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domingo, 16 de agosto de 2020

¿De verdad el Atlético de Madrid aspira a ganar la Champions?

Mucho se había hablado en los últimos meses de que ésta podía ser "la Champions del Atleti". Lo atípico de la situación hacía que algunos vieran el escenario ideal para un equipo atípico, diferente, capaz de lo mejor y de lo peor en tantas ocasiones. También otros ponían en los "pros" del Atleti el hecho de que se jugase a partido único, aunque no sé en base a qué criterios. Las eliminaciones del Madrid y de la Juventus de Cristiano llevaron a que muchos (para los que la tierra es plana) colgaran al Atlético de Madrid el cartel de favorito. Nada más lejos de la realidad. El Bayern de Múnich (ya lo han visto), el Manchester City o el PSG estaban en el camino. Pero antes iba el Leipzig. El partido a partido olvidado por algunos. Y en esa primera parada, no se puede negar, los rojiblancos sí eran favoritos.

Los del Cholo se han ganado este año su octavo billete consecutivo para la Champions. Tienen ya una solera (podrían haber sido sus cuartas semifinales en siete temporadas) y enfrente estaba un debutante en la máxima competición continental.

NO SE PUEDEN MINIMIZAR LAS DERROTAS

Hablar de que estar entre los ocho mejores de Europa no es una tragedia o que tras la machada de Anfield ya se había hecho demasiado es rebajar el nivel de exigencia. Si de verdad este club quiere levantar algún día el cetro continental deberá comenzar a usar el lenguaje de Real Madrid y Barcelona. Si nos quedamos en el manido argumento de la diferencia de Presupuesto, masa social, historia o apoyo institucional, entonces que se deje de decir año tras año que el Atlético de Madrid aspira a ganar la Champions.

EL CLUB NO ASPIRA A GANAR LA LIGA… ¿PERO LA CHAMPIONS SÍ?

De hecho, ahí radica una contradicción que no entiendo: jamás escucho a nadie en el club decir que el equipo ambiciona ganar la Liga. Más al contrario, Simeone siempre que puede busca la comparación con Valencia y Sevilla antes que con Madrid y Barcelona. Con esos rivales, el Atleti siempre ha salido campeón con el Cholo.

Sin embargo, en la Champions sí son muchos los futbolistas que salen a la palestra cada temporada a proclamar abiertamente que conseguirla es el sueño de la plantilla y de la institución.

Este club tiene nivel para ganar una Champions. Lleva siete años instalado entre los ocho mejores del continente, con lo que su aspiración es legítima. De hecho, siempre he sostenido que es más fácil ganar la Champions que la Liga española, por más que el Atlético haya logrado lo segundo y no lo primero.   

CAER CON EL LEIPZIG ES UN FRACASO

Por todo ello, si estamos de acuerdo con que el Atlético de Madrid tiene la etiqueta de aspirante a la Champions, aunque no lo esté entre los principales, sí podremos decir que si cae eliminado ante un equipo sin esa catalogación (el caso del Leipzig) se puede hablar de fracaso. Como ya he dicho en las primeras líneas, el Atlético de Madrid no era favorito para salir campeón. Pero sí al menos para haberse metido en semifinales. Y no eran pocos los que soñaban vívidamente con la final. Por eso, insisto, creo que el haber caído en el primer envite de la aventura de Lisboa es un fracaso.

ES MÁS BONITO HABLAR DE “VOLVER A LEVANTARSE”  

Sé que para una parte importante de la afición atlética es más reconfortante, y se sienten más identificados, con el mensaje del capitán Koke del "toca levantarnos, como siempre hacemos". Es más bonito escuchar vídeos antiguos de Fernando Torres diciendo que "eso es el Atleti, el que no se rinde, el que insiste, el que vuelve a insistir, el que si se cae una vez pues se levanta, y se vuelve a caer y se vuelve a levantar... Y no fracasa el que se cae, sino el que cuando se cae no se levanta".

