El Atlético de Madrid ganó a uno de los mejores equipos de la Liga española desplegando un juego notable y superándole en todas las facetas;
Sergio Agüero y Diego Forlán volvieron a marcar ambos en un mismo partido (Algo que no ocurría desde la jornada 12...), y, ojo, el uruguayo lo hizo a pase de Reyes.
Y tercero, y a mi juicio más reseñable, la afición del Atlético de Madrid, comandada por buena parte del Frente Atlético, gritó en reiteradas oportunidades en contra de la directiva, aún cuando el equipo iba ganando.
Esta vez nadie se podrá agarrar a que la grada cobra un mal resultado a la directiva y centran sus iras contra Gil Marin como si fuera el culpable del 1-2 del Valencia (como se escribió hace tres semanas).
Con el equipo ganando 1-0 y desarrollando un buen juego se escuchó el “Gil c...., fuera del Calderón”, “Estoy hasta los huevos de la familia Gil”, “Que se vayan, diles que se vayan” y “Somos nosotros, Atleti somos nosotros”... Algo que se repitió en la segunda mitad ya con el 3-1.
La mecha está encendida, y esta vez tiene visos de ir en serio.
BUENA SALIDA Y GOLAZO DE REYES
Como contra el Athletic, el Valencia o el Sevilla, el Atleti salió mejor que su rival y, esta vez sí, encontró su recompensa pronto.
José Antonio Reyes, en un estado de forma excepcional, avanzó desde la línea de tres cuartos y, tras un recorte, se sacó un zurdazo mágico con una rosca exquisita que se alojó en la escuadra derecha de Diego López (1-0). Golazo desde 20 metros del utrerano, que lleva cinco en las últimas diez jornadas.
Anoche Vicente Del Bosque no estuvo en el Calderón (sí lo hizo la jornada anterior contra el Sevilla), pero espero que tenga apuntado con letras rojas el nombre de José Antonio Reyes, porque creo que ya ha hecho méritos más que suficientes para volver a enfundarse la roja.
El utrerano no está por debajo del nivel de Cazorla o Jesús Navas y creo que ha llegado el momento de que un rojiblanco vuelva a ser internacional con España, algo que no ocurre desde hace tres años...
Como contra el Athletic, el Valencia o el Sevilla, el Atleti salió mejor que su rival y, esta vez sí, encontró su recompensa pronto.
José Antonio Reyes, en un estado de forma excepcional, avanzó desde la línea de tres cuartos y, tras un recorte, se sacó un zurdazo mágico con una rosca exquisita que se alojó en la escuadra derecha de Diego López (1-0). Golazo desde 20 metros del utrerano, que lleva cinco en las últimas diez jornadas.
Anoche Vicente Del Bosque no estuvo en el Calderón (sí lo hizo la jornada anterior contra el Sevilla), pero espero que tenga apuntado con letras rojas el nombre de José Antonio Reyes, porque creo que ya ha hecho méritos más que suficientes para volver a enfundarse la roja.
El utrerano no está por debajo del nivel de Cazorla o Jesús Navas y creo que ha llegado el momento de que un rojiblanco vuelva a ser internacional con España, algo que no ocurre desde hace tres años...
GRAN DESPLIEGUE, LIDERADOS POR TIAGO
Antes del gol, por cierto, hubo tiempo incluso para que Musacchio cometiera un penalti sobre el Kun Agüero que Iturralde González obvió. Cuatro penaltis nos han escamoteado este año contra los amarillos. Por fortuna, esta vez no hubo que lamentarlo.
Y no hubo que lamentarlo porque el Atleti puso todo lo que hay que poner para vencer un partido. Dominó el juego liderados por un Tiago que en las últimas fechas está creciendo (veremos si volvemos a escamotearle una cesión a la Juve con tal de no pagar un duro...), hizo una fuerte presión que evitó que los jugones del medio campo del Villarreal tocaran con comodidad, los laterales doblaron a sus extremos con asiduidad (grandísimo partido de Filipe Luis, el mejor desde que es rojiblanco) y nuestros puntas estuvieron muy activos, logrando el premio del gol que se les había negado en tantos encuentros.
Los primeros 20 minutos de los rojiblancos fueron muy buenos, y merecieron el segundo tanto. La oportunidad más clara la tuvo Forlán, con un disparo al lateral de la red tras un balón que él mismo recuperó. Tras hacerlo, pidió perdón al Kun Agüero, que estaba solo en el segundo palo. Un gesto que se repitió en otra ocasión, y que denota que el uruguayo no las tiene todas consigo.
Antes del gol, por cierto, hubo tiempo incluso para que Musacchio cometiera un penalti sobre el Kun Agüero que Iturralde González obvió. Cuatro penaltis nos han escamoteado este año contra los amarillos. Por fortuna, esta vez no hubo que lamentarlo.
