viernes, 4 de julio de 2008

¿Y por qué no la bandera del Liverpool?

Hoy, 4 de julio, se cumple justo un año desde que Fernando Torres se despidiera de nosotros. Convocó a la prensa a las diez de la mañana para decir que se marchaba, “que la oferta del Liverpool era difícil de rechazar”, “que nunca había mentido”, “que siempre había dicho que su idea era seguir aquí y que cuando tomara la decisión de marcharse lo diría y aquí estaba”.
Enrique Cerezo
se apresuró a aclarar en la introducción que la decisión de salir había sido única y exclusivamente de Fernando Torres:
“Ahora que quieres dar un paso en busca de nuevos retos…el Atlético te comprende y te deja partir con la esperanza de que vuelvas… Él quiere cumplir sus objetivosRespetamos su nuevo deseo y le deseamos un futuro lleno de éxitos…”.
Ha pasado un largo año y la mayoría de aficionados atléticos no le hemos olvidado. Torres ha logrado lo que buscaba (mayor reconocimiento, competir hasta el final en las máximas competiciones continentales, figurar en la lista de los grandes galardones) y el Atleti también ha crecido, alcanzando tras once años la clasificación para la Champions.
Agüero
ha ocupado el hueco del Niño
en nuestros corazones, y el camino al campo no se hacía tan duro sabiendo que no estaría Fernando, ya que nos esperaba el Kun.


IMPOSIBLE OLVIDARLE
Sin embargo, este mes de junio se ha hecho imposible olvidar a Fernando. Ya reconocido por todos como una de las máximas figuras de la selección española, el ‘Niño’ se encumbró en la final (como en la Sub 16 o la Sub 19) con el gol que dio a España su primera Eurocopa tras 44 años.Muchos atléticos sabíamos que marcaría. Y nos alegramos, ya que mucho madridista había salido de sus madrigueras con el diente afilado de nuevo hacia Torres, que estaba completando un campeonato discreto. Al menos, no a la altura de sus números en el Liverpool.


EL ESCUDO DEL ATLETI
España se coronó, e Iker Casillas y Fernando Torres (como ya vaticinó Cuatro) se erigieron como héroes. La selección vino a Madrid, en el típico autobús descapotable de estas grandes citas (en nuestra época se hacía en carrozas…), y escuché que Fernando lo hacía luciendo una bandera de España con un gran escudo del Atlético de Madrid. De su Atleti. De nuestro Atleti.Al escucharlo mostré cierta incredulidad. Una nueva sensación agridulce (como vengo experimentando con Torres estos últimos 365 días). Y cuando lo comprobé con mis propios ojos, sentimientos encontrados. Por una parte, la satisfacción de ver que Fernando reivindicaba ante España sus verdaderos colores. Pero, por otro, desengaño: ¿por qué no el escudo del Liverpool? ¿Por qué lucir el del equipo que decidiste abandonar? ¿Y por qué ahora? ¿Por qué no hace un año?

LA CAMISETA QUE QUEMABA
Justo hace 365 días, Enrique Cerezo regaló a Torres la camiseta del Atleti de la temporada que venía “como prueba de que siempre estarás con nosotros” (o algo parecido). Fue un gesto de cara a la galería, pero resultó patético. Mientras Cerezo la agarraba de un lado para exhibirla ante los fotógrafos, Torres tiraba del suyo, la arrugaba y la escondía con premura.

¿FALTA DE RESPETO?
Hay quien apuntó que podía tratarse de un intento de no faltar al respeto al nuevo club con el que iba a presentarse apenas horas después. ¿Pero por qué ahora así? ¿Ahora no es una falta de respeto? ¿Y realmente iba a faltar al Liverpool luciendo la camiseta del equipo que había sido su casa durante doce años?
Sólo puedo explicarme el gesto de Torres aquel día con la idea de que no quiso seguir el juego de Cerezo. No quiso formar parte de su farsa, aunque sí lo hizo con su discurso, en el que no dejó atisbo alguno a que se fuera obligado (como apuntan muchos) y puso el peso de la decisión sólo sobre sus espaldas.
Ha pasado un año y yo no he olvidado a Torres, como los novios resentidos cuando les han dejado, perdono, pero no olvido. Me gustaría poder cantar los goles de Torres a pulmón abierto, como antes, porque los marque con el escudo del Atleti en el pecho. No en un autobús.

lunes, 30 de junio de 2008

Un triunfo con millones de caras, pero sobre todo una, la de Luis Aragonés

España ya no es una bagatela. Los hombres de Don Luis Aragonés lograron anoche su segunda Eurocopa, lo que les coloca como el segundo país más laureado del viejo continente, sólo por detrás del equipo al que ayer se obligó a realizar una genuflexión: la tricampeona Alemania.
Tras 44 años de ‘ventaja’ al resto de países, España es la segunda potencia de Europa
, empatada con Francia con dos Eurocopas, y por delante de selecciones como Italia u Holanda, que sólo han ganado una, o Inglaterra, que jamás ha levantado el cetro continental.

