Goles: Miranda (falta), Godín (corner); Pablo Hernández, Nolito (penalti).
El 24 de mayo de 2014, pasadas las diez y media de la noche, el corazón de miles de atléticos se rompió en pedazos. Después de 93 minutos de resistencia heroíca y de ser campeones de Europa durante casi una hora, Sergio Ramos perforó la meta atlética y las ilusiones de los rojiblancos, que en su gran mayoría supieron que no hacía falta jugar la prórroga.
Eran las tres y media de la tarde en
México, cuando un crío de 23 años recién cumplidos, que apenas
cinco meses antes había expresado su deseo de dar el salto al fútbol europeo tras el Mundial, recibía el gol del andaluz en Twitter del
siguiente modo: “Goooool del Real Madrid!! Y lo repito, esto no se
acaba hasta que se acaba!!”.
@Raul_Jimenez9 tiene más de 900.000
seguidores en Twitter, donde se define como jugador “actualmente”
del @Atleti. Pero meses antes del citado tuit ya había expresado en
alguna ocasión, textualmente, “Yo soy del Real Madrid”.
¿SE PUEDE PERDONAR A JIMÉNEZ?
¿Puede perdonarle tal afrenta un
aficionado del Atlético de Madrid? Sí, sin duda. Con goles,
entrega, sacrificio y un gran rendimiento.
Raúl Jiménez viene con una pesada
rémora que será imposible de quitarse si no empieza a cumplir
pronto los citados requisitos.
“Que le quiten ya”, reclamaba
Alberto, un niño de doce años, cuando sólo iban disputados 15
minutos... “¡Pero dala con los cuernos!”, le pedía otro cuando
no llegaba a un balón aéreo. “Éste en el mercado de invierno ya
sale cedido”, vaticinaba un tercero y, ojo, que he leído esa posibilidad
por ahí. “Es malísimo. Hay que empezar ya una campaña contra
frijolito”, me comentaba otro amigo...
¿Anoche no se ganó al Celta por culpa
de Raúl Jiménez? No. ¿Habría estado tan en el ojo del huracán de
no tener los precedentes citados? Tampoco. Pero el chico no está
demostrando ser precisamente un portento.
LOS PECADOS DEL MEXICANO
Pese a medir 1,90, no gana balones por
arriba (Raúl García en 20 minutos se llevó más juego aéreo que
él en 80 minutos); no es un jugador de brega (en una jugada en la
primera parte, Koke vino desde la banda y estuvo más rápido en la
presión que él, que estaba a dos metros del defensa); no es veloz,
ni habilidoso, y se le intuye que puede ser un buen rematador, pero
aún no lo ha demostrado.
A los cinco minutos, Koke rompió a la
zaga celeste por el centro, le dio un pase raso a Jiménez en la
frontal, y disparó a las nubes.
A los 38 no remató por poco un buen
centro de Griezmann.
A los 62 cabeceó bien una falta
colgada por Gabi... y marcó, pero el árbitro lo anuló por fuera de
juego. Estaba adelantado medio cuerpo.
Y a los 77 Raúl García le dejó en la
frontal del área chica, casi para empujarla, pero se la tiró al
cuerpo a un Sergio que hizo un partido sobresaliente.
Y LOS PITOS
Cinco minutos más tarde se fue
sustituido por Cerci y recibió algunos pitos de la grada. Pitos que
parecía haber querido ahorrarle Simeone cuando cuarto de hora antes
quitó a Griezmann (muy incisivo, sobre todo en el primer acto) y fue
él el que se los llevó por el cambio.
Ha habido quien se ha echado las manos
a la cabeza e incluso ha criticado estos pitos. Al estadio se va a
animar, sí. Pero en un acto puntual como un cambio, creo que el
público tiene derecho a expresar su conformidad o desacuerdo, igual
que en una plaza de toros se abuchea o se pide una oreja con pañuelos
blancos en función de la actuación del torero.
En el caso de Raúl Jiménez, le
definiría con una palabra: tierno. Y es que quizá sus años en el
América, portando la palabra Bimbo en el pecho, le han pegado la
característica ternura con la que publicitan su pan de molde.
NO FUE EL ÚNICO TIERNO
Por desgracia, el mexicano no fue el
único que estuvo tierno ayer en el Calderón. En el minuto 20, un
centro pasado de Planas sin destinatario aparente fue acompañado con
la vista por Godín, confiado en que su par no llegaría, y,
lamentablemente, Moyá decidió acompañar ese balón no con la
vista, sino con el cuerpo, y dejó la portería vacía en busca de un
balón que creía que acunaría mansamente en sus manos. Pero
mansamente la pelota donde descansó fue en la red, después de que
el par de Godín, Pablo Hernández, estirara su pierna derecha como
el que saca la mano por la ventana a ver si llueve, y conectara
suevamente el esférico con su espuela (0-1). No sé si fue un golazo
o un churro, pero el Celta se adelantó.
