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martes, 26 de octubre de 2010

LA ENTREVISTA II: Carlos Aguilera: “En una temporada, me quedo con los 365 días que se viven de rojiblanco”

Con varios días de retraso, a causa de que la semana prometida falleció Juan Carlos Arteche, aquí os dejo la segunda parte de la entrevista con Carlos Aguilera. El capitán rojiblanco comenta los recuerdos que le evocan ocho fotografías que le muestro, con Roberto Fresnedoso atento a todas ellas, cogiéndolas y observándolas antes de que se las mostrara al propio Aguilera.

UN NIÑO
Carlos se sonríe con la primera de estas fotos, del año 1992 (tenía 23 años) y le recuerdo cómo uno de sus familiares comentaba en el año de su retirada que tenía más cuerpo de futbolista en el momento de su adiós que cuando debutó en el fútbol profesional.
“Puede ser”, reconoce. “También tienes que darte cuenta de las modas. Antes tenía el pelo largo… la cabeza gorda (risas). Y eran modas, pero ahí se ve que tengo cara de niño y ahora ya se me ven los años. Es divertido verte en estas fotos. Cada etapa hay que vivirla y ésa fue una bonita etapa también”.

LA AFICIÓN
Al ver la foto con una de las pancartas del día de su retirada, Aguilera esboza una sonrisa nostálgica. “Conmigo tú sabes que todo el tiempo que he estado en el Atlético de Madrid ha habido aficionados a los que no les gustaba cómo jugaba y otros que sí”, me dice. “Pero la verdad es que la afición conmigo siempre ha tenido un trato más que correcto, me han tratado muy bien y he escuchado muchísimas veces en el Calderón el Aguilera, Agui, Agui-lera. Para mí ha sido muy importante”, evoca, saliendo de sus propios labios esa tonadilla que tantas veces coreó el Calderón, yo incluido, vitoreando alguna de sus esforzadas acciones.
“Me he sentido querido, sinceramente. Y me sigo sintiendo querido, porque cuando voy al Calderon la gente del Atleti se acuerda de mí y todo lo que me dicen son buenas palabras”.

LAS PENAS La tercera foto recoge a un Aguilera doliente, pesaroso, lamentándose por algún mal devenir de su equipo. Era más fácil ver esta cara en el lateral rojiblanco que en otros de sus compañeros, ya que cada derrota le dolía el doble que a muchos de ellos. Estaba perdiendo él y estaba perdiendo SU equipo, con mayúsculas.
Sin embargo, el capitán asegura que “en el Atlético de Madrid siempre ha habido muchísimas mas alegrías, pero la gente se queda con lo bueno y con lo malo, sin medias tintas”.
Y aquí es donde me deja el titular de esta entrevista. La palabra de un hombre que no sólo vivía el Atleti en cada partido o en cada jornada de entrenamiento. “Yo, de cada temporada, me quedo con los 365 días que se viven de rojiblanco. Y en ellos, estoy seguro de que ha habido muchísimas más alegrías que tristezas”.

LAS ALEGRÍASUna de esas alegrías la recoge esta foto. Por la camiseta, de la temporada 1999-2000, le pregunto si corresponde a un Wolfsburgo 2-3 Atlético de Madrid en el que el de San Cristobal marcó dos goles, en unos dieciseisavos de final de la UEFA. El capitán no lo tiene claro (A ver si alguno de vosotros puede ayudarme y conoce a qué partido corresponde).
“Aquel partido marqué uno con la derecha y otro con la izquierda y me dio especial alegría porque yo tengo familia en Alemania y estaban todos allí. Con lo que me hizo mucha ilusión marcar dos goles, que normalmente yo no los marco”, recuerda riendo.
Pero tiene dudas al verse en manga corta: “Creo que hacía bastante más frío, ¿no?”. Entonces Roberto entra al quite, secundando la teoría de que la foto pueda corresponder a aquella noche en Alemania: “Fue a principios de temporada, en octubre. Así que sí puede ser”.

