Cuando alguno de ustedes haya leído el
título de mi crónica puede que se haya asustado al pensar a qué
diantres de perdición me refiero, cuando el Atlético de Madrid del
Cholo Simeone está protagonizando un inicio del camino (el mejor de
su historia) que ahora mismo le llevaría a la gloria.
El título responde a la película
homónima en la que Michael Sullivan (Tom Hanks) se ve obligado a
huir con su hijo mayor para escapar de la muerte, después de que
éste fuera testigo accidental de un asesinato. Sullivan es un
asesino a sueldo que ha hipotecado toda su vida al servicio del
gánster John Rooney (Paul Newman), y que tras este incidente se ve
abocado a ir vengándose de todos aquellos que le han llevado a esa
situación y que pueden poner en peligro su vida.
UN ATLETI VENGADOR
Cual Tom Hanks en Camino a la
Perdición, el Atlético de Madrid se ha convertido en un vengador
implacable que va ajusticiando a aquellos que en los últimos años
más le han hecho sufrir.
En sólo cuatro días ha finiquitado,
en su propia casa, a dos de los verdugos que más le han castigado en
la historia reciente. El sábado fue el Real Madrid (0-1), de quien
no hace falta volver a recordar los casi 14 años de afrentas; y este
martes ha sido el Oporto, equipo que nos dejó fuera de la Champions
en nuestras dos últimas participaciones (2008-09- Octavos- 2-2 y
0-0; y 2009-10- Fase de grupos- 2-0 y 0-3).
Por este motivo, cuando en los minutos
finales del choque de O Dragao observaba por TVE las caras
desangeladas de los aficionados lusos, sentía una especial
satisfacción por las veces que han sido ellos los que nos dejaron
con ese gesto de desolación.
O DRAGAO, UN FORTÍN
Y eso que la tarea no fue nada
sencilla, ya que en los primeros minutos del encuentro el Oporto fue
un vendaval. No en vano, el conjunto portugués (doble campeón de
Europa en el 87, con Futre, y en el 2004, con Mourinho) no había
perdido ni un solo partido de la Champions en casa en las dos últimas
temporadas. Lo ganó todo en la 2012-13: 3-2 al Dynamo de Kiev; 3-0
al Dinamo de Zagrev; y 1-0 al PSG, en la primera fase; y 1-0 al
Málaga, en octavos, que luego le remontaría en La Rosaleda (2-0); y
peores resultados, pero invicto, en la 2011-12: 2-1 al Shakhtar
Donestsk, y empates con el Zenit Sant Petersburgo (0-0) y el APOEL
(1-1), que sería la sorpresa del grupo pasando a octavos empatado a
puntos con el Zenit (9) y dejando al Oporto tercero con 8.
El año anterior, la 2010-11, hay que
recordar que fue campeón de la UEFA Europa League de la mano de
Falcao, entre medias de nuestros dos títulos.
A ello hay que añadirle que el Oporto
lleva más de 70 partidos sin perder en su estadio en la liga
portuguesa, lo cual tiene un gran mérito, pese a ser una liga menor.
EL OPORTO EMPEZÓ ARROLLANDO
Espoleado por ese carácter
ganador como local, en los primeros compases eran los lusos los que
acorralaban al Atleti en su área. La zaga rojiblanca achicaba
balones como podía, pero no era capaz de llegar a medio campo, donde
el Oporto, muy fuerte físicamente, cortaba todo posible avance.
Fruto de este dominio llegó el 1-0, en
una falta lateral en la que el goleador de los lusos, el colombiano
Jackson Martínez, ganó la posición a Godín y cabeceó a la red.
Lejos de reaccionar, el Oporto siguió
asfixiando al Atleti y Lucho González y Danilo remataron por encima
del larguero, mientras que Tiago desvió un disparo duro de Varela.
Mientras tanto, en el Atleti Leo
Baptistao ofrecía ímpetu y movilidad, pero imprecisión, y la única
vez que se vio a Villa fue para ser objeto de un pseudo sombrero del
intrépido Helton, paradigma de guardameta capaz de lo mejor y de lo
peor (ya lo demostró comiéndose un gol de Forlán hace cuatro
temporadas).
