijo, “cuando los que vengan consigan llevarlo donde yo no he podido”…
Puede que Torres regrese, pero ya no será el ‘Niño’.

sábado, 30 de junio de 2007

Carta a Fernando Torres

A la atención de Fernando José Torres Sanz:

Querido Fernando Torres, tú no sabrás quién soy yo. Hemos coincidido en un par de ocasiones, ambas con motivo de tu visita a la Cadena Ser para ser entrevistado en 'El Larguero'. En ambas me diste tu autógrafo. En ambas nos fotografiamos juntos y guardo esas fotos con orgullo. La primera ya dedicada por ti.
Tú probablemente no me recuerdes. Probablemente no te quedaste con mi cara. Es normal. Conoces a mucha gente a lo largo de una temporada. Muchos fans, muchos periodistas, muchas fotos…
La última vez que te vi te hice un ruego: “Torres, haznos un favor y no te vayas nunca del Atleti”. Tu contestación me gusto: “No te preocupes, hombre”.
Pero estoy preocupado...
Yo no soy mitómano. Jamás he pedido un autógrafo a nadie, salvo cuando tenía 15 años y mi Atleti ganó el Doblete y teñimos las calles de Madrid de rojiblanco, paseando en carruajes. Sin embargo, contigo fue diferente. Tú eres diferente. Y tu diferencia estriba en haber hecho alarde durante los últimos siete años de un amor a los colores que hoy en día ya no existe en este mundo del fútbol. Un mundo que se pudre a pasos agigantados, sin hueco para las tradiciones, para la historia, para las leyendas que se forjaban en torno a un club y que sus jugadores conocían, compartían y fomentaban. Tú mismo lo has dicho en reiteradas ocasiones: "El fútbol cada vez es más un negocio. Cuando estás dentro de él te das cuenta".
Eres diferente porque cuando todo el mundo te ha instado a abandonar este equipo te has mantenido firme. Sabedor de cuál es tu casa. Sabedor de dónde está el sitio al que, desde pequeño, te dirigías con ilusión y con la cara pintada para animar a tu equipo.

Yo ya no soy un niño. Tengo 26 años. Pero, cada domingo que hago el camino junto a mi padre para ir al Vicente Calderón lo hago con la ilusión de verte a ti. A Fernando Torres. Al único futbolista por el que somos envidiados y conocidos mundialmente. Voy con el sueño de verte marcar el primer gol. Con las ganas de verte correr por la banda. Driblando contrarios. Con el anhelo de que nos hagas saltar de nuestras butacas de júbilo. Como tantas y tantas otras tardes. Como cuando, por fin, le marcaste aquel inalcanzable gol a Casillas. Como cuando hiciste tu primer gol en el Vicente Calderón. Con apenas 17 años. El 25 de agosto de 2001, en la primera jornada del año de la vuelta a Primera. Contra el Jaén. El 1-0.
Como cuando marcaste tu primer gol en Primera División. El 15 de septiembre de 2002, también en nuestro primer partido en casa. Contra el Sevilla. El 1-1. Todavía recuerdo nítidamente tu cabezazo. Y así hasta 75. Hasta el gol en Tarragona, de penalti curiosamente.

Otra de tus virtudes, la testarudez para lograr lo que te propones. Por muchos obstáculos que se te pongan en el camino. Por mucho que el resto te inste a lo contrario. Porque eres diferente. Tú sabes lo que es ser atlético. Pero no sabes lo que es defender a Fernado Torres. Algo que llevo haciendo con fervor desde que te convertiste en estrella. Tú sabes que España es madridista. Tú sabes que España desea tu marcha. Porque el Atleti es un equipo menor, dicen, y tú eres un gran jugador y no eres futbolista para el Atlético de Madrid.
Si te marchas, les estarás dando la razón a todos ellos. Será otra derrota. Muy dolorosa. Probablemente a la altura del 0-6 ante el Barça. Otra gota para el mar de mediocridad en el que llevamos ahogándonos en los últimos años. La demostración de que, efectivamente, Fernando Torres no era jugador para el Atlético de Madrid y sólo una desgracia del destino quiso que naciera rojiblanco.Una marcha que yo ya no podré defender. Una apuesta perdida, al contrario que el año pasado, cuando gané una cena por apostar a que te quedabas.