EL SUSTO Y de una alegría a un momento angustioso, aunque por “fortuna” para Aguilera, apenas fue consciente de lo que ocurrió aquella noche de enero de 2003 en el estadio Nuevo Colombino, cuando tras recibir un fuerte balonazo en la cabeza, cayó al suelo inconsciente y dejó de respirar durante 30 segundos.
Recuerdo que ese día, yo salía de hacer un trabajo en la universidad y viví minutos de inquietud mientras la radio me contaba el suceso.“Yo no me entere de nada, pero por los mensajes de cariño y afecto de la gente más o menos te das cuenta de la magnitud”, reconoce.
Sin embargo, como entonces, le resta importancia: “Es un lance del juego. El fútbol es un deporte de contacto y estas cosas, aunque no son muy habituales, pasan. Por fortuna quedó en una anécdota”.
Curiosamente, quien le propinó ese balonazo que pudo resultar fatídico fue un hombre que años después vestiría la rojiblanca, no siendo tan querido como Aguilera por la parroquia del Calderón: Mariano Pernía.
“Sí, sí. Lo sé porque aparte lleva a las niñas al colegio con mis hijas y lo hemos recordado alguna vez”, comenta Aguilera, que puede evocar ese día entre risas.
SER INTERNACIONAL Y Aguilera de internacional. El madrileño ya me concedió una entrevista repasando esa trayectoria, que se compuso de sólo siete partidos, pero entre los que tuvo la oportunidad de disputar el Mundial de Francia en 1998. Pese a la “espina” de haber jugado un Mundial y caer en la primera fase, para Aguilera “ser internacional es un reconocimiento de que estás haciendo bien las cosas, de que estás entre los mejores futbolistas de España. Es algo maravilloso y supone la oportunidad de representar a tu país. Es el sueño que todo niño tiene y viendo esta foto siento que estoy muy orgulloso de haber vestido esta camiseta”.

EL ADIÓS
Y para terminar, el día de su retirada. Enrique Cerezo le impuso la insignia de oro y brillantes del club antes del comienzo de ese intrascendente Atlético de Madrid-Getafe del que fue sustituido a los 27 minutos. Le transmito que, desde fuera, se vivió como una despedida fría para lo que Aguilera había significado para el Atlético de Madrid por el partido que era, la sustitución tan tempranera...
“Yo estaba medio tocado, pero hablé con Ferrando y le dije que me gustaría retirarme jugando, no lo típico de ir al campo de traje y que te despida la afición. Así que pactamos que saldría de titular y luego me retiraría”, nos desvela.
“Las despedidas llegan y viendo esta foto vemos ahí a los tres jugadores que más veces han vestido la camiseta del Atlético de Madrid (Adelardo, Tomás y Collar) y yo creo que soy el cuarto (454 partidos oficiales de rojiblanco). Con lo que un honor y un orgullo que estas tres personas me dieran esa camiseta y ese homenaje y por ello me siento muy orgulloso de ese momento”, me dice satisfecho.
Le pregunto si piensa que en casos como el suyo, y el de otros históricos del Atlético de Madrid, el club no debería recuperar la añeja tradición de los partidos de homenaje.
“Yo creo que los jugadores ya no somos tan importantes como para llenar un campo. Yo creo que un club te puede hacer homenajes de muchas formas y también son bonitos. El que me hicieron a mí era el último partido de Liga, no se jugaba nada y eso quizá le restó ambiente. Pero yo creo que a un jugador hay que despedirlo en el campo”, asegura convencido.

