JORNADA 37- LEVANTE 2-1 ATLÉTICO
Goles: Fernando Torres.
El
pasado jueves tuve la suerte de acudir a la primera jornada de Cultura en rojo
y blanco, donde tuve la oportunidad en una charla de conocer facetas muy
interesantes de Filipe Luis (es cinéfilo, apasionado por las series y la
lectura, y un tipo culto. Los medios hacemos algo mal cuando somos incapaces de
dar a conocer a la persona, más allá del futbolista. Y más cuando sobresale) y
de disfrutar de una noche sabinera con Pancho Varona.
Lo
hice en muy buena compañía, rodeado de buena gente atlética. Entre ellas, un
chico al que he conocido gracias a mi libro de Godín, y que se declara seguidor
de mi blog, me comentaba acerca de nuestras posibilidades de ganar la Liga:
"Y eso que te pasaste un montón de partidos diciendo: adiós a la Liga.
Después de pinchar con el Sevilla, el Barça, el Sporting... Escribías: la Liga
está perdida...". Y era verdad.
¿CUÁNTAS
VECES DIJIMOS ADIÓS?
Lo
pensé durante unos segundos y me dije: tiene toda la razón del mundo. Soy de
los que vio la Liga totalmente perdida en múltiples ocasiones, porque jamás
imaginé que el Barça fuera a fallar tantísimo. Y repasando mis titulares, uno
constata que me dejé llevar por el pesimismo (justificado): "Miedo",
titulé tras el 0-0 con el Sevilla; "El orgullo intacto, la Liga
perdida", tras caer en el Camp Nou; o "Decir adiós", tras la
inesperada derrota en El Molinón. En muchas de esas crónicas, incluso en
posteriores cuando la cosa parecía más cerca (en "Mantener viva la
ilusión", tras golear 5-1 al Betis) mi diagnóstico era claro: la Liga era
un im-po-si-ble. Y es mejor no empeñarse cuando algo es imposible. Sin embargo,
un atlético jamás se rinde, y el lema del "Nunca dejes de creer" es
el que nos ha llevado a llegar tan lejos.
NO
SE PUEDE JUGAR A DOS BANDAS...
La
Liga es el día a día, esa ilusión que te lleva a levantarte con fuerza cada
mañana y con un objetivo que perseguir. Es la gasolina que te da vida. El
Atleti ha estado luchando por esa ilusión durante más de ocho meses. Pero no se
puede jugar a dos bandas. Eso está al alcance de muy pocos, y este Atleti, al
fin y a la postre, ha perdido la Liga contra dos equipos que el año que viene
estarán en Segunda, el Sporting y el Levante, porque venía cansado física y
mentalmente de haber estado peleando por su otro amor sólo tres días antes:
visitó El Molinón la semana después de la prorroga y la interminable tanda de
penaltis con el PSV, y este domingo cayó en Levante tras la maratón
futbolística vivida en Múnich.
COMO
SI HUBIERAN JUGADO CON NOSOTROS
Y
esta vez ya es de verdad. El adiós es definitivo. Las matemáticas no engañan y
la puerta de la Liga está cerrada. En cierto modo, es como si el FC Barcelona
hubiera jugado con nosotros. Falló de forma consecutiva cuando nadie lo
esperaba. Empató en Villarreal y perdió de forma encadenada con Real Madrid,
Real Sociedad y Valencia. Se acercó a nosotros hasta el máximo límite que pudo
hacerlo (empatado a puntos, sólo salvado por el goal average), nos puso la miel
en los labios, pero cuando ya no podía permitirse ni un fallo más... volvió a
alejarse. Desde entonces, 21 goles a favor y cero en contra (0-8 al Depor, 6-0
al Sporting, 0-2 al Betis y 5-0 al Espanyol) son números más que contundentes
que hablan a las claras de que, aunque lo pareció durante algún tiempo, este
Barça no quería regalarnos la Liga. Tuvo sus dudas (muchas), nos hizo
ilusionarnos, pero a la hora de la verdad, se marchó. Y la Liga, pues, se va
con otro, ya que, pese a que el Madrid sigue por medio, los culés no van a
pinchar ante un Granada que goleó en Sevilla (partido amañado, por cierto) y se
ha salvado matemáticamente.
EL
GOL TEMPRANERO NO AYUDÓ
Y
eso que el Atleti marcó en el minuto uno en el Ciutat de Valencia. De nuevo
funcionó la conexión Koke-Torres. El vallecano asiste en profundidad y el
fuenlabreño se la pica a Mariño en la salida (0-1). Y durante seis minutos,
soñé con un Atleti campeón. Lo que tardó Messi en sacarnos del sueño con un
golazo de falta en el Camp Nou. Pero en realidad el Atleti no despertó. El
Atleti siguió durmiendo. El tempranero tanto hizo a los rojiblancos confiarse,
dando la victoria por segura. Pero el Levante no se rindió. Y no puede ser que
un equipo descendido a Segunda también acumule más posesión que tú (55%-45%).
UN
LEVANTE MUY "PROFESIONAL"
No
es cuestión de llorar ahora, pero el Atleti ya estuvo a punto de perder la Liga
hace dos temporadas ante un Levante que no se jugaba nada (acabó décimo) y este
domingo la perdió definitivamente. Lo que algunos aplauden como comportamiento
profesional a mí me huele a otra cosa...
A
la media hora de juego, en una gran internada del colombiano Cuero, Casadesús
cabeceó inapelable a la red (1-1). No reaccionaron los colchoneros antes del
descanso, a excepción hecha de una colada de Correa que cerca estuvo de introducirse
en propia puerta David Navarro. Pero menos aún despertaron en el segundo acto.
INOPERANCIA
Y SUICIDIO
Simeone
sacó a Griezmann y a Carrasco por Correa y Augusto, y todos esperábamos un
efecto similar al del partido con el Rayo (Griezmann marcó según entró). Pero
no ocurrió. Los minutos iban pasando y la inoperancia del Atleti crecía. Las
piernas estaban pesadas y las ideas eran nulas.
Sólo
en el último cuarto de hora los rojiblancos tocaron a rebato, pero apenas les
sirvió para que Mariño se luciera ante Griezmann, tras una buena contra
conducida por Carrasco.
Y
el Atleti se suicidó. Volcado, cada contra del Levante se producía en
superioridad y parecía mortal... Hasta que nos mató. En el 89, dos para uno de
Morales y Rossi contra Savic (lento) y el italiano define para poner el 2-1 y,
para más inri, quitar el récord de Zamora menos goleado de la historia a Oblak
(ahora con 18 goles está igualado con los números de Liaño en la temporada
1993-94).
CAMPANA
Y SE ACABÓ
Así
que se acabó. Ahora sí. Como Simeone (sancionado) desde una ventana por la que presencias ese cumpleaños al que no te han invitado y no te dejan pasar, el Atleti dijo adiós a la Liga.
Fue bonito mientras duró. Muy bonito. Llegar con
opciones hasta la penúltima jornada ha sido algo que hace dos meses nadie
habría imaginado. Pero toca despertarse. Hay que levantarse y afrontar nuevos
retos. Porque, por fortuna, este Atlético que nunca deja de creer siempre tiene
un nuevo reto al que agarrarse. Una nueva meta por la que pelear para
levantarse de una decepción. Y, como ya dije la semana pasada, si la vida es
justa (y a veces lo es) el Atleti conseguirá su premio dentro de tres semanas.
Porque, a veces, cada uno recibe lo que merece. Y ahora más que nunca, en esto,
no quiero dejar de creer.
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