jueves, 17 de marzo de 2016

Nunca dejes de creer

OCTAVOS DE CHAMPIONS- ATLÉTICO 0-0 PSV
Penaltis: 8-7- Griezmann, Gabi, Koke, Saúl, Torres; Giménez, Filipe y Juanfran.
El tifo que adornaba este martes el lateral del Vicente Calderón resume la esencia de este equipo del Cholo Simeone: "Atleti, nunca dejes de creer".
El "si se cree y se trabaja, se puede" que el Cholo convirtió en bandera de la meritoria Liga ganada en 2014 se reedita con este "nunca dejes de creer" que tiene un claro objetivo como anhelo de fondo: ganar la Champions League.

DEBE SER AHORA
Somos muchos los que creemos que debe ser ahora, en esta época, con este bloque, con estos jugadores con ese sentimiento de pertenencia (Godín, Juanfran, Gabi, Koke...) y ese carácter ganador y, sobre todo, con este entrenador...
Desde por la mañana me desperté con los nervios de que era día de partido grande. "Es la primera vez esta temporada que tengo esa sensación", le confesé a mi padre. Y es que nos hemos acostumbrado a lo bueno, y este año luchar por la Champions es el sueño que nos produce un mayor cosquilleo.

SE DEBIÓ ESTAR MÁS ACERTADO EN LA PRIMERA PARTE
El Atleti fue realmente mejor que el PSV en el primer tiempo. Salió fuerte en el primer cuarto de hora, entrando principalmente por la derecha con un Juanfran entonado, pero sin encontrar rematador. Hasta el mismo minuto quince, cuando un gran pase interior del alicantino encontró a Koke, éste sirvió al punto de penalti para Griezmann y el galo controló con la derecha y tiró con la izquierda, pero una rápida salida de Zoet evitó el 1-0. Ahí pudo estar la eliminatoria. Si el francés hubiera estado acertado (la ocasión era clarísima) el devenir del partido podría haber sido otro totalmente opuesto.

LOS ERRORES NO SE PUEDEN CAMBIAR
Pero no se puede vivir del pasado. Ese error no se pudo cambiar y, por suerte, el equipo creyó hasta el final, buscó la victoria mucho más que el PSV, y encontró un final feliz.
Los rojiblancos volvieron a apretar con fuerza en los últimos diez minutos antes del descanso. Un cabezazo a bocajarro de Griezmann (anulado por fuera de juego), un disparo arriba de Carrasco, y un par de jugadas embarulladas en el área que al final sacó la zaga holandesa hicieron al Atlético merecedor del 1-0. Pero no ocurrió.

LA ANSIEDAD FUE CRECIENDO
En el segundo acto, con el transcurrir de los minutos la ansiedad cada vez se hacía más patente en la grada... y empezó a contagiarse al campo. Pese a jugar en casa, por momentos parecía que el 0-0 nos eliminaba. Entró Torres (que pudo cambiar el partido con un zurdazo al poste) por Augusto (muy desacertado) en un cambio valiente; pero lo deshizo el Cholo al meter a Kranevitter (correcto) por un Carrasco que estuvo gris. Antes de eso, el poste y la mano de Oblak evitaron que Locadia pusiera un 0-1 que definitivamente nos habría matado.
Mientras el minuto 90 se acercaba, aumentaba el miedo y el cansancio de forma proporcional a cómo disminuían las ideas y el desparpajo. Torres fue el más incisivo (además del poste tuvo un intento de vaselina que se perdió por poco y siempre lo intentó) y Griezmann volvió a toparse con Zoet en otra buena ocasión. Pero la prórroga ya era inevitable.

EL TIEMPO DE PROLONGACIÓN SOBRÓ
Este tiempo de prolongación fue totalmente prescindible. El PSV se encerró totalmente y un Atleti ya demasiado machacado apenas tuvo una oportunidad clara. Saúl se coló de forma espectacular entre dos contrarios en la banda, pero su pase a Griezmann lo volvió a malograr el galo, que no tuvo su noche.
El añadido sólo prolongó el sufrimiento de ambos contendientes antes de llegar a una tanda de penaltis que parecía escrita mucho tiempo antes.