EL RELEVO DEL BRAZALETEY por último, la portada de ese día del Mundo Atlético, en la que Carlos Aguilera cede su brazalete al último gran ídolo colchonero, Fernando Torres.
“Yo tuve pequeños problemas en el Atlético de Madrid por el tema de la capitanía. Cuando llega el nuevo entrenador, Fernando Torres ya era de los más veteranos, pero yo no quería que fuera capitán porque sabía que era un chaval, que tenía 19 años, y yo lo hablaba con él”, nos cuenta.
“No es que yo dijera que no quería que fuera capitán. Pero yo le hablaba y le decía que ser capitán desgasta muchísimo y que ya tendría oportunidad de llevar el brazalete y de aburrirse. Porque ser capitán tiene que quedar claro que no es sólo llevar el brazalete. Es afrontar muchos problemas a lo largo de una temporada con el presidente, con el entrenador, con compañeros... Y el capitán tiene que intentar ser coherente... A veces lo eres y a veces no, pero hay que tener experiencia”, adoctrina.
El lateral nos confiesa que en esos momentos Fernando Torres ya aceptó de buen grado su consejo, y que, desde entonces, muchas de las veces que han coincidido le ha dicho “qué razón tenías con el tema de ser capitán. Qué difícil es para una persona joven”.
Carlos Aguilera, palabra de capitán, capitán colchonero.

martes, 12 de octubre de 2010

LA ENTREVISTA: Carlos Aguilera: "Yo también gané el Doblete del 96. Lo sentí como mío"

Quedamos en Pozuelo, en la Cervecería “La Roja” de su amigo César Mendiondo. Nos sentamos junto a la pizarra que Luis Aragonés utilizó para ordenar a los once hombres que hicieron a España campeona de la Eurocopa. Múltiples flechas en torno a los Puyol, Xavi, Silva, Cesc o Fernando Torres.
Carlos Aguilera aparece en el bar junto a su inseparable Roberto Fresnedoso, con el que le he visto las dos últimas veces en las que hemos coincidido.
Sólo alguna cana le distingue del futbolista que hace pocos años subía infatigable la banda derecha del Calderón. Delgado, fibroso, con la forma intacta.

CRECÍ CON AGUILERA
Si hay un jugador presente en todas las etapas de mi vida ligada al Atlético de Madrid es Carlos Aguilera Martín (22-05-1969, Madrid). Era un joven canterano en mi niñez, época de mis primeros ídolos Futre, Schuster, Abel… “mis” primeros títulos y las primeras andanzas de Jesús Gil en la presidencia (1987-1993). Volvió tras su etapa en el Tenerife en mi adolescencia, tras el Doblete, para vivir la grandeza de la Champions, el drama del descenso... y se mantuvo en el infierno de Segunda y el resurgir en Primera, de la mano de un icono como Fernando Torres, en el inicio de mi juventud (1996-2005).
Del colegio a la universidad, pasando por el instituto, y mis primeros pasos en el Periodismo. Todo con el Atlético de fondo, todo con un jugador perenne en esa plantilla: Carlos Aguilera.

DEBUTA CON 18 AÑOS
Comenzamos hablando del equipo en el que dio sus primeras patadas, el San Cristobal, que le quedaba “a 50 metros de casa”, y cómo el presidente de aquel equipo puso trabas a su fichaje por el Atlético de Madrid, cuando sólo tenía 17 años.
“Pedía unas condiciones a las que el Atlético de Madrid no accedía y no estaban por la labor de dejarme salir. Así que estuve entrenando con Víctor Peligro, uno de los técnicos del juvenil, pero no podía jugar porque no me daban la carta de libertad”, recuerda.
Todo aquello se soluciona pronto, con 18 años sube al Madrileño y a finales de esa temporada llega el debut en Primera: “Echaron a Menotti y entró Ufarte como provisional. Me subió a debutar con el primer equipo con sólo 18 años”.Y son muchas las cosas que Carlos Aguilera recuerda de ese 26 de marzo de 1988 en El Molinón (2-0): “Ese día debutó también Antonio Rivas. Perdimos, pero como entenderás, de estar el año anterior en los juveniles del San Cristobal a debutar en Primera con el Atlético de Madrid, da igual que pierdas o ganes, sino que te quedas con esa semana”.Le comento que ese día saltó al campo por otro histórico, Marcos Alonso, y me reconoce que no lo recordaba, esbozando una sonrisa de nostalgia.
“Fue una ilusión máxima para mí y para mi familia. Recuerdas todo lo que conlleva el debutar con el Atlético de Madrid”, rememora Carlos Aguilera, que pronuncia en cada momento el nombre completo de su equipo: A-T-L-É-T-I-C-O D-E M-A-D-R-I-D, saboreando cada letra.

