lunes, 28 de octubre de 2013

Una familia bien avenida

El Atlético de Madrid echó anoche una manita al liderato. 5-0 al Betis para olvidar la derrota de Cornellá, seguir protagonizando unos extraordinarios números (tiene al Pichichi, Diego Costa con once goles, y al Zamora, Courtois con siete) y echar una mano al liderato, que se mantiene a un punto de distancia.
El Atleti no es líder, aunque lleva toda la temporada mereciendo tal posición, porque su vecino más enconado, el otrora eterno rival (ahora venido a menos), no le echó la manita que le hacía falta puntuando en el Camp Nou.
Por primera vez en mi vida, presencié un partido del Real Madrid queriendo que puntuara. Quería un empate para poder haber visto hoy al Atleti líder de la tabla. Una victoria blanca también nos valía para tal fin. Pero querer que gane el Madrid ya sí que está feo.
Así que como el Madrid no ayudó (tantos años “ganándoles” nosotros al Barça...), la manita se la echó el Atleti a sí mismo... y al cuello del Betis.
Llegué con mi padre a la grada justo cuando el de megafonía anunciaba el minuto de silencio en memoria de María de Villota. Fue sentarnos, y el Atleti sacó de centro.

EL 1-0, A LOS TRECE SEGUNDOS
Sacó Oliver (por primera vez titular en Liga) para que Koke retrasase la bola hacia Tiago. Diego Costa y Villa salen disparados como flechas y el portugués pega el pelotazo arriba (tres segundos).
Despeja un zaguero bético, pero la pelota cae a pies de Koke (seis segundos), que combina con Diego Costa. El brasileño intenta un recorte, pero Jordi corta (ocho segundos). El rechace vuelve a Koke, que intenta conectar con Costa, pero es Jordi el que le devuelve la pared (once segundos) y ya dentro del área, asiste al segundo palo para que llegue Óliver Torres, libre de marca, y haga el 1-0 a placer.
La jugada duró tan sólo trece segundos, el gol más rápido en la historia del Atlético de Madrid.
Leer su evolución, paso a paso, ha debido llevarles en torno a 25 segundos... Al menos es lo que a mí me ha llevado (me he cronometrado).
La celebración del tanto demostró la alegría efusiva de todos por ver cumplido el sueño de un niño, en su debut como titular.

HOMBRES CONTRA NIÑOS
El primer cuarto de hora del Atleti fue notable. Presionó arriba haciendo parecer a los futbolistas del Betis niños, a los que la pelota les duraba menos tiempo que lo que tardó el equipo rojiblanco en hacer el primero. El más niño sobre el campo, Óliver, se gustaba dibujando pases a lo Laudrup, y en uno de ellos, la puso con una sutileza embriagadora en la cabeza de Godín. Pero el uruguayo la mandó fuera. Si metiera todo lo que remata, le quitaba el Pichichi a Diego Costa.
El asedio rojiblanco bajó en intensidad en los minutos posteriores y el segundo sólo rondó la portería bética en varios corners consecutivos de Milinko Koke, que esta vez no hizo honor a este apodo y no la levantó un metro. Pese a ello, en uno de los intentos Sara tuvo que evitar un gol olímpico.

UN ÚNICO EQUIPO
Con corners o sin ellos, el único equipo en el campo era el rojiblanco. El Betis pareció tan poco Chuli como el nombre de su delantero centro (que ni la olió) y el más participativo era el nigeriano Nosa, que parecía un tercer central y que cada vez que la cogía intentaba ir de área a área. Aunque su acción más destacada fue una entrada brutal a Diego Costa en la que casi le parte el tobillo.
Antes del intermedio, el Atleti sí buscó el 2-0 con más ahinco. Primero fue Villa con un cabezazo que parecía blando, pero que iba a la escuadra y obligó a la estirada de Sara. Y después Diego Costa. Dos veces. En la primera rompió a Jordi por velocidad, pero luego lanzó al lateral de la red; y en la segunda culminó un contragolpe magistralmente llevado por Óliver con un toque picado que se encontró con la manopla acertada de Sara. Y así llegó el descanso, como una tabla de salvación para el Betis. Sólo fue un oasis.

VILLA REVIENTA SU MALA RACHA
Fue un oasis porque el Atleti le negó nuevamente el agua al Betis en el segundo acto y David Villa finiquitó el partido y su mala racha (siete encuentros sin marcar) en cinco minutos.
En el 52, Filipe Luis (da gusto verle pisar más el área ajena que la propia) la cuelga al primer palo, y Villa se tira en plancha para cabecear cruzado el 2-0.
Y en el 57, rápida contra, Koke busca a Diego Costa, pero una vez más la defensa bética vuelve a ser el mejor pasador rojiblanco y asiste para que Villa aparezca en el flanco derecho, siente a Cedric con un recorte y la reviente con la zurda (3-0). Con ese trallazo el asturiano estaba estallando todas las dudas, propias y extrañas, generadas en torno a su figura en el último mes (no marcaba desde el 14 de septiembre frente al Almería).
Nuevamente, las caras de felicidad en la celebración eran unánimes, esta vez sabedores de que el Guaje necesitaba estos tantos.

EL GOL DE DIEGO COSTA
“Falta el gol de Diego Costa”, le anuncié a mi padre. Y el gol del hispano brasileño llegó. Nueva contra, control exquisito de David Villa en el que la defensa bética reclamó mano, no me extraña, porque la pinchó con un guante, y la pone a la espalda de la zaga para que Diego Costa la cruce firmando su undécimo gol en diez jornadas (4-0). Le saca tres goles a Messi y a Cristiano. Casi nada. Y la familia atlética que vuelve a abrazarse de nuevo en torno a su nuevo ídolo.

Y, POR FIN, EL GOL DEL CAPITÁN
Pudo llegar antes el tercero. Pudo firmar Villa su hat trick. Pudo hacerlo Adrián. Pero lo hizo sin duda quien más se lo merecía. El capitán, el gran capitán, Gabi, negado con el gol más de un año, recogió un rechace en el área y por fin su volea encontró las mallas (5-0).
Y aunque era el minuto 92 y suponía un abultado 5-0, el equipo del Atlético de Madrid volvió a apiñarse en torno a su capitán, porque conocían de lo especial para Gabi de ese tanto.

UNA FAMILIA...
Y es que en la celebración de cada tanto, en los gestos de complicidad y de alegría sincera cuando un niño cumple un sueño; cuando un veterano corta una mala racha; cuando un nuevo ídolo se afianza en el Pichichi; o cuando un capitán salda una cuenta pendiente, se ve que el Atlético de Madrid se ha convertido en algo más que en un equipo de fútbol. Es una familia bien avenida que se echan “una manita” los unos a los otros según sea necesario. Un grupo con un cabeza de familia, el Cholo Simeone, que es el responsable de este milagro. Y eso, vale más que cualquier fichaje multimillonario. Porque eso, no se consigue a través de ningún crédito de Bankia.

1 comentarios :

Juan dijo...

Que bonita racha!! Ojala continúe! Como comentas a los jugadores se les ve muy unidos. Aunque es cierto que cuando van bien las cosas todo es mas facil.

A ver si pincha el Barça hoy en Vigo!

Un saludo y aupa Atleti!