OTRA VEZ TORRES
Y todo gracias a un gol marcado por un hombre al que todavía apodan el Niño, que ya había dado a este país dos europeos con sus tantos (Sub 16 y Sub 19) cuando realmente sólo era eso, un niño.
Fernando Torres volvió a reivindicarse como lo hacen los grandes: en el momento decisivo. Y volvió a callar bocas como siempre ha hecho desde que debutó en el primer equipo del Atlético de Madrid. Por desgracia, antes las callaba de rojiblanco. Ahora ya sólo defiende la ‘Roja’ (la del Liverpool y la de la Selección), pero me alegro por él, aunque el sentimiento no es el mismo que cuando estaba de nuestro lado.

LUIS, COMO UN NIÑO
Especialmente me alegro por Luis Aragonés. Ese hombre. A sus casi 70 años, ver su cara de felicidad como si también fuera un niño casi me humedeció los ojos. Verle levantar los brazos como símbolo de victoria. Verle reir temeroso mientras era manteado por sus chicos...
Luis ha dado a España una alegría que no habían visto muchas generaciones y que otras ni recordaban. Y, sobre todo, se ha dado a él mismo la despedida que se merece. El colofón a una carrera plagada de éxitos. El reconocimiento a su sapiencia insondable.
Ahora, todos aquellos que clamaron por su cabeza hace dos años le preguntan lastimosamente si no se plantea quedarse.
No se me ocurre mejor forma de salir. Ahí tienen su Eurocopa, gracias por todo y adiós.

LAS CARAS DE LA VICTORIA
La cara de Luis es la que mejor escenifica este triunfo. Pero ha sido una victoria con muchísimas caras. La de Iker Casillas. Ese chico que no es galáctico, sino de Móstoles. Que cae bien a indios y culés. Para el que prevalecía levantar un título con su selección antes que con el Real Madrid.
La de Sergio Ramos, y su nuevo recuerdo a Antonio Puerta: “Siempre con nosotros”.
La de Puyol o Xavi, dos súper cracks que han soportado dos años muy duros desde su sentido barcelonismo.
La de Senna, ese hombre nacido en Brasil que se ha convertido en el pulmón de España.
La de Dani Guiza, que ha lucido afeitado y arquero por toda Europa.
La de 'Marchena Beckenbauer'. La de Cazorla, ese asturiano que ni iba a ir a la cita, pero se ha erigido como el revulsivo. La de Silva o la de Iniesta, que representan mejor que nadie el ‘tiki-taca’ de esos locos bajitos.
Y la de Fernando Torres, por supuesto, que también sabe jugar con la selección.

ORGULLO DE SELECCIÓN
Y la de los 44 millones de españoles que han podido pasear con orgullo ese sentimiento de selección que según muchos no existía en este país.
Un orgullo que afloró especialmente cuando, en los últimos minutos, España plasmaba su superioridad presionando a los alemanes en su propia área y tocando en campo ajeno en el minuto 92, cual rondo en un entrenamiento, evitando cualquier opción de resurgimiento germano. Y es que ya lo dijo Fernando Torres: "Esta Eurocopa la ha ganado el mejor".
Una Eurocopa de todos y para todos, que supone un antes y un después en la historia y en la mentalidad de nuestra selección porque ¡¡hemos podido!!, porque ¡¡podemos!!

viernes, 23 de mayo de 2008

LA ENTREVISTA: Adelardo: "Mi mayor orgullo ha sido defender la camiseta del Atleti. Lo más importante es poder decir que he cumplido mi deber"

Todavía le tiembla la voz cuando habla de aquella final en Bruselas de la Copa de Europa del 74. Cuando un gol de un tosco central del Bayern de Munich, en el último minuto de la prórroga, privó al Atlético de Madrid de alcanzar el cetro europeo. La final fue… fue… una cosa… que es algo incomprensible. Teníamos el partido bien controlado, pero el fútbol es impensable, y en el último segundo nos empataron el partido. La UEFA probó ese año el partido de desempate, y era algo tan malo que nadie pensó que pudiera ser así”.
Sin embargo, así fue, y dos días después el Atleti era barrido por el Bayern. 4-0. “Yo estaba derrotado, tenía un tironcito en el gemelo y a las 48 horas tuvimos que salir a jugar. Pero estábamos destrozados moralmente y el Bayern nos pasó por encima”.

