JORNADA 1 DE
CHAMPIONS- PSV 0-1 ATLÉTICO
Goles: Saúl
El paciente
llegó a la consulta con cierto recelo. Sabía que había hecho los deberes, que
los resultados estaban mejorando, volviendo a ser los que obtenía antaño, que
estaba trabajando bien... Pero había sufrido tanto los últimos meses. El golpe
había sido tan fuerte y estaba tan reciente... todavía tan fresco que podía
sentirlo... que realmente no estaba convencido de que estuviera curado. Era
consciente de que iba por la buena dirección, pero ¿de verdad estaba ya listo
para volver a caminar solo, con la fuerza y determinación que lo hacía antaño?
Volvía a
encontrarse con su mayor anhelo, la fuente de sus desvelos, el motivo de sus
sueños... pero a la vez su peor pesadilla. Aquello por lo que más había luchado,
su niña bonita, su prioridad absoluta, pero también su mayor azote, su trauma
más enquistado, su experiencia más ingrata.
Pero el
reencuentro era inevitable. Había que afrontarlo, volver a levantarse, mirarle de frente a los ojitos... Y ver lo que sentía.
Así salió el
Atleti a Eindhoven.
EL ATLETI
SALIÓ A POR EL PARTIDO
Salió
decidido a llevarse el partido. Los tres primeros minutos fueron un monólogo
rojiblanco, tocando con fluidez en su frente de ataque, sin dejar al PSV llegar
siquiera al medio campo. En ese tiempo, Filipe Luis (en un estado de forma
impresionante) ya se coló hasta la cocina y sólo la salida de Zoet evitó que se
plantara solo ante él, tras un pase profundo de Saúl.
EL ÁRBITRO
ESTUVO DE NUESTRO LADO
Sin embargo,
el PSV contestó con fuerza. Primero, Giménez salva al cruce una colada de
Narsingh (una pesadilla con su endiablada velocidad); y después, gol anulado a
De Jong por una supuesta falta previa en el salto de Héctor Moreno sobre
Filipe. Fue la primera de una serie de decisiones polémicas del árbitro inglés
Martin Atkinson, que nos benefició en todas ellas (excepto en el penalti).
DOMINIO Y
GOL DE SAÚL
Después, el
Atleti volvió a su dominio. Filipe Luis parecía más un extremo que un lateral,
y una de sus subidas terminó con un zurdazo ligeramente cruzado fuera de Koke.
Saúl avisó
con un par de cabezazos; Godín tuvo otro; y Gameiro lanzó desviado con la zurda
tras un gran control. Koke, como mediocentro puro, aparecía para distribuir con
criterio y alegría; mientras que Gaitán, por primera vez titular, lo intentó,
pero intervino mucho menos de lo esperado.
Por su parte,
el PSV sólo creaba peligro (aunque mucho) cada vez que Narsingh echaba a
correr. Godín y Giménez se las veían y se las deseaban para frenarle.
Pero la
mayor insistencia del Atleti tuvo premio. En el 41, Saúl conectó una preciosa
volea con la zurda tras una tijereta, al aprovechar un rechace (0-1). Fue un
golazo. El año pasado ya hizo tres en Champions, uno de ellos, ante el Bayern, siempre
quedará en el recuerdo.
A sus 21
años, Saúl se ha convertido en uno de los grandes pilares de este equipo. Salido
de la cantera, el ilicitano no tiene techo.
El gol se
manchó (nunca mejor dicho) porque antes de que Saúl empalara ese balón suelto,
Giménez empaló a Propper con un cabezazo que le hizo chorrear sangre. Difícil
de ver en directo (cabeza con cabeza), pero, a posteriori, las muestras de la
falta eran más que evidentes.
¡¿JAN, POR QUÉ NO
TE TIRASTE ASÍ EN MILÁN?!
No sé si
tanta sangre mareó al árbitro inglés, pero dos minutos después pitó un penalti
totalmente inexistente. Narsingh vuelve a colarse en área atlética explotando
su velocidad, Giménez va al suelo, pero el delantero de origen surinamés se
escora, cae él solito y el juez decreta penalti. Por fortuna, Dios reaccionó
ante tamaña injusticia y Jan Oblak detuvo la pena máxima a Guardado con una
gran estirada. "¡¿Por qué no te tiraste así en Milán?!", pensé yo y
la inmensa mayoría de los colchoneros. Pero hay que ir cicatrizando heridas y
dejar en el pasado lo que es pasado...
EL ATLETI
ADMINISTRÓ SU VENTAJA
Y así se
llegó al descanso. En el segundo acto, el Atleti supo administrar su ventaja.
Controló la mayor parte del tiempo, mientras que generó alguna contra con
peligro. En dos de ellas, Gameiro demostró que le puede la ansiedad.
Especialmente en la segunda, donde pegó un derechazo a las nubes tras una buena
jugada de equipo.
La
diferencia entre su confianza y la de su compatriota Griezmann es como la noche
y el día. Antoine tuvo una, tras gran asistencia de Tiago, y el 7 la metió para
dentro, pese a que luego fuera anulado por un justísimo fuera de juego (estaba
en línea...).
ALGO DE
SUFRIMIENTO AL FINAL
De ahí al
final, el Atleti se desinfló y se metió demasiado atrás, especialmente el
último cuarto de hora. Los holandeses buscaron siempre balones colgados a De Jong,
que remató un cabezazo arriba y en otra pidió penalti por una mano de Godín.
En el último
minuto, un testarazo picado del uruguayo Gastón Pereiro a punto estuvo de
suponer el empate. Pero le salió centrado y la blocó Oblak. No hubiera sido
justo. El Atleti siempre puso más y,
pese a las decisiones arbitrales, manejó el partido y fue superior a los
holandeses.
EL ATLETI
VUELVE A CAMINAR
Con el débil
Rostov y el todopoderoso Bayern en el grupo, la victoria en Eindhoven era
capital para encarrilar la clasificación. Cumpliendo en el resto de jornadas,
el Atleti será mínimo segundo. Pero este Atleti siempre quiere más, y ya ha
demostrado en Holanda que siempre, siempre se levanta.
Y entonces, terminada una intensa sesión, su terapeuta le miró con una sonrisa satisfecha y le dijo: estoy
contento con tu evolución. Tienes el alta clínica.
Y el Atleti,
sonrió por dentro, se sintió un poco más en paz, y siguió caminando. Una vez más. Y
como siempre.
0 comentarios :
Publicar un comentario