Me veía en crisis cuando los vigueses,
que dominaron en algunas fases de la primera parte, tocaban en medio
campo arrancando incluso algún olé de los cientos de célticos que
se desplazaron al Calderón.
EL ARTE DE LA PIZARRA
Sin embargo, el Atleti le dio la vuelta
al partido con un arte que ha convertido en oficio mecánico: el
balón parado. Aunque ya es una virtud criticada por nuestros
detractores (la afición madridista), el año pasado los goles a
balón parado no fueron tantos. En Liga, logró de esta suerte doce
de sus 77 tantos. Fue el que más goles consiguió de esta
forma, pero no por una diferencia apabullante (el Madrid hizo así
once dianas, las mismas que el Athletic).
Pero este año está abusando. En el
30, Koke la pone de falta y Miranda prolonga con la derecha a la red
(1-1). En el 40, Gabi cuelga un corner y Godín, imperial, cabecea a
las mallas con autoridad (2-1). Cinco goles en Liga, cuatro a balón
parado. La pizarra funciona.
Al descanso uno caía en la cuenta de
que momentáneamente nos situábamos líderes en solitario y soñaba
con pasar el sábdo noche en lo más alto. Pero no.
OTRO PARTIDO RARO
Si el de Atenas fue un partido raro, el
de ayer no lo fue menos. Recién iniciado el segundo acto, Planas
hace un control orientado con el tacón en el flanco izquierdo del
área. Lo más que podía haber sacado era un centro desde línea de
fondo. Pero Miranda se esperaba ese autopase tan poco como Godín el
espuelazo de Pablo Hernández, y le encimó tanto que según se dio
la vuelta el lateral celeste chocaron. Penalti. Absurdo, pero
penalti. Nolito, que acababa de entrar en el campo y por su clase no
entiendo cómo no es titular fijo, transformó la pena máxima con
maestría (2-2).
Quedaba un mundo por delante y el
Atleti puso empeño en pos de la victoria. Raúl Jiménez tuvo las
mencionadas ocasiones; Griezmann sacó un derechazo centrado (en la
primera parte tuvo dos muy buenas); Koke casi marca en un centro
chut; Sergio sacó un paradón a cabezazo de Tiago; y hubo otro gol
anulado a Raúl García por fuera de juego en el último minuto. Se reclamó un penalti a Cerci, y el fondo norte protestó con vehemencia una posible mano dentro del área.
Al final, el Celta, que ya dio mucha
guerra el año pasado, arranca un punto del Calderón, algo que la
temporada pasada sólo lograron Barcelona, Sevilla, Real Madrid y
Málaga, en la taquicárdica penúltima jornada.
Si el Barça gana en Levante, la
distancia con el líder será de cuatro puntos, algo que no pasó en
toda la temporada pasada (el Atleti nunca estuvo a más de tres
puntos del primero). Y ya expuse mi teoría sobre un Atleti “cazador a largo plazo”.
El Atleti deberá evitar más
partidos raros y que ciertos jugadores dejen de estar tan tiernitos.
Como con Bimbo, alguno aún necesita un “doble horneado”.
PD: Por cierto, ¿se imaginan a Raúl Jiménez celebrando de esta guisa (como en la foto) su primer gol en el Calderón?
2 comentarios :
A los jugadores hay que darles tiempo, Griezmann tampoco es el de la Real Sociedad pero poco a poco lo va siendo. En el caso de Jiménez también le pasa lo mismo y Cerci y todos los nuevos. A Jiménez no se le puede exigir como a un crack. Y Simeone si no equivocara sería Dios y en ocasiones se equivoca que es lo normal. Así que hay que esperar un poco y ya está
Yo lo que creo que tuvimos muy mala suerte de cara al gol. De todas las ocasiones que has reseñado si hubiese entrado una estaríamos ahora pisando los talones al Barça. Pero tanto el sábado como el miércoles pasado en Atenas el balón no quiso entrar en los momentos oportunos. No lanzo la alarma pero necesitamos marcar goles. Y ojo, que muchos de los que se fallaron o paró el portero fueron en jugada.
De Raúl Jiménez, pues no sé que pensar. A mi lo que me esta gustando, y mucho, es la conexión Arda-Griezmann. Y Cerci cuando se enchufe va a colocar muchos de esos balones que tanto a Raúl Garcia (o a Jiménez) y Mandzukic les encanta.
Aun así esto acaba de empezar. Seguimos invictos y ya espera el Almería.
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