Es Adelardo Rodríguez Sánchez (Badajoz, 26-09-1939), historia p
or antonomasia del Atlético de Madrid. El jugador con más partidos en el club rojiblanco (401, sólo en Liga) y 17 temporadas (1959-76) dando lustre al escudo del oso y el madroño: tres Ligas, cinco Copas del Rey, una Recopa de Europa, una Copa Intercontinental y el citado subcampeonato de la Copa de Europa.
Desde entonces han pasado 32 años y el palmarés obtenido no hace sombra a lo logrado por Adelardo en la mitad de tiempo. La historia está ahí, pero al equipo le va a costar mucho volver a ganar tantos títulos. Europa se ha venido muy arriba, los equipos es
tán muy igualados. Y para querer ganar algo, aparte de desearlo, hay que echarle narices”.

SUS DOS 'LUNARES'
Adelardo ficha por el Atlético de Madrid con 20 años procedente
del Badajoz y a los 11 minutos del debut (Las Palmas-Atlético=0-3) marca su primer gol. El día del estreno como internacional, un España 2-1 Brasil, Adelardo también hace un tanto. Sin embargo, el pacense no se considera un hombre “con mucha estrella”: Hubo dos puntos en mi carrera que la empañaron un poco. La famosa final de la Copa de Europa, que por segundos no fuimos campeones, y el Mundial del debut en Chile. Tuvimos la clasificación en la mano y por un árbitro dichoso no la conseguimos”.

“JUGÁBAMOS DE OÍDAS”
En esos tiempos, el Atleti jugaba con Madrid y Barça de poder a poder (diez temporadas entre los tres primeros, y un séptimo lugar como peor campaña). Y Adelardo tiene claro por qué: “No se fichaba a lo loco. Era un equipo que estaba hecho. Se iban reponiendo las piezas que por edad o por lesión le faltaban al equipo. En aquella época, al estar tanto tiempo los jugadores juntos, jugábamos casi de oídas y eso influye mucho”.
Por ello aplaude que se haya renovado a Javier Aguirre y que vaya a continuar el bloq
ue. Aunque tiene claro el puesto a reforzar: “Un jugador que organice el mediocampo y que mande en ese equipo”.
Sin embargo, como dijo Pitarch, el nuevo estadio y la nueva ciudad deportiva harán finalmente que se resienta el desembolso en la otra pata del banco, la deportiva: Todo no
se puede juntar. Eso es lo malo. Habrá que fichar jugadores que sean necesarios  y que no cuesten mucho dinero. Si el equipo va para arriba pues ya vendrá la época de las vacas gordas y se podrán fichar más jugadores”.

ADIÓS AL CALDERÓN
Y el que iba a ser ‘salvador’ traslado a La Peineta no es algo nuevo
para Adelardo. El mítico futbolista rojiblanco vivió el abandono del Metropolitano camino al cálido Vicente Calderón: Ahora es diferente. Con más sentimiento. Son muchos años en el Calderón, lo inauguramos nosotros. Yo llegué estando ya el Metropolitano. El campo estaba muy destartalado y había que cambiar. La gente estaba más mentalizada. Ahora va a costar un poco, pero la gente se tiene que dar cuenta de que el campo está en una zona en la que es muy difícil ir en coche, aparcar. Va a costar mucho, pero la vida sigue y hay que aceptarlo”.
Y en ese estadio, que inauguró Adelardo, y Luis, y Collar, se vivieron muchos derbis, incluso con goleadas, como un 4-1 en el 72 que el centrocampista extremeño recuerda con especial cariño:Los derbis, que ahora dicen que son Madrid-Barça, entonces eran los Atleti-Madrid. Era el partido del año. Nosotros cogíamos el calendario en cuanto salía a ver cuándo nos tocaba con el Madrid”.

