viernes, 9 de enero de 2015

Un derbi de otra época

OCTAVOS DE COPA- ATLÉTICO 2-0 REAL MADRID
Goles: Raúl García (penalti), Giménez (corner).
Minuto 1 de juego, corner botado por James, desajuste en la zaga rojiblanca y Sergio Ramos, solo, remata de cabeza a portería. ¿Gol? No. Se han quedado en los derbis de la década pasada. Oblak mete ambas manoplas y conjura el peligro.
Tenía miedo, lo reconozco. Tenía miedo de que Oblak fallara, de que el joven Lucas no diera la talla, de que a Saúl y Mario Suárez se los comieran Isco y Kroos.
Tomás Roncero, ese gurú del periodismo, escribió una columna para el día del partido con el siguiente título: “Torres verá que todo sigue igual por aquí”.
Reconozco que también tuve miedo de eso. De que, aunque fuera irracional pensarlo, con la vuelta del Niño pudieran también aparecer esos fantasmas del pasado tan ligados a la ansiedad, el complejo de inferioridad y el exceso de motivación mal canalizada que atenazó a los rojiblancos durante años ante el eterno rival.
Pero era absurdo. Claro que han cambiado cosas. En los derbis, ha cambiado todo.

EL DATO: TORRES Y ANCELOTTI, LOS MISMOS DERBIS
Fernando Torres nunca ha ganado al Real Madrid en nueve derbis”, repetían las radios y los telediarios. Y uno recordaba esos “el Atleti lleva nueve años sin ganar al Real Madrid... diez... once... doce...”.
Eso me respondía mi hermano cuando le quería explicar algo sobre que Torres nunca hubiera ganado al Madrid como colchonero: “Pero no sólo fue Torres, el Atleti se tiró casi 14 años sin ganar al Madrid ¿no?”.
Pero lo que yo quería era darle un dato mucho más elocuente.
Fernando Torres estuvo siete temporadas en el Atleti (dos de ellas en Segunda) y sólo jugó nueve veces contra el Real Madrid. Ahora acaban de decir en el telediario que Ancelotti, que apenas lleva año y medio en el Bernabéu, juega hoy su noveno derbi contra el Atleti (cuatro derrotas, dos empates y tres victorias para el italiano). Eso es la mejor prueba de cómo ha crecido este equipo. Antes ni jugaba en Europa. Ahora se cruza al Madrid cada año en finales de Champions, finales de Copa, Supercopas...”, le argumentaba.
Y es que el dato es contundente. Koke o Godín han jugado las mismas veces contra el Real Madrid en año y medio (tres de Liga, tres de Copa, dos de Supercopa y una de Champions) que Fernando Torres en siete temporadas...

MÁS VICTORIAS EN AÑO Y MEDIO QUE EN 20 AÑOS
Ese crecimiento, y el espíritu ganador inculcado a los rojiblancos por el Cholo Simeone (no quiero imaginarme qué será del Atleti cuando el argentino se haya ido) ha permitido, no sólo que nos enfrentemos a los más grandes de forma asidua, sino que les ganemos.
La de este miércoles fue la tercera victoria consecutiva contra el Real Madrid (1-0 en Supercopa; 1-2 en Liga; y 2-0 en Copa), algo que no se producía desde las temporadas 1949-50 y 1950-51 (con victorias por 1-0, 3-6 y 4-0 con el mítico Adrián Escudero como uno de sus artífices); y es la quinta en el último año y medio (sumando el 0-1 de la temporada pasada en Liga y el 1-2 de la Final de Copa del Rey de 2013).
En este año y medio, he visto más veces a mi equipo ganar al Madrid que en mis 20 años anteriores de vida. De 1992 al 16 de mayo de 2013 (día anterior a la Final de Copa del Bernabéu) el Atleti sólo ganó cuatro veces al Real Madrid: 1-3 en la 1999-2000; 3-1 en la 1998-1999; 0-2 en la Final de Copa de la 1991-1992; y 2-0 en Liga también en la 1991-1992.

