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lunes, 14 de abril de 2014

Corte a la Liga

Como bien saben, la pierna que aparece en la imagen, escenificando el corte a la Liga que el Atlético ha dado respecto a Madrid y Barça, es la pierna de Diego Costa. Una maltrecha pierna izquierda que ya lucía un vendaje debajo de la rodilla por las molestias que padece desde el partido de Liga en San Mamés y que anoche se partió, casi de forma literal, al lanzarse con todo para rematar una asistencia algo pasada de Adrián y estrellarse contra el poste al marcar el 0-2.
La nueva estrella rojiblanca tuvo que retirarse en camilla, con lo que al terminar el partido todos los periodistas, Antonio Ruiz (COPE), Hugo Condés (SER), Javi Amaro (Radio Marca)... (he coincidido con todos ellos en alguna ocasión) se agolpaban en la puerta cero para conocer de primera mano el alcance de la lesión. Me los encontré a todos a la salida del estadio porque tuve la oportunidad de vivir la experiencia de ver el partido desde el palco y pudieron confirmarme que todo se quedaba en el susto del golpe.

DESDE EL PALCO DEL COLISEUM
La Liga se acaba y el Atleti la tiene más cerca que nunca, por lo que pedí al Ayuntamiento de Getafe (cubro su información para EFE y COPE) si podían conseguirme un pase para este partido. Tenía que verlo in situ como fuera. Y cuál fue mi sorpresa cuando me comunican que la entrada que me han conseguido es ni más ni menos que de palco...
Ya había visto en otras dos ocasiones precedentes un Getafe-Atleti casi desde la misma posición, ya que tras cinco filas de palco comienzan los asientos de la prensa escrita, pero la ventaja que tiene verlo desde esta localidad es que cuentas con una tele delante que te aclara las jugadas claves.

Desde el monitor pude confirmar que el penalti de Lafita a Miranda (ya muy claro en directo) fue clamoroso... y que fue doble, ya que Valera también tumbó a Diego Costa; que Villa y el propio Diego Costa se jugaron la expulsión por sendos empujones a Alexis y Juan Rodríguez que deberían evitar; y que no había fuego en la portería de Jordi Codina, en el momento del 0-1, para justificar su extemporánea media salida...

EL FÚTBOL, MÁS CERCA...
Pero lo bonito de ver el fútbol en el Coliseum (ya lo expliqué hace seis años en la crónica “El fútbol desde Getafe se ve mejor”) es su cercanía. Sus 17.500 localidades (menos de un tercio del Calderón) hacen que desde cualquier ubicación (y más desde el palco) los futbolistas se aprecien mucho más nítidos que desde mi segundo anfiteatro en el Manzanares.

Desde el Coliseum pude ver cómo el Cholo vive intensamente cada minuto. Cómo alecciona a cada segundo a sus futbolistas, especialmente a los más cercanos (ayer Koke y Filipe), cómo celebra cada gol, cómo da órdenes y gesticula sin descanso, y cómo incluso en ocasiones mueve sus piernas del mismo modo que quiere que lo hagan sus jugadores para disputar cada balón...

UN FÚTBOL MÁS "REAL"
El fútbol en Getafe se parece más al fútbol “de barrio” que uno ha podido jugar, y no al circo televisivo que uno percibe incluso desde la grada del Calderón. Los rondos parecen más rondos (y no un “tiki taka”); las entradas y los saltos para pelear un balón aéreo parecen más duras (y no el teatro que a veces nos llega); y uno percibe y siente el esfuerzo y el cansancio de los futbolistas, que resultan humanos, y no las máquinas que a veces les creemos.
Y quizá por encontrarnos más cerca de la “realidad”, pude valorar más el trabajo de un hombre habitualmente alejado de los grandes focos: Mario Suárez. Me gustó el trabajo del de Alcobendas, principalmente en la primera parte, barriendo cada balón dividido, ganando pelotas aéreas, repartiendo el juego siempre fácil, pero con criterio, y sabiendo amagar y moverse siempre de forma acertada.

