sábado, 19 de abril de 2014

Nadie merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar

La frase es de Gabriel García Márquez, que nos dejó este jueves a los 87 años. Uno de los mejores nos deja entre su enorme legado el realismo mágico de Macondo, ese lugar inventado por Gabo en “Cien años de soledad” (probablemente el mejor libro que haya leído jamás) y que ya pertenece al imaginario colectivo.
escritores de la historia se ha marchado y
Realismo mágico es lo que están consiguiendo el Cholo Simeone y sus futbolistas esta temporada en el Atlético de Madrid.
Atrapados en la vorágine del “partido a partido” los aficionados del Atlético de Madrid encaramos cada cita con la “obligación” de ganar, y más aún contra un Elche que lucha por la permanencia (15º a tres del descenso). “No se puede fallar contra el Elche”, sentenciaba la gente cuando los minutos corrían y corrían con el 0-0 inamovible. Pero si miramos con un poco de perspectiva, lo que está haciendo este Atleti es absolutamente mágico. No son los tres puntos de anoche contra el conjunto ilicitano, al que en condiciones normales se debe ganar cada año, sino que con esta victoria son ocho consecutivas (la mejor racha de la temporada junto con el inicio del campeonato, hasta que se perdió en la jornada nueve con el Espanyol) con un bagaje inmaculado de trece goles a favor y sólo uno en contra (en San Mamés).
El Atlético de Madrid suma 85 puntos y si la semana que viene gana en Mestalla superará los 87 puntos de la Liga del Doblete. Ese año tuvo cuatro jornadas más... (42).
A principio/mitad de campaña estaba convencido de que si esta Liga era de 100 puntos (como las dos últimas) el Atleti no estaría en disposición de ganarla. Pero los rojiblancos aún pueden sumar 97, y si terminan ganando este título probablemente alcanzarán al menos los 94.

NO HABÍA ENTRADAS...
La ola de optimismo que genera este equipo hizo que anoche mi amigo Jorge (madridista, pero amante del buen fútbol, que este año es sinónimo de Atlético de Madrid) no pudiera presenciar in situ el encuentro conmigo, ya que no quedaba una sola entrada ni en el primer ni en el segundo anfiteatro... (ni fondos, ni lateral). Por la mañana vi en la web que ya se habían agotado las más baratas, pero me confié pensando en que encontraría sin problemas en taquillas de las de 45 euros (35 con el descuento a abonados). Cuando llegué al estadio, no había localidades por menos de 65 euros... para un Atlético de Madrid-Elche.
Así que le tocó verlo en un bar esperando la posterior celebración, mientras que yo me dispuse a encarar con mi padre 90 minutos de sufrimiento... especialmente los 71 primeros...

CONFIABA EN UNA VICTORIA FÁCIL
No pensaba ni por asomo que al Atleti le fuera a costar tantísimo esta victoria. Los rojiblancos encaraban el partido con una larga semana de descanso por tercera vez en todo lo que va de 2014. Esta circunstancia sólo se había repetido antes en el 2-2 con el Madrid (una semana después del 3-0 en Pamplona); y el 0-2 al Betis (el día que recuperamos el liderato) tras el 1-0 al Espanyol siete días antes.
Con lo cual, confiaba en que el Atleti pudiera dejar atrás los apretados resultados precedentes y, “frescos”, conseguir un triunfo holgado. Y así creía el Calderón que ocurriría cuando en los diez primeros minutos Diego Costa estrellaba un zurdazo en el lateral de la red; obligaba a Manu Herrera a salir valiente a sus pies; y no encontraba rematador en un pase de la muerte, tras un recorte, después de una preciosa triangulación colchonera con pared entre Koke y Tiago y un exquisito taconazo de Filipe Luis para habilitar a su compatriota.

UN ELCHE VALIENTE
Sin embargo, esas primeras tentativas dejaron paso a un Elche (que salió muy valiente al Calderón, presionando arriba y buscando el gol) que acumuló tres clarísimas ocasiones.
A los 25, Courtois sacó a corner un zurdazo lejano de Javi Márquez; en el saque de esquina, el meta belga repelió en dos tiempos un cabezazo picado de Sapunaru; y cinco minutos más tarde, Carles Gil remató alta una ocasión franca.
El Atleti sólo fue capaz de responder con un centro de Juanfran que cabeceó mal Diego Costa y que no acertó a remachar Villa en boca de gol. Era el minuto 42. Y llegó el descanso. Y la desazón.
Un día más, el estómago, cerrado, me impidió comerme todo el bocata en el intermedio...

