La importancia de los comienzos

Nunca se sabe hasta qué punto influye la actitud con la que se afronta un partido o el cómo comienza el mismo, de cara a determinar el resultado final.
El Atlético de Madrid de Gregorio Manzano disputó su último encuentro fuera de casa contra el Espanyol, y a los 18 minutos iba perdiendo 3-0...
En mi equipo de fútbol, la semana pasada nos pusimos ganando 2-0 apenas a los cinco minutos de juego. El partido terminó en goleada de escándalo: 9-1.
Este sábado, mi partido se solapaba con el del Atleti, con lo que me iba a tocar perderme el inicio de los de Simeone en Anoeta.
Jugábamos contra un equipo de abajo (nosotros somos terceros) y empezamos el partido un tanto espesos. La mala suerte se alió en nuestra contra, y cerca del descanso un despeje de nuestro portero en una salida rebotó en un compañero, y el rechace quedó manso para que el delantero rival empujara a puerta vacía: 0-1.
El desafortunado tanto dio paso a los nervios y a la precipitación, y finalmente no conseguimos más que salvar un punto: 1-1.
En el polideportivo en el que jugamos hay el clásico bar, donde suelen tener puesto el fútbol. Así que nada más terminar mi partido, sin tiempo para que se me pasase el cabreo, vestido de corto, me metí al bar a ver al Atleti.

DOS MINUTOS, 0-1...
Minuto 18, 0-1. “¿Ya ha marcado el Atleti? ¿Quién ha sido?”, pregunto. “Falcao, de penalti”, me responde el camarero. Hombre, ya lleva cinco desde los once metros. Buen comienzo, más para un equipo como el del Cholo, que apuntaba a rocoso fuera de casa, estrategia más provechosa con una ventaja que guardar.

Así que voy viendo el suceder del choque junto a uno de mis compañeros de equipo, también colchonero. Y por momentos se me parece mucho al de La Rosaleda. Un Atleti bien plantado atrás, que repliega mejor con el Cholo y defiende en superioridad, pero que abusa en exceso de las faltas (5 a 15 terminó el primer acto) y se prodiga poco en ataque (sólo Arda y Diego, con total libertad, se colaron hasta el fondo en un par de internadas).
Fruto de estas infracciones, Miranda y Godín derriban al inquietante Agirretxe al borde del área, en dos faltas peligrosas. Por suerte, ambas se estrellan en la barrera, pero en el rechace de una de ellas, los guipuzcoanos reclaman mano de Juanfran. De hecho, en una psicosis colectiva, los donostiarras veían manos dentro del área en cada acción, como consecuencia de que el penalti del 0-1 vino en una mano de Demidov.
Ni las manos fantasmas, ni las faltas en la frontal crearon mayores complicaciones, así que se llegó al descanso con el resultado instaurado por el colombiano en el minuto dos.

UN MINUTO DE LA SEGUNDA, 0-2...
Me cojo el coche, y la segunda parte la veo ya en casa.
Y recién me siento en el sofá, todavía con las espinilleras puestas, gran internada de Juafran, toque sutil y preciso de Falcao para realizar una pared, y el alicantino la pone al segundo palo, donde Adrián, solo, falla de cabeza ante Bravo. Pero el rechace le queda a placer para fusilar el 0-2. Minuto 46. Sexto gol del asturiano y partido encarrilado.

Con el tanto, se desmelenó el Atleti y se apagaron los pequeños vestigios de rebelión de la Real. Arda y Diego rompían la zaga blanquiazul con facilidad y probaron suerte con disparos lejanos. Mientras tanto, cada balón colgado al área por los txuri urdin era interceptado con una tranquilidad pasmosa por Courtois.
El único peligro de la Real lo provocó Elustondo en una falta cruzada, cuando la Real encontró su premio de rasca y gana y recibió una mano de Juanfran en la frontal.
Pero el partido sólo tenía un color: el rojiblanco.

JUGADAS TRENZADAS; GOLES PARA ENMARCAR
El vendaval que se avecinaba se barruntó en una preciosa jugada de los rojiblancos en la que Arda, Assunçao y Filipe la sacaron de la cueva estilo Barça. Diego y Falcao prolongaron la contra, y sólo lo estropeó Juanfran con un mal centro atrás.
Después fue Koke, recién entrado en el campo, en el que dejó muestra de su clase en un par de quiebros en medio campo de pelotero de quilates. Lo dicho, sólo era un aviso.
En el 82, el canterano se sacó un pase en profundidad perfecto para Falcao, y el Tigre, con la jugada en la cabeza mucho antes de que la bola saliera de los pies de Koke, se sacó un disparo sutil, picado y precioso, en una vaselina inalcanzable para un adelantado Bravo (0-3).
Todavía hubo tiempo para el cuarto, con el tiempo cumplido, en una jugada en la que los colchoneros hilvanaron 26 pases con participación estelar de Koke, que primero la dejó pasar, se la prolongó Filipe por banda, y luego se la puso con el exterior a Falcao para que pusiera el 0-4. Segundo hat trick de Falcao (tercero si contamos el del Sporting con el autogol de Lora), que ya lleva 14 (tercero en el Pichichi junto a Higuaín) convirtiéndose en el mejor goleador atlético de la última década en una primera vuelta.

VOLVER A EMPEZAR...
A Simeone le bastó un partido a domicilio para igualar los números de Manzano fuera en cuatro meses, y al segundo ya ha logrado la primera victoria del Atlético de Madrid como visitante en toda la temporada. Siete puntos de nueve; siete goles a favor; cero en contra.
Y es que, a veces en la vida, no hay como poner el contador a cero para parecer otro. Para romper con una dinámica negativa y verlo todo en positivo simplemente con un cambio. A veces hay que dejar cosas atrás, para empezar una nueva etapa. Y comenzar a sumar.
Y es que, no lo olviden señores, la de ayer era “la primera jornada”. Así que con el 0-4, el Atlético de Madrid pasará a la historia como el primer líder de la temporada 2011-2012.
Buenos recuerdos le traerá al Cholo empezar bien contra la Real Sociedad. No en vano, él sabe lo que es comenzar una Liga goleando a los guipuzcoanos. 4-1, allá por septiembre de 1995, con el cuarto tanto con la firma del argentino para empezar esa travesía por el olimpo. Ese año, se terminó campeón. Ya lo dice el refrán, lo que bien empieza, bien acaba...

EL DATO: Hasta el 2-4 del año pasado, el Atlético no ganaba en San Sebastián desde la temporada 1991-92 (0-2). Siete derrotas consecutivas desde 1998. Ahora, dos triunfos seguidos, con cuatro goles en cada uno.