Pero realmente bonito sería llegar de pie al final del camino. Al menos una vez...

LISBOA FUE “OTRO TURÍN”

El Atleti salió vivo de Anfield tras una resistencia heroica y una prórroga homérica. Mucho se insistió antes de aquella visita a Liverpool en que no fuera "otro Turín", donde un año atrás el equipo salió encerrado para intentar defender el 2-0 de la Ida y terminó cayendo 3-0 sin pasar de medio campo. Pues bien, salvando las distancias, Lisboa fue otro Turín. La diferencia principal es que esta vez no había ventaja alguna que mantener ni valía el empate. Sin embargo, los del Cholo salieron a especular en el primer acto, como tantos y tantos otros partidos a domicilio. El porcentaje de posesión, 63%-37% para los alemanes, hablaba bien a las claras de ello. 

EL ATLETI FUE INFERIOR HASTA EN LA INTENSIDAD

Pero es que los colchoneros ni siquiera fueron fieles a algunas de sus principales (al menos en el pasado reciente) señas de identidad. En la estadística también goleaba el Leipzig en faltas cometidas (11 a 3 en la primera media hora), en una muestra de que la intensidad estaba siendo mucho mayor en los bávaros.

No hubo tiempo para ver si algo había cambiado tras el descanso, porque a los cinco minutos marcó el Leipzig: Dani Olmo, tras una gran jugada de toque de los alemanes mal defendida (en inferioridad en un ataque estático) por los rojiblancos (1-0).

LA PLANIFICACIÓN DEPORTIVA HA FALLADO

Entonces salió Joao Felix por un ausente Héctor Herrera y eso fue EL cambio, con mayúsculas. Antes de llegar a este punto, quiero incidir en que algo ha fallado en la planificación de la plantilla de este año cuando te juegas el partido decisivo con Herrera de titular (aunque por la baja de Thomas), que no había jugado ni un tercio de los minutos de esta temporada; y, sobre todo, con Carrasco, un tipo repescado de China en el último minuto del mercado de invierno, y Llorente, un mediocentro gris reconvertido, como principales armas en ataque.

El portugués, apuesta protagonista de esa planificación deportiva (126 millones de fichaje), cambió el ritmo del partido con sus fintas, sus quiebros, sus caños y sus paredes. La que hizo con Diego Costa (única intervención reseñable de un hombre que, aunque duela, es ya más un ex futbolista) terminó en el penalti que supuso el empate (1-1).

¿POR QUÉ SIMEONE NO APROVECHÓ LAS CINCO SUSTITUCIONES?

En esos momentos parecía que el Atleti le daría la vuelta al choque. Pero nada más cambió. Simeone, que en su momento bendijo la nueva norma de las cinco sustituciones, sólo introdujo en el campo a Morata por el mencionado Costa (minuto 72). Una decisión que aún me asombra, ya que el Cholo había utilizado con brío esa nueva posibilidad. En nueve de las once jornadas tras el parón, antes del minuto 72 ya había realizado siempre tres o cuatro cambios.

En varios partidos presenciamos cómo en el minuto 60 ó 65 realizó cambios dobles o incluso triples. Pero en esta ocasión, se limitó a dar entrada a Joao (58') y a Morata (72'). ¿Le estaba gustando al Cholo su equipo? Lo dudo. ¿A qué esperaba entonces para realizar los cambios? ¿A la prórroga? 

Por desgracia, esa prórroga nunca llegó y el Leipzig encontró el premio que buscó con más ahínco durante todo el choque aliado en la fortuna de un rebote. Nadie habló de suerte en sus discursos, sabedores de que los alemanes se hicieron más merecedores de ese premio.

