Goles: Griezmann.
Cuenta el Antiguo Testamento de la Biblia que Goliat era un
gigantesco soldado filisteo de una altura aproximada de seis codos y un palmo (2,90 metros) que acampó
junto a sus huestes en Efes-damim y retó al ejército de Israel a que presentara
a un hombre que luchara contra él en un combate cuerpo a cuerpo. Durante 40
días, nadie en la tropa israelita del Rey Saúl (muy apropiado. Jamás
olvidaremos ese golazo en la ida que ha valido medio billete para la Final) se
atrevió a aceptar tamaño desafío.
Transcurrido ese tiempo, un pastorcillo de la tribu de Judá,
David, que destacaba en talentos y buen semblante, hizo frente al reto. Y
valiéndose de una honda, lanzó una piedra que impactó en la cabeza de Goliat,
le derribó, y le degolló con la propia espada del gigante.
La historia de David contra Goliat es conocida en todo el
mundo como un ejemplo de audacia, de valentía, y de cómo derrotar a un rival
más fuerte haciendo uso de otras armas. A nadie en la época, ni con el paso de
los siglos, se le ocurrió censurar por qué David hizo uso de una honda en vez
de exponerse al cuerpo a cuerpo, espada con espada, y batirse el cobre contra
la cota de malla de más de 5.000 siclos (unos 57 kilos) de Goliat y frente
a la hoja de hierro de siete kilos de su lanza.
EL BAYERN, UN GOLIAT EN EUROPA
El Atlético de Madrid no es David. No es un pastorcillo a
priori indefenso. Pero, sin duda, el Bayern de Múnich es un Goliat en Europa.
25 Bundesligas, 17 Copas, cinco Champions, dos Intercontinentales, una Recopa y
una UEFA adornan un brillante palmarés para un club con casi 500 millones de
euros de presupuesto (el quinto más alto de Europa, por detrás de Real Madrid,
Barcelona, Manchester y PSG). Un equipo en el que juegan los
mejores futbolistas del campeón del mundo, Alemania (Muller, Neuer, Lahm,
Gotze), y muchos de los más insignes futbolistas del planeta (Lewandowski,
Ribery, Robben, Vidal, Xabi Alonso...).
Pese a ello, muchos critican hoy que el Atlético de Madrid
no derrotara al Bayern de Múnich jugándole de poder a poder, de tú a tú, a cara
descubierta; y le reprochan que lo hiciese empleando sus armas: un contragolpe
letal, una defensa férrea e impenetrable, y una lucha, una brega y una
intensidad al alcance sólo de aquellos que pelean con el alma.
LA ENVIDIA VA TAN FLACA Y AMARILLA...
Pretenden que el Atlético gane apelando al jogo bonito
cuando el estilo de juego y los futbolistas que componen uno y otro equipo son
diametralmente opuestos. Pero poco se habla de la primera parte en el Calderón,
con aquel golazo de Saúl, en la que pudo sentenciar Griezmann con otro mano a
mano que salvó Neuer, y en la que el Bayern se marchó sin hacer ni un solo
disparo a puerta. Como diría Quevedo: La envidia va tan flaca y amarilla porque
muerde y no come.
El Bayern es mejor equipo, asumámoslo, jugaba en su estadio,
ante más de 70.000 espectadores, y tenía que remontar. Con lo que era obvio que
dominaría el choque, y era más que previsible que tocaría sufrir. Y mucho.
Por ello celebré con esperanzas cuando los germanos no
hicieron su primer tiro a puerta hasta el minuto 20, en una dejada de Muller a
Lewandowski que salvó Oblak con su salida. Comenzaba el recital del esloveno.
Después hizo un paradón a un disparo envenenado de Ribery. Pero más tarde no
pudo hacer nada ante una falta de Xabi Alonso que rebotó entre las piernas de
Giménez y le descentró (1-0).
SE LE NOTARON LOS 20 AÑOS A
GIMÉNEZ
No tuvo su noche el uruguayo, al que sólo dos minutos más
tarde se le notaron sus 20 años y agarró de forma tan absurda como descarada a
Javi Martínez, al que le perdió la cara, en un saque de esquina. Un penalti que
pudo costar una Final de Champions. Y quiero recordar que ya el año pasado fue
Giménez (recién entrado) el que perdió el sitio y no tapó el disparo definitivo
de Chicharito con el que se decidió la eliminatoria.
Por fortuna, esta vez el Goliat del Atleti fue Oblak, que se
agigantó para detener el penalti de Muller. El fallo supuso un mazazo para un
Bayern que ya no volvería a disparar hasta el descanso, aunque no provocó una
reacción en los colchoneros, que apenas tiraron a portería por medio de Gabi en
un par de intentos lejanos en los primeros minutos.
GRIEZMANN, CRECIMIENTO DE ÉLITE
Hacía falta más en el segundo acto. Y el Atleti cazó una
contra mortal. En apenas cuatro toques. Cuando Griezmann se la dejó de cabeza a
Torres tras un gran pase largo de Koke, supe que esa jugada acababa en gol.
