Los que me siguen, saben que sólo dejo
de hablar del Atlético de Madrid en este blog cuando es para hacerlo
de mi abuelito. Hoy, 6 de marzo de 2014, hace dos años que se nos
fue.
En estos dos años han pasado muchas
cosas que me habría gustado compartir con mi abuelito.
Como ya les conté en mi último post
sobre él, hace ya casi un año que entré a trabajar en la cadena
COPE, su cadena. En sus últimos años, estaba casi totalmente ciego,
por lo que su principal fuente de información y entretenimiento era
la radio y, en concreto, la COPE.
Habría pagado lo que fuera porque hubiera podido escucharme, a su nieto, “el mayor” de ocho, “la
flor y nata del periodismo”, “la pluma más acerada de todo
Getafe”, y comentar con él las diferentes noticias.
Hoy, por ejemplo, he hablado de un caso
de corrupción del anterior Gobierno del Ayuntamiento de Leganés.
“Estos políticos son todos unos marranos”, seguro que me habría
dicho.
Me habría gustado que el año pasado,
tras ganarle la Copa del Rey al Real Madrid en el Bernabéu, al
llegar a casa y escuchar mi voz, hubiera extendido su brazo, con la
mano abierta, a ciegas, pero con la certeza de que yo iba a
estrecharla, y entonces me hubiera dicho: “Enhorabuena, rey (que es como
nos llamaba a todos los de la familia). Estarás loco de contento
¿no?”.
Y, aunque yo sé que el Madrid siempre le ha tirado más, por su hijo pequeño, Emilio Javier, también sé que se
habría alegrado porque sabía lo que un triunfo como ése suponía
para mí. Y me habría hecho algún chascarrillo del tipo “Tu tío
esta noche seguro que ha mojado la almohada”, acompañado de su
inimitable sonrisa socarrona, con la que a veces incluso se le
soltaba la dentadura de tanto reír. Si cierro los ojos, puedo verle
sonriendo ahora mismo.
Y me habría encantado poderle contar,
el pasado mes de enero, cómo asistí a la inauguración de la
escuela de ciclismo para niños de Alberto Contador. “Sí es que es
un chico muy formal”, me habría asegurado. Sin duda, mi abuelito,
que hizo sus pinitos con la bicicleta de joven, fue uno de los
mayores fans de Alberto. “Yo sé que es inocente. Sólo por su
forma de estrecharme la mano, y por cómo me habló, se ve que es
una persona íntegra, moral, que nunca se habría dopado”, me dijo
convencido el día en el que tuve la oportunidad de presentarle a Contador.
Un encuentro que, a día de hoy, sigue siendo la gestión como periodista
de la que más orgulloso me siento.
Hoy es un día triste, sin duda. Y la
semana que viene (el 13) se cumplirá el décimo aniversario de la
muerte de mi abuelita. Pero sé que ninguno de los dos quiere que les
recordemos con tristeza, por lo que, como homenaje a ambos, he
querido rescatar este poema en quintetos que mi abuelito (ya os conté
que también era amante de la poesía) le escribió a mi abuelita por su
cumpleaños, en Granada, en el año 1950.
UN AÑO MÁS
UN AÑO MÁS
Otro
brote se ha formado
en la rosa de mi amor.
Veinte pétalos, la flor,
llena de luz y esplendor
su plenitud ha alcanzado.
El aroma que derrama
es tal, que mi corazón
se abre con gran ilusión
y entonando una canción
dice que siempre te ama.
¿Por qué rehuyes mi caricia?
Sabes que mi voluntad
te las hace sin malicia.
Y tú sabes, con justicia,
que no hay en ellas maldad.
La única verdad del cuento,
es que ha de llegar el día,
que veas que mi pensamiento
no cesa en todo momento
de procurar tu alegría.
¡Y que pase lo que quiera!
Como siempre te he querido,
te querré hasta que me muera.