Si te quedas pasarás a la historia del Atlético de Madrid, probablemente, como su jugador más grande. Como tú siempre has dicho, te quedan muchos años de fútbol por delante. En apenas cinco llevas 75 goles. Rebasarás sin duda los 109 de Gárate. Y los 123 de Luis. Y los 150 de Escudero.
Y con el tiempo, con orgullo, podré decir: "Yo vi jugar a Fernando Torres. Yo vi jugar al máximo goleador de la historia del Atlético de Madrid".
Sin embargo, si te marchas, perderás aquello que te ha hecho distinto. Que te ha hecho admirable. Pasarás a formar parte del "negocio". Puede que ganes títulos, sí. Puede que incluso llegues a levantar una Champions. Pero no serán, como tú mismo dijiste, "títulos que de verdad sientas".

Fernando, haznos un favor y no te vayas nunca del Atleti.

-Enlace de la carta publicada en el blog Torres No Se Vende, con más de 46 comentarios

jueves, 28 de junio de 2007

Hasta el oso del escudo

La eterna incertidumbre que la prensa se ha encargado de avivar en torno al futuro de Fernando Torres parece alcanzar su punto álgido. Todos los medios coinciden en apuntar que Torres se encuentra más cerca que nunca de la puerta de salida del club rojiblanco. Algunos incluso van más allá, como el conductor del programa ‘El partido de la una’ de Onda Madrid, que ha asegurado que “jugándose su prestigio” Fernando Torres será ya jugador del Liverpool cuando él vuelva de vacaciones, el próximo 30 de julio.
Podría parecer que se trata de los mismos bulos de todos los años por estas fechas, pero mientras en otras temporadas cada día era un equipo diferente el pretendiente, este verano siempre es el mismo nombre el que suena con fuerza cuando se habla de su marcha: el Liverpool, el Liverpool, el Liverpool…
Intento no creer, abstraerme, ser consciente de que la prensa tiene que vender y de que se trata, sin más, de un proceso de retroalimentación: la prensa alimenta nuestro miedo, nuestro temor se traduce en la compra de periódicos y la escucha de los programas deportivos, y esto desemboca en una mayor difusión, que supone, en último término, su alimento.
Hay días, como este martes, en los que me convenzo de ello. Como cuando el diario ‘As’ titula “Cerezo se plantea seriamente la salida de Torres: "Si pagan la cláusula no podemos hacer nada"”. Escuché íntegras las declaraciones del presidente y esa fue la única frase que daba lugar a equívoco. El resto fueron “podéis poneros la cinta de lo que os digo todos los años”. “No tenemos ninguna oferta por Fernando Torres”… Es decir, lo de siempre, pero que no evita que se siga vendiendo humo.


ESTA VEZ SÍ
Sin embargo, en esta ocasión todo parece diferente. Me llegan informaciones de primera mano de que Rafa Benítez está loco por Fernando, y de que los nuevos dueños de ‘Los Reds’ le han asegurado que tendrá lo que les pida.
 

Parece confirmado que desde el Atlético de Madrid se ha accedido a negociar y, aunque no se reconozca públicamente, fuentes que representan al jugador también aseguran que hay acuerdo entre clubes. Sólo falta el sí del futbolista.
Desde hace algunos años los rumores de la venta del Vicente Calderón son tan fuertes que empiezan a convertirse en noticia con mayúsculas. Ahora parece muy próxima la venta de Fernando Torres. Nuestro icono, nuestra bandera, nuestro emblema, el único jugador por el que somos mundialmente conocidos. El señero por el que sentirnos orgullosos de ser atléticos. El único futbolista por el que los madridistas nos critican por envidia, porque fantasean con verle en sus filas.
Nuestro estadio. Nuestra casa durante más de cuatro décadas. Nuestra historia. Todo ello será vendido por un buen puñado de millones de euros.


HASTA LAS RAYAS ROJIBLANCAS
Hasta las rayas rojiblancas de la camiseta fueron vendidas
a principio de temporada a la marca deportiva 'Nike', a la que también se concedió la licencia de que jugara con nuestra identidad.
¿Qué será lo próximo? ¿El oso del escudo si nos dan un buen precio?
El principal problema que hemos padecido en estos últimos años ha sido nuestra pérdida de identidad, el olvido de nuestra historia…
Con decisiones de esta índole la directiva fomenta nuestros defectos, continuamos con la destrucción de lo que es (o era) el Atlético de Madrid.
Y todo por unos cuantos millones de euros. Seremos los más ricos… Los más ricos del cementerio.

lunes, 21 de mayo de 2007

¡VERGÜENZA!

