jueves, 28 de junio de 2012

La suerte del campeón (España 0-0 Portugal)

“Bueno, no se puede ganar siempre”, me transmitía mi padre resignado, intentando prepararse para la dolorosa derrota, después de que Rui Patricio detuviera el primer penalti a Xabi Alonso.
Segundos después, de nuevo estábamos metidos. Íker Casillas adivinaba la intención de Moutinho y el marcador seguía sin estrenarse.
“Si ganamos estos penaltis, es que definitivamente contamos con la suerte del campeón”, le adelantaba a mi padre antes de que comenzase la tanda.
TRAS DÉCADAS DE MALA SUERTE...
Y es que, tras casi 50 años de mala suerte, tras los goles anulados ante Corea (Mundial 2002), el penalti a las nubes de Raúl frente a Francia (Eurocopa 2000), la cantada de Zubi con Nigeria (Mundial 1998), los penaltis errados por Hierro y Nadal con Inglaterra (Eurocopa 1996), el fallo de Salinas ante Italia (Mundial 1994)... y tantos y tantos golpes de mala suerte que se pueden encadenar desde aquel único éxito hasta hace bien poco (la Eurocopa de 1964), ahora, las tornas han cambiado.
Ahora siempre sale cara. Ahora es Casillas el que para los penaltis a Italia o Portugal, es Iniesta el que marca en el último suspiro de una prórroga, es Cesc el que anota las penas máximas decisivas, y los postes escupen los disparos rivales (Bruno Alves) y mandan a las mallas los nuestros (Fábregas).

LA SUERTE INFLUYE Y DEL BOSQUE LE DA CANCHA
Es algo irrefutable que en este deporte la suerte influye. Y que no se puede llegar a la cima sin alguna dosis de fortuna. Pero también es cierto que Vicente del Bosque está permitiendo que esa suerte tenga un porcentaje presencial mayor respecto a lo que debería.
Con una generación que ha demostrado sobradamente que su dominio del balón es insuperable, está cortando sus alas y provocando que esa posesión sea infinita, pero estéril. Sin nadie que arriesgue ese último pase, sin un referente arriba que permita ese peligro vertical, sin ni siquiera dar presencia a las bandas más que en los minutos finales de cada encuentro. Condenando a nuestra selección a un eterno rondo horizontal abocado al 0-0 salvo cuando, por sorpresa, se rompe la zaga rival en un despiste puntual (el 1-0 en el último minuto ante Croacia) o en una subida circunstancial (la jugada de Jordi Alba y la aparición desde segunda línea de Alonso ante Francia. ¿Cuántas llegadas así ha protagonizado Xabi en su carrera?).

ESPAÑA ABURRE EN ESTA EUROCOPA
No he escrito nada sobre la Roja hasta hoy y debo reconocer que ha sido porque, en su mayoría, su juego en la Eurocopa me ha aburrido de forma soberana. Los partidos ante Croacia (aunque con el pase casi en el bolsillo) y ante Francia fueron soporíferos. Bien es cierto que los galos pusieron poco de su parte y los de Del Bosque se limitaron a guardar su renta. Pero me hubiera gustado ver el transcurso del encuentro si no hubiéramos marcado al cuarto de hora. ¿Habríamos esperado, como ayer, a la prórroga para arriesgar...?
Ante Italia fue un partido intenso, pero de escasas ocasiones (la mayoría generadas con la salida del vilipendiado Torres) y el 4-0 ante Irlanda se produce con la peor selección de esta Eurocopa enfrente.
Así que anoche afronté las semifinales con escasa ilusión (ya he comentado en ocasiones precedentes que las pulsaciones que me provoca el Atleti ni las asemeja la selección), pero uno se va metiendo en el partido.

GRAN PRESIÓN LUSA; ESCASAS OCASIONES
La presión lusa era asfixiante, con hasta cinco y seis hombres en campo rival, ahogando nuestra salida y no acosando con la mirada, como Francia hiciera en la cita de cuartos. España tenía la bola, pero le costaba llegar. Así, en un balón suelto Arbeloa lanzó por encima del larguero y después fue Iniesta el que rozó el gol tras un pase de Negredo, que la aguantó en el área después de un pelotazo de Alonso para salir de la presión.
Fueron las únicas llegadas de España en todo el primer acto, mientras que Portugal sólo inquietó con un disparo de Cristiano Ronaldo que salió rozando el palo izquierdo de Casillas tras una rápida contra...

SIN 9 NO HAY PARAISO...
En la segunda mitad el guión cambió poco. Portugal no se desinfló como muchos auguraban, y Del Bosque volvió al falso 9. Me ha dado bastante asco comprobar durante toda esta Eurocopa cómo cuando daba entrada a gente de banda (Navas o Pedrito) era para sacar el delantero (Torres o Negredo). Es triste ver a Jordi Alba o a algún extremo internarse y que no haya nadie en el área esperando el hipotético pase. Es triste tirar una contra y que sólo pueda ser conducida por el que la empieza (Iniesta) y un extremo (Navas) porque no hay nadie arriba para darla continuidad. Eso ocurrió anoche en los minutos finales del segundo tiempo.
Ni una sola ocasión acumuló España en toda la segunda mitad, mientras Portugal se encomendó a las faltas lejanas de CR7 (todas muy por encima del travesaño) y una peligrosísima contra en el minuto 89 que el crack de Madeira mandó a Cuenca cuando estaba solo. Luego hablaba de injusticia, pero si hubiera estado acertado, igual no hubiera tenido que lamentarse.

EN LA PRÓRROGA SE PROBÓ QUE SE PUEDE HACER MÁS
En la prórroga España demostró que podía hacer mucho más. En sólo media hora, Iniesta desbordó más que en los 90 minutos, Jordi Alba apuró línea de fondo más veces (en una espectacular jugada suya Iniesta remató a bocajarro y salvó Rui Patricio), Pedrito sumó su chispa y Navas también encaró y probó al portero luso.
En cada ataque, me daba más la sensación de que habíamos regalado toda una Eurocopa y que la Final se escapaba por no haber sido más valientes antes.

LOS ARRESTOS DE SERGIO RAMOS
Pero en la lotería de los penaltis a España le volvió a tocar el gordo. Y ahí la valentía que antes le faltó a Del Bosque, le sobró a Sergio Ramos.
Yo no le habría dejado lanzar. Jamás. El penalti fallado hace poco más de un mes ante el Bayern aún colapsaba su mente (de lo contrario nunca habría lanzado así). Puede que Ramos sea muy valiente (anoche no lo demostró), pero supongo que hay más valientes en la selección y sin la presión añadida con la que cargaba Ramos a la hora de ponerse frente a los once metros.
Sin embargo, Ramos tiró. Y pese a su condición de central y a que el mundo se le pudiera caer encima, tocó de forma sutil y al centro al estilo Panenka. Así, se garantizó al menos que no fuera PaCuenka. Después falló Bruno Alves y el resto ya es historia.

Historia la que está haciendo España, que tras una vida de primeras fases y cuartos, nos regala nuestra tercera Final en cuatro años. Veremos si la suerte nos sigue sonriendo. Pero la estamos tentando...

1 comentarios :

aNa L. GuZMaN dijo...

A ver si nos ponemos las pilas con Italia porque hasta la prórroga no se espababilaron y, tal y como dices, estamos tentando a la suerte...
El post muy bien, como siempre.
Un beso.