EL ATLETI, "EL ORGULLO DEL DEBER CUMPLIDO"
Y quién mejor que Adelardo para explicarnos qué
significa vestir la camiseta del Atlético de Madrid: “El mayor orgullo como jugador de fútbol ha sido jugar en el Atlético, llegar a un equipo de Primera, un chaval de provincias. Desde el primer día me salen las cosas bien. El primer gol en el primer partido de Liga. Y quizá se cumplió una profecía que hizo mi padre, que en paz descanse, que me dijo que, si me dedicaba al fútbol, llegara a un sitio y plantara raíces y no fuera un transeúnte de equipo en equipo. El mayor orgullo para mí ha sido defender la camiseta del Atleti, 401 partidos de Liga y casi 600 oficiales... Eso es para mí lo más importante: decir que he cumplido mi deber y me fui, aunque podía haber jugado algo más, pero ya había llegado mi hora”.
Y, ante mi sorpresa, Adelardo piensa que es factible que alguien supere su récord de 401 partidos como rojiblanco: “Yo pienso que sí. Tienen más probabilidades porque debutan antes, muy jóvenes: el caso de Torres, el de Camacho, el de De Gea, que es jovencito y tiene mucho camino por recorrer”.
Sin embargo, Adelardo es consciente de que los tiempos han cambiado y los futbolistas no acostumbran a quedarse una vida en el mismo equipo:Es más difícil, porque hoy día el futbolista va al mejor postor. Es una carrera corta y lo que quiere es ganar dinero. Pero antes había unos sentimientos por un club, que había apostado por ti”.

EL INTENTO DEL BARÇA…
Pero Adelardo confiesa que también tuvo sus ofertas para haber salido del Atlético: “Aparte, no te dejaban moverte, porque a mí me vino a fichar el Barcelona y no me dejaron marchar. No es como ahora, que tú dices: o me das más o me voy al Barcelona o al Valencia. Pero en aquella época el que mandaba era el club y el jugador no pintaba para nada”.
Y hablamos de uno que podía haber batido ese récord, Fernando Torres: “Sentí su marcha, pero me alegré por él, mejoraba muchísimo. El club vio una oportunidad para hacer fichajes con su venta. Pero mucho fichaje y luego ha resultado que la pérdida de Fernando Torres ha sido muy sentida por todos”.
Y ya en Liverpool, Torres denunció que a su llegada al primer equipo nadie le enseñó lo que era el Atlético. ¿Quién se lo enseñó a Adelardo allá por 1959?: “Llegas a un club y te enteras, coges libros… y eso que antes no había el marketing de ahora. Pero sí el contacto con la gente. Se vivía mucho con el club, se hacía todo en el club. Se vivía mucho con los empleados. Y ese sentimiento, se aprenden cosas que te van diciendo, que te van contando: el mayor portero, el mayor delantero. Hoy día hace falta más información a esa juventud, a esa cantera que tienen los equipos hoy día”.
Pero el momento crítico de la entrevista llega cuando pregunto a Adelardo por el mejor jugador que haya visto en el Atlético de Madrid. El pacense resopla, “no quiere herir susceptibilidades”, pero tras varios circunloquios nos da algún nombre: “Luis, un especialista en faltas, que metía muchos goles, Gárate de cabeza, Ufarte con el dribling y jugando de extremo era una maravilla, Peiró con su zancada. Te voy dando muchos nombres porque el Atleti ha tenido siempre jugadores buenísimos”.

“UN HAT TRICK DE ÉSOS”
Ya terminando la entrevista, el ínclito centrocampista rojiblanco nos deja una anécdota impagable: “Ahora me estoy enterando de que un día yo metí tres goles. Eso que ahora se llama un hat trick de ésos. Y no se regalaban balones ni nada de eso”.
Como epílogo, el deseo de Adelardo para el futuro: “Deseo siempre lo mejor para el Atleti porque además tiene una afición envidiable que se merece mucho más de lo que está recibiendo. Me gustaría que consiguieran un título y que se consolidara el equipo en Europa porque es importantísimo para continuar esa historia que ha sido muy grande, pero que por las circunstancias se va perdiendo poco a poco”.
Y, mientras pronuncia estas últimas palabras y nos despedimos afectuosamente, me invade una sensación de tristeza al pensar las infinitas historias sobre un Atleti grande que todavía podría contarme. Adelardo Rodríguez, leyenda en rojo y blanco.