"Torres no es jugador para el Atlético de Madrid”, dicen muchos, probablemente, ninguno atlético. A esos yo les preguntaría ¿Quién es futbolista para el Atlético? Costinha o Seitaridis, supongo que me contestarían.
Este verano viví con especial desasosiego el 'culebrón Torres'. Cada mañana, de vacaciones, compraba el periódico y respiraba aliviado cuando no veía al ‘9’ colchonero en portada. 38 millones del Inter, un trueque con Van Nistelrooy (ahora en la otra acera) más 21 millones del Manchester. El amor de Abramovich, el interés del Milan, la oferta del Newcastle… cada día una nueva historia, cada día el futuro de Torres parecía más lejos de Madrid.
Este verano viví con especial desasosiego el 'culebrón Torres'. Cada mañana, de vacaciones, compraba el periódico y respiraba aliviado cuando no veía al ‘9’ colchonero en portada. 38 millones del Inter, un trueque con Van Nistelrooy (ahora en la otra acera) más 21 millones del Manchester. El amor de Abramovich, el interés del Milan, la oferta del Newcastle… cada día una nueva historia, cada día el futuro de Torres parecía más lejos de Madrid.
Sin embargo Torres, un año más (y ya van seis), se presentaba con el Atlético de Madrid. Enésima declaración de amor a los colores, agradecimientos varios y una verdad incontestable: “Nunca escuchamos de su boca que quiera salir del Atleti”.
RENOVACIÓN FINGIDA
Pese a todo ello, los rumores vuelven a salir y saldrán sucesivamente mientras Torres siga en el equipo de la Ribera de Manzanares. Y hay algo que me inquieta y que en su momento me pareció una pantomima mal vendida: la renovación de Fernando Torres.
El 12 de septiembre de 2006, Torres firmaba su renovación. Aumento de su ficha (cobra unos seis millones de euros netos), un año más de contrato, de 2008 a 2009, y, sobre todo, descenso sensible de su cláusula de rescisión: de 90 millones de euros (inalcanzable para cualquiera) a sólo 40. Prácticamente lo mismo que ofreció el Inter de Milán o que estarían en disposición de poder pagar sin muchas penurias clubes como Chelsea, Manchester o Milan.
Demasiadas sombras oscurecen este tema: ¿Cómo se amplia el contrato de un jugador de apenas 22 años sólo por una temporada? ¿Qué cometido puede tener, más que facilitar su traspaso, el reducir la cláusula en cincuenta millones?
El club lo vendió como que, no sólo demostraba la intención del Atlético de no venderlo, sino que ponía de manifiesto el interés por continuar mucho más tiempo unidos. ¡¿De los 24 a los 25?! ¿Por qué no le ampliaron al menos hasta el 2012 y así se hubiera notado menos lo del descenso de la cláusula?
Por su parte, Torres argumentó que la bajada de su precio era para que no continuara en el Atlético “por obligación” (cierto), sino “porque el club y él quisieran”. Falso. Con cuarenta millones de euros de cláusula, única y exclusivamente es Torres el que tiene la potestad de decidir si continúa o no. O acaso tendrá el Atlético algo que decir cuando el Inter haga el ‘enorme esfuerzo’ de subir dos millones de euros la oferta del año anterior, o sean el Manchester o el Milan los que pongan los cuarenta millones de euros sobre la mesa.
RENOVACIÓN FINGIDA
Pese a todo ello, los rumores vuelven a salir y saldrán sucesivamente mientras Torres siga en el equipo de la Ribera de Manzanares. Y hay algo que me inquieta y que en su momento me pareció una pantomima mal vendida: la renovación de Fernando Torres.
El 12 de septiembre de 2006, Torres firmaba su renovación. Aumento de su ficha (cobra unos seis millones de euros netos), un año más de contrato, de 2008 a 2009, y, sobre todo, descenso sensible de su cláusula de rescisión: de 90 millones de euros (inalcanzable para cualquiera) a sólo 40. Prácticamente lo mismo que ofreció el Inter de Milán o que estarían en disposición de poder pagar sin muchas penurias clubes como Chelsea, Manchester o Milan.
Demasiadas sombras oscurecen este tema: ¿Cómo se amplia el contrato de un jugador de apenas 22 años sólo por una temporada? ¿Qué cometido puede tener, más que facilitar su traspaso, el reducir la cláusula en cincuenta millones?
El club lo vendió como que, no sólo demostraba la intención del Atlético de no venderlo, sino que ponía de manifiesto el interés por continuar mucho más tiempo unidos. ¡¿De los 24 a los 25?! ¿Por qué no le ampliaron al menos hasta el 2012 y así se hubiera notado menos lo del descenso de la cláusula?
Por su parte, Torres argumentó que la bajada de su precio era para que no continuara en el Atlético “por obligación” (cierto), sino “porque el club y él quisieran”. Falso. Con cuarenta millones de euros de cláusula, única y exclusivamente es Torres el que tiene la potestad de decidir si continúa o no. O acaso tendrá el Atlético algo que decir cuando el Inter haga el ‘enorme esfuerzo’ de subir dos millones de euros la oferta del año anterior, o sean el Manchester o el Milan los que pongan los cuarenta millones de euros sobre la mesa.
¿Qué gran club pone en manos de su estrella la decisión unilateral sobre si salir o no?
Fernando Torres es muy atlético, pero sólo podremos encomendarnos a eso si alguien paga su cláusula.
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