A ESPERAR EL ERROR
Los rojiblancos hicieron una primera parte “comedida”, de ésas a las que nos acostumbra en tantos partidos a domicilio, lo que permitió que algunos concejales de Getafe comentaran que ya llevaban más de media hora aguantando al Atleti.
Pero en realidad el Atleti, aunque parece dormido, sólo espera, agazapado, el error del rival, el hueco en su engranaje, confiado en que su fortaleza defensiva no les dará ocasión (un gol en contra en las últimas siete jornadas...). Cuando ese hueco llega, Villa se cuela en el área, pero su centro se pasea por la portería; Godín conecta un cabezazo que se encuentra Codina (era un aviso); y Diego Costa rompe a dos zagueros con un quiebro seco, pero Juan Rodríguez se cruza, providencial.
Y entonces llega el error, el mecionado de Codina, que sale a por uvas en un centro de Juanfran tras el rechace de un corner, y permite a Godín que le supere por encima con la cabeza (0-1).
El uruguayo se marcha al fondo donde unos 500 aficionados colchoneros animaban al equipo y se agarra el escudo. "Me agarré el escudo porque me siento atlético y para agradecer tanto apoyo que recibimos. Hoy y todo el año”, aseguró después.

SENTIMIENTO DE PERTENENCIA
Y es que ésa es una de las claves de que este Atlético de Madrid esté a cinco finales (Simeone como
prometió cambió el “partido a partido” por el “final a final”) de ganar la Liga 18 años después: el sentimiento de pertenencia. El sentimiento de pertenencia de Godín (cuarta temporada); de Filipe Luis (cuarta temporada), que ayer se convirtió
en el brasileño con más partidos en la historia del Atleti; de Koke, de Gabi y de Mario (canteranos); de Juanfran (cuarta temporada); de Raúl García (sexta temporada); de Diego Costa (cuarta temporada, cesiones aparte...); y de un entrenador del que sobran los hechos para demostrar su colchonerismo...

YA QUEDA MENOS
Courtois metió una mano salvadora a cabezazo de Juan Rodríguez y Diego Costa falló el penalti narrado anteriormente (ha errado cuatro de los ocho que ha tirado esta temporada... -Celta,Valencia, Getafe y Austria- No debería tirarlos...) antes de dejarse la tibia para meter el 0-2. Pero sólo una cosa importa: cuando menos queda (cinco jornadas) el Atleti ha dado un "corte" a la Liga y adquiere su mayor ventaja de todo el campeonato (tres puntos al Madrid, más el goal average; y cuatro al Barça). Ganándolo todo, la última jornada en el Camp Nou tendría como único atractivo un pasillo del Barça a los rojiblancos. El sueño se aproxima. Ya queda menos...

lunes, 28 de abril de 2008

El fútbol desde Getafe se ve mejor

No quiero expresar con esta afirmación que el fútbol que uno presencia en el Alfonso Pérez sea mejor (que también), sino que en Getafe, esa modesta ciudad al sur de Madrid, el fútbol de Primera se ve mucho más cerca y se aprecia con mayor nitidez.
El fútbol de Primera en el Coliseum no parece tener nada que ver con el rimbombante circo de estrellas que nos encontramos cada domingo en el Vicente Calderón
. Desde el Coliseum, salvando las distancias, uno presencia el fútbol como si todavía se encontrara viendo un partido de Segunda B. Y en esas circunstancias, uno aprecia cosas que se pierde desde la vorágine del Calderón.

PUDE VER…
Conseguí una acreditación para el partido y supongo que en mi perspectiva influiría (y mucho) el hecho de que en el Coliseum sitúen a la prensa inmediatamente detrás del palco (a dos filas de Gil Marín y García Pitarch y a cuatro de Enrique Cerezo, concretamente). Nada que ver con mi habitual butaca en el segundo anfiteatro del Vicente Calderón.
Y fueron muchas las cosas que pude observar desde tan privilegiada posición. Pude ver a Gil Marín marcharse en el descanso del partido. Pude comprobar cómo sufro sensiblemente más que García Pitarch y Cerezo (al que sólo vi lamentarse cuando Camacho hizo el penalti). Pude ver como Luis García no podía con las botas desde el minuto diez de la segunda parte (no paró de acercarse al banquillo a pedir agua) y cómo, pese a ello, Aguirre no le dio el relevo por De las Cuevas hasta el minuto 78.