Y no hubo que lamentarlo porque el Atleti puso todo lo que hay que poner para vencer un partido. Dominó el juego liderados por un Tiago que en las últimas fechas está creciendo (veremos si volvemos a escamotearle una cesión a la Juve con tal de no pagar un duro...), hizo una fuerte presión que evitó que los jugones del medio campo del Villarreal tocaran con comodidad, los laterales doblaron a sus extremos con asiduidad (grandísimo partido de Filipe Luis, el mejor desde que es rojiblanco) y nuestros puntas estuvieron muy activos, logrando el premio del gol que se les había negado en tantos encuentros.
Los primeros 20 minutos de los rojiblancos fueron muy buenos, y merecieron el segundo tanto. La oportunidad más clara la tuvo Forlán, con un disparo al lateral de la red tras un balón que él mismo recuperó. Tras hacerlo, pidió perdón al Kun Agüero, que estaba solo en el segundo palo. Un gesto que se repitió en otra ocasión, y que denota que el uruguayo no las tiene todas consigo.
El propio Reyes también protagonizó una gran ocasión, en un eslalon hasta línea de fondo que salvó un defensa tras dejar atrás a dos zagueros.
EN LA CALMA, EMPATA EL VILLARREAL
Tras este periodo, el partido entró en una fase de mayor calma, que desembocó en el empate del Villarreal.
En una falta muy protestada en la frontal, Rossi enganchó un zurdazo que se coló por el ángulo derecho del portal colchonero (1-1). El italiano se sacó un gran disparo, aunque hay que apuntar que era el palo de De Gea.
Fueron los peores momentos para los madrileños, ya que el Villarreal comenzó a crecerse liderado por un Borja Valero excepcional.
Como en partidos precedentes en casa, dio la sensación de que, pese a encontrarnos con un Atleti voluntarioso y ofensivo, cualquier envite rival tumbaba sin mucha dificultad a los rojiblancos.
Tras este periodo, el partido entró en una fase de mayor calma, que desembocó en el empate del Villarreal.
En una falta muy protestada en la frontal, Rossi enganchó un zurdazo que se coló por el ángulo derecho del portal colchonero (1-1). El italiano se sacó un gran disparo, aunque hay que apuntar que era el palo de De Gea.
Fueron los peores momentos para los madrileños, ya que el Villarreal comenzó a crecerse liderado por un Borja Valero excepcional.
Como en partidos precedentes en casa, dio la sensación de que, pese a encontrarnos con un Atleti voluntarioso y ofensivo, cualquier envite rival tumbaba sin mucha dificultad a los rojiblancos.
ENORME SEGUNDA PARTE
Sin embargo, la segunda parte del Atlético de Madrid fue encomiable. Desde el primer minuto salió decidido a por el triunfo, y un gol anulado a Forlán fue el avisó de las intenciones atléticas.
Los de Quique Sánchez Flores (que debió irse a casa más ancho que largo por el apoyo de la afición) jugaron con una intensidad, una presión y una garra desconocidos esta temporada.
Tiago y Elías (que fue titular) fueron parte importante en esta faceta, con una labor de presión que ahogó al submarino amarillo. Gente como Cazorla o Cani apenas aparecieron sobre el tapete rojiblanco.
El Kun Agüero, desequilibrante como siempre, estuvo cerca del gol en un zurdazo cruzado.
Después fue Forlán, por dos veces, el que probó la seguridad de Diego López. La primera, tras romper a la zaga castellonense por el centro, con un derechazo cruzado que repelió a corner el meta amarillo; y la segunda, en una buena volea tras un corner que le salió al centro.
El uruguayo acumulaba merecimientos para lograr romper la alarmante sequía que le atenazaba (un gol en las últimas 14 jornadas de Liga...).
Sin embargo, la segunda parte del Atlético de Madrid fue encomiable. Desde el primer minuto salió decidido a por el triunfo, y un gol anulado a Forlán fue el avisó de las intenciones atléticas.
Los de Quique Sánchez Flores (que debió irse a casa más ancho que largo por el apoyo de la afición) jugaron con una intensidad, una presión y una garra desconocidos esta temporada.
Tiago y Elías (que fue titular) fueron parte importante en esta faceta, con una labor de presión que ahogó al submarino amarillo. Gente como Cazorla o Cani apenas aparecieron sobre el tapete rojiblanco.
El Kun Agüero, desequilibrante como siempre, estuvo cerca del gol en un zurdazo cruzado.
Después fue Forlán, por dos veces, el que probó la seguridad de Diego López. La primera, tras romper a la zaga castellonense por el centro, con un derechazo cruzado que repelió a corner el meta amarillo; y la segunda, en una buena volea tras un corner que le salió al centro.