¿De verdad el Atlético se dejó perder ayer ante el Barça en el Vicente Calderón? Para muchos atléticos, el hacerse esa pregunta sirvió de mínimo consuelo para justificar una derrota vergonzosa, impropia de cualquier equipo de Primera División y más de un club de la historia centenaria del Atlético de Madrid. Tras el partido, Javier Aguirre daba la cara en los micrófonos de ‘El Larguero’ y soltaba aquello de que “toda la responsabilidad” era suya. ¿De verdad? Y cómo se va a plasmar esa enorme responsabilidad que asumió que recayera sobre sus espaldas. Ese tópico de entrenador paternal y protector está ya muy manido. El mexicano dejó otra frase más que me hizo desesperar: “Hemos tirado por tierra el trabajo y la ilusión de toda una semana. Nos jugábamos media Liga”. No, señor Aguirre. Lo que ustedes tiraron por tierra anoche no fue una semana. Ni media Liga. Fueron 104 años de historia, realizando el mayor borrón en casa en toda la existencia de este equipo rojiblanco del que ya muy pocos saben realmente lo que significa.
Y es que, por increíble que parezca, la única verdad es que el Atlético escribió ayer la página más importante de su historia, al menos, en los últimos seis años. Desde el descenso, estos jugadores serán recordados como los que protagonizaron la más abultada y humillante derrota que el Atlético ha sufrido en el Vicente Calderón, el Metropolitano…
LOS 'HÉROES'
Y es por ello, que desde aquí quiero inmortalizar a estos 'héroes':
Pichu (brillante); Seitaridis (fuera de juego), Ze Castro (ausente), Eller (demostró, como proclamaba, que es el mejor defensa de la Liga), Antonio López (humillado); Luccin (desbordado); Galletti (no fue de los mayores culpables), Maniche (se rompió con 0-0), Jurado (no dio una), Petrov (lo intentó al principio) y Fernando Torres (quizá, y por desgracia, de los pocos que pasaron auténtica vergüenza junto a, por supuesto, los aficionados).
Desde el banquillo saltaron Maxi, que al menos le puso ganas, algo que ayer en este Atlético fue mucho, y demostró tener sangre en sus venas al darle una iracunda patada a Iniesta en los minutos finales. Recado que el manchego se encargó de devolver marcándonos el sexto.
Agüero también jugó. Perdón, salió al campo. Lo hizo en el minuto siete de la segunda parte en un ejercicio de valentía homicida de Javier Aguirre. Qué temeridad la suya, apostar por dos delanteros con 0-3 quedando todavía 38 minutos. Cuando al inicio de la segunda mitad vi que saltaban los mismos once no daba crédito.
En el minuto 71 entró Mista. Y tras la autoexpulsión de Eller acabó el partido de central. ¿Pero no era Mista delantero? Creó que la goleada afectó a Javier Aguirre que al final del choque apuntó de forma enfática que tenía “mucha ilusión” por continuar con este proyecto la próxima temporada. El problema es la ilusión que le pueda quedar al aficionado.

CUELLAR, EL MAYOR ANTIMADRIDISTA
Quiero destacar la actuación de dos hombres sobre el resto: Cuellar, ahora autodenominado ‘Pichu’ (se ve que el nombre le da suerte). Y Fabiano Eller.
El primero tuvo una actuación nefasta. Salió a por uvas en el gol de Zambrotta. Quizá iba a saludar a algún conocido que vio en la grada lateral. Se metió para dentro un centro de Deco para que lo remachara Eto’o. Y en la segunda parte, en la única ocasión en que realmente tenía que salir, se quedó a medias para que Messi demostrara lo bueno que es y le superara de vaselina. Ya muy entrada la segunda parte, en una nueva y esperpéntica salida, estrelló la pelota en Iniesta y el balón salió rechazado a la banda igual que podía haber ido dentro. “Métetelo directo y no lo intentes de rebote”, le grite desde la grada ante la risotada general. Fue la única chanza para la que me dio el cuerpo.
Cuellar demostró ayer ser muy antimadridista y todavía hoy ha tenido la cara en rueda de prensa de afirmar que no le sorprendió que la gente jaleara los últimos goles del Barça, “ya que llevaban haciéndolo desde el lunes”. Yo aplaudí el cuarto gol del Barcelona, que tocó y tocó hasta que Ronaldinho la empujo a puerta vacía. Era sencillo, enfrente tenían fantasmas andantes vestidos de rojiblanco. Cuellar debería saber que la mayoría de aplausos que surgieron de la grada eran de impotencia, de rabia y de vergüenza, al no poder destinarlos a nuestro equipo por el deplorable espectáculo que estaban ofreciendo. Cuellar debería saber que cuando tu hinchada aplaude al rival es el mayor castigo que puede infligirte. Cuellar debería saber que ayer pisotearon el escudo del Atlético de Madrid. Y Cuellar debería haberse fijado más en los miles de aficionados que iban abandonando el estadio conforme iban cayendo los goles culés.
En el caso de Fabiano Eller, después de ofrecer un recital de despejes hacia atrás y patadas al aire, derribó por detrás a Ronaldinho, en una ‘peligrosísima’ jugada todavía en campo blaugrana, sabedor de que ya tenía una amarilla. Si quería irse antes a la ducha podía habérselo comentado a Aguirre en vez de al árbitro.