HAY QUE CAMBIAR EL DISCURSO

Echo de menos esa misma claridad y franqueza en las declaraciones a la hora de determinar a qué aspira realmente este equipo cada campaña. Así, algunos se ahorrarían disgustos. U otros deberían asumir responsabilidades mayores. Las comparaciones con Valencia y Sevilla, creo que hace años que se quedaron pequeñas.  

lunes, 16 de marzo de 2020

El Atleti, Saúl y el milagro de la vida

El pasado 8 de julio de 2019 me daban la mejor noticia de mi vida: iba a ser padre.
No hay mayor milagro que el de la vida. Se trata de un proceso sencillamente indescriptible y casi mágico; cómo de dos células se crea un blastocisto (un pequeño organismo circular de apenas 200 células que se produce en la primera fase de un embarazo, previa a la conversión en embrión) que termina nueve meses más tarde en un precioso bebé.

NUESTRO "BLASTOCITO" IBA CRECIENDO
Nuestro "blastocito" (como le llamamos cariñosamente durante las primeras semanas) fue evolucionando y cada paso por la consulta era un motivo de celebración y de insondable ilusión. Escuchar sus primeros latidos, verle en las primeras ecografías, y descubrir cómo iba creciendo, de un microorganismo de apenas unos milímetros, hasta ir cobrando la primera forma de feto, semejante a una pequeña judía blanca.  
Y de una pequeña judía, fue adquiriendo el tamaño (que no la forma) de una ciruela... una manzana... una coliflor... una lechuga... hasta salir con unas dimensiones similares a las de una sandía.

¡IT´S A BOY! ¡IT'S A BOY!
El 23 de octubre, cuando medía unos 23 centímetros (con 20 semanas), nos confirmaron, por fin, el sexo: ¡Un niño! No podía parar de acordarme de la escena de 'La Casa de Papel' en la que Denver grita por cada rincón: "¡It's a boy! ¡It´s aboy!". Hasta me puse ese vídeo como estado de whatsapp.

LA "BROMA" SOBRE SU FUTURO NOMBRE
Pero aún antes de conocer el sexo, ya estábamos a vueltas con el nombre. A modo de broma, le hice a mi pareja la siguiente propuesta:
- "Si es niño, le pondremos el nombre del que marque el primer gol del Atleti en el partido previo a su nacimiento: si marca Costa, Diego; si es Morata, Álvaro; si lo mete Koke, Jorge, si es Thomas, Tomás...".
- "¡Vete a freír espárragos!", fue su respuesta. O tal vez me dijo algo peor...

LE GUSTÓ EL NOMBRE DE SAÚL, POR SU SIGNIFICADO
Sin embargo, del virus que la había inoculado (quizá no sea la mejor expresión en estos momentos...), quedó un germen. Y una tarde, cuando volví del trabajo, me soltó a quemarropa: "Me gusta el nombre de Saúl".
Cristina había estado investigando, y el motivo era el significado de su nombre. De origen hebreo, Saúl significa "el deseado" o "el pedido a Dios". Y Saúl era un hijo, sin duda, muy, muy deseado por nosotros.

LE DIMOS LA NOTICIA A MI ABUELO, A SUS CASI 97 AÑOS
Unos días después de esta conversación, nos encontrábamos en Compostela. Habíamos ido a visitar a mi abuelo aprovechando el Puente del Pilar para darle la gran noticia: a sus 96 años largos (ha cumplido los 97 este 12 de marzo) iba a ser bisabuelo. Su emoción fue tan enorme que iba soltándole la buena nueva a todo el que se cruzaba.
"VENGA, SI MARCA HOY SAÚL..."
Y una de esas noches, estábamos cenando en un bar y en la tele estaba puesto el Noruega-España. "Venga, si marca hoy Saúl, le llamamos Saúl", me dijo Cristina a modo de órdago. Acepté con cierta reticencia. "Bueno, pero si no marca también se puede llamar Saúl...", contesté titubeando.
No en vano, Saúl llevaba casi siete meses sin cantar un gol...
Pero apenas unos minutos después de esta "apuesta", zapatazo desde fuera del área y ¡Gooool de Saúl! True story.

