CHAMPIONS- OCTAVOS
ATLÉTICO 2-0 JUVENTUS
Goles: Giménez, Godín.
ATLÉTICO 2-0 JUVENTUS
Goles: Giménez, Godín.
Este
miércoles, conforme las manecillas del reloj iban restando las horas para el
comienzo del trascendental duelo de Champions ante la Juventus, los
pronósticos, deseos y evaluaciones que me llegaban de cara al desenlace del
partido eran poco halagüeños.
Ese 20 de
febrero que parecía tan lejano en el tiempo, allá por el 17 de diciembre cuando
se hizo el sorteo, ya había llegado. Por el camino nos habíamos dejado la Copa
del Rey (un torneo que personalmente siempre me ilusiona) ante un modesto como
el Girona, y en Liga habíamos pasado de ser segundos a tres puntos del líder
Barça a situarnos a los siete actuales.
Así que este
cruce de Champions era una auténtica final, una tabla de salvación a la que
agarrarnos si queríamos esquivar una realidad que me daba pavor: poder
quedarnos sin ningún título por el que luchar en el mes de febrero. Frío, mucho
frío.
TODOS DABAN A LA JUVE COMO CLARO FAVORITO
Por
desgracia, como he dicho, los estímulos que recibía de mi entorno de cara al
crucial partido no eran positivos: los expertos en fútbol internacional de la
prensa deportiva no paraban de repetir frases como "la Juventus no ha
perdido ni un solo partido en la Liga italiana en toda la temporada";
"la Juventus sólo ha dejado de marcar en un único partido en toda la
temporada"; "la Juventus es el claro favorito de esta
eliminatoria"...
Sin embargo,
en mi interior siempre tuve claro que la
máquina de competir en la que se ha convertido este Atleti del Cholo nos
depararía, cuanto menos, una eliminatoria igualada.
INCLUSO LOS MÍOS FIRMABAN EL 0-0 "CON SANGRE"
Pero lo que más temor me
causaba eran los presagios de mis propios compañeros de sentimiento rojiblanco,
que llevaban días sentenciando que firmaban el 0-0. En la previa, confiado en
el ardor que te confiere la cercanía de la batalla, volví a interrogar a varios
de ellos sobre sus sensaciones: ¿Seguís firmando el 0-0? "Con
sangre", me respondió alguno. "¿Pero todavía con el 0-0?",
insistí. "Hombre, y ya es mucho. Es lo que hay", me aseguraban...
Así que con
estos presagios entré al Metropolitano a eso de las 20:45. El ambiente era el
de las grandes citas, no en vano, la más grande que había tenido hasta la fecha
el Metropolitano. Y la verdad, no es pecado decirlo, la atmósfera por primera
vez se acercó a la de las grandes noches del Calderón. Fue mágico.
EL AMBIENTE FUE MÁGICO
Desde el primer
minuto el público, especialmente el Frente Atlético, mostró su mejor voz y los
cánticos no dejaron de atronar. Los casi 3.500 aficionados de la Juve venidos
desde Turín pudieron comprobar in situ cómo se las gasta la hinchada
rojiblanca.
Y el Atleti
salió bien, salió fuerte. Cabeza fría y corazón caliente; pierna dura y toque
sutil. Cristiano avisó con una falta lejana y Bonucci con un cabezazo alto. Por
entonces el portugués ya había vuelto a confirmar a la parroquia colchonera lo
que todos ya conocen: su prepotencia y su altanería no pueden contarse con los
dedos de las manos. Mostró los cinco dedos en alusión a sus Champions. Algo que
repitió en zona mixta: yo tengo cinco Champions; el Atleti, cero...
EL ATLETI PELEÓ MÁS Y MEJOR... INCLUSO CONTRA EL VAR
Pero el Atleti peleó más y mejor en pos de alcanzar ese
sueño de ganar su primera Champions. Godín y Giménez estuvieron imperiales en
la anticipación y al corte; Griezmann marcaba el ritmo; Koke se multiplicaba en la zona
ancha; y Diego Costa martilleaba a Bonucci y a Chiellini. Precisamente en un
gran envío profundo del de Vallecas, Costa caía en el área derribado por De
Sciglio. ¡Penalti y abrazos en la grada! Corría el minuto 26 y el momento era
perfecto para adelantarse en un partido cerrado como se preveía. Pero ahí
estaba el VAR... Tras unos segundos de eterna incertidumbre, el vídeomarcador anuncia
que el VAR ha revisado la jugada y que la falta ha sido fuera del área. Lo
mismo que el día del Real Madrid... pero esta vez sí se anula el penalti. Fue
la ocasión más clara de una primera mitad que se consumió con mucho ritmo,
intensidad y pelea, pero sin ocasiones. El 0-0 firmado por muchos y
pronosticado por algunos, se cumplía al descanso.
