Sí tuvo que visitarlo una vez en su segunda etapa (2003-2005), y perdió 1-0 en la 2003-04 con un equipo curiosamente entrenado por su predecesor en el cargo hoy, Gregorio Manzano.
En cualquier caso, es el estadio pamplonica un feudo en el que al argentino no le hubiera costado adaptarse precisamente. El ritmo alto, la garra, la lucha, la pelea por cada centímetro que acostumbra a verse en el campo navarro, venía como anillo al dedo al fútbol de entrega denodada que exhibía como jugador Simeone.
Un sacrificio del que vale como muestra el partido que el Cholo disputó contra el Ajax de Amsterdam en la Liga de Campeones de 1997 (2-3). Un encuentro del que tuvo que retirarse en la prórroga, casi en el minuto 120, después de haber sufrido un calambre, que aún así no le impidió intentar su última carrera, exhausto, extenuado, para terminar cayendo al césped desfondado.
¿QUIÉN SERÍA EL CHOLO?
Con la llegada de Diego Pablo Simeone como nuevo técnico rojiblanco fueron muchos los que apuntaron a un equipo hecho a su imagen y semejanza, con once Cholos sobre el terreno de juego. Pero ante estas afirmaciones, yo me preguntaba ¿hay realmente algún jugador en el Atlético de Madrid actual que pueda asemejarse al Cholo Simeone?

Anoche, en el Reyno de Navarra, lo encontré. Tiago Mendes es sin duda el jugador que más ha cambiado y que mejor se ha impregnado del espíritu agresivo, fuerte y aguerrido del ex 14 colchonero.
Desde que Simeone está al mando de los rojiblancos, a la clase habitual que ya atesora el portugués le ha añadido un plus de agresividad. El cuchillo entre los dientes que sin duda les reparte el argentino en el vestuario, es él el que mejor sabe utilizarlo.
En el minuto 93 del partido de Pamplona se vio el mejor ejemplo, en un balón dividido en medio campo en el que Tiago llegó con todo, convencido de que esa pelota no iba a volver al área rojiblanca, aunque el excesivo ardor le valiera una tarjeta por llevarse a un osasunista por delante.
Un minuto más tarde, cuando el árbitro señaló el final del partido, me sorprendió gratamente ver a Tiago celebrar la victoria con los puños cerrados y un gesto de rabia inenarrable, casi llorando, mientras gritaba por haber conquistado una plaza tan difícil.
Su imagen me infundió emoción y orgullo y, sobre todo, me alegró ver que quien estaba protagonizando ese comportamiento tenía el brazalete de capitán en el brazo. Definitivamente, sí empiezo a ver el sello de Simeone, y no puedo por menos que ser optimista de cara al resultado final de esta temporada.
UNA PRIMERA MITAD DISPUTADA
Fue una primera parte disputada, con un ligero dominio de los colchoneros, que se comenzó a plasmar con una gran ocasión de Koke en un duro derechazo que despejó Andrés Fernández al cuarto de hora.
Juanfran aparecía sobrexcitado y no siempre acertaba en los uno contra uno. Mientras que Koke intentaba coger las riendas en su oportunidad como sustituto de Diego.
Atrás, todavía me chirría ver a Miranda antes que Domínguez, sobre todo al verle hacer despejes “globo” como el que hizo en los primeros compases. Aunque supongo que con cero goles encajados en 360 minutos, el Cholo se ve en la “obligación” de no cambiar.
El que corrió el camino opuesto a Domínguez es Arda Turan (suplente en Málaga y titular los otros tres choques). A su enorme calidad le aúna una brega que debe encandilar al argentino. Así, en la primera parte robó tres importantes balones en defensa tapando su banda. Una banda donde Filipe Luis también parece haber ganado en agresividad.
TAMBIÉN EN LOS CORNERS SE VE EL ESPÍRITU DEL CHOLO
El partido era feo, típico del Reyno de Navarra, pero el Atleti ya había avisado en un gol anulado a Falcao en un corner por falta previa de Godín.
Y en el minuto 40, cambio de protagonistas. Falcao entra con todo a rematar un saque de esquina, salva Andrés Fernández, pero Godín remacha el rechace con la zurda (0-1). Un Godín que también entra con más fe en los saques de esquina desde que llegó Simeone. Todo son buenas noticias.
HUBO DOS PARA MATAR...
En el segundo acto, el Atleti tuvo dos clarísimas para sentenciar: primero fue Adrián, el que tras una pared con clase con Falcao, se plantó solo ante Andrés pletórico de fuerza y de velocidad, pero falló el mano a mano tras intentar recortarle. Si tuviera más gol...
Y después fue el colombiano el que realizó un gran control para irse de Flaño, regateó a Andrés Fernández, pero pegó una patada al aire al intentar definir. El Atleti tuvo su cuarto de hora para finiquitar el partido. Pero no lo hizo, y Osasuna se cobró el suyo.
...PERO TOCÓ SUFRIR
A falta justo de un cuarto de hora, Raúl García (que no apareció demasiado) sacó un testarazo cruzado al que respondió Courtois con un paradón. Fue el primero de sus cinco minutos de gloria. En el 80, el belga metió una mano abajo a remate en el primer palo de Lekic, y en el saque de esquina, volvió a repeler un cabezazo del delantero serbio.
En esos momentos, parecía que diez minutos serían demasiados para aguantar la victoria. Pero entonces surgió con más fuerza el espíritu de Simeone. Del primero al último, lucharon cada esférico para evitar que Osasuna fuera ganando centímetros hasta la línea de Courtois, y al final fue increíble ver el modo en el que el equipo celebró la victoria en medio campo. Con esta actitud, se puede creer en ganar al Valencia, al Barça... e incluso al Madrid. Once Cholos.