PAGÓ TODAS LAS MISERIAS CULÉS
Y el resultado de la hecatombe rojiblanca fue pagar todas las miserias que había acumulado en el último tramo de la temporada el Barcelona. Pagó la humillación copera de los cuatro de Getafe, pagó el empate en el último minuto del Betis y la consiguiente pérdida del liderato, pagó las continuas jaquecas venidas desde Madrid con el místico arreón madridista. Y además, tiró por los suelos todas las ‘gestas’ logradas ante los de Rijkaard en los últimos años.
Sólo espero que, al menos, nuestro sector de la afición más acomplejado esté contento con el ridículo que protagonizó ayer el que llaman su equipo y todos aquellos que durante estas semanas han alimentado un patético debate al que el Atleti se ha encargado de poner colofón de la mejor forma que sabe hacer en su historia reciente: siendo el hazmerreír de toda España.

jueves, 26 de abril de 2007

LA ENTREVISTA: Movilla: "Recogía la basura en los aledaños del Calderón y soñaba con jugar algún día en el Atleti"

Atiende a nuestro blog rodeado de sus “dos enanos”, Irene y Daniel, a los que se escucha de fondo en algún momento de la entrevista. “Ellos son ahora mi mayor hobbie y afición”, nos confiesa. Actualmente juega en el Zaragoza, aunque menos de lo que quisiera, y fue uno de los artífices de la vuelta del Atleti a Primera División. Se trata de José María Movilla (08-02-1975, Madrid). Un hombre de sentimiento rojiblanco y que se forjó un hueco importante en el corazón de la grada en los apenas dos años y medio en los que le dejaron cumplir con su sueño. “En mi época del Moscardó (con apenas 20 años) compaginaba el fútbol trabajando de basurero. Recogía la basura en los aledaños del Calderón. Me quedaba mirando al estadio… entraba dentro, miraba esas gradas… era todo un sueño que pensaba que era imposible de cumplir”. Eran tiempos difíciles, en los que el que sería ‘7’ rojiblanco se planteó abandonar el camino de futbolista: “En el Moscardó pienso que el fútbol no está hecho para mí. Era un equipo muy modesto... no llegaban a pagar a fin de mes… no sacaba rendimiento alguno y pensé que lo tenía que dejar, que nunca llegaría donde estoy ahora”.