EL 0-0 NO ERA EL PLAN DE SIMEONE
Pero, por
más que algunos agoreros lo pregonaran, el 0-0 no era el plan de Simeone. Se probó
nada más comenzar el segundo acto, cuando Costa, primero, mandó fuera de manera
incomprensible un mano a mano ante Szczesny. Un mano a mano de esos de carrera larga
antes de quedarte solo delante del portero, en los que al respetable le da
tiempo a rezar tres Padres Nuestro y dos Aves María rogando que lo meta... Pero
no lo metió.
Y sólo dos
minutos después era Griezmann el que se plantaba ante Szczesny, pero su
vaselina sutil la tocaba lo justo el portero polaco para sacarla al larguero.
En esos
minutos Costa ya andaba con la gasolina más que justa, y fue entonces cuando el
Cholo ratificó con sus cambios que no iba a por el 0-0: Morata por Costa; Lemar
por Thomas; y Correa por Koke. Y todos antes del minuto 65.
MORATA NO SE LLEVA BIEN CON EL VAR
Y pasado ese
minuto, por fin, llegó el gol. En un centro perfecto de Filipe desde la
izquierda, Morata conecta un testarazo inapelable. El Metropolitano salta de
sus asientos, pero los italianos se arremolinan en torno al árbitro pidiendo
falta sobre Chiellini quien, perro viejo, también había saltado... para
lanzarse por los aires. Y el árbitro anuncia que nuevamente consultará el VAR. Si
algo negativo tiene la utilización del vídeoarbitraje (más allá de su
aplicación subjetiva para hechos tan objetivos como si una falta ha sido dentro
o fuera del área) es el coitus interruptus que provoca cada vez que hay un gol.
Se conceda o no, uno ya no ha podido celebrarlo como Dios manda. Y, una vez
más, el VAR no lo concedió, estimando que las manos de Morata sobre la espalda
de Chiellini habían bastado para propulsar el 1,87 del zaguero transalpino.
SE HABÍA
HECHO TODO... Y EMPECÉ A DEPRIMIRME
Era ya el
minuto 70, y empecé a deprimirme: los penaltis sacados fuera del área, los
goles cantados fallados, los largueros, los goles anulados... Se había
acariciado demasiado el gol, pero no se había logrado sumarlo. Así que empecé a
consumirme en mi butaca... Parecía que no era la noche... Pero sí que era, sí.
GIMÉNEZ REBAÑA... Y GODÍN VUELA
En el 77,
córner desde la izquierda, remate de Morata, hay un rechace, varios italianos
al suelo, y Giménez la rebaña a la red (1-0). Los de la Juve vuelven a rodear
al árbitro, y otra vez coitus interruptus. Pero esta vez en el VAR sale cara y
el Atleti se adelanta en el marcador.
Quedaba
menos de cuarto de hora para guardar el botín que tanto había costado
encontrar, pero mi padre me avisa: "La Juve está grogui. Habría que
aprovecharlo". Y el Atleti lo hace. En una falta lateral, Godín intenta
peinarla, Mandzukic la rechaza mientras Szczesny va incomprensiblemente al
suelo, y el propio Godín remacha a bote pronto a las mallas (2-0). Ahora no hay
juventinos en el suelo y no hay excusa para agarrarse al VAR. Los que se
agarran son los aficionados rojiblancos exultantes, mientras Godín salta la valla
publicitaria para estar más cerca de los suyos. Y ese segundo del salto, con
Diego volando en el aire del Metropolitano frente a miles de hinchas con las
caras ebrias de felicidad, es una de las mejores instantáneas que nos ha
deparado el Atlético de Madrid en los últimos años.
Y el partido
se acaba, y sólo es una Ida, pero sabe a Vuelta. Y el Atleti del Cholo, una vez
más, demuestra que nunca se puede darle por muerto. Y a Cristiano esta noche sólo
le queda tirar de vitrinas. Porque cuando los tienes más grandes... los
sueños... y los persigues con ahínco, a veces, por desgracia sólo a veces, la
vida paga. Queda Turín, pero esta noche se ganó mucho más que un partido de Ida.
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