Quemar después de leer...

Hay muchas maneras de rentabilizar un sábado, día destinado al ocio y a la diversión por antonomasia. Salir de fiesta con los amigos, ir a cenar con la novia, asistir a un concierto, al cine… o ver un buen partido de fútbol.
Para los que escogieron la última opción pensando en el Barça-Atleti, les doy el pésame si, como es mi caso, lo que les tira es el rojiblanco. Me comentaba el hermano de mi novia en la previa, culé, que sólo vería la primera parte porque esperaba que al descanso la cosa estuviera resuelta.
Deseaba que se equivocase en su exceso de confianza, pero cuando a los 90 segundos vi a Ibrahimovic marcarnos el 1-0 me di cuenta de que, efectivamente, al intermedio se podría marchar a disfrutar de la noche madrileña.
Sobre todo porque 40 segundos antes, Henry ya había estrellado un balón en la parte interior del larguero. Uno se percata rápido de que el 6-1 del año pasado, que tanto se había recordado en la previa, no significaba nada para nuestros angelitos de rojiblanco.

SIN PRESIÓN, EXHIBICIÓN
A los 16 minutos, Messi puso el 2-0 tras una diagonal en la que sienta a Roberto amagando con el cuerpo. Habrá quién diga que la culpa es de Perea, que rompía el fuera de juego. La culpa es del planteamiento. No sé si la premisa partía desde el banquillo o nació en la abulia de los futbolistas, pero no había presión en medio campo. Y sin presión, futbolistas como Xavi pueden dar un espectáculo estilo Globetrotters.
La jugada de ese segundo tanto define el partido. Busquets recibe solo en línea de tres cuartos y sale a taparle Assunçao. El canterarano culé cede a Xavi sin nadie en varios metros y con Alves también libre de marca unos metros a su derecha. Con tiempo y espacio, el genial 6 del Barça mete un pase al hueco sin oposición.
Dicen que son los riesgos de jugarle de tú a tú al Barça. Pero si jugar de tú a tú supone dejarles tocar a placer, no morder y no asfixiarles en medio campo, prefiero colgarme debajo del larguero. Apostar por Jurado, Simao y Maxi es muy valiente. Pero digo yo que si quieren ganar algo sabrán partirse el pecho en labores defensivas. De lo contrario nunca creo que logren más que una Intertoto.
El intercambio de golpes (bastante desigual, por cierto) desembocó en un par de llegadas de Maxi, mal finalizadas en ambos casos, y en otras dos de Jurado, que tiró cuando debió encontrar un desmarque de Forlán, y después no pudo meterse hasta la cocina porque se encontró en un cuerpo a cuerpo con Chygrynskiy, que no aparentó valer los 25 millones que ha costado, pero al que algo le tiene que valer su 1,90.

LA CULPA, DE ROBERTO... Y DE COUPET, Y DE CUELLAR...
Y cuando parecía que un 2-1 podría transportarnos a uno de esos Barça-Atleti locos en los que todo es posible… ¡Pumba! Gol de falta de Alvés desde 30 metros y por el palo de Roberto.
Es fácil cargar las tintas contra un portero que jugaba su segundo partido en el Atlético para muchos que ni siquiera saben cómo se apellida. Yo me acordé de Leo Franco. Que puede que se hubiera comido los mismos goles, pero no hubiera servido de excusa. Y ya lo dije este verano, si Asenjo es tan bueno, no hacía falta echar al argentino para restarle competencia.
El año pasado fue Coupet, hace dos Abbiati y hace tres Pichu Cuellar. Pero el escudo que se pisotea cada temporada es el mismo, el del Atlético de Madrid.

EL ATLETI LLEGABA, EL BARÇA MATABA
Al menos, el Atleti llegaba y en un pase al hueco Forlán dribló a Valdés, pero inexplicablemente se la quitó de encima débil y rasa, con dos defensas bajo palos.
Y el Barça marcó el cuarto con Ibrahimovic y Messi jugando al fútbol playa en el área contra Perea y Pablo. Pelea desigual, ¿no creen?

Y FIRMA SU INFERIORIDAD
En la reanudación, el Barça se decidió a contemporizar y a guardar el trabajo bien hecho y el Atleti aceptó su condición de inferior dando por bueno un 4-1, demostrando una ausencia total de orgullo ni de respeto por su camiseta. Dicen que hubo bronca en el vestuario. Viendo el arranque de la segunda mitad, me cuesta creerlo.
El Barça se relajó tanto que su defensa se volvió laxa. Y vimos como Forlán fallaba como una escopeta de feria (empiezo a pensar que se ha quedado a disgusto), hasta que acertó a la cuarta.
Quedaban 7 minutos y por triste que parezca uno podía irse contento después de haber maquillado el resultado.
Pero a Messi le dio tiempo a poner el 5-2 tras una combinación de equipo excelsa, algunos apuntan que cabreados tras la entrada que le había hecho Pablo minutos antes.
En las tres últimas visitas al Camp Nou, 14-3, dilapidando definitivamente aquellas tardes heroicas con Torres como líder, que ya sólo parecen sueños lejanos.
Y si no había sido suficiente acto de masoquismo malgastar de esta forma 90 minutos de mi vida, después, vi “Quemar después de leer”, de los hermanos Coen, que hizo que el partido de Simao me pareciera bueno. Sábado redondo, pues. No se lo recomiendo.