UNA FILOSOFÍA DE VIDAY qué significan esas tres palabras para Carlos Aguilera: “Es donde he estado media vida, donde me he criado, donde he hecho grandes amigos, es una filosofía de vida. Es parte muy importante de mi vida”.La vida. Una palabra que repite tres veces en su respuesta. Pero, ¿era la familia de Aguilera del Atleti de toda la vida?: “Bueno, a mis padres les gustaba el fútbol –titubea-. Mi madre era del Athletic. Mi padre era socio del Madrid y del Atleti, e iba a los dos campos cuando podía, que no podía mucho”.“Que no eran del Atleti, vamos”, interviene Roberto, entre risas.“No, no”, entra rápido al cruce Aguilera como en sus mejores tiempos. “En mi casa no había un ambiente de ser del Madrid o del Atleti, pero todos se hicieron del Atleti rápido cuando yo fiché”, aclara.
REUNIONES "FUERTES" CON JESÚS GIL
De esos primeros años, el lateral rojiblanco recuerda especialmente las intensas charlas de vestuario con Jesús Gil: “En el Atlético de Madrid, por suerte o por desgracia, se te queda todo grabado. Con Jesús Gil teníamos reuniones bastante fuertes. Yo era un chaval y lo que quería era jugar y pasarlo bien. Gil hablaba con todos, pero nos cogía uno por uno. Escuchabas casos de compañeros a los que decía cosas realmente divertidas, pero después de pasarlo. En esos momentos eran muy fuertes. Yo llevaba poco tiempo y no esperaba que el fútbol fuera así”.Y de esa primera etapa, guarda una curiosa anécdota con un entrenador controvertido, Javier Clemente.“Cuando llega al Atlético de Madrid yo llevaba una progresión, la gente decía que por qué no jugaba Aguilera y en una rueda de prensa le preguntan si voy a ser titular y responde: ¿Aguilera, Aguilera…? Si no regatea ni a una silla… Luego fue portada de los periódicos”, sonríe.
AQUELLA CHARLA DE LUIS EN EL BERNABÉU
Y de un técnico peculiar a otro, Luis Aragonés. Tengo curiosidad por conocer su testimonio sobre aquella histórica charla previa a la final de Copa del 92 ante el Real Madrid: “Fue la primera vez que escuché lo de que las finales no se juegan, se ganan. Luis era un gran motivador. Pero no recuerdo mucho de esa charla. La verdad es que yo en esa final estaba un poco cabreado, porque había jugado casi todos los partidos y en la final no me puso, con lo que tampoco le presté mucha atención (me desvela entre risas). Esa charla no fue tan emotiva para mí”.
OBLIGADO A DEJAR SU CASA
Pero tras seis temporadas de rojiblanco, y con 24 años recién cumplidos, Aguilera se ve obligado a salir de su casa. El director deportivo, Ruben Cano, le dice que tiene a Tomás Reñones y a Pizo Gómez por delante.“Yo lo que quería era jugar. Tengo que agradecerle a Valdano que me llamó cuando estaba de vacaciones y me dijo: vente a Tenerife, que si te lo ganas te daré las oportunidades que te mereces”, nos cuenta.
Tres temporadas después, Aguilera regresa por una desgracia familiar “para poder estar lo más cerca posible de mis padres” y el Atlético le vuelve a abrir la puerta.
AGUILERA TAMBIÉN GANÓ EL DOBLETE
Pero entre medias, el Atlético gana el mítico Doblete de 1996, del que Aguilera no pudo formar parte.
“Sí que ayudó, sí que ayudó, que mandó un balón fuera a puerta vacía”, vuelve a terciar Roberto, divertido, recordando el partido de la penúltima jornada en Tenerife (1-1). Un punto que permitió al Atleti llegar a la última jornada bastándole un empate para ser campeón.