Perfecto pase filtrado del Niño entre Alaba y Javi Martínez y definición de
crack de Griezmann, al palo corto de Neuer (1-1). Había reclamado mayor peso
específico de Griezmann antes de los cruces con el Barça y el Bayern, después
de que con el PSV y en algunos partidos de Liga hubiera fallado manos a mano
importantes. Tras estas eliminatorias, el francés ha dado un paso más en su
crecimiento como futbolista de élite. Chapeau para el galo. El grito que pegué
para celebrar el tanto estuvo a la altura del que dio Gabi en el campo. El
capitán representa con su furia, su garra y entrega lo que cada atlético
sentimos fuera del césped. Como lo representa Koke. Para mí, el mejor tras
Oblak. Estuvo en todas partes. Aguantó la posesión, forzó córners de la nada, y
apareció en defensa en múltiples ocasiones, de cabeza, con el pie, por arriba,
yendo al suelo... Con Koke, el Atleti jugó en Alemania con doce.
QUINCE MINUTOS DE SUFRIMIENTO
Con el 1-1 ya me veía en Milán. Era el resultado por el que había apostado en la previa. Pero el Bayern es mucho Bayern. A cuarto de hora para el final, Vidal ganó por arriba a Filipe y asistió para que Lewandowski remachara en el segundo palo a placer (2-1). Quedaba cuarto de hora de sufrimiento infinito. Quince minutos interminables (20 con el añadido) en los que todavía Oblak dejó otra parada para el recuerdo, en una estirada imposible para repeler un disparo de Alaba que de nuevo había envenenado un rebote.
Con el 1-1 ya me veía en Milán. Era el resultado por el que había apostado en la previa. Pero el Bayern es mucho Bayern. A cuarto de hora para el final, Vidal ganó por arriba a Filipe y asistió para que Lewandowski remachara en el segundo palo a placer (2-1). Quedaba cuarto de hora de sufrimiento infinito. Quince minutos interminables (20 con el añadido) en los que todavía Oblak dejó otra parada para el recuerdo, en una estirada imposible para repeler un disparo de Alaba que de nuevo había envenenado un rebote.
QUE NO LO TIRE TORRES...
Quince minutos en los que Fernando Torres pudo sentenciar.
El Niño fue objeto de un penalti (fuera del área) con el que Javi Martínez le
paró en una cabalgada poderosa. Y quiso ser el héroe, cuando Gabi le preguntó
si lo lanzaba él. "Joder, lo quiere tirar Torres", le anuncié a mi
padre con una sonrisa nerviosa. Y lo falló. Lo paró Neuer, porque no iba mal
tirado. Pero no es desde los once metros donde Fernando Torres ha encontrado su
gloria deportiva y, sinceramente, habría preferido que lo lanzase Gabi.
SIMEONE, EL NERVIO QUE LO
ARRASTRA TODO
La gloria se consigue luchando. Y este Atlético de Madrid la
ha obtenido de la mano de un entrenador que vive cada partido como si lo
estuviera jugando. Verle empujar al delegado de campo (por feo que estuviera)
por no haber conseguido que se hiciera antes el cambio de Savic, o verle patear
el balón de forma imaginaria en la banda, con ese tic incontrolable del jugador
que nunca ha dejado de ser, le hacen a uno sentirse orgulloso del hombre que
lidera este proyecto y que, sin duda, es el auténtico artífice del éxito sin
precedentes de este Atlético de Madrid. Finalista de la Champions por segunda
vez en dos años. Su nervio, su garra, su pasión, lo arrastra todo y a todos.
Hasta la victoria.
SI EL FÚTBOL ES JUSTO...
El Atleti está en Milán. Y si el fútbol es justo, deberá
levantar allí su primera Copa de Europa. Contra el eterno rival. Por la derrota
en Heysel en el minuto 120 en 1974; por el minuto 93 de Lisboa de hace dos
años; por haberse cargado a dos de los mejores equipos de este continente (Barcelona
y Bayern) mientras otros llegaban a la Final de Champions jugando la Europa League. Porque
se lo merecerán los miles de la grada que lloraron hace dos años, y los Godín,
Juanfran, Filipe, Koke, Gabi, Tiago... que lo hicieron sobre el césped. Porque
el fútbol nos la debe, hace mucho. Porque el Atlético de Madrid va a escribir
esa página que le falta... y va a ser el 28 de mayo de 2016... en Milán... en
San Siro.
1 comentarios :
Vi el partido en un pueblo cerca de Rennes (Dinan), y en el bar en el que estaba, con la bufanda puesta como debe ser, la gente iba mayoritariamente con el Atleti, probablemente por Griezmann. También podrían haber apoyado al Bayern por Ribéry, aunque supongo que ese hombre ya está más visto y en Francia un equipo español siempre cae mejor que uno alemán. En todo caso, fue agradable ver que Patri y yo no fuimos los únicos que quedaron contentos con el resultado :)
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