EL ATLETI SE SACUDE EL DOMINIO
La primera ocasión del equipo español
llegó en un tiro de Raúl García a la parte superior de la red...
desde medio campo. El navarro probó fortuna viendo a Helton
adelantado y a punto estuvo de cantar bingo.
Seguramente no fue esa jugada la que
cambió el rumbo del partido, pero desde entonces el Atleti se
sacudió el dominio portugués. A los pocos minutos, el propio Raúl
García deja pasar un centro de Juanfran y Arda, con tiempo para más,
la pega arriba desde la frontal.
A sólo cinco del intermedio, una vez
más Raúl García cabecea un corner de Gabi y la pelota se estrella
en el larguero.
Esa acción daba pie a la esperanza,
pero el Oporto quiso demostrar que su repertorio ofensivo no había
acabado y antes del descanso un trallazo abajo de Varela lo sacó
Courtois con la pierna izquierda.
GODÍN ENMIENDA SU ERROR
El segundo acto comenzó con un corner
del Oporto, pero la tónica iba a ser similar a la de los minutos
finales. Los rojiblancos tenían más posesión y fruto de ella
Filipe Luis (que cada día se atreve con más cosas) llegó hasta la
cocina y se sacó un zurriagazo lamiendo el poste.
El Atleti saltó al campo sin Villa
(síntoma de que el asturiano no tiene el peso que debería. Y más
sin Diego Costa anoche) y el Cebolla Rodríguez engordando el medio
campo. A la primera que tuvo el uruguayo hizo uno de sus clásicos
arranques de furia por la derecha y se marchó de dos, pero quiso
animarse con un tercero y ya fue demasiado.
Fue un compatriota suyo, Diego Godín,
el que encontró su premio. Falta lateral colgada al área por Gabi,
mala salida de Helton (la de arena) y Godín cabecea a la red (1-1).
Se lo merecía el central charrúa, tras fallar en el gol luso y
porque ya han sido varios los remates este año que no han encontrado
puerta por poco.
El partido entró entonces en una fase
de pausa. El empate era positivo para el conjunto español, y más
tras los estragos de los primeros compases, y el bando portugués
parecía haber perdido la efervescencia del inicio.
El que dicen mejor jugador del Oporto,
el colombiano Juan Quintero, entró en el minuto 70 y dio muestras de
su peligro en una potente falta que mandó fuera por centímetros y
que yo vi dentro.
EL ATLETI ECHÓ MANO AL REVÓLVER
Y entonces... entonces el Atleti echó
agarró el revólver para terminar la labor
que había venido a hacer a O Dragao.
mano a las cartucheras y
La primera bala fue para Raúl García,
que tras una exquisited de Arda Turan (caño y pase entre líneas de
mago para dejarle solo), la pegó con la zurda y se encontró con
Helton, con tan mala fortuna de que encima se hizo un esguince al
doblarse el pie de apoyo.
La segunda la tuvo Miranda. La misma
que mandó a la jaula frente al Madrid en la final de Copa y en la
jornada inaugural ante el Zenit esta vez no vio puerta.
Y la tercera... la tercera no fue una
bala. Fue un obús.
Mientras debatía sobre si tiraría
Gabi o Filipe, el capitán la adelanta rasa para Arda Turan, el
turco, cual pillo de patio de colegio, abandonó el tumulto del punto
de penalti para plantarse solo a la derecha de la barrera, y allí
recibe y zapatazo a las mallas (1-2).
El gol fue tan bello, tan inesperado, y
tan importante, que vale la pena obviar las dudas sobre su posición
adelantada.
El Atleti ha tachado un nuevo objetivo
en su lista de cuentas pendientes. Al final del papel, aparece una
Copa de Europa perdida allá por 1974...
1 comentarios :
La peli bestial, pero el final tristísimo...
Espero que el Atleti sea el hijo.
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