Maratón solidaria por el Atleti

“Es para querellarse contra el que haya puesto este horario al partido de hoy”, decían en Onda Madrid a falta de tres minutos para el comienzo del Atlético-Sporting, ante lo desangelado de las gradas.
“Qué aspecto tan frío del Calderón, el calor tendrán que ponerlo los jugadores”, comentaba Paco García Caridad ¡un cuarto de hora antes de que empezara el partido!
“Si hay entre diez mil o quince mil espectadores, ya será un éxito”, aseguraba Antonio Ruiz a las tres y media de la tarde. Sin comentarios....

MILES DE ATLÉTICOS CORRIENDO POR LAS CALLES
Mientras que en las radios se tiraban de los pelos en los minutos previos, y otros hacían pronósticos sin conocimiento (7.000 entradas vendidas al público en general antes del jueves+4.000 portugueses+ponle que mínimo asistieran al partido la mitad de los 31.000 atléticos con abono total= un mínimo de 26.000 personas asegurados en el Calderón), miles de atléticos corrían Paseo de Yeserías arriba, cruzaban de forma temeraria las calles de la Glorieta de Piramides con los semáforos en rojo o esprintaban en el Paseo de los Melancólicos, convertida en recta final.
Era como una maratón solidaria, tan de moda ahora como están los actos solidarios por Haití, Chile..., pero era una maratón solidaria por el Atleti.
Me recorrí el trecho que comprende entre el Paseo de la Chopera (más allá del Puente que cruza el Manzanares en dirección a Santa María de la Cabeza) y el Vicente Calderón en un tiempo récord de ocho minutos. Allí aparqué mi coche, tras salir antes de tiempo del Master una vez más, dejando dos euritos en la zona verde. Con los agentes del SER acechando, era conveniente estacionar bien esa tarde. ¡Qué suerte tuve, después de conocer en la crónica de mi compañero Sergio Medina que aquellos que aparcaron mal se encontraron con una nota de 84 euros de nuestro entrañable Gallardón!
Fue la única alegría de la noche. Y me la llevé esta mañana.

ERA UN PARTIDO DE "ON", PERO TOCÓ "OFF"
Era un partido de los que gustan al Atleti, con “tol pescao vendio” en Liga, como diría el bueno de Michael Robinson, pero no les gustó mucho al final.
Llegué en el minuto trece quitándome los goterones de sudor, y lo único que pude ver fue un partido plano, en el que el Sporting dormía la pelota cuando la tenía con Veloso y Moutinho y en el que Raúl García volvió a naufragar. Al navarro la afición ya le ha puesto la cruz (siempre tiene que haber alguno, si no es Santi Denia, es Carreras, y si no, Novo, o Musampa, o Cleber... ahora Raúl García). La inoperancia de Raúl no es mucho mayor que el año pasado... o el anterior. Sólo ha cambiado la paciencia de la grada hacia él, cansada de ver ya sus clásicos pelotazos sin mirar cada vez que recibe.

REYES SE COMIÓ A GRIMI... Y YO FELIZ
Mi padre llegó aún más tarde que yo, en el minuto 25, a un estadio que se llenaba por momentos. Le anuncié como buena noticia que Reyes ya había forzado una amarilla a su par, el lateral izquierdo argentino Leo Grimi. Sólo cinco minutos después, el 18 de los lisboetas se marchaba a la calle tras cazar al utrerano, que había vuelto a desbordarle como a un niño.
Qué feliz me las prometía yo en esos instantes, orgulloso de que mi vaticinio de que el choque se ganaría arriba y de que “Reyes debería merendarse a Grimi” se estaba cumpliendo. Cuán decepcionado acabé al final,como tantas y tantas veces.
Antes de la expulsión, el único delantero de los lisboetas, Liedson (Djaló no llegó al choque, y Carvalhal optó por reforzar el medio campo con Pereirinha en vez de dar entrada a Mati Fernández), ganó la espalda a Antonio López y en una sutil vaselina se encontró con el larguero. Pudo ser peor...

AGÜERO, INDIVIDUALISTA
En los rojiblancos, sólo Agüero se gustaba con un par de jugadas de mérito. En una buscó el palo largo, pero no lo encontró. En la segunda, después de volver a usar su recorte eléctrico y sentar a dos contrarios, la envió al lateral de la red con Forlán solo...
En la segunda parte, Kun volvió a hacer una jugada mágica tumbando contrarios, pero quiso rizar el rizo y con Forlán y Simao en buena posición para marcar, decidió tirar él con un escorzo sin ángulo que sacó Rui Patricio a corner. Muy bonito, pero poco efectivo. Fue la única parada que el joven portero portugués tuvo que hacer en toda la tarde.

JUEGO MUY LENTO
No se notaba que los lisboetas estuvieran con diez y, por momentos, eran ellos los que tenían el control en medio campo, y eso que Veloso tuvo que colocarse en el lateral tras la roja a Grimi.
Con Raúl García escondido (otro jugador que fagocita el Calderón), Assunçao intentaba mover la pelota de lado a lado. Pero era un fútbol lento, cansino, previsible, arrítmico.
En éstas, Quique sorprendió a propios y extraños dando entrada a Salvio por Simao en el minuto diez. El portugués, ante la hinchada que le vio nacer y le odia por triunfar fuera de casa, no demostró nada.
El argentino, que en los pocos minutos de los que ha dispuesto hasta la fecha ilusionó, dejó ciertos posos de decepción, parando un par de contragolpes en los que subió la pelota al trote cochinero en vez de imprimir velocidad al asunto.
Así, el partido fue muriendo, lento, como había transcurrido durante todo el choque, y los 4.000 lisboetas desplazados a las gradas celebraban el empate como un triunfo.
En el último minuto, Tonel fue expulsado por un empujón al Kun (si Carriço no se recupera, para la vuelta el Sporting sólo tendrá un hombre de su cuarteto defensivo habitual). Era una falta propicia para Simao. Pero él ya no estaba, y Forlán la mandó a las nubes.

SOLIDARIDAD, ALTRUISMO, MASOQUISMO...
Una vez más, los aficionados pusimos más que los jugadores. Llenando tres cuartos de entrada de un estadio en el que cada día de partido se convierte en eso, un acto de solidaridad, de altruismo, casi de masoquismo, dando mucho para recibir muy poco.
Pero ojo, todavía hay algunos que queremos más. Yo ya tengo mi entrada para Lisboa. Supongo que algunos no aprenderemos nunca...