Sin embargo, Aguilera me hace ver ese Doblete también como suyo, y es entonces cuando te convences de que su corazón bombea sangre rojiblanca: “Me hubiera gustado estar. Pero me alegré un montón igual. Sigo siendo gran amigo todavía hoy de 10 ó 12 futbolistas del Doblete. Ese Doblete lo ganaron ellos, lo gané yo, lo ganó la afición... Fue algo irrepetible. No estuve en el equipo, pero los tres años que estuve en Tenerife fue como si estuviera con ellos. Así que yo encantado. No te puedo decir ni que tuviera envidia sana, porque lo sentí como mío, lo disfruté pero bien bien”.Por fortuna, sí pudo jugar aquella Champions, la primera con el nuevo formato, un hecho “muy bonito”. Sólo lamenta que del choque decisivo, aquel Atlético de Madrid-Ajax de Amsterdam, la prensa sólo recuerde la “anécdota de la lentilla”, pero “poca gente se ha quedado con el partido que hice aquella noche”, en el que protagonizó la gran jugada que propició el 1-0 de Kiko.
HAY JUGADORES QUE NO PUEDEN LLEVAR ESTA CAMISETASin embargo, las cosas se tuercen apenas tres temporadas después. Llega el fatídico descenso e, intervenciones judiciales aparte que pusieron el club “en manos de una persona que no tenía ni idea de fútbol”, Aguilera siente que no vale cualquiera para jugar en el Vicente Calderón: “El problema es que el Atlético de Madrid es un equipo grande. Hay muchísima presión, tanto de los medios, como de los aficionados, como del mismo club, entonces hay jugadores que no están capacitados para llevar esa camiseta. La presión les puede y no son capaces de desarrollar todo el juego que demuestran en otros equipos”.Pero, como abnegado sufridor y luchador por esos colores dentro del campo, el sempiterno capitán no siente que algún compañero, extranjero o venido de fuera, no haya sudado lo suficiente la rojiblanca.“No llego a tanto… No creo que ningún jugador no haya hecho lo máximo para intentar salir de esa situación. Simplemente hay jugadores que no aguantan llevar esa camiseta”, sentencia.
AGUILERA, GOLEADOR EN EL RETORNO
Aguilera es uno de los pesos pesados de la plantilla que decide quedarse para devolver al Atlético a Primera. “Para peso pesado yo, que ya pesaba noventa kilos”, apunta entre carcajadas Roberto, que no conserva el mismo tipo que Aguilera.
Con 31 años, el de San Cristobal ya era uno de los veteranos del equipo, y contribuye decisivamente a la vuelta a la élite con 14 goles en dos campañas: “Nunca había jugado en Segunda, aunque te advierto de que hacerlo con el Atlético de Madrid es prácticamente como jugar en Primera, porque la presión que teníamos era muy fuerte”.
Aunque considera que su posición de extremo durante esos años fue “circunstancial” –“yo era lateral”, afirma-, se queda con algunos de los goles que marcó en el año del ascenso con Luis Aragonés “porque fueron importantes para afrontarlo con tranquilidad y subir cuánto antes”.
SU PRIMER GOL, Y AQUEL TRALLAZO A BUYO
Y recuerda su primer gol, en La Rosaleda (1988-89), al que años después sería compañero, Pedro Jaro. Un tanto logrado en el último minuto y que valió los tres puntos: “Fue en Málaga y ganamos 1-2 con Clemente en el banquillo. En el Málaga había dos atléticos como Clemente Villaverde y Miguel Ángel Ruiz. Pero hay goles que no recuerdo, porque a veces veo en recortes de prensa que había marcado un gol y no sabía que lo había metido”.Entonces le menciono un gol “que pudo haber significado muchísimo”. Un zapatazo en el Santiago Bernabéu ante el que Buyo no pudo hacer nada, con el Atleti jugándose la Liga con Madrid y Barça, en un partido que los blancos terminaron venciendo por 3-2 (1991-92). “Remontaron y desgraciadamente no pudimos ganar, por eso no te lo he dicho. Pero si no, sí que hubiera sido un gol importantísimo si hubiéramos ganado gracias a él”, me cuenta con cierta impotencia, todavía hoy.