POR HUEVOS QUE HOY GANAMOS
Y en esta ocasión el Atleti ganó al Madrid por huevos, algo que durante todos los años citados no tenía por qué tener en mayor medida el equipo blanco, pero sí solía ser así.
Fue un derbi de otra época porque el Atleti saltó al campo con cinco canteranos (Lucas, Gabi, Mario, Saúl y Torres) y con once hombres que mordieron por cada balón como si fuera el último.
Y eso que la primera parte fue mala. Muy mala. “Porque es un derbi, sino sería un tostón de partido”, le dije a mi padre en el descanso.
Al susto de Ramos en el primer minuto, se le unió otro al cuarto de hora, con un gol anulado a Bale por fuera de juego. Por suerte, Raúl García sacó rápido el balón de las mallas, y el Atleti lanzó un contragolpe vertiginoso que nos quitó el frío del cuerpo con un zurdazo ajustado de Griezmann que sacó Keylor Navas a corner. El “huy” terminó con un tío de la fila de arriba cayendo al suelo de la mía. Éste no tenía frío...
En el resto del primer acto todos los ojos estaban centrados en Torres (el riesgo de sacarle de titular) y ofreció lo que se podía esperar: voluntad sin límites y sobreexcitación, unidos a falta de ritmo y de acierto. Le faltan partidos.

EL PENALTI ROMPIÓ EL PARTIDO
La segunda parte fue otra cosa. Empezó como la primera, con susto del Madrid en un derechazo cruzado de Bale que se fue abriendo hasta perderse por poco, pero se desatascó por un penalti absurdo de Sergio Ramos sobre Raúl García.
Dice el sevillano que cada día le gusta más la Premier. Pero que sepa que si algún día se va a la liga inglesa, ahí también se lo pitan.
El de Camas agarra al navarro por la espalda y literalmente le tira. Podrá estar mejor o peor, pero Raúl García debe jugar cada derbi. Su forma de vivirlos, sus piques constantes (antes con Alonso, ahora con Khedira o con Ramos) justifican su presencia en el campo.
El navarro tiró el penalti de forma espectacular, ajustadísimo al palo izquierdo de Navas (1-0) y entre la sonora euforia de la afición pasó casi inadvertida la salida de Fernando Torres.
EL MADRID NO TIRÓ A PUERTA
De ahí al final, el Real Madrid dominó con claridad (ya con Cristiano en el campo), pero fue incapaz de crear ni una sola ocasión de peligro ante una presión asfixiante de los de rojiblanco, que rodeaban a cada hombre blanco con tres y cuatro indios.
Por si fuera poco, en el 75 Giménez conectó un perfecto cabezazo en otro corner (ha tenido buen maestro con Godín) y desató el delirio en las gradas (2-0). Era difícil soñar con un resultado mejor.
Y Torres volvió a casa. Y siete años después (o trece, según se mire) por fin ganó al Real Madrid. Y como en las grandes borracheras de victoria, la hinchada se marchó cantando el himno por los vomitorios del estadio. Pero esta vez la cogorza fue gorda, y aún continuaron los cánticos inundando las calles aledañas del Calderón. Disfruten. Acostumbrarse a ganar al Madrid es algo grande. Pero ojo, que dure poco la resaca. Hay otras dos cenas de Navidad cerca. Que sigan las fiestas.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Que noche...qué noche, como estaba estaba el Calderón. Se respiraba felicidad por los cuatro costados. Me costó dormir esa noche de la emoción y es que tengo que reconocer que aunque ya no soy un niño sigo viviendo al Atleti de una manera demasiado emocional. Me gustaría controlar ese sentimiento pero no puedo porque será ...papá ?

Anónimo dijo...

Viva el Atleti ¡VIVA EL ATLETI!