Pero el fútbol quiso dar una oportunidad a este chaval que, paradójicamente, se crió en la cantera del Real Madrid: “Llevaba bastante bien jugar en las categorías inferiores del Madrid, pese a ser del Atleti. Era un crío, jugaba en el Leganés y un grande como el Madrid se fija en ti… Pero luego el sueño se deshace cuando no quieren contar contigo. Se desprenden de mala manera de muchísimos jugadores”. Tras batirse en los campos de Segunda B llegó el Ourense, el paso previo al Málaga, y, en año y medio, el debut en Primera División, un 22 de agosto de 1999: “El Orense, en Segunda, apareció cuando pensaba que tendría que fichar por un Tercera. Y más tarde me fichó el Málaga. De no haberlo hecho, ahora estaría jugando en Tercera o con los amigos”.
De su época malaguista se lleva en el equipaje muchos buenos recuerdos y algo que le acompañará siempre, una camiseta del Cristo del Cautivo malagueño: “En cada partido, llevo siempre debajo una camiseta con la imagen del Cautivo. Comencé a ponérmela cuando estaba con el Málaga en Segunda B y, como me dio suerte, siempre la llevaré. Incluso soy Cofrade del Cautivo. Se mezcla todo, superstición y devoción”.
Y, tras dos años destacando en Primera como blanquiazul, es uno de los elegidos para sacar al Atlético del ‘infierno’: “Fue un proyecto muy bonito, liderado por Luis Aragonés. A todos nos ilusionaba estar con Luis. Me quedo con el día de mi debut. O con mi primer gol. Marco pocos goles, pero recuerdo uno que le hice al Recre a pase de Stankovic”.
PESADILLA
Sin embargo, tras ser una de las piezas claves del ascenso y completar un buen año en la vuelta a la élite, un entrenador, Gregorio Manzano, se cruza en el sueño rojiblanco de Movilla y lo convierte en pesadilla: “Cuando llega Manzano, lo primero que hace es pedir a Novo e Ibagaza. El Mallorca me quería como ‘change’, pero yo quería demostrar que mi sitio estaba en el Atleti. Fichan otros 3 mediocentros más, pero yo pensaba que iba a tener mi oportunidad”. Pero esa oportunidad nunca llegó: “Eso de que Manzano es psicólogo yo no lo vi en ningún momento, ni conmigo, ni con muchos de mis compañeros. Eso se ve en el trato diario. Hay muchas maneras de tratar a un jugador, aunque se niegue a salir del equipo. No me dejaba entrenar o entrenaba poco y me mandaba a la ducha. Eso me dolió, no lo iba a consentir como profesional y me plantee mi salida”.
Entonces apareció Víctor Muñoz y el Real Zaragoza y Movilla recuerda su especial trato con el ex presidente Jesús Gil: “Me convenció el proyecto del Zaragoza y me arriesgué. Me valoraban más fuera que en casa. Pero tengo que agradecer muchísimo las muestras de cariño que siempre me dio Gil. Como la oportunidad no llegaba me dijo: “Demuestra fuera lo que vales””.
Y lo demostró. Ese mismo año, levanta la Copa del Rey ante el Real Madrid. Su primer recuerdo, para la afición atlética: “La afición me apoyó ese año cuando apenas había jugado 80 minutos en Liga. Eso es de elogiar. Por eso se lo quise agradecer de algún modo cuando les dediqué la Copa con el Zaragoza y ante el Madrid. Eso, para los que nos sentimos atléticos, tiene un valor especial”.
A sus 32 años y encarando la recta final de su carrera, Movilla tiene una importante espina clavada. Nunca haber vestido la camiseta de la selección española: “Se ha hablado muchos años de que pudiera ir a la selección. Precisamente el año pasado, Luis manifestó que estaba dudando entre Rivera o Movilla. Al final se me queda ese sabor agridulce de no haber sido internacional”.
El centrocampista madrileño respira rojiblanco por todos sus poros: “Algo tendrá este equipo cuando todos los jugadores que pasan por aquí, ya sean extranjeros o estén sólo un año, se quedan maravillados con la afición, con el entorno…”. Y manda un mensaje que quiero usar como epílogo de la entrevista: “Ojalá algún año, la grandeza de esta afición se refrende dentro del campo”.
Y así termina la historia, por ahora, de un chico que soñaba con ser jugador del Atlético de Madrid, mientras compaginaba sus primeras patadas con un trabajo de basurero, y que cumplió su sueño. Una historia que bien podría valer para un guión cinematográfico, pero que es una historia real de un futbolista de corazón rojiblanco: José María Movilla.

