Acostumbrarse a ganar

Anoche el punto logrado por el Atlético de Madrid en el Ono Stadi creo que tiene una lectura muy positiva. No sé ustedes, pero creo que la mayoría de aficionados, y el propio equipo (que es lo fundamental) conforme pasaban los minutos y el 0-0 no se movía del electrónico, sentían el empate como un tropiezo. No fue la del final una sensación amarga porque la igualada del Mallorca llegase a falta de tres minutos, que también, sino porque venía masticándose como un mal resultado desde mucho tiempo antes.

Pese a lo mal que está el Mallorca (un conjunto muy plano y hosco a expensas de alguna genialidad de Giovani), en otros años un punto en la isla no habría sido visto como negativo. Sin embargo ahora, para un equipo que ha ganado en el Villamarín, Cornellá, Anoeta o Los Cármenes, un empate en el Ono Stadi no es lo que se venía a buscar. El “lo importante es puntuar” ha pasado a mejor vida como filosofía con el Cholo de entrenador.

ACOSTUMBRADO A QUE LE QUIERAN
El argentino ha convertido al Atlético en un equipo que no está acostumbrado a que no le quieran. Alguien que se ha habituado tanto al amor de la victoria que no puede aceptar un no por respuesta. Que persigue el te quiero de los tres puntos y que si recibe un portazo no se resigna a que algunas puertas se le cierren.
Raúl García dejó un nuevo regalo en la puerta del triunfo a falta de menos de 20 minutos. Parecía que el esfuerzo encontraría la recompensa de los tres puntos. Sin embargo, cuando el tiempo expiraba, Kevin dio con la puerta en las narices a los rojiblancos con un duro golpe en forma de mazazo tras una jugada embarullada. Y es que no siempre se puede ganar. Aunque duela.

NO SE NOTARON LAS BAJAS
Salió el Atlético de Madrid a Mallorca con las bajas de Falcao, Arda Turan y Miranda y, aunque así titulase Canal Plus al final del partido (“El Atleti echó de menos a Falcao”... Originalidad máxima), no se les echó en falta.
Simeone dispuso cuatro mediocentros en la zona ancha (entre los que me sorprendió que no estuviera Mario), con Adrián, una vez más desaparecido, y Diego Costa, que volvió a brillar, por delante.
La primera parte fue de claro dominio rojiblanco (30%-70%), pero los dos puntas caían a banda, con lo que el Atlético acababa atorándose en línea de tres cuartos sin una vía que desembocara en el área.
“Si la cosa va bien, esto huele a 0-1”, le vaticiné a mi padre. Casi acierto...

KOKE BRILLÓ; TIAGO, NO
Lo intentó Koke de gol olímpico en los primeros compases y, al borde del descanso, sacó un gran pase profundo para Diego Costa, que ganó por velocidad a la zaga bermellona, pero su chut cruzado lo salvó con el pie izquierdo Aouate. Fueron las dos más claras ocasiones de una primera mitad de sometimiento inconcluso, en el que volvió a desentonar Tiago. El portugués está gris, y sintomático fue un balón perdido por él en los primeros minutos en el que se “molestó” en bajar al trote, mientras tuvo que salir Godín al cruce a solventar la papeleta.
Los bermellones poco ofrecían. Nunes se pegaba con todos en defensa, Hemed no la olía, Giovani sólo apareció en el segundo tiempo, y Arizmendi... bueno, Arizmendi me sirvió para que le recuperara la pista, que se la perdí en el Getafe (ni recordaba que entre medias estuvo “cedido” en el Neuchatel suizo).

EL ATLETI APRETÓ TRAS EL DESCANSO
En el segundo tiempo el Atleti apretó un poquito más. Primero fue Filipe con un zurdazo lejano que rechazó Aouate; luego Raúl García con un testarazo al larguero en un corner; y poco después el propio Filipe Luis pone un pase de la muerte que se pasea por el área chica balear... sólo habían transcurrido 15 minutos, pero faltaba la pólvora.
Simeone metió a su habitual revulsivo, el Cebolla, mientras que Caparrós introdujo al a la postre autor del empate, Kevin.
El partido entró en una fase de duermevela que rompió Koke con un ruidoso zapatazo. Y un minuto después... saque de banda desde la izquierda, Diego Costa hace de Kiko y con dos recortes mágicos, a un lado, al otro, quiebra a Márquez y saca un zurdazo que repele Aouate. Al rechace, con el instinto de gol aguzado este año, Raúl García empuja a la red (0-1). Ocho goles del navarro (cuatro en Liga; dos en Copa y dos en UEFA) sin ser titular habitual. Pocos están valorando su campaña como se merece.
Parecía que la victoria estaba hecha, ante un Mallorca inoperante, y le comentaba a mi padre cómo los números de este Atleti eran de campeón y diez años atrás, por ejemplo, seguro que le habrían valido para serlo.

LA TRAPISONDA FINAL
Pero en los minutos finales la cosa se puso turbia. Hubo entradas feas, tanganas y trapisondas. Nunes vio una tarjeta, Diego Costa otra... y en uno de esos barullos, un balón que sobrevoló el área rojiblanca sin nadie que lo sacara, lo fue a despejar Filipe al lado contrario del área, donde Kevin lo recibió solo. Su chut abajo lo envenenó Cata y poco pudo hacer Courtois (1-1).
Aún pudo ser peor, y más cruel, el castigo, cuando Giovani estrelló una falta en el poste de Courtois (que se la comía) ya en el descuento.

El punto, como le dije a mi padre, poco supone a corto plazo. El Atleti se ha instalado en una posición en la que gane, pierda o empate, seguirá siendo segundo. Pero hay que seguir sumando de tres en tres para mantenerse arriba. Con esta ambición, estoy seguro de que se logrará. Querer es poder. Y este equipo se ha acostumbrado a querer. Y a que le quieran...