LOS MEJORES COMPAÑEROS DE AGUILERA Quince años en el Atlético de Madrid dan para mucho. Y en ellos pudo compartir caseta con algunas figuras de talla mundial. Aguilera destaca a dos sobre el resto, ambos de su primera época.
Paulo Futre, aparte de todo lo que ha significado para el Atlético de Madrid, era una grandísima persona, ayudaba muchísimo a los compañeros. Y también me tengo que quedar con Schuster, porque ahí vi lo que era un auténtico crack. Aunque hablábamos de que venía casi de retirada, en el tiempo que estuvo nos demostró lo que es ser un verdadero jugador… muy por encima de muchísimos”.Y tiene un recuerdo para otros a los que califica como “sus compañeros”. “Me quedo con muchos a los que no se ha dado la importancia que tienen, como Vizcaino, Kiko, Caminero, Toni, Fresnedoso... (enumera guiñándole un ojo a su amigo)”.Y el 15 rojiblanco también incluye en esta lista a Fernando Torres: “Porque me ha demostrado que desde que empezó con 17 años era una persona muy madura, que ha sabido llevar cada momento en el futbol de la mejor manera y eso para un jugador es importante. Y también me ha demostrado que es un auténtico fenómeno”.
Y DE LOS QUE MÁS APRENDIÓ
Entre esos nombres no están los hombres “de los que más ha aprendido” Carlos Aguilera, aquellos que "me enseñaron los valores que tiene que tener un jugador del Atlético de Madrid, lo que tiene que ser un profesional… los que más me han enriquecido para el resto de mi vida futbolística porque me han mostrado lo que significaba el Atlético de Madrid”. Esos futbolistas fueron Arteche, Julio Prieto, Quique Ramos, Sergio Elías Morgado…”, personas que le enseñaron “que en el Atlético de Madrid hay que luchar la camiseta, hay que ser honesto, respetar a la gente, ser humilde…”.Para el bravo defensa madrileño esos valores se han perdido “en el Atlético de Madrid y en el mundo del futbol. Son valores importantes que hay que recuperar”.
VOLVER A LA CANTERA
“Poco a poco se va volviendo a lo que es el Atlético de Madrid, hay que tirar de la cantera. Quizá ahora porque no hay dinero. Pero el Atlético de Madrid siempre ha sido 13 ó 14 de la cantera y cuatro buenos de fuera. Y esa es la filosofía a la que hay que volver. Yo durante 18 años que he estado en el mundo de futbol he dicho de muchísimos jugadores que han venido al Atlético de Madrid, que cualquier jugador de la cantera lo podía haber hecho igual. Y la prueba está en que ahora hay clubes muy importantes hablando de canteranos como De Gea y Domínguez por muchos millones de euros”, explica Aguilera.
Aunque como canterano que ha sido, avisa de que llegar al primer equipo no es sencillo: “Es difícil, eh. Hay que estar por encima de la media, como han demostrado De Gea o Domínguez. Este año ha vuelto Mario Suárez, que ahora es mucho mejor jugador. Hay futbolistas que tienes que ceder y luego repescarlos, porque te pueden aportar mucho y te van a salir baratos”.
SU CUERPO YA NO DIO MÁS DE SÍDespués de 18 años de profesional, Aguilera se dedica por entero a su familia y a sus tres hijas, de trece, doce y seis años. Desvinculado totalmente del mundo del fútbol, no lo echa de menos “nada, nada, nada, absolutamente nada”.Ni siquiera toca un balón para echar alguna pachanga: “No sé cómo he dado este cambio tan radical. Mi momento de retirarme llegó y yo pienso que el fútbol es para los futbolistas, no para los ex. Es un deporte muy duro, hay mucho contacto, y cada día te puedes mover menos… te duele el cuerpo más”.Aguilera, gracias por esos 15 años de sacrificio machacándote el cuerpo por el escudo del oso y el madroño. La grada del Calderón siempre recordará tus veloces subidas por el carril derecho.
-II parte de la ENTREVISTA con AGUILERA en la que comenta qué recuerdos le traen una serie de fotografías