El uruguayo acumulaba merecimientos para lograr romper la alarmante sequía que le atenazaba (un gol en las últimas 14 jornadas de Liga...).
AGÜERO Y FORLÁN HICIERON JUSTICIA
Pero el que dio primero fue el Kun. Filipe Luis puso la guinda a su gran partido con una jugada excepcional. Se marchó de Cani tras un bonito recorte, se vino al centro, donde tiró una buena pared con Elías, y levantó la pelota magistralmente para asistir a Agüero. El argentino ganó el espacio a Musacchio y superó sutilmente a Diego López con una bonita parábola. Golazo (2-1).
El tanto hacía justicia al importante despliegue que estaban realizando los rojiblancos, y en esos momentos comenté a mi padre y a los de alrededor que lo que ahora faltaba era el gol de Forlán.
A los diez segundos de terminar de decir estas palabras, el uruguayo tocaba al centro con Reyes e iniciaba un rápido desmarque, el utrerano debió equivocarse de compañero (según algunos medios), y devolvió una rápida pared al charrúa para dejarle solo ante Diego López, al que superó con el exterior de su bota derecha (3-1).
Por delante, 20 minutos para el disfrute de un equipo y una hinchada que no ganaban en el Calderón desde hacía casi dos meses.
La ocasión más clara del Villarreal la sacó De Gea con una mano prodigiosa, pero la jugada había sido anulada por fuera de juego.
Los de Juan Carlos Garrido no ofrecieron ningún viso de reacción y Forlán y Juanfran pudieron poner el cuarto en sendas contras rapidísimas.
Pero el que dio primero fue el Kun. Filipe Luis puso la guinda a su gran partido con una jugada excepcional. Se marchó de Cani tras un bonito recorte, se vino al centro, donde tiró una buena pared con Elías, y levantó la pelota magistralmente para asistir a Agüero. El argentino ganó el espacio a Musacchio y superó sutilmente a Diego López con una bonita parábola. Golazo (2-1).
El tanto hacía justicia al importante despliegue que estaban realizando los rojiblancos, y en esos momentos comenté a mi padre y a los de alrededor que lo que ahora faltaba era el gol de Forlán.
A los diez segundos de terminar de decir estas palabras, el uruguayo tocaba al centro con Reyes e iniciaba un rápido desmarque, el utrerano debió equivocarse de compañero (según algunos medios), y devolvió una rápida pared al charrúa para dejarle solo ante Diego López, al que superó con el exterior de su bota derecha (3-1).
Por delante, 20 minutos para el disfrute de un equipo y una hinchada que no ganaban en el Calderón desde hacía casi dos meses.
La ocasión más clara del Villarreal la sacó De Gea con una mano prodigiosa, pero la jugada había sido anulada por fuera de juego.
Los de Juan Carlos Garrido no ofrecieron ningún viso de reacción y Forlán y Juanfran pudieron poner el cuarto en sendas contras rapidísimas.
DESPEDIDA
Por entonces, el Kun Agüero ya no estaba en el campo, tras marcharse a falta de dos minutos entre una atronadora ovación. Puesto en pie, tributé al argentino el homenaje que se merecía, con un sabor amargo ante la sensación de que cada día está más cerca de la despedida.
Con el pitido final, el último grito que se escuchó en el Manzanares fue el “Gil c... fuera del Calderón”. Quizá se produzca un cuarto milagro, y sean otros los que se despidan...
Por entonces, el Kun Agüero ya no estaba en el campo, tras marcharse a falta de dos minutos entre una atronadora ovación. Puesto en pie, tributé al argentino el homenaje que se merecía, con un sabor amargo ante la sensación de que cada día está más cerca de la despedida.
Con el pitido final, el último grito que se escuchó en el Manzanares fue el “Gil c... fuera del Calderón”. Quizá se produzca un cuarto milagro, y sean otros los que se despidan...
PD: Para celebrarlo, me fui a tomar una copa a una carpa instalada en Getafe con motivo del carnaval ataviado con mi chandal y mi bufanda del Atleti. He de decir que el disfraz tuvo mucho éxito ;)
3 comentarios :
Jajaja, muy buen disfraz Jose.
A mi me gustó mucho que se gritase tras cada gol, y que se animase sin parar. Recuerdo pocos días de la gente tan enchufada esta temporada.
Si el equipo pone de su parte, está claro que estamos deseando apoyarles.
Saludos desde Paseo Melancólicos
Gran noche Don Jose. Vuelve el equipo a jugar al futbol y la afición demuestra que ni los buenos resultados sirven de anestesia.
Un saludo
El Atleti en estado puro. Reyes tiene una calidad que no es normal. Y la Rubia, será rubia, pero no veas cómo juega...
Saludos desde La Escuadra de Mago
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