Y EN EL PARTIDO PREVIO AL DÍA D...
Los meses fueron transcurriendo, y después de un embarazo muy sufrido (nauseas y vómitos durante toooodo el embarazo, ardores, súper olfato, heparina, insulina por azúcar alta en la recta final) nos programaron el parto para inducirlo, ya que venía muy grande y no querían esperar más. Sería el viernes 6 de marzo.
El nombre estaba ya más que decidido y "la broma" había quedado casi en el olvido, pero el fin de semana antes del Día D el Atleti visitaba al Espanyol y ¿saben quién marcó el primer gol colchonero? Por supuesto, zurdazo de volea de Saúl a las mallas.

YA EN EL PARITORIO... MARCÓ JOAO FELIX
Finalmente Saúl no nació el día 6, sino el sábado  7. Se hizo esperar hasta el último minuto. Mientras se jugaba el Atleti-Sevilla, su madre y yo sufríamos en el paritorio respirando con las contracciones, relajando los hombros, haciendo "aaaaaaaah" con la boca bien abierta para intentar dispersar el dolor, y balanceándonos sobre la pelota de yoga. Por cierto, el primer gol rojiblanco lo marcó Felix, Joao. Pero ya saben que aquello era una broma.

A las 7 y 7 de la tarde del día 7 nació por cesárea Saúl Fernández Vélez. O como diría Carmen, nuestra sobrina de cinco años: Saúl Fernandes Veles (hace mucho que se aprendió de memoria el nombre de su primito). 777, por lo que sin duda será un niño que nos traerá y tendrá toda la suerte del mundo.

SAÚL SE ESTRENÓ CON UN LIVERPOOL-ATLETI
Así las cosas, el primer partido que iba a "presenciar" Saúl iba a ser, ni más ni menos, que un Liverpool-Atleti de Champions. ¡Casi ná!
El vigente campeón de Europa visitó el Metropolitano en la Ida como líder destacadísimo en Inglaterra (44 partidos llevaba sin perder en la Premier...). Y cayó, 1-0. Y marcó Saúl, ¿quién si no?

Sin embargo, las apuestas y los expertos seguían dando como favoritísimo para clasificarse al Liverpool. El partido era importante por sí solo, sin duda. Pero para mí cobraba una relevancia singular: era mi primer partido del Atleti junto a mi hijo. Y me hacía especial ilusión poder contarle en un futuro que todo salió bien.

OBLAK SOSTUVO AL ATLETI
Y no salió mal el Atleti, con un tiro al lateral de la red de Diego Costa a los pocos segundos. Pero fue el Liverpool el que tuvo el dominio total de la posesión y de las ocasiones. Y ahí emergió agigantada la figura de Jan Oblak. En la primera parte tuvo que emplearse a fondo ante un cabezazo de Wijnaldum; un disparo cruzado de Chamberlain; o un centro-chut de Alexander-Arnold. Diluviaba sobre Anfield, pero el esloveno bebía agua de su botella. Le tocó sudar. Aunque nada pudo hacer al filo del descanso ante un cabezazo picado de Wijnaldum (1-0).

Y YO ME ACORDÉ DE ANFIELD EN 2010
La cosa no pintaba bien. Pero en ese momento recordé la cita vivida diez años antes en ese mismo escenario. Entonces, el Atleti también defendía un 1-0 de la Ida. Y descubrí que también ese día el Liverpool igualó la eliminatoria en el mismo minuto, el 43 (entonces marcó Aquilani). Y me agarré a ese recuerdo para ser optimista esperando un feliz desenlace.

En el segundo acto, Oblak aún tuvo que meter una gran mano a otro tiro de Chamberlain; rechazar un remate abajo de Firmino; despejar un zapatazo de Alexander-Arnold; y rezar mientras observaba cómo un cabezazo a bocajarro de Robertson sacudía todas las gotas de lluvia que anidaban en el larguero. Pero el Atleti resistió. Y llegó a la prórroga. Como diez años antes.

