El Atleti se instala en la depresión

Minuto 62 de partido, Diego Forlán baja a recibir al círculo central. Hace un recorte, dos... Raúl García y Mario Suárez esperan varios metros atrás, ninguno corre a prestarle auxilio. Arriba, Agüero está perdido en una banda, mientras que Simao y Reyes también están tapados... No hay movilidad, no hay opciones, no hay alternativas, ni ideas... el horizonte es un oscuro túnel en el que al final se vislumbra... la nada...

VOY A COMPRARME UN COCHE
El sábado por la tarde vi el Levante-Atlético de Madrid en la Castellana... Supongo que es mal sitio para hacerlo, pero me encontraba por la zona porque estuve en el concesionario Seat Castellana Motor donde estoy barajando la posibilidad de comprarme un Seat Ibiza Style de 2009 (un seminuevo con 14.000 kilómetros) por 9.700 euros. No sé mucho de coches, y por lo que me he informado este mismo vehículo nuevo cuesta en torno a los 14.000 euros, cifra a la que no pretendo llegar. ¿Cómo lo ven amigos? ¿Me recomendarían otro coche nuevo o seminuevo que no pase de los 12.000 euros...?
En fin, podríamos tirarnos el post entero hablando de coches, que seguro que nos llevábamos menos berrinches. Pero yo también podía haberme pasado toda la tarde mirando vehículos con mi novia, pero a las seis menos veinte nos fuimos corriendo a un bar a ver al Atleti.

ATLETI, QUIÉN TE HA VISTO...
Allí vi el partido al lado de un hombre de unos 70 años. Un hombre que era joven en la época en la que Adelardo o Luis Aragonés levantaban Ligas con regularidad, y a punto estuvieron de lograr una Copa de Europa, un hombre que vio a Gárate lograr tres Pichichis o al Atleti ganarle tres Copas al Real Madrid en su propio estadio...
Un hombre que este sábado vio cómo a su Atleti le metía gol en el minuto dos de juego un recién ascendido como el Levante. Un corner despejado blando por De Gea es bombeado al corazón de la portería por Xavi Torres y allí, casi en la línea, Nano empuja de cabeza a la red (1-0), ante el desconcierto general de la defensa colchonera, que se va de vacaciones dejándose el grifo abierto... un suicidio.
El reseñado abuelo comenta que menuda vergüenza, que el equipo va cuesta abajo, pero que es normal, sin ninguna organización, ni dignidad, ni dirección, ni entrenador...
Mientras tanto, el Levante es el que lleva el dominio y amenaza con el segundo. Un equipo que encaraba el choque 15º, a un punto del descenso y con sólo tres victorias, ponía contra las cuerdas al Atlético de Madrid, el cuarto presupuesto más alto de la Liga española.

EL LEVANTE NOS PONÍA CONTRA LAS CUERDAS
Por dos veces Caicedo roza el gol, especialmente en la segunda con un disparo que lame el palo; y, minutos más tarde, Xisco Nadal burla a Antonio López con facilidad pasmosa y su pase de la muerte lo salva a bocajarro De Gea tras remate de Rubén Suárez.
El esperpento era total. Un Atlético, al que se esperaba herido tras las derrotas ante Espanyol y Aris, no era capaz de pasar de medio campo, mientras que el Levante se hacía acreedor del segundo.

Y EL VALIENTE QUIQUE SE CARGA A ASSUNÇAO
El narrador comenta que la mueve Assunçao, “uno de los cerebros del equipo”, lo que provoca las risas del hombre a mi vera: “Cerebro, dice...”. Las mismas risas deben resonar en el cerebro de Quique, que decide retirar al brasileño a la media hora de juego. Una pieza clave los dos últimos años al que ha relegado al banquillo los cinco últimos partidos, y al que ayer hirió de muerte.
Es curioso cómo Quique se ha cargado ya a dos de los puntales del año pasado escudándose en sus problemas de “cabeza”. Sus declaraciones el viernes atacando al entorno de Domínguez “que traen a un futbolista bloqueado mentalmente y al que están haciendo mucho daño” todavía hoy me sorprenden y me indignan. Es muy fácil arremeter así contra un chaval de 20 años. Pero todavía no le he escuchado decir nada de Simao, que anoche hizo un partido lamentable. Supongo que el portugués o Forlán irán a mejores psicólogos que los pobres Assunçao y Domínguez.

EL ÚNICO TIRO A PUERTA... Y LA SENTENCIA
La única ocasión del Atlético llegó tras una falta colgada al área que rechazó mal Reina. La pelota cayó a pies de Antonio López, que la estrelló en un defensa, y el posterior disparo de Forlán lo salvó a corner el portero granota.
Con la llegada del descanso uno ensoñaba con que los rojiblancos alargaran el tímido arreón final. Pero lo que nos encontramos tras la reanudación fue un mal despeje de Godin que dejó solo a Caicedo, y De Gea tuvo que tapar con el pie el 2-0; una patada al aire de Ujfalusi, al que Juanlu mareó constantemente y que cerca estuvo de acabar en gol del extremo levantinista; y la llegada de la sentencia definitiva.
El propio Juanlu asistió con la exquisitez de Michael Laudrup y Caicedo definió por la escuadra como el mejor Raúl (2-0). Pero no, no estábamos ante el Real Madrid de Valdano, sino frente al Levante de Luis García.
Si que el Atleti remontara un 1-0 a la Real hace dos semanas fue casi un milagro, pretender remontar un 2-0 es como que te toque la Lotería dos veces (aunque tengo un amigo al que le ha pasado...).

SÓLO AGÜERO
Pero en el Manzanares no somos muy de loterías, con lo que el partido fue agonizando entre un equipo satisfecho por el trabajo bien hecho, y otro desquiciado, sin coraje y sin alma. Sólo el Kun Agüero intentó que esto no estuviera acabado, con una buena jugada por la izquierda que acabó en remate alto de Forlán, y un par de disparos tras revolverse que terminaron centrados. “Si yo fuera el Kun me iría”, comentó el señor. Tranquilo que en breve le bajarán la cláusula y así será, pensé yo apesadumbrado.

ULTIMÁTUM PARA QUIQUE
Me comentaba un amigo que tras ganar la UEFA y la Supercopa de Europa todavía hacían falta muchos 2-3 que dilapidaran el crédito de Quique. Anoche sumó un 2-0, que ya deja al equipo fuera de la UEFA y octavo en Liga a ocho puntos de Champions y con el Barça casi doblándonos la puntuación. ¡Ojo, en la jornada 14!
El sábado vendrá el Depor. 30.000 masocas acudiremos al Calderón a pasar frío (probablemente sean muchos menos). Pero al menos me alegra que ése será el primer ultimátum. Con una derrota sonará un réquiem. Eso sí, no miren más arriba, que en Navidad nos traen a Elías Mendes. ¡Alabado sea el señor!