EL RITUAL DEL PENALTI...
Un intermedio que dejó en el vestuario a Adrián, sustituto de Arda (ojalá llegue con el Chelsea), al que ya se le pasó el subidón del día del Barça.
El que por fortuna no se baja de la cresta de la ola es Raúl García. Su estado de confianza también se prolonga en una picaresca que le permitió meter el decisivo gol ante el Villarreal saltándose la ley, y también es capaz de forzar penaltis o faltas como el de anoche. Sólo iban cuatro minutos de la reanudación cuando se anticipó a Sapunaru en un centro pasado y ante un leve empujón se dejó caer en el área.
El penalti fue en mi fondo, y abrí bien los ojos para asistir al ritual de quién lo tiraría, ante el debate de si debe hacerlo Villa o Diego Costa, que lo reabrió la pasada jornada al fallar su cuarto penalti de ocho.
Según señaló el punto fatídico Clos Gómez, Villa se fue decidido a por el balón. Sin embargo, Gabi fue más rápido, y se dio una carrera (este chico no descansa ni en los penaltis) para coger la bola y dársela a Diego Costa. “Tómalo, es tuyo”, debió decirle. Sin embargo, los fallos de Costa alimentan el hambre de Villa, que se acercó al hispano-brasileño y le pidió lanzarlo. No puso muchos reparos un Diego Costa que debió pensar que así se ahorraba el “marrón” de arriesgarse a fallar otro penalti, y éste tan decisivo. Así que lo tiró Villa... y lo falló Villa.
Desde que se originó este debate (Villa ya marcó un penalti en Granada después de que Diego Costa hubiera fallado el primero ante el Celta) siempre he sido partidario de que los tire el Guaje. Pero lo tiró muy centrado y se lo sacó Manu Herrera, ante mi desesperación. Haber metido esta temporada cinco penaltis de diez (sin contar el que después sí metería Costa) es para preocuparse...
El asturiano intentó resarcirse cinco minutos después con un remate en plancha que acabó en gol, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego. Cinco minutos más tarde estaba fuera del campo. Diego y Sosa entraron por él y Koke en unos cambios muy tempraneros.

MIRANDA NOS HIZO RESPIRAR
El reloj avanzaba a ritmo de vértigo y lo único que se movían eran las tarjetas por varias patadas a Diego Costa. Hasta que en el minuto 71, 50.000 corazones rojiblancos latieron aliviados cuando Miranda conectó un perfecto cabezazo cruzado en el segundo palo a corner de Sosa (1-0). El chio desde luego sabe cuándo meter los goles (además del gol de la Final de Copa, este año marcó el primer gol del Atleti en Champions).
Así que de ahí al final, pese a que el Elche volvió a hacerse con la manija del juego durante algunos minutos, las ocasiones más claras fueron dos cabalgadas de Diego Costa, que aún extenuado fue capaz de obligar a Manu Herrera a sacarle un mano a mano y a Sapunaru a provocarle un penalti.
“Como también falle éste verás”, me dijo mi padre. Pero yo sabía que no lo fallaba. Y posiblemente tiró su mejor penalti del año para engañar al meta ilicitano y poner el 2-0.

RESERVEN SUS LÁGRIMAS
Y el Calderón cantó, y bailó, y mi padre me dijo lo bonito que era salir de esa forma cada día del estadio, “después de tantos años saliendo con caras largas”.
En el bar, le dejé a un amigo mi abono para que pueda conseguir una entrada para ir a Stamford Bridge. “El partido contra el Barça fue para mí el mejor día de mi vida como rojiblanco, estuve a punto de llorar. ¿Tú no?”, me decía. Y la verdad es que no. Ya que la última vez que lloré por el Atleti fue cuando por fin, catorce años después, volvimos a levantar un título en aquella noche de UEFA en Hamburgo. Algo me dice que este año habrá que contener las lágrimas.
“Nadie merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar”. Pero sí están justificadas si son de alegría, Gabo.

2 comentarios :

Luis dijo...

Gran crónica y gran homenaje al gran Gabo. Ojalá tu amigo tenga la oportunidad de llorar de alegría en Stamford Bridge porque signifique que hemos llegado a la segunda final de Copa de Europa de nuestra historia.

Un saludo rojiblanco!

Bocha dijo...

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