martes, 13 de julio de 2010

Y el fútbol cumplió con su parte

Eran casi las once de la noche del 11 de julio de 2010 (¡Que lo hagan fiesta nacional!), las miles y miles de personas que abarrotaban la Castellana y sus aledaños, el Paseo de Recoletos y Cibeles no sabían cómo contener sus nervios. Los había afónicos, deshidratados, dando botes, al borde de un ataque de nervios... En general el sufrimiento era extremo y la mayoría intentaban contener la respiración pensando en que lo peor aún estaba por llegar: jugarse la final de un Mundial por penaltis.
Pero entonces llegó Iniesta, el futbolista más futbolista dentro del campo (eléctrico, ingenioso, clarividente, desequilibrante, elegante, descarado...) y menos “futbolista” fuera de él (humilde, tímido, sencillo, introvertido...) para fusilar al portero holandés “Skeletor” (Stekelenburg).
Su gol se teletransportó como un rayo, a la velocidad de la luz, y recorrió los casi 9.000 kilómetros que separan Sudáfrica de España para crear una explosión de júbilo nunca antes experimentada en nuestro país.
Jamás un gol fue cantado tan alto y de forma tan unánime por tantos, hasta el punto de que seguro que a los internacionales les debió llegar ese estallido.
Iniesta fue grande hasta en la celebración, luciendo una camiseta con el lema de “Dani Jarque siempre con nosotros”, en recuerdo del central del Espanyol fallecido hace casi un año.
Seguro que desde el cielo el capitán blanquiazul unió su voz a la de los 47 millones de españoles para celebrar el tanto.

INIESTA EL INEFABLE
Y es que Iniesta es un jugador incomparable. El único capaz de pasarse toda la prórroga liderando a la selección en busca de su logro más importante, pidiendo el balón sin descanso, y de, después, en las celebraciones, asegurar avergonzado que “si lo sé, no marco el gol”.
Un personaje bipolar, ciclotímico, capaz de erigirse como el auténtico protagonista con un balón en los pies, de la estrella que todo lo puede, apareciendo con vehemencia, y de esconderse más tarde en las celebraciones, buscando el papel de secundario, alejándose de los micrófonos como si quemaran.

“¡GRACIAS A INIESTA, ESPAÑA ESTÁ DE FIESTA!”
Así gritaba Madrid tras la victoria.
Una Madrid plural, cosmopolita, en la que colombianos, ecuatorianos, brasileños, marroquis o argentinos celebraban el triunfo desbocados como un español más...
Me tocó ver el partido en las pantallas gigantes de la Castellana, recogiendo los testimonios de la afición para Telemadrid. Cuando marcó el manchego, las caras de emoción de la gente eran indescriptibles, y había incluso quien no podía hablar.
Ya he comentado en otras ocasiones que no siento a la selección como al Atleti, no es una elección, simplemente es así, no se pueden controlar los sentimientos. Pero en el momento en el que Iniesta perforó la portería holandesa salté como el que más.

LA PRÓRROGA FUE CARDIACA
Hasta entonces, la pelota parecía negarse a entrar. En la prórroga, el propio Iniesta, Cesc y Navas rozaron el gol. Pero la defensa 'orange' y Stekelemburg lo evitaron, en dos casos con Villa en posición franca para marcar.
La media hora suplementaria tuvo toda la intensidad y la emoción que le faltó al partido.
En los 90 minutos, Casillas ahuyentó a los críticos con dos manos o mano providenciales, ambos ante Robben, en los que con su pierna derecha, primero, y sus manos, después, recogió los corazones españoles cuando estaban suspendidos en el aire.
La velocidad del ex madridista fue el único peligro holandés, rompiendo con su rapidez la línea de retaguardia roja.
No fue lo único que rompieron los tulipanes, con un juego sucio que dio mal ejemplo del repertorio holandés y que ofreció una triste imagen al mundo en tan magno momento.
Sólo la cabeza de Sergio Ramos (pletórico todo el Mundial) y una acción de Villa, que salvó un zaguero bajo palos, sacaron el "huy" de las gargantas españolas, que se mantuvieron muy tensas y calladas durante los 120 minutos...

DEUDA SALDADA
...Durante los 116, perdón. Con el gol de Iniesta estalló todo el país y el fútbol español saldó su deuda histórica. Ese derechazo cruzado zanjará los debates de por qué el Baloncesto, Nadal, Contador o Alonso consiguen éxitos que la selección de fútbol ni rozaba. Ya no habrá más preguntas de cuál es la razón de que los Sub-16, los Sub-18 o los Sub-20 ganen Mundiales y Europeos, y la Absoluta se estrelle cada evento en cuartos.
La cara incrédula y desorbitada de Íker Casillas levantando la Copa es el mejor reflejo del sentimiento de todo un país. Pero era real. Lo hemos conseguido. ¡Somos campeones del Mundo!

PD: Y tras ver estas increíbles imágenes, un pensamiento rondaba mi cabeza de forma incontrolable: ya sólo me queda por ver al Atleti campeón de la Champions.

4 comentarios :

futbollium dijo...

Vaya momento para aparecer Iniesta , cuando todo parecía que se iba a los penaltíes . De todas formas hay jugadores que nacen para grandes momentos e Iniesta es uno de ellos , tras el zapatazo de Stanford Bridge ahora se supera con el tanto que vale un mundial , que se dice pronto .

Un saludo

Nico García dijo...

Iniesta es el mejor, un máquina. No entiendo como no le dieron el Balón de Oro.

Marian Navarro. Educacion, nuestro empeño dijo...

Lo que a mí me gustaría saber es cómo puede llegar a la final de un Mundial un equipo que no juega, que va a romper no solo el juego del contrario, sino, si puede, piernas, rodillas y hasta costillas.
¿Alguien me ayuda a entenderlo?

amin dijo...

CAMPEONESS CAMPEONESS OEOEEOEEE!!!jamás lo hubiera pensado España campeona del mundo, k increible!!unbesooo