Mi palabra es tan sincera
que verás que no he mentido.
Dos años después de este poema mis abuelitos se casaron. En el año 2002 celebraron sus bodas de oro y lo hicieron volviendo a contraer matrimonio.
en la rosa de mi amor.
Veinte pétalos, la flor,
llena de luz y esplendor
su plenitud ha alcanzado.
El aroma que derrama
es tal, que mi corazón
se abre con gran ilusión
y entonando una canción
dice que siempre te ama.
¿Por qué rehuyes mi caricia?
Sabes que mi voluntad
te las hace sin malicia.
Y tú sabes, con justicia,
que no hay en ellas maldad.
La única verdad del cuento,
es que ha de llegar el día,
que veas que mi pensamiento
no cesa en todo momento
de procurar tu alegría.
¡Y que pase lo que quiera!
Como siempre te he querido,
te querré hasta que me muera.
Mi palabra es tan sincera
que verás que no he mentido.
Dos años después de este poema mis abuelitos se casaron. En el año 2002 celebraron sus bodas de oro y lo hicieron volviendo a contraer matrimonio.
Puedo dar fe de que mi abuelito la
quiso hasta el día de su muerte, ya que cada noche desde que ella se
fue, sin fallar una sola, besaba el rostro de mi abuelita en una foto
que de ella tenía enmarcada junto a su cama. Os echamos de menos,
abuelitos.
PD: Mi abuelito, que nunca tuvo muy
claro qué era aquello de Internet, siempre me preguntaba si poniendo
su nombre en la Red saldría algún poema suyo. Desde hoy sí,
abuelito. El nombre de mi abuelito era Emilio Navarro Cañadas y está etiquetado en este post, al igual que en los tres anteriores que escribí en su honor.
6 comentarios :
De vez en cuando llegaba un tiempo que el coronel pasaba una temporada en tu casa y me encantaba pasarme a saludarle. Siempre feliz de vernos juntos tras una vida de amistad. Las grandes personas nunca se marchan
Muy emotivo, ojalá allá donde esté, alguien le enseñe a emplear Internet y encuentre esta entrada y su poema con su nombre. Un abrazo.
Coincidí unas cuantas veces con tu abuelo y siempre me pareció una gran persona y muy entrañable cuando conversaba con él. Un emocionante post. No dejes de recordarle porque así siempre estará vivo. El coronel estará orgulloso. Un abrazo.
Que bonito, seguro que sigue muy orgulloso de ti :)
Emotivo homenaje, y gran poesía la de su abuelo.
Los abuelos suelen disfrutar y ser disfrutados de una forma especial, pues son padres dos veces, y con los nietos suelen hacer lo que no hicieron con los hijos.
Hace sólo dos años, y debes tener muy presente a alguien que veía con el corazón. Así que simplemente mi deseo es que alguna vez, cuando quiera que toque, vuelvas a jugar con él en el tercer anfiteatro. Mientras tanto, el que vive en tu corazón no muere jamás. Y ya que su equipo atesora unas cuantas, espero que haga fuerza desde arriba por la primera del equipo de su nieto.
Un cordial saludo.
WIKILD y NEMO, como ya os comenté en privado, el cargo al que llegó mi abuelito fue al de comandante, y en su jubilación le ofrecieron el ascenso honorífico a teniente coronel (justo por debajo de coronel), pero él no aceptó alegando que "los cargos son para ejercerlos, no para que te pongan la medalla".
Por encima sólo había cuatro rangos hasta llegar al de capitán general, el Rey, que son teniente general, general de división, general de brigada y el citado coronel. Todo esto lo sé porque él me lo enseñó y me lo explicó varias veces :)
PACO, muchas gracias por tus bonitas palabras. Siempre reconfortan y más llegando de alguien a quien no conoces. Yo también espero que haga fuerza por nuestra primera Copa de Europa. Ya se lo comentaré :)
Un abrazo para todos y gracias por escribir
Publicar un comentario