martes, 17 de abril de 2007

Fernando Torres, desde cerca

Es tímido hasta llegar al paroxismo. Como cuando llegó al vestuario del Atleti, hace ya seis años: “Yo sólo hablaba cuando me preguntaban. Cuando uno llega nuevo a un sitio no debe ir como si fuera el número uno, todo lo contrario. Yo escuchar, ver y aprender. Así me han educado a mí”.  
Así es Fernando Torres y así se presenta en ‘El Larguero’ de la Cadena SER, con José Ramón De la Morena. Muy callado al principio, contestando con monosílabos. No responde al prototipo que uno espera de una súper estrella, de un futbolista joven, apuesto y multimillonario, acostumbrado al calor de los focos y de los micrófonos y al análisis de cientos de miradas.
¿Y qué quieren, si sólo es un niño?
, decía la madre de Dani Pedrosa en un anuncio. Así es Fernando Torres, el ‘Niño’ del Atleti. Un niño que llegó a las entrañas del Atleti cuando éste estaba en Segunda. Que compartió vestuario con Juanma López, Carlos Aguilera, Toni Muñoz, o uno de sus ídolos, Francisco Narváez 'Kiko'. A todos ellos los miraba con ensimismada admiración, y los respetaba. Algo que, a sus 23 años recién cumplidos, cree que se ha perdido: “Los jóvenes de ahora no valoran donde están. Llegan al primer equipo como si llevaran toda la vida, te cambian el canal de la tele, la música…”.
En los descansos publicitarios, Torres es callado. De la Morena, Antonio Ruiz o Alcalá bromean sobre las quejas arbitrales del Real Madrid y Torres guarda silencio. Él es el nuevo.
En la entrevista vuelve a reafirmar su amor por lo rojiblanco y su deseo de continuar: “No condiciono mi continuidad a ganar títulos o entrar en Europa”. Alcalá le aprieta: “¿No crees que eres un futbolista para jugar Champions todos los años?”. Torres lo tiene claro: “Lo importante es estar donde estés a gusto y conseguir títulos donde más los sientas. Estoy convencido de que voy a ganar títulos aquí y de que voy a jugar la 'Champions' con el Atleti”.
 
Al terminar la entrevista es diferente. Se le ve más sonriente, liberado, demostrando que no le agradan demasiado las entrevistas.
Y la mejor frase la deja a su salida del estudio. Me tiro una foto con él y le lanzo un ruego: “Torres, haznos un favor y no te vayas nunca del Atleti”. Su contestación me gusta: “No te preocupes, hombre”. Amén.

martes, 27 de marzo de 2007

Fernando Torres o la eterna incertidumbre

“Estoy desesperado con la situación en mi club. Creo que para crecer debería salir este verano del Atlético de Madrid”. Nuestro compañero en la Cadena SER, Juan Antonio Alcalá, hacía públicas estas palabras que, según Luis Aragonés, le habría transmitido Fernando Torres en una conversación privada. Luis se apresuraba este martes a desmentirlo, apuntando a que fue el periodista el que se lo inventó y tildándolo de mentiroso. Verdad o no, el caso sobre el futuro de Fernando Torres vuelve a estar en el aíre. ¿Será posible que se puedan pasar unos meses tranquilos sin que se hable del futuro del buque insignia rojiblanco?

"Torres no es jugador para el Atlético de Madrid”, dicen muchos, probablemente, ninguno atlético. A esos yo les preguntaría ¿Quién es futbolista para el Atlético? Costinha o Seitaridis, supongo que me contestarían.
Este verano viví con especial desasosiego el 'culebrón Torres'. Cada mañana, de vacaciones, compraba el periódico y respiraba aliviado cuando no veía al ‘9’ colchonero en portada. 38 millones del Inter, un trueque con Van Nistelrooy (ahora en la otra acera) más 21 millones del Manchester. El amor de Abramovich, el interés del Milan, la oferta del Newcastle… cada día una nueva historia, cada día el futuro de Torres parecía más lejos de Madrid.
Sin embargo Torres, un año más (y ya van seis), se presentaba con el Atlético de Madrid. Enésima declaración de amor a los colores, agradecimientos varios y una verdad incontestable: “Nunca escuchamos de su boca que quiera salir del Atleti”.