DOCE MINUTOS INTERMINABLES DE AGÓNICA TANDA…
Desde el primer penalti, que anotó Van Ginkel (el único que estuvo a punto de parar un Oblak que me decepcionó en este aspecto. Esperaba que al menos parara uno), hasta el definitivo transformado por Juanfran, pasaron doce agónicos minutos (de las 23:18 a las 23:30 horas) en una tanda que parecía que no se acabaría jamás.
Cada penalti anotado por los holandeses provocaba en mí una enorme frustración, y que echara sapos y culebras por la boca. Por el contrario, los goles rojiblancos sólo me producían alivio, ante la tensión que suponía un posible fallo. Ninguna alegría. No pude explotar de júbilo hasta el gol de Juanfran.

MIL PENSAMIENTOS NEGATIVOS
Hasta entonces, mil pensamientos negativos pasaron por mi cabeza. Desde el inicio pensé: "El año pasado ya eliminamos al Leverkusen por penaltis. Esta vez no va a haber tanta suerte...".
Cuando Torres encaró los once metros para lanzar el quinto y definitivo, era irremediable no acordarse de los muchos penaltis errados en su anterior etapa de colchonero y en los muchos madridistas que en esos momentos aguardaban con el colmillo afilado: "Ya está, os han echado de Champions gracias a paquetorres...".
Por suerte, Fernando lo transformó con seguridad. Sin embargo, los pensamientos negativos me seguían atormentando: "Giménez es demasiado joven. Mucha presión..."; "Verás Filipe, ahora empezarán con que se podía haber quedado en Chelsea...".

SABÍA QUE JUANFRAN LO METERÍA
Hasta que llegó Juanfran. Previamente Narsingh lo tiró al larguero, sí. Y no es lo mismo la presión de tirar un penalti que si lo fallas te elimina de la Champions, a lanzarlo sabiendo que si marcas te conviertes en el héroe de la noche. Con esta última premisa hizo el paseíllo Juanfran Torres. Y en esta ocasión estaba convencido de que lo metería.
Juanfran es un hombre tranquilo. Abnegado trabajador que se ha hecho así mismo. Uno de esos hombres que pocas veces luce, pero que se sacrifica por el beneficio del grupo. Un extremo talentoso que ha alcanzado las mieles del éxito a raíz de renunciar a las florituras pegado a línea de fondo para dedicarse a pelear por tapar el lateral.

JUANFRAN, CONVENCIDO DE VOLVER A UNA FINAL DE CHAMPIONS
Juanfran es uno de los hombres de este equipo que tiene claro, junto a Godín, que este grupo va a repetir final de la Champions. Me lo dijo con firmeza cuando le entrevisté para la biografía de Diego: “Esa final nos hizo más fuertes a todos. Estoy convencido de que vamos a volver a una final de Champions y la vamos a ganar”.
Por ello, cuando vi que era él el encargado de lanzar la pena máxima decisiva (la decimosexta de la noche) tuve claro que iba para dentro. No sé ni por dónde la metió (luego vi que lanzó pegado al palo derecho como si llevara haciéndolo toda la vida), pero según entró le pegué a mi padre un abrazo de los que hacen época.

EL SUEÑO SIGUE VIVO
El Atleti sigue vivo. El sueño sigue vivo. Y la clave para ello ha sido ésa: "Nunca dejes de creer". Y es que, para alcanzar cualquier meta en esta vida, siempre hay que creer. Del convencimiento propio parte el que se consiga cualquier cosa. No se puede dejar de fumar si realmente no se cree en ello; no se puede sostener una relación si se hace con dudas; como no se puede llegar a Italia si no estamos convencidos de que vamos a hacerlo. Después, se podrá lograr o no, pero sólo siendo honesto con lo que queremos se podrán alcanzar las cotas más altas. Y este Atleti, es honesto.        

1 comentarios :

Anónimo dijo...

¡Qué épico debió ser verlo en el estadio! Este año toca, este año sí :D

D*