DE LAS CUEVAS Y SU FAMILIA
Pude ver como De las Cuevas fue el único que se dio un sprint en la segunda mitad. Y pude ver, al final del partido, cómo Miguel salió del estadio a saludar a su familia, que había venido a verle. Allí comprobé cómo sus padres abrazaban con orgullo a un chico de 21 años que tras una gravísima lesión ha conseguido jugar en el Atleti (pero poco). Y vi cómo le preguntaban por qué Aguirre le saca tan poco. Y vi cómo el pobre Miguel sólo podía torcer el gesto. Y vi cómo su hermano pequeño, de unos 14 años con la camiseta de De las Cuevas enfundada, le interrogaba sobre si habían estado perdiendo tiempo al final del partido. Con un empate. Con el Getafe…
Pero todo eso fue al final. Al principio, pude ver cómo el Getafe marcaba un golazo a los 12 minutos. Como un centro desde la derecha de Cortés era empalado en una maravillosa volea de Albín a la red. Y es que a Albín ayer le salía todo (o casi): regates, rabonas, taconazos, una falta a la escuadra… el uruguayo sembró el terror en la ya de por si atemorizada zaga atlética.

"EL ATLETI NO JUEGA UNA PATATA"
Vi cómo el Atleti intentó acercarse tímidamente con la desventaja, pero sólo Agüero creaba peligro (Forlán no está). Y fue Agüero el que empató (de la nada). Justo cuando escuché a un aficionado azulón exclamar que “el Atleti no jugaba una patata”, y que “cómo ese equipo se podía meter en Copa de Europa”. Justo cuando rebufó viendo un patadón al viento de Luis García. Justo ahí, marcó Agüero. El patadón del catalán lo convirtió Agüero en asistencia. En un forcejeo con Belenguer, el capitán getafense fue al suelo y sin que a Abbondanzieri le diera tiempo a salir, el Kun fusiló con la zurda. La caída de Belenguer fue muy protestada por la grada, que coreó el “fuera, fuera” y no tardó en pedir la expulsión del argentino en una mano (amarilla) y en una faltita a Cortés que para muchos ya debió ser la roja.
Supongo que sería el ambiente hostil. El verme cohibido en ese post palco sin la protección de mi bufanda. Pero sufrí como nunca en la segunda mitad. Resoplé sin parar y miré el reloj cada 30 segundos. Nunca pensé que firmaría un empate en Getafe. Pero sí.

VISIÓN MUY PREOCUPANTE
Fue muy preocupante lo que vi en la segunda parte del Coliseum. Muy preocupante. Vi un futuro negro que nos dejará sin Champions en la penúltima jornada ante el Depor (ojalá me equivoque).
Vi un equipo fundido. Partido en dos. En el que sólo subían Forlán, Agüero, Maxi y Luis García, y en el que sólo bajaban los otros seis. Especialmente representativa me pareció una contra con los cuatro protagonistas anteriormente citados en la que, con Luis solo, Agüero decidió tirar flojo y al centro jugándosela él. Las caras de sus tres acompañantes eran un poema. Ninguno bajó, por supuesto.
Vi a Raúl García especialmente fallón. A un Pablo lento como el caballo del malo. A un Pernía que se ganó la expulsión en la primera media hora con sus coces. Y a un Camacho que (me duele lo que voy a decir), pero hizo bueno a Cléber. Imagino que serán por sus tiernos 17 años, pero el chico juega excesivamente acelerado. Y son múltiples las faltas innecesarias que hace. Entra a destiempo, mide mal, y se le ve correr mucho, pero mal. Como colofón, hizo un penalti con una mano extendida inexplicable. Todavía le falta cocción.
Con el penalti se me cayó el mundo encima. Pero entonces apareció De la Red (algo abucheado por tener ya la cabeza en el Madrid) y Leo Franco. Y el argentino volvió a parar un penalti para aquellos que dicen que es un portero que no da puntos (el de ayer, vale para seguir manteniendo un partido de ventaja respecto al Sevilla).

SE MASCA LA TRAGEDIA
Decía Augusto César Lendoiro, hace ahora 14 años, cuando su equipo no ganaba (1º), pero tampoco lo hacía el Barça (2º), que “seguía la misma diferencia de puntos, pero con una jornada menos”. El Atleti se muere, pero dos máquinas de respiración asistida (Racing y Sevilla) le mantienen con vida artificialmente. No quiero ser agorero (ojalá me equivoque, repito), pero tengo marcada la penúltima jornada ante el Depor en negro en mi calendario.
Por cierto, Lendoiro perdió esa Liga…en el último minuto.