RENOVACIÓN FINGIDA
Pese a todo ello, los rumores vuelven a salir y saldrán sucesivamente mientras Torres siga en el equipo de la Ribera de Manzanares. Y hay algo que me inquieta y que en su momento me pareció una pantomima mal vendida: la renovación de Fernando Torres.
El 12 de septiembre de 2006, Torres firmaba su renovación. Aumento de su ficha (cobra unos seis millones de euros netos), un año más de contrato, de 2008 a 2009, y, sobre todo, descenso sensible de su cláusula de rescisión: de 90 millones de euros (inalcanzable para cualquiera) a sólo 40. Prácticamente lo mismo que ofreció el Inter de Milán o que estarían en disposición de poder pagar sin muchas penurias clubes como Chelsea, Manchester o Milan.
Demasiadas sombras oscurecen este tema: ¿Cómo se amplia el contrato de un jugador de apenas 22 años sólo por una temporada? ¿Qué cometido puede tener, más que facilitar su traspaso, el reducir la cláusula en cincuenta millones?
El club lo vendió como que, no sólo demostraba la intención del Atlético de no venderlo, sino que ponía de manifiesto el interés por continuar mucho más tiempo unidos. ¡¿De los 24 a los 25?! ¿Por qué no le ampliaron al menos hasta el 2012 y así se hubiera notado menos lo del descenso de la cláusula?
Por su parte, Torres argumentó que la bajada de su precio era para que no continuara en el Atlético “por obligación” (cierto), sino “porque el club y él quisieran”. Falso. Con cuarenta millones de euros de cláusula, única y exclusivamente es Torres el que tiene la potestad de decidir si continúa o no. O acaso tendrá el Atlético algo que decir cuando el Inter haga el ‘enorme esfuerzo’ de subir dos millones de euros la oferta del año anterior, o sean el Manchester o el Milan los que pongan los cuarenta millones de euros sobre la mesa.
¿Qué gran club pone en manos de su estrella la decisión unilateral sobre si salir o no?
Fernando Torres es muy atlético, pero sólo podremos encomendarnos a eso si alguien paga su cláusula.

martes, 27 de febrero de 2007

Un punto... de inflexión

Evaluando el resultado del derbi desde cierta distancia, la que dan más de 48 horas de por medio, y decepción y la impotencia tras el pitido final (fui uno de los que no pudo contener el lanzar una patada de rabia), podemos considerar que el punto logrado ante el Real Madrid el pasado sábado es positivo.
dejando a un lado la
Por varias razones. Primero, las estrictamente deportivas: y es que al Atleti el punto del derbi le vale para mantener sus opciones de Champions inmaculadas, sigue a tres puntos del Real Madrid y del Valencia (tras el empate de éste en el último segundo ante el pseudo descendido Nástic). Además, le sirve para mantener el goal average empatado con el Madrid (tras el también 1-1 de la primera vuelta), algo que se antojaba fundamental tras tirar por tierra los posibles empates a puntos con Valencia y Sevilla en los feudos de ambos (3-1 tanto en Mestalla como en el Sánchez Pizjuan).
Segundo, las concernientes a la eterna guerra de rivalidad regional. Una batalla labrada desde siempre frente a los blancos y tan pocas veces ganada por los rojiblancos en los últimos años. Vaya por delante que pocas personas podrían acumular más ansias que yo de derrotar al Real Madrid. En mis 25 años de vida, descontando los nueve primeros en los que todavía no era plenamente consciente de la pasión que mueve el fútbol, puedo contar con los dedos de una mano las veces que el Atleti derrotó al Real Madrid (y para más inri, aún me sobra un dedo). Para mayor escarnio, en las últimas cuatro visitas del Real Madrid al Vicente Calderón se llevaron la victoria. Es por ello, que el hecho de que en esta ocasión no se perdiera ya supone un paso adelante.
Pero dejando a un lado la frialdad de los resultados, el Atlético primero, y Fernando Torres después, salen enormemente reforzados de este derbi.
El equipo porque por primera vez en muchos años jugó de verdad de tú a tú a los madridistas, desterrando los fantasmas que habitualmente se presentaban junto a las camisetas blancas y que atenazaban a los jugadores colchoneros. El Atleti pudo golear, como en otras ocasiones, pero esta vez, al menos no se perdió.
Capítulo aparte, y destacado, merece la figura de nuestro emblema, Fernando Torres. 'El Niño' por fin se hizo mayor frente al Real Madrid. Por fin pudo cantar a pleno pulmón un gol ante Casillas y junto a él, las 57.000 gargantas que ebullían en el Calderón.
Tan sólo se llevaban nueve minutos de juego. El propio Fernando robaba un balón en línea de tres cuartos que recibía Galletti en banda derecha. El argentino progresa por el flanco, la pone atrás, y allí aparece de nuevo el 'Niño'. Control perfecto y disparo que se va abriendo, inalcanzable, hasta colarse junto al poste derecho de Casillas.
El éxtasis. El partido no podía tener mejor comienzo. Por primera vez Casillas muerde el polvo. Tendido sobre el césped maldice su suerte. El 'Niño', a escasos metros, corre y lo celebra como se merece. Mostrando la camiseta del equipo de sus amores.