SAÚL LUCHABA CON SU MAMÁ POR AMAMANTARSE
Mientras tanto, Saúl había luchado con su mamá por amamantarse (el mito de la lactancia materna es una realidad dolorosa), había llorado, había gemido, había pataleado... pero llegó pletórico de fuerzas para la prórroga.

Y nada más comenzarse, Firmino marcaba el 2-0. No pasaba nada, en 2010 el Liverpool también puso el 2-0 nada más empezar la prórroga. "Mejor ahora que cinco minutos antes", pensé.

Y ENTONCES COMENZÓ EL FESTIVAL
Y entonces comenzó el festival. El Atleti, que había esperado agazapado casi 100 minutos, tuvo su oportunidad. Y golpeó.
Adrián San Miguel, portero español que cubría la baja de Alisson, y al que sólo habíamos visto hasta entonces por sacar un remate a Correa con la cara, regaló un mal despeje a Joao Felix, éste encontró a Marcos Llorente, y el rubio dibujó un pase a la red, desde fuera del área, junto a la cepa del palo. 2-1, el Atleti volvía a estar dentro.

SU MADRE TRANQUILIZABA A NUESTRO SAÚL...
Salté del sofá para celebrarlo, y con la emoción del momento creí que el autor del tanto había sido Saúl. Su madre tranquilizaba a nuestro Saúl para que no pensara que le había tocado por padre un desequilibrado: "Tranquilo Saúl, papá sólo está contento".

De ahí al final, todo lo que hizo Llorente fue de auténtico crack. En el minuto 105 robó un balón en su propia frontal y echó a correr como un loco. Encontró un socio ideal en Morata, que cambió de ritmo y se la devolvió a Llorente, cuya carrera temeraria había llegado hasta frontal ajena. Allí, se la colocó a su pierna buena y soltó un latigazo letal. 2-2. El milagro estaba hecho.    

EL ATLETI CONQUISTÓ ANFIELD...
El Liverpool ya no tuvo capacidad de reacción ante sendos mazazos, y todavía en el 120 un pelotazo de Saúl (Ñíguez) al cielo de Anfield,  buscando el pitido final, volvió a encontrar a Llorente, que la pinchó, caracoleó, y tiró una doble pared con Morata que terminó con el 2-3 del delantero, que aprovechó para pedir la redención de todos sus pecados. 

...Y ME PARECIÓ VER SONREÍR A SAÚL
Fue un partido muy largo, muy, muy intenso, en el que hubo que respirar, relajar hombros, decir "aaaaah" con la boca bien abierta para paliar el dolor y resistir. Resistir para al final poder ver la luz.
Y cuando acabó todo, miré a Saúl, le di un beso, y me pareció verle sonreír...

"TE VA A SALIR DEL MADRID"...
Hay quien ya me vacila y me dice "te va a salir del Madrid...". Eso será algo que decida él en su momento.
Lo que yo intentaré inculcarle es que aprenda a perseguir sus sueños, a no rendirse jamás, a resistir, a esforzarse por aquello en lo que crea. Que todo lo que haga, sea con pasión. Que nunca desista, que no deje jamás que alguien le diga que no puede hacer algo, que siempre crea en sí mismo. Y que lo que se consigue a través del trabajo constante, del superarse día a día, y del sacrificio, sabe muchísimo mejor que cualquier cosa que pueda conseguir por la vía rápida o mediante ayudas externas.
Que no tenga miedo a equivocarse o a errar. Y que siempre es mejor arrepentirse de algo por haber fallado, que lamentarse toda la vida por no haberlo intentado.
Y que lo más importante en esta vida es "ser buena persona". Como diría Santi Denia.

¡Feliz vida Saúl! Estaré vigilándote de cerca para todo aquello que puedas necesitar.

PAPÁ (Todavía lo escribo y no me creo que me esté refiriendo a mí)